sábado, 31 de diciembre de 2011

Sobre el lugar de la culpa

Estuve abrumada por la culpa que creí estaban debiendo unos padres, personajes de un libro increíble.

"Obturada", escribí en una entrada anterior, y de verdad fue así un rato. Pero antes de terminar el libro, encontré que no había deuda. Que cuando un amor es del tamaño de un pedazo de vida puesto en el cuerpo del otro, la cosa es de un orden distinto.

Silvia Parque

viernes, 30 de diciembre de 2011

En la tesis

Una especie de terror académico irrita mis ojos, protegidos por las micas y el grueso armazón de pasta. Voy a terminar como sea: bien, mal, regular; por necesidad. Pero con cada enunciación salta un atroz desconocimiento; el texto conoce mis debilidades y termino leyendo sobre la ocupación rusa en Polonia.

Silvia Parque

jueves, 29 de diciembre de 2011

El lugar de la culpa

Estoy obturada por un pasaje de un libro.

Se trata de un libro que, junto con algún otro, está en una categoría especial: "aparte".

El caso es que en la historia ocurre algo terrible a una familia. Y según yo, el comportamiento del hombre y de la mujer, ambos adultos -padre y madre respectivamente- condujo a la situación que, sin que nadie quisiera, terminó en tragedia.

Eran padres amorosos y responsables, pero humanos.

Tomaron decisiones y llevaron a cabo actos que no solamente no evitaron la tragedia, sino que condujeron a ella. Lo que me obtura es que no se culpan. No se culpan uno al otro ni se culpan a sí mismos, lo cual supongo que es sano: ya sufren mucho y no pretendían causar daño, al contrario.

Pero yo los culpo. No solamente los responsabilizo... aunque tampoco se sienten responsables. Creo que toca sentir culpa cuando las decisiones y los actos de una, conducen a algo terrible. Pero me siento mal y temerosa -tal vez con culpa- de culparles: suficientemente fatal la están pasando y cualquiera -es decir, también yo- podría estar en una situación así.

¿Y si no "tocara" que sientan culpa? Porque se siente lo que se siente, no lo que "toca" sentir.

Silvia Parque

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El primo Juancho (y yo)

El primo Juancho -de Mamá Blanca- era tan capaz que tenía necesidad de no pasar al hecho ni al acto.

Lo que se hace -y por tanto, queda hecho- necesariamente es no-todo lo que podía haber sido. Señala una finitud de la capacidad: al emplearla, se le conoce, y con ello, se le limita.

Esto no es un problema cuando los supuestos recursos para hacer están en un rango promedio, lejos de lo necesario para llevar el propósito a "todo lo que podría ser".

Tales consideraciones parecen implicar "ser" y "hacer"...

Para ser el primo Juancho quien era -que es: quien había sido siempre- necesitaba no hacer algo; necesitaba estar sólo siendo.

Silvia Parque

martes, 27 de diciembre de 2011

La experiencia del amor

El amor puede ser doloroso. Toca la vida desde adentro del cuerpo y eso tiene que doler. A veces transpira atracción. Además fermenta; se convierte en licor, en vinagre o en ambas cosas al mismo tiempo; se hace parte del organismo. Cuando ya es nada más "algo que pasó", seguro ya no duele. En todo caso, da sentido al resto de los dolores: por amor a una causa se han soportado torturas, por amor se supone que se viven sin rabia los dolores de parto.

Si fue amor, va a quedarse, pase lo que pase con la relación entre las personas.

Escribió una muchacha japonesa de un ghetto: "Por amor he dejado de ser hija, por amor he dejado de ser hermana, por amor he dejado de ser amiga. Prefiero el amor."

Silvia Parque

lunes, 26 de diciembre de 2011

Después del lomo mechado, los frijoles puercos, el espagueti en queso philadelphia, la ensalada de manzana, el puré de papa y la piña vietnamita en trocitos

Siempre asocié la abundancia con la fiesta, el exceso con el placer. Cuando era niña, me parecía esencial que sobrara comida en las fiestas de diciembre: que nos hartáramos de la posibilidad de continuar con el recalentado hasta el día de reyes. (Lo mismo aplica para la "bebida", que regularmente fue ponche sin alcohol, y refrescos de cola y de toronja.) Esuve, en mi fuero interno, completamente en desacuerdo con la sensatez de mi familia, cuando fue ajustando la cantidad de comida a la disminución en el número de comensales. De pronto se preguntaban si habría pavo o pierna de puerco, en lugar de las dos cosas y alguna otra. Luego mi abuela y su equipo de tías empezaron a liberarse de la esclavitud de hacer kilos y kilos de bizcochos, empanadas y buñuelos, y tuvimos que contentarnos con suficientes de los primeros, más repostería comprada -nunca comparable con el fruto hogareño de la esclavitud-. Así y todo -gracias a Dios-, siempre hubo prácticamente "de todo" y más bien "mucho". De hecho, adopté la costumbre de indigestarme el día de navidad o la última noche del año. El matrimonio fue curando esa costumbrita, y por otros motivos pero en el mismo sentido, empecé a complacerme en la satisfacción -quiero decir: sin hartazgo-. De cualquier manera, la imagen de la mesa llena, y el olor de los platos servidos, siguen siendo de las cosas que más disfruto de estas fechas -de lo que más disfruto en la vida, y de mis mejores recuerdos-.

Silvia Parque

sábado, 24 de diciembre de 2011

No puede una menos que sonreír

Ya me he declarado, anteriormente, seguidora de la página de la Real Academia Española. Como casi todos, lo que más utilizo es su diccionario. Ayer me deleitó la segunda definición ofrecida para "reír":
Manifestar regocijo mediante determinados movimientos del rostro, acompañados frecuentemente por sacudidas del cuerpo y emisión de peculiares sonidos inarticulados.
Una belleza.

Fui a "risa": tal, tal, tal y "la risa del conejo" ¡Cosa menos elegante!

Me encanta.

Silvia Parque

viernes, 23 de diciembre de 2011

Me da la gana

Ayer paseaba por la red y me divertía con Berto Romero, huyéndole al momento de abrir el archivo de mi tesis. Entonces leí una entrada de un blog, que me llevó a leer un par de entradas más: dejé un comentario y me puse a trabajar. Hay lecturas que me hacen "ir a lo mío". Creo que no pasa con la tele o las películas. No es que las lecturas referidas me aburran y por eso prefiera hacer lo que estaba evitando: para nada; tampoco es que me gusten mucho más que otras cosas. (Y no son textos de motivación ni manuales de "cómo hacer".) Tiene que ver con la identificación. Me identifico de algún modo con la autora -comúnmente es mujer- o con el texto y me entran ganas de ir a lo mío. 

Tal vez sí me gustan más que otras cosas.

Una cuestión que siempre me ha parecido difícil de comunicar.

- Me preguntan, por ejemplo, si prefiero X o Y y yo puedo preferir X, aunque me guste más Y. Los criterios de elección no necesariamente tienen que ser los del "gusto".
- Me preguntan si me gusta más Z o W y yo puedo preferir W, aunque Z me parezca mejor, más cómodo, hermoso, respetable, etc. Los criterios del gusto no tienen que ser los de la valoración.

En mi caso, la identificación es lo más importante. Tanto, que ha sido un buen ejercicio espiritual probar cosas con las que no me identifico; una descubre aspectos interesantes, tanto del objeto como de una misma.

[Esta entrada podría tener por título "Ayer me dijeron Silviocéntrica"]

Silvia Parque

jueves, 22 de diciembre de 2011

Sobre "Un gran despertar"

Ayer conocí a la niña más entusiasta del mundo en un enlace a youtube desde facebook. También leí comentarios en varios sentidos; en principio, me hacen sonreir los del grupo de preocupados como mi esposo, que pasaron los cuarenta y siete segundos pensando que la niña podría caer y golpearse. ¡¡Claro que no se va a caer!! No se caería a menos que tuviera un padre preocupándose porque cayera, y seguro que no lo tiene. Aunque mi analista asegure que "lo real" trae la muerte a cualquiera, estoy convencida de que en medio de esa energía, no podría pasarle algo malo ¡aunque se cayera! -tampoco es un precipicio-. Queda claro que a algunas personas les faltó o les falló Santa Claus, y necesitan abrazos atrasados.

Luego, están los comentarios de los sabiondos, que a su vez se dividen en dos categorías: 1) los que compadecen o se burlan de la ingenuidad de quien todavía no paga impuestos, ni ha tenido infecciones vaginales, como si la alegría bullente fuera tonta o loca, y 2) los que toman con seriedad la oprimente situación de la gran mayoría de los niños del mundo, que no tienen un baño como el de la casa de esta niñita. La primera de las posiciones es la madre del delicioso humor ácido con el que algunos aderezamos nuestros males; además, se presta para compadecer o burlarse, a su vez, de estas personas listas. En cuanto a la segunda categoría, como promotora de la Campaña por la abolición de la obligación de la felicidad, me corresponde asentar públicamente que: nadie tiene que pagar con su vida por nada; si se ha nacido en la bendita posición de los que van a escuelas bonitas, ¡a Dios gracias!, mayor responsabilidad se tendrá en el futuro, y entre más gozo se acumule en la niñez, más probable es que esa persona apoye la creación de un mundo menos injusto.

Por último, están los que observan alienación o sospechan algún tipo de sufrimiento, es decir, los que imaginan que tanto ánimo debe pesar, los que creen que canturrear algunas afirmaciones requiere tanto esfuerzo psíquico que se está escondiendo o sobrecompensando alguna carencia o daño. A estas personas las requiere mi Campaña por la abolición...; seguro entienden que la no obligación no es igual a la prohibición, y acaban cayendo en la cuenta de que sí, hay algunos ejemplares de gente realmente feliz.

Silvia Parque 

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Celebrando

La estrella ha sido el pan artesanal, sin levadura, con parmesano. En la mesa hay dulces de miel y propóleo en una copa de vidrio rosa.

Nueve años para toda la vida.

Silvia Parque

martes, 20 de diciembre de 2011

Todo se oye desde aquí

Mi vecino de enseguida clava con ritmo. Un poco más allá, creo que en la siguiente casa, escuchan una estación de radio que transmite más o menos el pop comerdial que yo seleccionaría si escuchara canciones en la radio. Entro al blog y me encuentro con que los gadgets ocupan un espacio diferente al que los dejé ocupando: se recorren hacia abajo. No entiendo por qué. De esto, como de otras cosas, me hago explicaciones mágicas y trato de actuar conforme a ellas. Como A.M. Matute, soy supersticiosa en lo que respecta a mis propias supersticiones.

