miércoles, 28 de febrero de 2018

No pensar

Estaba revisando una tesis sobre valuación de inmuebles cuando me di cuenta de que siempre pienso a "la oferta" y "la demanda" como dos caras de la misma moneda cuando no necesariamente lo son.

A menudo no pensamos en las cuestiones que no son los temas que más nos interesan o los temas con los que trabajamos y al menos yo, de pronto me pongo floja, pienso poco y eso es de algún modo alienante, de algún modo una pérdida.

Silvia Parque

martes, 27 de febrero de 2018

Pido paz

El amable lector recordará que dije que ya no habría más entradas sobre yo-enferma. Pero, ¿qué le voy a hacer? Estoy mala-mala.

Descuido a la niña y lo resiente. Hoy ha ido a la estancia de plano sin peinar. Al rato llamaron, que tenía diarrea. Ha estado bien toda la tarde, así que  no creo que esté enferma; debe haber sido algo que le cayó mal... como la masa moldeable que comió el fin de semana.

Terrible, el fin de semana. En realidad, el sábado, porque el domingo creí que ya estaba del otro lado. Lavé ropa, pero debí aprovechar que me sentía bien para limpiar porque ahora sí que no puedo y el piso es un asco. ¿Así como no se va a poner mala B?

En cuanto al trabajo, voy sacando lo que urge mientras lo demás se acumula. Ya me veo, los próximos días, desvelándome...

Ya pido paz.

Silvia Parque

domingo, 25 de febrero de 2018

En la cárcel y en la cama...

Esta será la última entrada sobre yo-enferma, primero porque se pone aburrido y luego porque más le vale al bicho acabar de desalojar: ya estuvo bueno.

Solo quiero hacer notar algo que he estado pensando: la enfermedad, como otras situaciones críticas, nos deja claro qué son las personas para nosotros. ¿A quién le contamos cómo estamos? ¿A quién le pedimos un favor? ¿Quién, sabemos que nos hará ese favor? ¿Qué esperamos de aquellos con quienes convivimos? ¿Con quién queremos estar?

Silvia Parque

viernes, 23 de febrero de 2018

Sin hablar

Quisiera escribir de algunos temas que me interesan, pero esto que me pasa es ostentoso y se lleva el protagonismo del día:

No puedo hablar.

Imagen de la escultura de La sirenita, que Marcela Escandell puso AQUÍ.

Es toda una experiencia.

Creo que yo era realmente saludable, hasta que el último semestre de la carrera, entré a trabajar a un jardín de niños.

Los niños son un foco de infección.

Lo confirmé porque años después, volví a trabajar en un kinder. Entre los bichos propagados por las criaturas y el hecho de que mi trabajo consistiera en gran medida en hablar mucho, las laringitis se volvieron recurrentes y alguna vez llegué a quedar casi afónica.

Pero hoy sí que no hablo. Es raro porque no me duele la garganta: más bien no tengo aire.

¿He contado que yo no me contagio? No me cuido de la gente enferma porque no me contagio. De verdad, mi cuerpo no toma los bichos de otros. Excepto los de mi hija.

Para más detalles: en realidad si es necesario, sí puedo hablar, pero me cansa muchísimo. Me voy sintiendo mejor, hablo y para abajo; ahí sí me raspa la garganta, pero sobre todo, se me endurece el pecho y se me embota la cabeza. Vuelvo al silencio y mejoro.

Me gusta. Me gusta la alteración de conciencia y la sensación de aislamiento. No puedo detenerme a "disfrutarlo" porque es de lo más difícil hacer de mamá sin poder hablar. Pero es toda una experiencia.

Silvia Parque

miércoles, 21 de febrero de 2018

El bicho

Así podría verse.
.
El bicho me tiene molida. Hace unas horas redobló el ataque.

Entre su efecto y el trabajo, la casa es un caos.

Me hacen falta unas veinte horas seguidas de sueño, pero eso sí que es un sueño en mis circunstancias.

