sábado, 15 de octubre de 2011

Típicamente materialista

Tengo un par de aretes nuevos: artesanía sencilla en madera bonita, especial como todas las maderas. Había estado cargando la resaca de un desvelo de irracional preocupación fiscal, así que a pesar de que la mañana era tan buena como cualquier regalo de Dios, tenía un ánimo medio físicamente aprehensivo, de esos en que una quiere estar bien y los hombros no se han enterado de que ya pasó la alerta, que sigue relajarse...

Había caminado mucho desde temprano, para puras cosas de mi gusto, pero al fin y al cabo, en botas de tacón, así que los pies no cooperaban con el discurso del cerebro a los hombros. Los aretes cambiaron el "modus" del día. Ni siquiera me di cuenta: iba con ellos puestos, tan campante que a los pocos metros noté mi soltura: me había enderezado y los pies volvían a ser ligeros: podía sentir el movimiento de los círculos horadados colgando de mis orejas. ¡Todo estaba bien!

Me hace feliz comprar cosas para mí. Especialmente cosas que me hagan sentir guapa. Soy tal cual indica el estereotipo: quiero más a mi marido cuando llega con un regalito, más cuando el regalo es una joyita, y más cuando... digamos... brilla más.

Silvia Parque

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