El vecinito de junto, clava en verdad con ritmo; como si la rara armonía que compone, tuviera la clave de los misterios del blog, de la lavadora, de la economía, mientras la radio persiste en la ordinariez de pasar por encima de lo bello y mágico de las cosas pequeñas, sin pelear, segura de que cuando el muchacho se detenga, ella va a seguir ahí, anunciando cosas y repitiendo canciones.

Silvia Parque

lunes, 19 de diciembre de 2011

Esos caminos misteriosos

Los caminos siempre conducen a un buen lugar si una es suficientemente ligera. Es común cargar tensión, resistencias, malas vibras que vinculan con lastres -lo digo por mí pero también lo veo en los otros-. Que se vaya acabando el año es de los mejores pretextos para revisar de qué son los kilos que el alma va pesando. Si una permite que Dios haga lo suyo, queda claro qué pensamientos, afectos o hábitos hay que enviar a la papelera de reciclaje, no por disciplina ni como sacrificio, sino nomás para estar bien.

Silvia Parque

domingo, 18 de diciembre de 2011

Cinco veces la palabra "casa"

Hoy, una agradabilísima visita relámpago me dijo "qué bonito clima aquí en tu casa": ella iba con una  chamarrita ligera y yo de manga corta. Estábamos en el atrio de un templo a unos metros de mi casa: me vino simpática la amplitud del significado de "casa" en su oración. Recuerdo la primera vez que en la carretera, entrando a la ciudad, sentí que estaba llegando a mi casa.

También recuerdo la sensación que dejó, la certeza de que mi lugar de origen, ya no sólo no-fuera-mi-casa...

Silvia Parque

sábado, 17 de diciembre de 2011

Ana María Matute

Hoy conocí a Ana María Matute. Alguien pensó que me gustaría oírla responder preguntas. Me gusta oír a gente que piensa, más a los viejos y -acabo de descubrir- más a las mujeres.

No he leído nada suyo; ya vi la lista de publicaciones que muestra Wikipedia. Tiene una página web "oficial" que exploraré en estos días.

Esto es más que gustarme.

Silvia Parque

viernes, 16 de diciembre de 2011

Recuento de noticias

Escucho uno de los recuentos de noticias del año.

Hace aproximadamente dos años, dejé de seguir las noticias; no oigo, ni veo, ni leo, más que lo que se pone frente a mis ojos en los encabezados de los periódicos o en la página de inicio de Hotmail. Dejé de encontrarle sentido a la exposición de desgracias y absurdos de cada día; de cualquier modo me enteraba si ocurría algo "grande" o "importante". Hoy toca este resumen, por no dejar y porque el programa que lo transmite me divierte.

Me cuestiono si vendría al caso expresar lo que pienso sobre algunas cosas que pasan. Lo que pienso tiene mucho que ver con lo que siento, y lo que siento está delineado por un dolor que mejor no tocar...

Solamente el resumen anual y a otras cosas, que no pago por nada con mi vida.

Silvia Parque

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Hacer lugar a la navidad

Va instalándose la noche en lo que agarro ánimos para limpiar la casa y hacerle lugar a la navidad. Como he dicho en un post anterior, mi familia de origen llenaba la casa de navidad el día doce de diciembre -día de la Virgen de Guadalupe-, y este año, mi marido tenía la encomienda de reproducir la tradición en nuestro hogar, mientras yo me daba un fin de semana de vacaciones. Con la amorosa intención de hacer notar lo indispensable que soy, él sólo medio recogió y medio sacó un par de cosas doradas de sus cajas. Luego de tomarme todo el día de ayer para reponerme del viaje, me propuse llevar hoy lo medio hecho a su terminado necesario, pero se me ha ido el día entre dos episodios y medio de Cuéntame, y un ratito youtubero de canciones llegadoras.

Ahora me espabilo.

Silvia Parque

martes, 13 de diciembre de 2011

De regreso a casa

Hoy llegué a casa después de un fin de semana de vacaciones. Encontré un escenario poco menos desordenado y poco más sucio que el que dejé, un mueble con daños serios, la "navidad" a medio instalar, el ambiente lleno de humo de cigarro, y la cruel amenaza de los proveedores de servicios, de dejarnos sin luz y sin internet.

De cualquier modo, es bueno estar en casa. "Hogar, dulce hogar."

Silvia Parque

jueves, 8 de diciembre de 2011

Fragmento

Parte de la descripción del "primo Juancho", en la página 54 de mi edición de Las memorias de Mamá Blanca (con acento en la "i" de altruismo):
Conservador por temperamento, aun en sus más insignificantes manifestaciones, por espíritu de contradicción y por amor a la utopía se había afiliado lleno de ardor al partido liberal, que le cubría diariamente de ingratitudes y de decepciones. Tales ingratitudes lo habían preservado siempre de tomar parte activa en cualquier empresa de orden positivo Alejada así de toda realidad, su alma, roída por la decepción, aplastada bajo el peso de la iniquidad humana, guardaba llena de fragancia y de candor la más pura fe en sí misma. Tenía la inocencia virginal de los que nunca han trabajado. No habiendo medido jamás la extensión de sus propias aptitudes sino en el terreno de la discusión, las juzgaba con equidad  infinita, y como su corazón rebosante de altruísmo no se había agriado nunca ante el fracaso de la menor empresa, a fin de dar buen ejemplo a los egoístas y a los avaros, los humillaba de continuo repartiendo con munificencia a derecha y a izquierda toda clase de bienes imaginarios.
Silvia Parque

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Recta final rumbo a las vacaciones

No entiendo bien qué día es. Reviso y reviso trabajos, como armando rompecabezas, me gustan esos de muchísimas piezas, y me gustan los trabajos que reviso. Me hacen pensar. Un día deveras voy a apuntar las ideas que se me ocurren...

Es la última sesión maratónica de revisiones. De haber sido más disciplinada con los horarios, esto estaría menos embotellado y podría disfrutar con más calma cada trabajo. Pero está bien: estoy muy contenta. Elegí mi ocupación porque las tareas que la componen me resultan altamente satisfactorias; sin embargo, creo que en realidad, la maravilla de mi quehacer está en la gente maravillosa con la que me relaciona. Soy afortunada. Ayer me dieron un regalo que no cabe en este post, y que me tiene sonriendo como enamorada, cada vez que lo pienso. También estoy enamorada.

Silvia Parque 

lunes, 5 de diciembre de 2011

Fin de semestre

Encadenada por gusto a mi mesa de trabajo, he revisado reportes durante tanto tiempo, que me da risa pensar en lo que me falta por revisar. Salvo las comidas y las diligencias domésticas indispensables, llevo unos tres días de evaluación ininterrumpida. Sigue la parte difícil: ver las caras de quienes no tuvieron buenos resultados, y luego vendrá la parte burocrática: cotejar, firmar actas y etcéteras que en este caso sí tienen importancia. Queda claro que los festejos de navidad y fin de año, no están realmente a la vuelta de la esquina. Y que las envidadas vacaciones de los que hacemos "vida académica", tienen su razón de ser.

Silvia Parque

sábado, 3 de diciembre de 2011

Muerte y modales

Ayer por fin se murió el General Franco en Cuéntame. Le di muchas vueltas a lo triste de que tantas personas estuvieran esperando la muerte de alguien y se beneficiaran de ella. Hace más o menos una semana fui a una reunión de un pequeño grupo que homenajeaba a un amigo suyo recién fallecido; así que estuve comparando las dos situaciones durante estos días. En medio de eso, tuve una revelación en otro sentido:

El público de esta familia -es decir, mi familia como público- siempre comenta animadamente los modos de los personajes de la serie (españoles del tiempo de la dictadura); por ilustrar: es rarísimo que digan "por favor" o "gracias"; en cambio se dicen cosas como "¿tengo monos en la cara o qué?" Ayer, viendo a uno de los personajes atender a unos clientes, entendí a los queretanos. En esta Ciudad Santa de Tierra Adentro hay una especie de orgullo español anclado en el pasado que hace, por ejemplo, que algún escritor use el pronombre "vos".

Yo dejé de fastidiarme con las diferencias culturales entre mi rancho y este pueblo, como a los dos años de llegar. No podía ser que todos los tenderos de la ciudad estuvieran mal y yo bien; debía ser algo así como lo que pasa en el matrimonio, donde lo que proviene de la crianza de uno siempre parece tener más sentido que lo que proviene de la crianza del otro. Resolví hacer de mi paso por Querétaro, un trabajo etnográfico. Entonces pude apreciar lo bueno de estar entre personas conservadoras; lo principal: que podía caminar por la calle sin que se metieran conmigo groseramente.

Silvia Parque

viernes, 2 de diciembre de 2011

De salida: Par Tres / Antología 2011

Tengo en la banca de parque de mi casa -de adentro de mi casa-, en fila, los libritos que van de salida, con el nombre de cada dueña en letras rosas sobre un post-it blanco, o en letras anaranjadas sobre un post-it amarillo. Me gusta clasificar. Me gusta organizar y acomodar. Tal vez me guste escribir porque me gusta acomodar palabras -e ideas-. También me gusta ver los libritos ahí, envueltos en plástico -esa envoltura tiene un nombre que acabo de conocer, pero no lo recuerdo-.

En navidad, en mi cumpleaños, hasta después de ir al mandado, me gusta dejar los regalos o las compras, un rato "puestas" donde las vea, como en exhibición. Pero esta exhibición me gusta más.

Silvia Parque

jueves, 1 de diciembre de 2011

Diciembre

Como que no quiero ver que estamos en diciembre. Ya desde hace unos días resolví que en mi mesa de trabajo estaremos en noviembre hasta que termine la tesis: al menos unos cuatro días más.

Diciembre tiene el fin de semestre y por supuesto, la navidad y el fin de año. El cumpleaños de mi mamá. El aniversario (este año son "bodas de cerámica"). Ayer hacía conciencia de que el tiempo transcurrido del 12 al 24 de diciembre, cuando era niña, era unas diez veces mayor que los mismos doce días de los últimos años. El doce poníamos el arbolito, y faltaba muchísimo para la noche de navidad; esa noche todavía era obligado esperar hasta las doce para "recibir" al Niño Dios, y poder abrir sin pecado los regalos. Ahora las navidades se acumulan como si hubiera mucha prisa por ver quién logra hacer su vida, quién se queda en el camino, quién no tendrá idea. Así que ya es día primero. Pero voy a darme, tantitito, el lujo de no ver.