Silvia Parque

lunes, 19 de febrero de 2018

Mujeres de treinta y tantos

Creo que hay un subconjunto entre las mujeres de mi edad -en el que me encuentro, junto con algunas amigas- que está soltera luego de una relación amorosa importante y estable, digamos "definitoria" y que se creía "definitiva". Algunas quisiéramos tener pareja, otras no están "queriéndolo"; pero las que conozco coinciden conmigo en haber pasado ese "asunto" a un segundo plano; no porque "el tema" pierda importancia sino porque otras cosas ocupan el primer plano.

Es la edad o más bien, la etapa vital. Estamos ocupadas y a veces preocupadas. Las que tenemos hijos gastamos con ellos gran parte de nuestro tiempo y energía. Entre más reciente sea la ruptura, más duele, pero estamos conscientes de que el desamor, la decepción, la frustración, todo el kit puede ser jodido pero no mata. Preferimos estar bien que otros arreglos. No pagamos sobreprecios en el mercado de las relaciones. 

Me ha llamado la atención hablar con mujeres diferentes entre sí, con historias de amor y de separación diversas, que coinciden en estas cosas.

Silvia Parque

domingo, 18 de febrero de 2018

De vuelta

Por fin tengo Internet de nuevo. También tengo un bicho que B me pasó; en la tarde me tumbó de plano, pero parece que eso fue lo peor y voy mejorando. Luego de las semanas de ansiedad, estoy bien. Feliz con el Internet. Con planes.

Silvia Parque

sábado, 10 de febrero de 2018

Urgida

Ya no puedo más sin Internet. En realidad, en cuanto al trabajo, me he adaptado a no tenerlo en casa: voy al lugar donde rento una computadora, bajo archivos, envío archivos, contesto el correo y una vez a la semana, en casa de mi abuela, estoy en videoconferencia de a tres con unos clientes y aprovecho para navegar un poco. No es "lo mejor", pero se puede, especialmente porque la actividad para la que más requiero estar en línea está en pausa por ahora. Pero me quedo sin los blogs, sin la página de Facebook y sin mis redes. Puedo estar sin Facebook y sin Twitter, pero estar sin la página me puede realmente y los blogs, ni se diga. Es una cuestión de salud mental, creo. Hace poco tuve una conversación sobre las conversaciones; a propósito de que me encontraba ansiosa, la persona me sugería hablar más. Yo pensé que no me gusta "hablar", suele parecerme contraproducente. No me gusta compartirme. Soy para mí, para los muy míos; cuando dejé de tener marido, los "muy míos" se redujeron a una "muy mía". Estoy de acuerdo con que todos necesitamos alguien fuera de nuestro núcleo; cuando no he tenido a nadie ha sido malo (gracias a Dios han sido pocos momentos). Ahora hablo con una amiga con la que puedo entenderme y con la que sí me gusta compartirme; pero una persona es suficiente, supongo que sería genial que hubiera dos o tres. El papá de B está dispuesto a escucharme en cualquier momento y ha estado ahí apoyándome en las malas y las muy malas; pero justo cuando estoy muy ansiosa, no quiero hablar con él porque me pongo nefasta. Pensaba en eso y pensé que escribo. Eso previene la ansiedad y es capaz de quitármela. De hecho ahora mismo iba a escribir "he dicho que  no me gusta compartirme" porque en este blog escribo como si hablara. Si por mi fuera lo diría todo: qué comí, qué vi, qué pensé, cómo me sentí, qué había en el camino y que ayer tuve el vientre increíblemente inflamado. Soy obscena sin problema pero he preferido que este espacio no sea "tan así", en todo caso es mi espacio, mi casa, donde puede ser como yo quiera y me basta con que "pueda ser" para sentirme libre de decir y satisfecha como si hubiera dicho. Sería totalmente abierta en cuanto a todo lo que me pasa y lo que pasa por mi cabeza, si no debiera ser prudente en atención a otras personas. Pero hasta donde llego compartiendo, estoy bien, me hace bien. Lo necesito. Y podría escribir en la computadora o en un cuaderno; pero necesito publicar. Creo que es la forma en que converso

Silvia Parque