miércoles, 31 de diciembre de 2014

Bienvenido, 2015

¡Feliz año nuevo!

Que vean realizados sus mejores deseos.

Silvia Parque

Hacerme lo que estoy llamada a ser

Cuando era niña, el futuro de mi imaginación era una nube de intensidad. Supongo que en la pubertad empecé a tener verdaderas aspiraciones y me veía siendo una "gran" algo.

Creo que en la adolescencia me ocupé tan fielmente de estar siendo, que no me veía en el futuro; pero sí que daba por sentado esa "grandeza" que tenía vista: me iría muy bien en esto y aquello.

El futuro me encontró haciendo realidad esa imaginación de cuando era niña, en un goce intenso y maravilloso. Cuando hubo que enfrentar las demandas de una realidad que se resiste al puro goce, fui valorando y queriendo cosas diferentes. Ya no quería ser una "gran" nada y quería que me fuera bien en cosas que no había contemplado.

Hace poco pensaba en lo terrible que sería ser realmente "grande", como Abraham o como María. Pero no me hace falta detenerme a pensar para tener siempre en cuenta lo incómodo que puede ser vivir en un candelero o peor aún, lo mortificante de tomar decisiones que atraviesan las vidas de otros, a veces literalmente. A mí, estar a cargo de dos tortugas me provee suficiente emoción y ahora, la aventura de tener una hija -por la que doy gracias a Dios-, me parece del tamaño del mundo.

Fue bueno para mi camino, renunciar a las expectativas de otros sobre mí y liberarme de la medida convencional del éxito; pero algo falta y no soporto hacerme tonta; soy floja, egocéntrica, muchas cosas, pero no soy alguien que pueda hacerse tonta, así que no puedo darle la vuelta al par de tareas que tengo pendientes... de hecho puedo dejarlas pendientes por la eternidad, lo que no puedo es darle la vuelta a que están ahí: pendientes. Veamos este 2015.

Silvia Parque

martes, 30 de diciembre de 2014

La posibilidad del tasamiento

En estos días de fin de año, viene bien valorar a las personas en nuestras vidas. Y no me refiero necesariamente a dar valor positivo, sino a "tasar". 

Sería por demás arrogante pretender determinar el valor de una persona, pero se vale reflexionar sobre el valor que puede tener en nuestra vida. Con las cosas materiales, se considera que algo es valioso porque enriquece, sirve, gusta; de alguna manera, aporta algo. Creo que más o menos en líneas generales, para un examen rápido, se vale usar este criterio con las personas... y se vale encontrar que alguien no aporta algo que queramos, incluso cuando antes sí lo queríamos.

Parece una mentalidad muy económica, como de puro interés en lo que vamos a obtener -cuando en todo caso, bueno sería pensar en qué vamos a dar-; pero no estoy enfocando el momento de un encuentro o del inicio de una relación, sino un momento en el que ya se ha sentido la influencia de alguien, y se puede ver si su compañía, suma o resta a nuestro camino. Ni siquiera una persona querida puede ser más valiosa que ese camino. 

Probablemente, no sea buena idea "despedir" a todo el amigo, allegado o conocido, que en un momento dado, no es alguien cuya vibra nos apetezca (nótese que esta entrada no se refiere a la familia). Pero tener conciencia sobre la relación, o la simple interacción que se da con la persona, nos puede resituar convenientemente. 

Silvia Parque

Junto con pegado

Cuando entras a una página peligrosa, te topas con esos recuadros del mal que te invitan a hacer click para ganarte una tablet o $1'000,000. Supongo que no cae nadie mayor de diez años y menor de ochenta, que tenga más de unos meses navegando. Están los otros, más difíciles de evitar, que son el mismísimo click con el que te vas a deshacer de un recuadro o de toda una página y por el cual, a veces no queda de otra, más que apagar la máquina. Se evitan con los antivirus que vienen con anti-todo.

Pero hay otra cosa que me disgusta y creo que no es evitable... no sé cómo llamarla... cuando entrar en algo te hace entrar en otra cosa. Ayer paseaba por la blogósfera y comenté algo en un blog; me distraje, si no, no habría comentado; el caso es que mi comentario se hizo desde mi cuenta de Google. Y yo comento en los blogs desde mi cuenta en Blogger. Ya sé que Blogger está con Google, sí; pero tengo una cuenta para una cosa y otra para otra. Así le va bien a mi neurosis. Tampoco me gusta que Linkedin me "hable" desde la cuenta del correo alterno que le di. ¿Por qué no sigue contactándome en la cuenta que tiene marcada como correo principal? Me molesta sentir que toman sus propias decisiones.