Silvia Parque 

miércoles, 30 de noviembre de 2011

En co-autoría

Trato con personas especiales; me las voy encontrando. He pensado si la lógica será al revés, es decir, que considero especiales a las personas con las que trato: yo decido creer que tengo la buena suerte de encontrarme con personas especiales. No en el sentido ¿humanista? de que todos somos especiales porque todos somos únicos; no, si todos fuéramos, ¿dónde estaría lo especial? En todo caso, habría unos más especiales que otros... Entiendo que es en gran medida, cuestión de querer y poder conocer al que aparece en el camino, y por supuesto, cuestión de afinidad; pero como no hay necesidad de tener verdades en la adaptación cotidiana, ni obligación de justicia en la privacidad, concluyo que tengo una suerte brillante de tan buena y que trato con personas especialísimas.

Entre todas las personas especiales en o de mi vida, hay una que es mi favorita. Escribe. Escribimos dos textos juntos y Par-Tres los ha publicado en su Antología 2011.


Silvia Parque

martes, 29 de noviembre de 2011

Recuperando las palabras de Grass

En mi familia hay dos pasiones constitutivas: los libros y los cuadros. Nos gusta enmarcar, mandar a enmarcar y pensar cómo vamos a enmarcar. También nos gusta ver, tocar y tener libros; el que comparte mis vicios, además, siempre los lee (tuvimos una biblioteca de lujo, que perdimos en una apuesta). 

Una especie de mezcla entre enmarcar y los libros, está en el encuadernado. Hoy terminé de renovar El tambor de hojalata. Se recupera bajo dos tomos de la Enciclopedia de México. El siguiente será Libertad o muerte.

Con tres sesiones del 1975 en Cuéntame, tengo a Blas de Otero preguntándome si también me quedará la palabra. No creo. Al menos hay buenas razones para dudarlo. Pero tengo la palabra de otros y voy a guardarla.

Silvia Parque

lunes, 28 de noviembre de 2011

Vainilla en el ambiente

Dice mi abuela que su primogénita usaba los vestidos nuevos de inmediato, los estrenaba sin esperar una ocasión "especial". Lo pienso porque hoy tengo un aroma de vainilla en el ambiente, que estuve queriendo hace días transformados en semanas y en meses. No me daba permiso de usar mi difusor -hermoso, pequeñito, de piedra-, porque  había polvo o tiradero, porque algo era inarmónico o porque todo estaba bien, pero en media hora tendría que ir a otro sitio o porque más al rato...

Ahora armonizo la presencia del polvo, el tiradero, la imperfección y lo temporal, para poner mi difusor cuando me dé la gana.

Huele muy bien.

Silvia Parque

sábado, 26 de noviembre de 2011

De gusto en gusto

Mi ocupación es una actividad lúdica e interesantísima, que requiere mucho más de concentración creativa que de esfuerzo en otro sentido. Además, me relaciona con personas de lo más agradables con las que comparto intereses. Me toca acompañar su trabajo para potenciarlo, y a pesar de que estoy advertida de sus posibilidades, cada vez me sorprenden los valiosos "productos" "procesuales" y "finales" que pasan por mis manos -por mi laptop-. Es un gustazo.

Hoy, prácticamente: desperté - reunión - reunión - comí - preparé reunión -reunión - y estoy aquí, ya de noche. Imagino que si me dedicara a otra cosa, o si se tratara de otra clase de personas, podría estar fastidiada. Pero no en mi caso. Estoy contenta. Lo de "es un gustazo" no es un decir. Mi última reunión fue un rocío espabilante de agasajo.

Silvia Parque

viernes, 25 de noviembre de 2011

Lleno

Hoy fue un día con gustos, complicaciones, problemas, soluciones, buenas noticias, malos recuerdos.

De todo.

Silvia Parque

jueves, 24 de noviembre de 2011

A la cama

Estoy de un cansancio que duele. Pero a gusto. La cabeza, que es taladrada por el efecto retardado del desvelo, se ha hecho un casco de dolor de manera que el taladramiento no lastima. 

Voy a dormir. Pero antes me meto hasta el fondo de la experiencia: ¿qué cuerpo es éste que me puse a mortificar? Ya no creo que sea mi recipiente.

Silvia Parque

miércoles, 23 de noviembre de 2011

A la noche

Este es uno de esos días en los que las primeras horas de la mañana borraron el eficaz plan de trabajo que podía conducirme a un armónico dormir, despertar y seguir adelante: de pronto ya eran las nueve, las diez... Toca trabajo nocturno con riesgo de noche en vela. Al menos cupieron dos capítulos de Cuéntame, uno para el almuerzo y la mitad de otro para la comida.

Silvia Parque

martes, 22 de noviembre de 2011

Yo, el cuerpo

Estar metida en un cuerpo que duele hace sentir que se está metida en un cuerpo. Resalta que la superficie del mismo, que su extensión delimitada, separan irremisiblemente del resto del mundo. Ni en el acto sexual es posible fundir, realmente, dos cuerpos. Cada cual el suyo. Como captar por primera vez la cuarta dimensión. Entonces me dicen que no estoy en el cuerpo, que soy mi cuerpo o con mi cuerpo o de mi cuerpo. Así si es posible fundirnos, pero qué cerquita queda eso de la muerte. No sé. Imagino las posibilidades y trato de palpar la actualidad de este cuerpo concreto mío. Me imagino, por ejemplo, embarazada. Me veo las manos (las líneas cambian y apareció una manchita). Recuerdo un lente de contacto perdido en un ojo y su regreso desde la parte de atrás. El ojo, terminal del cerebro, puerta, puente. Pienso en la identidad de mis centímetros extra, que niego como míos, pero son yo ahora [son míos].

Silvia Parque

lunes, 21 de noviembre de 2011

Promesas y juramentos

Cuando era niña, mi mamá me enseñó a prometer levantando la mano y mostrándole la palma; sólo le hacía promesas a ella, así que por eso digo "mostrándole". Era muy en serio. No sé de dónde lo sacó, pero la señal funcionaba como signo de verdad y fidelidad.

Mi abuela, por su parte, me enseñó a no jurar "por Dios", porque una nunca sabe si acaso, sin querer, podría fallar y entonces ¡tremendo pecado!

Cuando crecí, reservé promesas y juramentos para alguien que no los quiso -que por su parte, no promete ni jura-. Creo que ahí fui perdiendo la práctica y hace poco, tratando de entablar compromisos conmigo misma, me encontré bastante inhabilitada.

Qué se le va a hacer.

Silvia Parque

domingo, 20 de noviembre de 2011

¿A dónde?

El techo se puede perder, el hogar se puede destruir. Cuando una se consigue un espacio, es mejor que sea en el propio cuerpo, que aún enfermo o dependiente, siempre va a guardar el alma.

Silvia Parque

sábado, 19 de noviembre de 2011

Podemos ser a partir de la negación. Somos humanos por lo que no sabemos; podemos convivir por lo que no decimos; trascendemos por olvidar que nada, per se, tiene sentido por sí mismo.

Silvia Parque

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un libro sobre el futuro ya presente de la humanidad

Terminé por fin un librito con el que tardé mucho: "La utopía de los seres posthumanos" de Luz María Sepúlveda (CONACULTA, 2004). Fue un libro de entretiempo: lo leí en el camino a un par de sitios y en el espacio entre una actividad y otra; esa suerte le tocó.

Lo empecé, sobre todo, por el amarillo de su portada; continué porque introduce hablando sobre el trabajo de Orlan, que llama mucho la atención -recién la conocí hace unos minutos en Youtube-. Terminó tratándose de cosas que he venido pensando mucho y ahora estoy por volver a empezarlo.

Esta vez, la lectura será "de corrido".

Silvia Parque 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Silvia sabe fallar

Foto de Hans Herwitz, su historia ACÁ.

Junto con volverme desfachatada, me aficioné al fallo. A veces, las cosas no salen como debieran, casi siempre porque no hice algo que debía o no lo hice de la manera en que convenía hacerlo; pero suele ser una pérdida mínima: un buen precio para el rato de ocio o de compañía que gano a cambio.

La paso bien entrando al mundo del término medio; no me preocupo porque el linde con la mediocridad me pueda situar en una posición de riesgo para el trabajo; me interesa ser buena en lo que hago porque de ahí salen posibilidades para seguir dedicándome a lo que me gusta y para estar cómoda -y en menor medida porque personas que me interesan se benefician de que yo haga bien las cosas-.

Así y todo, fallar trae consecuencias: a veces habrá un fracaso; hay que mantenerlos bajo control, pero ya que están ahí, algo se podrá sacar de ellos. Creo que somos humanos por el fallo y el fracaso, más que por otras cosas.

Teresa de la Parra escribe que Mamá Blanca escribe:
[...] junto a las debilidades, poco a poco, han venido sumándose los fracasos, los cuales me siguen también con cierta fidelidad  y con regocijo un tanto irónico. Yo no los reniego. Salieron de mí espontáneamente. Al igual de mis hijos y mis nietos, son mi obra y son mi descendencia: ¡que me sigan siguiendo y que Dios los bendiga a todos! (UNESCO-CONACULTA, p.67)
Silvia Parque

martes, 15 de noviembre de 2011

Dentro y afuera, de mi casa y del centro de la ciudad

Me gusta la selección musical de los vecinos. No me molesta el ruido del tráfico ni el de la gente que pasa. Pero no me gusta la impresión de tenerlos adentro.

Cierro la ventana. Ahora estoy en mi palacio y castillo, otra vez. Cuando lo de afuera queda afuera, esto se llena de lucimiento: cada cosa ocupa su volumen y estamos todos en armonía -veo los cuadros que acaban de llegar, ayer: bellos-.

Me pregunto cómo hace la ventana, si lo que nos separa de afuera es el grosor del vidrio o la pesada estructura de metal. Es una ventana grande, de dos hojas, con tres recuadros en cada una. La abrimos y cerramos según vaya siendo necesario el aire o el sol o la privacidad.

Silvia Parque

lunes, 14 de noviembre de 2011

Mi tortuga

Dice un experto que mi tortuga podrá reconocerme; preferiría que no: estar fuera de su "mundo psíquico", y que no tenga idea de que es "mi" algo. -Qué tan "nuestro" puede ser algo, es material para un post aparte.- Me cuido de no hacer un personaje, para poder realmente recibirla a ella, la que venga, y no a la que he estado imaginando. Habría que saber si es macho o hembra...

Sé que estará ahí parada, o ahí moviéndose. Ahí nomás siendo lo que es y haciendo lo que su tortuguez particular le lleve a hacer. Sin estar queriendo o pretendiendo. Casi como un vegetal, pero con ojos, lo cual hace todo distinto... Dice mi amigo, que sabe de eso, que podrá verme y reconocerme...

Silvia Parque

domingo, 13 de noviembre de 2011

Derecho a la tristeza y al enojo

Queremos quitar al otro su tristeza, su enojo, su malestar, porque nos incomoda. Es mucho más fácil idear esatrategias para que el otro arregle su vida o lo que tenga descompuesto de sí mismo, que simplemente acompañar. Si el otro es realmente cercano, tomamos su tristeza, enojo o malestar, como indicador de nuestra falibilidad en la tarea de brindar de bienestar y felicidad, y por supuesto, como indicador de lo poco importantes que podemos ser en un momento determinado.

Hace algunos años, en algunos ámbitos, se dejó de decir a los niños -varones- "no llores", con la intención de permitirles expresar su emoción, como se les permite a las niñas. Pero sigue siendo de lo más común el imperativo "no estés triste", así se exprese en tono de ruego. Yo usaba mucho el "no estés enojado", pero lo he ido despidiendo. Que cada cual esté lo triste o enojado que necesite. Está bien no estar bien siempre.

Silvia Parque

viernes, 11 de noviembre de 2011

Aunque abandonada en su formalización, la Campaña sigue tomando forma

Voy a usar esto que aparece en la "Advertencia" de Las Memorias de Mamá Blanca (pp. 13-14 de mi edición, auspiciada por la UNESCO), para la campaña:
¿Por qué no aprendiste con mi piano viejo a errar sin disculparte? Mi memoria retrataba la vida, que es desaliñada, graciosa y torcida. La exhibes corregida en una forma que muy triste es asentirlo: no la favorece. Después de pecar por desobediencia y temeridad, como la mujer de Lot, me has negado varias veces por respeto humano, lo mismo que San Pedro. Podría decirte muy severamente: "Vete y no peques más", si no fuese porque juzgo imprudente anatemizar el pecado con demasiada violencia. Proscrito del mundo, su absoluta ausencia podría dejar tras él una aridez de desierto, pues, ¿qué valdría ya la vida sin la gracia del perdón y la indulgencia?
Silvia Parque

jueves, 10 de noviembre de 2011

Las memorias de Mamá Blanca

Hubiera querido que durara más. Apenas fueron unas dos tazas de café. Algo de té.

Me salté -como hago siempre- los preámbulos: qué fastidio que me cuenten la historia por opinar sobre el estilo o sobre lo que sea; qué ocurrencia... Como si todo el mundo hubiera leído ya el libro. Aunque algo se haya leído cuatro veces, alguna vez fue la primera vez y en ese caso: qué fastidio encontrar citas largas de lo que una quiere descubrir en su lugar: en el texto del que son parte.

Así que recién leí el "Liminar" de Juan Liscano, que antecede a "Las memorias de Mamá Blanca".

Me parece que no le aprendió mucho-mucho a esa mujer que lo perturbó de niño, pero qué voy a saber. ¿Cómo va a poder juzgarse con justicia lo que alguien escribe, inmediatamente después de haber leído este libro? Es como para no leer más. Y sin embargo, me da por escribir. Casi desde la primera página.

Me pregunto qué habrá sido Teresa de la Parra. No me pregunto quién, porque me molesta un poco. Veo su fotografía y su firma y quisiera que no fuera así, tan mona: de un modo tan-tan femenino. Supongo que quisiera que sólo existieran Blanca Nieves, su madre, sus hermanas, los peones y los sirvientes. Y la foto y la firma me los vuelven personajes.

Silvia Parque

miércoles, 9 de noviembre de 2011

La mente infantil

La niñez, con su perspectiva singular y sus verdades absolutas y fundamentales, deja grabadas en la mente  imágenes que harán de heurística para leer el mundo social. Dichas imágenes se vinculan entre sí, formando prismas.

La sucesión prismática da vida a la "mente infantil" en nuestra mente-adulta.

La mente infantil es un apartado mental que procesa la experiencia y las ideas relacionadas con lo que fue significativo afectivamente antes de los nueve años de edad. Esta "mente" trabaja como en staff, con relativa independencia del comando superior del razonamiento. Las imágenes que típicamente la sostienen son las de los adultos que nos criaron -pero hay otras-.

Silvia Parque

martes, 8 de noviembre de 2011

Misterio

Esta noche dormí bien. Tuve esa sensación de querer un poco más de cama, pero me levanté con energía. Desayuné, comí, estoy más o menos hidratada. Apenas pasa media tarde, queda un rato de trabajo por delante y ya estoy cansada. Quisiera ir a soñar con los angelitos...

Hora de un té de superpoderes.

Silvia Parque

lunes, 7 de noviembre de 2011

Abran paso

Cuando después de los hoyos negros en el tiempo, van por fin las ideas a la obra y las manos al teclado, quisiera posponer todo lo que no es la tesis... que todo me fuera servido como cuando mi abuelita me llevaba la cena y mi mamá iba a conseguir hojas de máquina de 46 kg... que una secretaria enviara mis mails, un asistente armara mis presentaciones, y un adjunto diera mis clases...

Silvia Parque

domingo, 6 de noviembre de 2011

... cortada al amanecer

He llevado a mi varita de nardo al escalón que hace de entrada al patio. Creo que quería sol; ahora va floreando. Cuando la veo, me recuerda cierto piropo muy del alma, y me creo mucho. Habita una botella que fue de un vino. Es larga: alta. Ayer hacía un efecto celestial con su aroma envolviendo el de un noble medio melón.

Silvia Parque

sábado, 5 de noviembre de 2011

Flojera y desinterés


Escucho "Reverie" por tercera vez consecutiva. Pensé que la palabra estaría en francés y me dispuse a ignorar su significado. Entonces noté que había escuchado antes la pieza, pasando por su nombre como por encima, sin preguntarme qué significaría. Me pareció feo: la displicencia de la flojera puede ser parte de mi lujo, pero ¿burra?  ¿Floja y sin preguntas? Es la influencia del ambiente... [Parece, por mi superficial búsqueda en Internet, que la palabra significa "ensoñación" o algo alrededor de ese concepto. ¡Le queda tan bien el nombre a la pieza!]

Ayer, después de un episodio de Cuéntame como pasó, mi esposo sugirió ver algún documental sobre la guerra civil española (tal vez un poco cansado de que le pregunte "¿y sí construyen la M-30?" "¿y cuándo se muere Franco?" "¿pero qué es la Falange Española?"). Pedí una biografía del Caudillo, porque con la exposición de las vidas de los personajes célebres entiendo mejor y se me quedan grabadas más cosas. Nos topamos con el estilo Discovery / History, que a mí me divierte, pero a él le parece una porquería porque, lo menos, está lleno de imprecisiones (son capaces de describir al chocolate caliente como sopa). No tengo que preocuparme por quedar mal informada, teniéndole a él enseguida para aclarar, por ejemplo, que a tal cosa no puede llamársele "golpe de Estado" o que se ha omitido cualquier alusión a la "Segunda República".

Pero, entre la sugerencia del documental y mi petición de la biografía, hubo un momento que me dejó pensando. Le dije que mejor seguía enterándome a través de la serie. Nos reímos. Ninguno de los dos creímos que yo lo decía en serio. No lo decía en serio... (¿?) Pero hace meses, dejó de sugerirme libros de Historia. Me vi igualita a mis estudiantes. El interés banalizado en una curiosidad para la que es suficiente un enramado de ideas sueltas. Al rato se acaba hasta el interés. ¡No preguntarse qué significa la palabra que nombra lo que a una le gusta! Me retiro de ese club.

Silvia Parque

jueves, 3 de noviembre de 2011

Nadie sabe

No se sabe qué va a pasar. Un día puede pintar malo: una se rinde, pone buena cara, el día se compone y hasta se vuelve agradable. Usualmente, si una pone mala cara, el día va de mal en peor, pero incluso en estos casos, no se sabe qué cosa buena saldrá, al día o al año siguiente, a partir de lo que fue desafortunado en el día X. También, a veces, pasa que todo está listo para recoger los buenos frutos sembrados en su momento y las cosecha no se da como estaba prevista.

No creo que vayamos a ciegas por la vida, pero lo que no sabemos está ahí: le pone suspenso y sorpresa a cada jornada. Una junta imprevista mueve el horario, la cancelación de una cita desahoga la tarde, el beso de siempre trastorna el deseo.

Silvia Parque

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Hay que hacer lo que hay que hacer

Hoy alguien a quien respeto, cuyo criterio aprecio especialmente, me dijo que actúa más en función de lo que cree, que de lo que le gusta. Yo no, hago más bien lo que me gusta, y casi siempre me gustan cosas que van bien con lo que creo. Sin embargo, cuando está en juego algo de lo poco que es realmente importante en mi vida, estoy dispuesta a actuar conforme a lo que creo que es mejor, aunque no me guste. Es duro cuando encima de que una quisiera hacer lo que le gusta (o gustaría), otros son afectados porque una elige lo que cree que es mejor. ¡Qué tentador se vuelve, hacer por el otro, lo que una quisiera hacer!

Silvia Parque

martes, 1 de noviembre de 2011

Kaluna Café

Hamburgesa, papas aliolí, ensalada. Una mala limonada en agua mineral (...a mí me gusta exageradamente azucarada). Y la salsa. Volvería a ese lugar nada más por la salsa. ¡Pero la hamburguesa!

Un mañana fui a tomar café. Otro día, pedí uno de los desayunos: ahí fue cuando quedé prendada. No sé si conocí la salsa en ese momento, creo que no; fue un día que me acompañaba alguien que usualmente come con salsa; he visto algo similar en otro lugar, pero no lo consiguen; vi un frasquito con algo así, pero el color era ligeramente distinto. Esto es muy oscuro, con un fondo espeso y mucho aceite. Delicioso.

Hoy era necesario.


Silvia Parque

lunes, 31 de octubre de 2011

Entre tú o yo

Se puede continuar en una situación donde una la pasa mal o regular; alguna necesidad se estará satisfaciendo. Se pueden dejar pasar, tolerar o perdonar, actos o efectos de una entidad con la cual se mantiene una relación, en función de otros actos o efectos que son apreciados. De hecho, es posible morir en la gloria de nuestros particulares campos de batalla: comúnmente se hace poco a poco, dejando de participar en la vida, con lo cual, una se va destiñendo hasta que no es posible hallar forma al rostro que se lleva en la cara. Esto último, no me lo permito.

Asumo las consecuencias de ir por la libre; voy con el cuidado que puedo y a veces con miedo, pero sin pedir permiso ni dar cuentas. Ni siquiera me doy cuentas a mí misma: hace rato me volví más que comprensiva, indulgente conmigo: resolví que me llevaría bien con quien de verdad está siempre presente. Pero con esa misma lógica, hay algo que no me permito: quedarme sin mí. Podría, eventualmente, arriesgar la posición, el cuerpo: la vida; pero contando conmigo: siendo yo: de mi parte.

Silvia Parque

sábado, 29 de octubre de 2011

Nos encontramos

Nos vamos encontrando, a veces nos olvidamos, a veces quedan grabados eventos, situaciones, emociones y las caras y los nombres se disuelven entre el resto de eventos, situaciones, emociones, que le siguen al encuentro.

Vamos armando historias; entre el curso de las vidas normales, algunos entramos y pasamos marcando el dejo extraordinario de lo que puedan recordar; les dejamos quedarse con tanto, que en algún momento quedamos vacíos y hay que hacer una pausa para llenar la identidad.

Nos encontramos por alguna razón, porque lo merecemos o porque es necesario. Como algunos llegamos de frente a la vida, a veces torcemos el camino y creamos un encuentro inesperado, nada más porque sí -aunque seguramente haya estado escrito en una nota al margen-. Casi siempre hay exceso, necesidad y destiempo; pero aunque sea por un momentito, se acomoda la coincidencia y estamos encontrados.

Silvia Parque

viernes, 28 de octubre de 2011

En la playa

Dejé que la mañana se llenara de lo que me dio la gana; he estado así nomás, pasando por el tiempo como si ningún límite se acercara -y se acercan, tenebrosamente-. Estos días tengo unas ganas morbosas de echarme, dormir, gozar, y como renegando porque no es el momento, me siento frente a la lap, distraída, veo un video, veo que en Facebook todo siga ok, dejo que las tareas del "deber" se queden donde está.

Hace unos meses mi disposición para el trabajo se fue haciendo cada vez más nocturna, y el juego entre desvelos y alteración de la neurotransmisión fue poniéndose complejo. Ahora, aunque sigo amando eso que hago y por lo que me dan dinero, parece que el cansancio echó anclas, y sea mañana, tarde o noche, quiero vacaciones.

Silvia Parque

jueves, 27 de octubre de 2011

Prioridades humanas

¿Cómo se puede estar tan cansada?

Ayer dormí unas cinco horas, pero la noche anterior tal vez fueron siete; parece que no acaban de equilibrar el efecto de la mala noche ante-anterior que prácticamente pase en vela. Nuncá más.

En los muy viejos tiempos, los excesos me hacían poco; pero una mañana, manejando bajo los efectos del sueño, choqué contra un camión. Eso puso las cosas en perspectiva. Con los años, fui resistiendo cada vez menos; hace rato no intento "aguantar": a nada le dejo robar mi descanso... pero a veces pasan cosas, llega la madrugada, y al rato hay que despertar. Luego vuelvo al buen camino del Profesor Urenda: "si tengo hambre, como; si tengo sueño, duermo".

Silvia Parque

miércoles, 26 de octubre de 2011

Hoy, hoy... no dejar para mañana

Después de dos semanas de abandono y en el momento en que se llegan límites de varios plazos administrativos de la vida académica, hoy tendrá lugar la sesión más crítica del grupo de apoyo "tesistas no perpetuos tecleando por un título". No puede ser mañana o pasado, o la semana que viene, porque no sería, y pienso que así es con todo.

Parece que a las mujeres nos pasa con cosas como explorar nuestros senos; lo urgente quitándole el tiempo a lo importante.

Silvia Parque 

martes, 25 de octubre de 2011

Si la mano izquierda es ocasión de pecado...

Veo Dr. House. También Mentes Criminales. No me parecen trabajos de calidad ni de gran contenido, de hecho creo que la oleada de programas sobre crímenes algún mal efecto ha de haber tenido. Pero me divierten muchísimo; no como cuando leí a Conan Doyle, pero en esa sintonía. Sé que he visto todos los capítulos de todas las temporadas del doctor.

Además, veo Cuéntame cómo pasó y con esta serie la cosa si linda entre la afición y la adicción, además, compartida con mi marido: bromeamos sobre para qué construir una vida si ahí tenemos la de los Alcántara. A pesar de que es nada más un programa de tele y entonces, por ejemplo, la ropa luce sospechosamente nueva y a veces hasta adelantada a la moda de la época representada, sí se aprovechan las lecciones de Historia. El drama está bueno y la mayor parte del elenco es estupendo.

Viene a colación a propósito de Netflix: "todas las películas y series que quieras" por $1 menos que $100 al mes. Un mes de prueba gratis. GRATIS.  g - r - a

Pero si así como estamos... Hay manzanas rojas muy peligrosas.

Silvia Parque

lunes, 24 de octubre de 2011

Frappé moka

Un montón de trabajos por revisar, tres listas esperando una calificación frente a cada nombre. Y hago una pausa.

Camino por mi centro, que es también el centro de la ciudad, con el sabor fuerte oliendo a "esto es mucho mejor que una de las tiritas para-hacer-en-casa". Mi proveedor favorito está en un pasillo estrecho que sólo tiene una mesita con dos sillas... yo siempre pido para llevar.

Llego a mis papeles. Trabajo un poquito. Es muy agradable, con tanta crema y jarabe de chocolate.

Silvia Parque

domingo, 23 de octubre de 2011

Domingo trabajador

Una está bien organizada cuando no hay "cosas del trabajo" para el fin de semana. Además, así se fluye con la vida, porque es una ley que el fin de semana alcance para menos de lo que se planea. Sobreaviso, no me sorprendo: ya podrá el lunes con lo que pida el martes.

Silvia Parque

sábado, 22 de octubre de 2011

Porque sí

¿Por qué vivir con alguien? ¿Por qué hacer pareja? ¿Porque le amas, porque te conviene, porque la convivencia es agradable? Creo que el amor tiene poco que ver con la decisión práctica de compartir la vida y eventualmente, compartirla en la misma casa-recámara-cama. Creo que si la relación no es a favor de ambas partes, la cosa puede ponerse enferma. Y creo que si está resultando bien, será más bien agradable la mayor parte del tiempo. Pero tampoco en la relación de pareja hay obligación de felicidad: mucho menos de alegría perpetua. Es como las clases escolares: deberían ser interesantes y alentadoras, pero no "tienen que" ser entretenidas, ese no es su objetivo y no van a serlo todo el tiempo; aprender requiere algún esfuerzo.

El amor tiene mucho de voluntad y dedicación; se nota cuando el compromiso hace que te quedes justo en los momentos en que la pareja no es agradable, no solamente por honrar los votos, sino porque -aunque a veces vuelvas a preguntártelo- te queda claro que vale la pena.

Silvia Parque

viernes, 21 de octubre de 2011

Buen multiclima

Es uno de esos días en los que alguien con mi termostato puede tener frío, y unos metros más adelante, bajo el sol, sentir calor. Loco. Pero adoro el clima queretano. Vengo de una región de climas extremos donde el frío duele en los huesos y el calor es capaz de tumbar hasta tomando Coca-Cola. Fue un frío bello en una niñez con calentón, cobijas, té de canela, y -ya cerca de navidad- el horno ocupado en hacer bizcochos. Ya con los años, la cosa cambia...

Mi abuela no pudo adaptarse al "entretiempo" en San Luis Potosí. Decía que no podía guardar nunca las cobijas o la ropa de invierno, y le molestaba tener que usar suéteres encima de mangas cortas. O frío o calor, quería ella, como en nuestro norte. Un norte más bien de su tiempo, porque para cuando salí de ahí, el famoso cambio climático, también nos daba días medio veraniegos al final del otoño. Como haya sido, me gusta recordar los fríos-fríos, y los calores-calores; desde aquí.

Silvia Parque

jueves, 20 de octubre de 2011

Con dedicatoria

Hacen falta las amigas, los amigos.

A mí, no siempre me hicieron falta. Sí de niña, en la pubertad, de adolescente; luego, no. Preferí los personajes; más tarde preferí las islas, mi imaginación, las palabras.

Ahora otra vez aprecio la amistad. Me es necesaria. Me viene bien.

Silvia Parque

miércoles, 19 de octubre de 2011

Vida llena

Voy acostumbrándome a que los días estén llenos de cosas. Que estén llenos de cosas y yo siga por ahí, sólo andando a donde vaya, haciendo lo que hago... pasando: estando.

Silvia Parque

lunes, 17 de octubre de 2011

Sobre la mesa

Dos rosas entintandas en naranja, en una botella que contuvo Néctar de Mango Jumex. A su izquierda, manzanas y naranjitas, unas sobre otras, descansando en el recipiente de vidrio curveado. Delante, el servilletero de mármol, inútil, emulando un tren.

Las rosas se reflejan en el espejo del comedor.

Usualmente no compro flores entintadas: creo que no les gusta que les cambien el color; pero estas fueron irresistibles.

Silvia Parque

sábado, 15 de octubre de 2011

Típicamente materialista

Tengo un par de aretes nuevos: artesanía sencilla en madera bonita, especial como todas las maderas. Había estado cargando la resaca de un desvelo de irracional preocupación fiscal, así que a pesar de que la mañana era tan buena como cualquier regalo de Dios, tenía un ánimo medio físicamente aprehensivo, de esos en que una quiere estar bien y los hombros no se han enterado de que ya pasó la alerta, que sigue relajarse...

Había caminado mucho desde temprano, para puras cosas de mi gusto, pero al fin y al cabo, en botas de tacón, así que los pies no cooperaban con el discurso del cerebro a los hombros. Los aretes cambiaron el "modus" del día. Ni siquiera me di cuenta: iba con ellos puestos, tan campante que a los pocos metros noté mi soltura: me había enderezado y los pies volvían a ser ligeros: podía sentir el movimiento de los círculos horadados colgando de mis orejas. ¡Todo estaba bien!

Me hace feliz comprar cosas para mí. Especialmente cosas que me hagan sentir guapa. Soy tal cual indica el estereotipo: quiero más a mi marido cuando llega con un regalito, más cuando el regalo es una joyita, y más cuando... digamos... brilla más.

Silvia Parque

viernes, 14 de octubre de 2011

Bebidas efectistas

El mezcal tiene las propiedades de mi té de hierbas en grado picante; sube por detrás de la cabeza y vacía una felicidad líquida por las paredes del cráneo, ¡qué sonrisa tan tremenda! Lo probé en una ollita de barro, en mi "campiña": bebida de limón con cítricos y un poco de chilito. Hacía buen sol y buena sombra en el lindo patio de María y su bici (oaxaca + mezcalería).

Después de una siesta busqué algo para cenar, cerca en consideración de que algo del mareíto pudiera volver. Capuccino bajo el cielo, rodeada de verde original, en Verde Terracota Café. Llegó en uno de esos vasitos como copas que hacen sentir alegría por tener dedos largos: ¡y sonreía! Una carita feliz de canela, tan agradable como el encargado.

No hago menos la tlayuda ni los dulces. Pero este minuto de reconocimiento es para las bebidas efectistas y la calidad en el servicio. Si vuelvo a pensar que en Querétaro el cliente nunca tiene la razón, recordaré a esos profesionales del trato en María y su bici.

Silvia Parque

jueves, 13 de octubre de 2011

Detrás de todo gran día, hay una gran interpretación

El mejor lugar para el bienestar es el fondo. Aparece una cuestión problemática, algún malentendido y el bienestar opera dimensionando. Si se cuela al trasfondo, ya la hicimos.

Silvia Parque

miércoles, 12 de octubre de 2011

Más de 20 años después de mi primer libro de Og Mandino

Acabo de leer un texto que transcribí hace unos años; quisiera saber la fuente, pero cuando lo copié no me interesó y cuando me interesó, no logré rastrearlo; en ese entonces lo pegué en la pared de mi recámara. Cuando lo leo, es adecuado al momento. Suele darme lo que busco y alguna sorpresa.

También es común que oiga audios de autoayuda. Antes, me apenaba. Pero una tarde oí algo que me hizo replantear mi uso de "auxiliares para el bienestar".  Había sido testigo del ir y venir de una mujer que pasaba por continuos estados depresivos; en una de sus "subidas", alguien comentó que eso le duraría poco, que era efecto de que ahora estaba haciendo no sé que cosa. El comentario tenía un tono que implicaba de manera indirecta, que ese estar bien no valía porque no era permanente, que no valía porque estaba dependiendo de algo, y que si acaso valiera: no valía porque ella acabaría por dejar ese algo (lo cual retrotrae a la primera razón por la cual, no valía).

Si bien algunos analgésicos y plumitas de Dumbo resultan contraproducentes, y tiene lo suyo de bueno ir por cura, ¿por qué no va a valer armarse de lo que haya a la mano para tratar de estar bien? Hasta esa tarde, me había sentido culpable por partida doble al emocionarme con un mensaje de "superación personal". En primer término, encontraba eso (tan simplista y progre) "intelectualmente inferior" a los productos culturales para la gente con la cual me identificaba. En segundo término, hacía el ridículo ante mí misma, fallando en la perserverancia o simplemente abandonando ideas, lo cual me quitaba el derecho a volverlo a intentar o probar con otra idea.

Por el tiempo en que iba dejando de "parametrarme" de modo adolescente, oí el comentario sobre lo que llamo la obligación de la depresiva de sentirse mal o dejar de ser depresiva. Pensé, que si a mí algo me ayudaba un mes, lo aprovecharía ese mes. Hoy tomo lo que me viene bien. A veces lo dejo o se gasta, y entonces vuelvo a ir por ello.

Silvia Parque

martes, 11 de octubre de 2011

Aquí sentada, volteando a ver

Me rodean cuatro paredes casi llenas de arte, decorado y artesanía.

En una esquina, el enorme cuarzo-lámpara que llena de calidez.

Distribuidos, objetos pequeños y medianos, útiles e inútiles, llenándonos los ojos.

La recámara quiere acabar de llenarse, primero. Al baño, en comparación, le hacemos poco caso. Habrá que atender al patio.

Silvia Parque

lunes, 10 de octubre de 2011

Con razón Sor Juana pensaba en la cocina

Hay veces que hay que poner las cosas en manos de Dios, y ocuparnos de lo que es posible ocuparnos. Es muy tentador abrir el horno para ver cómo va el pastel, pero esto hace que se salga el calor, y si la ansiedad crece y la puerta del horno se escapa y cae de golpe, el pastel va a "bajarse". Igual puede saber bien. Pero seguro que de todas formas no se horneó más rápido -probablemente, al contrario-.

Hay veces que no se trata de un pastel sino, por ejemplo, de una pierna de cerdo; en este caso hay que sacarla para darle la vuelta, sacarla otra vez para agregarle esto y aquéllo, y luego hay que estar cuidando que se dore una parte, que conserve el jugo, etc. La sensatez ha de ser poder reconocer entre un pastel y una pierna de cerdo. A veces una nada más sabe que tiene hambre.

Me haré un té.

Silvia Parque

domingo, 9 de octubre de 2011

La tesis y el interés auténtico

Hay que hacer lo que una quiera hacer, dejar fuera lo que no provenga de un interés auténtico y renunciar a eso que se deja fuera. Entonces queda una "cosa" que cabe en las manos, a la que se puede contener y apreciar plenamente. Y se termina lo que había que terminar.

Estoy recordando a Heidegger.

Silvia Parque

viernes, 7 de octubre de 2011

Un día estudiaré Estadística

Ayer y hoy me divertí de lo lindo con las pruebas de confiabilidad de dos instrumentos de medición: una escala para medir la aceptación del rol de género femenino tradicional, y un inventario de evitación al éxito. Los coeficientes del primero fueron aceptables; pueden mejorar atendiendo a los errores que saltaron a la vista en el piloteo. Para el inventario no hubo la misma suerte, no recuerdo de dónde rayos sacar un coeficiente Kuder-Richardson en el SPSS. Mi estudiante nunca tuvo "fe" en el inventario, que a mí me parece una cría genial; si elminamos unos ítems y cambiamos otros; si elaboramos más... Pero le propuse quedarse sólo con la escala y utilizar el inventario como guía de entrevista. Me encanta.

Cuando me emociono con lo que hago, me pregunto por qué no he estado estudiando estadística. Me descubro en la inercia de dejar pasar el tiempo.

Silvia Parque

jueves, 6 de octubre de 2011

La casa de mis sueños

Hace un minuto, una pareja peleaba afuera de mí casa: él juraba por su vida, ella pidió un taxi. Se oye todo. Cada día, la vecina grita a sus hijos -creo que vive muy enojada; entiendo que también debe escucharnos-. La casa, además, tiene sus ruidos propios, los amplificados y los misteriosos. Debe estar guardando nuestros regaños y regocijos, como ha venido haciendo por décadas -aquí nacio mi casera, aquí parió a su hijo mayor-.

Silvia Parque

miércoles, 5 de octubre de 2011

Dice Steve Jobs

A propósito de la muerte de Steve Jobs, "Videoloco" circula un video de un discurso suyo. Aunque prefiero postear lo que pienso, que compartir cosas geniales de otros (Alexxa Sick tiene en su blog la advertencia de que ése, como todos los blogs, trata de sí misma - de lo suyo) quise citar un fragmento o alguna frase, porque cada idea toca este momento de mi vida (anfibología advertida). Pero no puedo, es una cosa muy integral, así que aquí está, completo.

Lo he oído otra vez mientras escribo. Cumplo mi intención inicial con cuatro palabras: "Stay hungry. Stay foolish." Jobs invita a permanecer con curiosidad y a atraverse a seguir al corazón. Está citando algo que leyó. Queda muy bien porque habla a jóvenes graduandos. Pero a mí me remueve. Yo me estreno en la necesidad. He pasado una vida construyendo la posibilidad de necesitar y ahora siento el hambre, por primera vez. Me llené de faltas, de ausencias, hasta que fue real: ahora tengo voluntad y deseo.

Silvia Parque

martes, 4 de octubre de 2011

Qué lejos estoy del

A veces tengo ganas de hacerme un té -antes pasaba más con el café- o de tomar una bolita de chocolate; pero estoy a gusto donde estoy y ya me he quitado los zapatos, estoy en algo, me da flojera, así que lo pospongo un momento: a la siguiente línea: al siguiente párrafo: antes de ir a la cama. Con suerte llega un hombre menos cansado que yo o dispuesto a someter su cansancio. O lo dejo para el día siguiente.

Es mucho peor meterse bajo las cobijas y que en el momento de sentirme calientita, a punto de caer en el sueño, entren ganas de ir al baño.

Silvia Parque

lunes, 3 de octubre de 2011

Después de un día de provecho

Como bolitas de chocolate Kekua. Tengo un surtido de chocolate de mesa y chocolate en bolitas, en su variedad de azúcar, canela y almendras. Lo hacen a mano, en Michoacán; yo lo pongo por encima de los maravillosos chocolates oaxaqueños que conozco (El Mayordomo es mi preferido). Un verdadero placer: huele, sabe, se siente. Hasta se ve bien en mi alacena, en su botecito de palma (las bolitas) y su papel envuelto en celofán (el de mesa).

Su página de internet: http://www.chocolatekekua.com/ recibe al visitante con este dicho que no conocía: "El chocolate es tan santo que de rodillas se muele, juntas las manos se bate y viendo al cielo se bebe". Ni qué agregar: tengo un digno exponente del estímulo placentero que al paso que vamos, acabará siendo ilegal.

Silvia Parque

domingo, 2 de octubre de 2011

De mis objetos

Tengo una jarra de vidrio que cuando se inclina para que caiga el agua, hace como pajarito (es temprano, así que ahora mismo hay pajaritos reales haciéndole competencia). Me gusta.

Silvia Parque

sábado, 1 de octubre de 2011

Grupo de apoyo

Necesitamos al otro, y no puede ser cualquier otro; primero porque le toca cumplir una función, así que si cumple otra u otras, éstas han de ser compatibles; luego, porque además la persona misma donde encarna el otro, ha de ser esa, justamente la que tenía que ser, y no una diferente. Hay otros elegidos y otros que aparecen; pero todos son atraídos por la necesidad. Según me explica Ana Islas, la necesidad no es siempre la de "necesitar" comer o la de revisar tres veces que el dinero esté completo: en los vericuetos del inconsciente, la querencia es una necesidad.

A veces, le queda a una claro la necesidad de un otro para algo específico, y se le procura. Así formamos el grupo de apoyo para pasantes con tres años como tesistas. Atendemos lo afectivo para que no estorbe -los dramas por los que no hemos terminado-; pero nos concentramos en la parte técnico práctica de cuándo hacer qué. La dirección técnica es posible y funciona, por la contención. La contención es sobre todo, la mirada del otro.

Silvia Parque

viernes, 30 de septiembre de 2011

Dar un paso

Hay que dar un paso. Se alza el pie, el balanceo no importa, debe subir, se conduce hacia enfrente, quién sabe bien dónde irá a caer, el suelo está ahí delante pero una nunca sabe, se le sostiene mientras baja, va cayendo, se apoya, está moviéndose el otro pie, no ha esperado nada y lo que había, de pronto ha quedado atrás; un paso atrás.

Silvia Parque

miércoles, 28 de septiembre de 2011

martes, 27 de septiembre de 2011

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cambiando el tema del año

La vida de cada cual se trata de algo, como las películas. En una película de acción donde los protagonistas tratan de salvar al mundo, no es un problema la gasolina, menos podría ser un problema el romance entre el malo y la novia del bueno: el romance agrega tensión o divertimento, pero no es un problema central: no se trata de eso. Lo que importa, lo que se dificulta, depende del tema, y el tema puede cambiar.

Una vez hice un experimento. En un grupo como de siete estudíantes, ganaría el que consiguiera primero tres objetivos: que una persona fuera al salón a cantar, mostrar $500, y responder correctamente una pregunta general sobre nuestra disciplina. Cada cual pensó que era difícil algo distinto: conseguir esa cantidad de dinero, que alguien quisiera cantar frente a nosotros, saber la respuesta, o hacerlo antes que los demás. También hubo una persona que no se "asustó" con ninguno de los requerimientos; me gustaría decir que esa persona ganó, pero no me acuerdo. El caso es que fue interesante ver cómo lo que era un problema para alguien, no lo era para otra persona, cómo independientemente de la "repartición de recursos" con la que se presentara cada participante (recursos de conocimiento, económicos, de talento social), había estrategias que podían implementarse y habilidades que se podían desarrollar. Por ejemplo, solamente dos estudiantes tenían 500 pesos en la cartera; de quienes no lo tenían, dos pensaron en que habría dinero en administración, pero una de estas dos personas pensó que no le prestarían tal cantidad (a la que fue a pedir, le prestaron). Creo que así es en la vida.

Silvia Parque

domingo, 25 de septiembre de 2011

Tanto va el cántaro al agua

Las cosas tienen un límite. Los plazos se cumplen, por más que se pospongan; siempre se cumplen, al menos por la necesariedad de la muerte.

Hay situaciones que son temporales, también por necesidad: porque la razón de que no haya mal que dure cien años, es que no hay quien lo aguante.

Le dicen a una -por ejemplo, desde enfoques tipo "nueva era"-, que hay que fluir con el movimiento de la vida; pero no hay problema con no fluir, la vida va a seguir moviéndose y va a acabar moviéndola a una. Es bueno, claro, abrir los ojos y descubrir donde se ha estado parada, donde se está en un momento determinado, hacia donde se está yendo. Pero si no se puede, basta con dejar que la realidad se haga presente, ella va a acabar "diciéndose".

Silvia Parque

jueves, 22 de septiembre de 2011

"Decía Yócrates", decía un maestro

Está el abandono de quien ha conocido, el toque de displicencia de quien tiene una visión que va más allá de su propia sombra. Y está la vacuidad abigarrándose con la flojera. Es otra cosa.

El filósofo que sólo sabía que no sabía nada, no era ningún soez -al menos, no por eso-. Ay, con los malhechos de este siglo: vamos a ver qué pasa.

Silvia Parque

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Mi querido egocentrismo

Me gustan las canciones con las que me siento identificada; igual respecto a las películas, libros, etc.: han de tener o permitir una historia y esta ha de tener algo que ver conmigo. No me gustan si no es así, aunque se trate de algo muy bien hecho, aunque tengan o sean arte (puedo disfrutarlos, pero no serán de mi gusto -puedo disfrutar muchas cosas que no son de mi gusto-). [De la misma forma, solo escribo sobre lo que me pasa, aunque el escenario sea un valle marciano] Si las estrellas se alinean de cierta manera determinada, tomo la anécdota, la visión, el rasgo o el personaje y voy de performance a la cama o al día -puede resultar entre gracioso y muy incómodo para quien vive conmigo-.

Soy la persona más egocéntrica que conozco. Me encantó oír al Dalai Lama decir que cada cual es un centro del universo. Lo más duro que aprendí fue que no soy el centro del universo. Juzgo absurdísima la queja de que "siempre quiero que sea como yo quiero" o "siempre creo que tengo razón". Qué locura no querer que algo sea como una quiere o no creer en lo que se está pensando. 

Silvia Parque

martes, 20 de septiembre de 2011

Todo mío

Cada objeto pensado, posible. Espacio para estar y mirar. El tiempo entero. Comida, luz, bebida, plantas.

Silvia Parque

lunes, 19 de septiembre de 2011

Amo lavar la ropa

No me gusta lavar los trastes.

Me gusta el agua, el olor a jabón y la serie de decisiones que implica usar la lavadora: cómo separar la ropa, cuánta, en qué ciclo, en qué modo (manual o automático) y los etcéteras que una aficionada al Tetris pueda crear. Una amiga me dijo que es de sus evasiones favoritas -siempre disponible porque cada día hay algo sucio-. También me gusta chapotear y hacer burbujas, pero ante el primer pantalón de hombre, supe que mi marido sería el encargado de "la colada" mientras no hubiera máquina de lavar... Mi parte sórdida escribió un lindo texto sobre la mujer que lava.

Nuestra lavadora tiene una leyenda que avisa que todo está bien, que "así suena porque lava mejor" -cada cual es como es-.  A veces, tengo que darle un golpe; necesita un "toque" específico para acomodar sus contactos internos; ella aguanta mi brusquedad, un poco ofendida. Tiene lucesitas modernas -como que vino a liberar a la ama de casa de una quinta parte de esclavitud-. Y cada vez, me da una lección con su mecanismo de seguridad: no es posible abrir la tapadera hasta que han pasado unos segundos de que la ropa se enjuaga o exprime: no es posible: tengas prisa o no, seas mayor de dieciocho años o no, sacudas la tapadera o le tomes el tiempo: hay que esperar.

Luego está la ropa colgada, oliendo a fresco. Ese gusto es herencia familiar. Mi abuela se sentía orgullosamente satisfecha de su tendedero lleno y sus blancos ondeantes (ahora tiene secadora). Yo también me detengo a mirar la obra; cuento: uno, dos, tres, cuatro camisas: para el martes, miércoles, jueves, viernes: el sábado puede usar una camiseta... calculo, decido. Me gusta elegir las múltiples pequeñas cosas que sostienen la vida.

Silvia Parque

domingo, 18 de septiembre de 2011

Apuntes para la base de la Campaña

Me casé con un hombre que no creía en la felicidad. Unos años después, dijo que era feliz conmigo -luego dijo otras cosas, pero me quedo con aquéllo-.

A diferencia de la alegría y del contento, pasajeros y de intensidad variable, veo a la felicidad como una especie de background afectivo, anclado, pero no determinado en su forma, por la satisfacción personal. Cuando los psicólogos que miden, quieren medirla, la convierten en algo así como "bienestar subjetivo", que definitivamente no es lo mismo, pero viene al caso. La Campaña por la abolición de la obligación de la felicidad no se refiere a esta condición, a la que llamaré por el momento: "felicidad afectiva" (término bastante desafortunado, pero que responde a la necesidad de diferenciación). Por supuesto, la Campaña busca la abolición de la obligación de la felicidad afectiva, tanto como la abolición del resto de las expresiones de Felicidad, considerada como un estado... político... instituido dictatorialmente...

Aprovecho para asentar que, evidentemente, estar en contra de la obligación de algo, no significa estar en contra de ese algo. No debería ser necesaria la aclaración, pero ha de serlo, si por ejemplo, estar a favor de la despenalización del aborto se equipara con estar a favor de su legalización y de pasada con: estar a favor del aborto -¿cosa más pueril?-. No tengo intención de oponerme a la Felicidad como estado, porque es mucho más grande que yo, y no soy guerrera -preferí el exilio a resistir la guerra en lo que una vez fue mi ciudad-. Que vivan los que quieran, mientras puedan, en el País de Siempre Felices. Que nos dejen vivir en otro sitio a los demás, y que abandonen sus intenciones colonizadoras.

Silvia Parque

sábado, 17 de septiembre de 2011

De festejo

Este jueves 15 fui a la calle a celebrar unas tres cosas; una de ellas es que vivo en una ciudad con lugares seguros, por los que se puede pasear a cualquier hora.

En el último par de años, he visto en postes de teléfono y en algunos comercios, cartelitos de "se busca", de jóvenes desaparecidas. Así empezó un horror bien conocido en otros lugares, donde alguna vez, también, se vivía en paz. No sé qué va a pasar por aquí.

Este mes celebro que vivo, porque mi trabajo me ha costado. Sin mayor compromiso que el que tengo con mi pequeña familia, busco dónde estar mejor, dónde será posible seguir estando.

Silvia Parque

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Primero lo que quiero

Pospongo las cosas que no tengo ganas de hacer; cuando las hago -como me explicaron desde niña-, resulta que eran buenas cosas por hacer, y que hubiera sido mejor deshacerme del "pendiente", haciéndolas. Al menos, ya no me estresan los "pendientes", sólo agregan horas al desvelo, por posponer y posponer, lo que de todas formas voy a hacer.

Silvia Parque

martes, 13 de septiembre de 2011

lunes, 12 de septiembre de 2011

En campaña...

El derecho a la felicidad se convirtió en una obligación, como sospecho que ha de haber pasado con el voto electoral. Hay tiempos históricos más, y menos felices. Entiendo que antes de lo que conocemos como época victoriana, los europeos eran más bien risueños y disolutos; también es sabido que tras la Segunda Guerra, nomás tomó tantito aire el mundo, hubo necesidad de fiesta. Así, a un pueblo mexicano sacrificado y sufriente, que valoraba cargar con la cruz que le tocara, le llegó la buena nueva de que Dios nos quiere contentos (con el Concilio de J.P. II), y la eficiencia de los mecanismos del progreso, que requiere, al menos como lo conocimos, un individualismo en el que cada cual ha de ser y estar, bien y mejor.

Cuando alguien estudia una licenciatura o posgrado cuyo nombre acabe con "social", pronto reconoce que la carrera del éxito aliena y que los estatutos sociales que parametran nuestra presencia en el mundo, son artificiales y muchas veces, por decirlo rápido... "insanos". Pero entonces, empieza una obligación por estar "no-alienado", por ser "auténtico"... alivianado, evolucionado, maduro, y demás formas intelectualmente rebuscadas de cumplir con la obligación de la felicidad. Evidentemente, aquí "felicidad" no se refiere a una condición del ánimo, sino a una especie de Estado -se me ocurre que con mayúscula-. Los médicos son los  más expuestos a enfermedades; los que trabajan pensando sobre lo humano...

Silvia Parque

sábado, 10 de septiembre de 2011

Campaña por la abolición de la obligación de la felicidad

Hoy fui empujada a mi Campaña por la abolición de la obligación de la felicidad, tan anunciada desde el inicio del blog y cuyo lema ha sido dado a conocer en días recientes. Tal vez sea mi misión en la vida.

Postea Livier Fernández en Facebook: "Lo que existe a nuestro alrededor es 'forma' que puede percibirse y por tanto, leerse...", declaro que he sido un caso de analfabetismo funcional y comenta: "todos somos un caso, Silvia, puesto que tales lecturas están atravesadas por nuestros fantasmas".

Desde otra ciudad, sobre otro asunto, en otro muro, comenta Ivette Rossano: "Cuando alguien (quien sea) pretende que un humano esté despierto, alerta y en pleno uso de sus facultades por 24 hrs o + debería de asumir que algo está mal y que el individuo: a) consumirá intoxicantes para mantenerse despierto b) dormirá c) estará como zombie d) le valdrá madre e) todas las anteriores. Tons' que se atengan a las consecuencias, ¿no?"

Aparece, entonces, desde el BB de una amiga, un post al que le sigue una llamada; entre otras cosas, me habla de lo que debería haber logrado, a sus ya 29 años.

¡Pero si todos somos un caso!
¡Si el mundo está arreglado para que creas que podrías hacer cosas que no se pueden, que no se pueden humanamente, pues, que no se pueden humanamente si pretendes pasarla bien!
¿"Soy un casi condenado a tener éxito para no ser un perro fracasado"? "Yo sólo quiero jugar" ¿Que soy el sueño de mamá y papá? Sí, si les puedo fallar.  [De: "Cuando seas grande", Miguel Mateos]

Silvia Parque

viernes, 9 de septiembre de 2011

Estar bien

Dice mi abuela que qué chiste tiene portarse bien con los que una quiere, que el chiste está en portarse bien con los extraños -se entiende que es mejor portarse bien con los que a una le caen mal, pero mi abuela no tenía tan alta aspiración-. Con la misma lógica, no habría gracia en estar bien, yendo todo bien (yo soy capaz de estar mal cuando todo va bien).

Lo bueno sería estar bien cuando va mal lo importante.

Estar bien no implica el contento, ni la felicidad, sino una relativa estabilidad, eventualmente confortable, que permite el trabajo creativo, el cuidado de una misma y la distracción. Es compatible con el enojo, la tristeza y el dolor; les da un espacio en el cuerpo, pero les marca límites; los deja hacer lo que tienen que hacer, pero mantiene la perspectiva: nada es tan, pero tan importante como para, por ejemplo, dejar de vivir por ello.

Silvia Parque

jueves, 8 de septiembre de 2011

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete ocho; de nuevo: uno, dos, tres...

Hoy vuelvo al ejercicio. Estoy cansadísima porque me desvelé aún más que de costumbre; pero un día tenía que ser.

Presiento el dolor. Ganas, no tengo. Al cuerpo, sin embargo, le viene bien el aviso de que está vivo, y hay que ser buena con él -tan bien que se porta conmigo-. Después de unos días, disfruto los cuarenta y cinco minutos de movimiento; el esfuerzo es llegar a ese día, después de unos días.

Silvia Parque

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Como puede ser

Dicen que en un campus universitario en el que todos pisaban el pasto a pesar de las prohibiciones, el rector diseñó un caminito por en medio de la alfombra natural y la masa atravesó por donde debía: era el camino más corto. También está el rey que siempre le ordenaba al sol, salir al amanecer -variante del monarca del Principito-.

Estoy rindiéndome al hecho de que este periodo del año voy a desvelarme, de modo que despierto tarde y empiezo a ser productiva ya bien entrado el día. Así es. Ya no le busco más patas al gatito. Conocí a una maravillosa mujer que decidió estar suficientmente mayor para darse el lujo de comer el postre primero; esto tuvo consecuencias, pero se dio el lujo. ¿Por qué estar en falta cada vez, cuando no hay un censor externo que diga cómo tienen que ser las cosas? Mejor que las cosas sean como son.

Me desvelo, despierto tarde, empiezo a trabajar hasta pasado el mediodía y me desvelo de nuevo. Ya se podrá algo más saludable.

Silvia Parque

martes, 6 de septiembre de 2011

Al rato ya no es lo mismo

Leo "El rey de hierro", de Maurice Druon; el primer tomo de la serie Los reyes malditos (Javier Vergara Editor, 1981). La portada de mi ejemplar es lindísima, en azul brillante con flores de lis doradas, enmarcando la imagen de un rey que debe ser Felipe El Hermoso. Las letras del título, igual de doradas que las florecitas, están sobresaltadas, dando el gusto de sentirlas. Es un novelón para entretenerse fácil, con la gracia de acabar de enterarle a una de los datos históricos que debió aprender en la escuela.

Voy en la segunda parte de tres que componen el libro; como soy de un cursi romanticismo popular, estoy vulgarmente intrigada con las pasiones de la nobleza europea; aún así me detuve y regresé a la parte uno, para compartir esta frase: "Las dificultades que son aliciente de un naciente amor resultan intolerables cuando han transcurrido cuatro años; y a menudo la pasión muere por lo mismo que la provocó" (capítulo 5, p. 72). Que ni qué...

Un amigo me dijo que cuando se está enamorado, los defectos del otro aparecen como algo atrayente o, al menos, simpático. Pero el enamoramiento es como una borrachera, así que tiene que pasarse o una se vuelve un poco yonkie... decíamos, pues, él y yo, que pasado el trance, el peso del amor da una dimensión manejable a los defectos del otro; sobre todo porque son opacados por las virtudes percibidas. Puede ser que las personas maduras lleguen a una visión realista, relativamente objetiva, de su amado(a). El problema es que lo malo se note más que lo bueno -sea o no más, efectivamente-; lo triste es que lo malo sean esos mismos defectos que eran simpáticos o hasta atrayentes.

Silvia Parque

lunes, 5 de septiembre de 2011

El tiempo que se pierde es un poco como morir

No incluyo a la diversión o al descanso en la pérdida de tiempo; creo que el tiempo cuenta como perdido cuando una no se entera de qué fue lo que pasó, cuando el agrado por algo se vuelve un enganche adictivo, haciendo que se pierda la frescura del gusto inicial (pasa con facebook o con los maratones de las series de televisión). También se puede pervertir la disciplina, contando los minutos para maximizar la eficiencia, eso mata al alma. O una puede ser indisciplinada culposamente, de modo que por ningún motivo va a quedarse a medias algo que se empezó muy tarde, y para ello se eliminan la hora de comer, la hora de dormir, y a veces hasta la hora del baño. Eso acaba con la salud.

Así que hoy, me encargo de lo que toca ocuparme, pero me detengo a saludar al mundo; me detuve para el almuerzo, me detuve para la comida; le pido un beso a mi marido: hago lo que puedo.

Silvia Parque 

domingo, 4 de septiembre de 2011

Vivir en domingo

Cuando vi que los fines de semana no eran lo mío, los anulé. Pude porque tengo ocupaciones en horario irregular, y todas me placen; además, ahora, gracias a la fortuna de vivir en el centro, tengo un montón de gustos a la vuelta de la esquina; el caso es que hice de cualquier día de la semana, un día propio para el paseo, el descanso o la diversión. Lo malo es que el resto de las personas sí tienen "semana laboral" y "fin de semana". Y llega el domingo...

Hay un capítulo de "Oye, Arnold" donde el Cabeza de Balón planea un sábado o un domingo perfecto -no me acuerdo, da igual-; creo que varios hicimos eso cuando niños... Podría parecer que entonces no funciona porque una depende de los adultos, porque el mundo es demasiado enorme para que algo con tan poca estatura, pueda moverse realmente a gusto dentro de él. Pero lo que no funciona son los planes demasiado ambiciosos. O sobre lo que no admite previsión.

Ahora, sólo aspiro a deshacer la maldición dominical de mi casa. Cada domingo, alrededor del desayuno, alguien bajo este techo se pone de malas y una bruma de mala vibra se extiende por las horas del día. Afuera, la gente va más o menos contenta, más o menos iluminada, y ese contraste chocante deja con ganas de adelantar el reloj y hacer el lunes: pero como vi la película de "Click", me espanta acabarme la vida, que siempre es más corta de lo que una quisiera. Así que preparo  mi conjuro...

Silvia Parque

sábado, 3 de septiembre de 2011

Gracias a los que han estado, a los que siguen estando

Necesitamos amigos. No muchos. No creo que sea realmente posible tener muchos amigos. Las personas sociables pueden tener muchas personas con las cuales salir a divertirse, muchos números de teléfono. Me cuenta una persona con muchos amigos, que se siente en confianza con todos ellos y que realmente le han acompañado en los buenos y en los malos momentos; sin embargo, también hace diferencia entre todo ese círculo y las contadas personas a las que les compartiría sus secretos.

Yo tengo pocos amigos. No soy "divertida", así que saben que no soy la persona con la que se pueda contar para la noche del sábado; soy bastante egocéntrica, por lo que casi siempre se trata de mí y no de ellos. Pero los quiero mucho. Eso no tiene mérito porque son personas especiales que se han portado maravillosamente conmigo. No sé por qué. Algunos, al poco tiempo de conocerlos. Todos, haciéndome favores del tamaño que los pida -a veces antes de que los pida-.

Dios me consiente a través de la gente que pone en mi camino. Siempre me encuentro con alguien que vale la pena -también fui haciéndome ducha en distinguir lo bueno-. El caso es que no sólo disfruto del criterio, de la visión y de la forma de ser de mis compañeros de viaje; además, he sido querida. Lo aprecio y lo agradezco.

Silvia Parque

jueves, 1 de septiembre de 2011

Opulencia

Me duele la cabeza con la intensidad de semanas de falta de sueño. Pero junto a mí hay un hermoso pan envuelto en plástico, una especie de panqué de queso. El aroma podría hacer creer que está recién hecho. Todo está bien cuando llega ese aroma.

Alrededor de mi casa hay tres panaderías, y dos tiendas que venden pan. Todas son buenas opciones. Pero la esquina de 5 de mayo con Gutiérrez Nájera es como una cueva de las delicias. Hasta su pan blanco es otra cosa. Abren sólo en la tarde. Cuesta un poquito más cada pieza. ¡Pero son otras piezas! ¡Qué cosa!

Esto es opulencia.

Silvia Parque