Silvia Parque

lunes, 29 de diciembre de 2014

Para el pan blanco, el supermercado

Tengo tres panaderías a la redonda. En la que está más cerca, a unos cuantos metros, hacen buenas donas de chocolate; lo demás no está mal. La siguiente no me gusta; me hacía ilusión su milhojas, porque en las otras no lo hacen, pero no está bueno. Mi favorita es la menos cercana; una panadería integral en la que el pan dulce cuesta un poco más, pero vale la pena; me aficioné a sus bigotes de chocolate... Sin embargo, para el pan blanco: ninguna como el del supermercado; en lo dulce no destacan, pero se lucen con lo simple.

Silvia Parque

Candy Candy: aprender el drama

Ayer vi los primeros seis capítulos de Candy Candy. Recordaba la trama, en general, pero de todas formas me sorprendió la lloradera. Un dramón. Casi porno emocional.

Como muchas, fui una niña enamorada de Terry, que era más o menos, el atrevido de la serie. No es que fuera el esposo rudo de Un tranvía llamado deseo; pero entre eso, y las películas de Pedro Infante, ¿qué se podía esperar? Se arman ensoñaciones, se normaliza...

Hay una escena maravillosa, creo que de Ustedes los ricos, en la que una mujer va a molestar a la esposa de Pepe El Toro: le dice que él la engaña, que habló con otra por teléfono, y van a encontrarse; la virtuosa esposa responde algo así como que no cree nada, pero que ultimadamente, para eso él es el hombre, y puede hacer lo que le dé la gana. Yo me fascinaba.

Ahora me doy cuenta de que no ponía verdadera atención en cómo esa esposa lloraba después. Las lágrimas también eran de caricatura, un aderezo para el cuadro. Después de todo, era una película.

Silvia Parque

sábado, 27 de diciembre de 2014

Lucro navideño

En estas fechas, las compras de regalos, comida y demás, provocan algunos comentarios de molestia en relación con quienes lucran aprovechando la temporada.

A mí, en cambio, me gusta mucho que otros hagan dinero. Me parece estupendo que les vaya muy bien: que vendan un montón de esto o aquello, que se hayan dado gusto los que han comprado, que se enriquezcan quienes han puesto lazos rojos a su mercancía.

Cosa aparte es el enriquecimiento construido sobre el abuso hacia otros.

Silvia Parque

viernes, 26 de diciembre de 2014

El día en que no se puede huir

El día 26 no hay manera de huirle a lavar los platos. Bueno: siempre hay manera de huirle, pero ya no está justificado. El ánimo sigue festivo, pero hay que ordenar lo que se desordena en la fiesta, incluidos horarios de trabajo.

Era genial, cuando era niña, seguir en la vacación hasta el día de volver a la escuela. Nunca he querido volver a eso; siempre he preferido estar crecida; pero qué rico es que otro(s) se haga(n) cargo de todo. Esperando un bebé, no se puede huir de saber que a una le toca ser la responsable.

Silvia Parque 

miércoles, 24 de diciembre de 2014

El día de nochebuena - Realmente, todo es bueno

Visto aretes de Santa, y un anillo con cuadritos de plástico verde, que en conjunto indican que la fiesta es muy en serio.

A mi alrededor ha quedado limpio sin mi intervención. El embarazo me exime de mi parte en la limpieza, en cuanto digo "la panza está pesada". Eso es bueno, aunque ha supuesto relegar a la recámara del plan "toda la casa guapa".

Mi repertorio de audio para el día, le ha hecho lugar a Fangoria y a los que musicalizaron la serie del auto increíble. Es lo que tiene compartir, y es bueno.

En la cocina hay pierna mechada esperando salir de su envase de unicel, verduras que van a convertirse en ensalada, y pasta que irá a cocerse en agua hirviendo.

Hasta he contando "un cuento de navidad".

Silvia Parque

El día de la nochebuena

Me he levantado tarde y he pensado en sustraer una de las tartitas pensadas para el desayuno de navidad; pero resisto.

El día empezó con felicitaciones, incluido un correo electrónico de un amigo extranjero al que no veo hace años. Eso es más navideño que las tartitas: que se acerquen en cariño los que estaban lejos.

Sigue poner la casa decente para la cena. No podría disfrutar por completo de los platos nuevos -blancos, franceses, preciosos-, con cosas en el piso del estudio y el baño menos que bien limpio.

También toca que se me tolere programación cursi y repetida. En la mañana, documentales sobre la navidad; para la tarde, películas de navidad, y hacia la noche, villancicos: no lo mejor que haya, sino lo que oí de niña, y cabe mencionar que mi familia, que me dio mucho amor y muchas cosas buenas, no me dio una buen repertorio musical para recordar.

El clima frío está en su punto. El cielo tiene suficientes nubes para que el ambiente esté blanco, pero deja pasar suficiente sol para dar alegría al que lo necesite.

Y yo tengo una bebé en la panza.

Todo está bien.

Silvia Parque

martes, 23 de diciembre de 2014

La mesa de mañana

Las compras para la cena de navidad me han dejado exhausta. He cargado yo misma mis tres bolsas del supermercado, y eso es algo que casi nunca ocurre. 

Es genial tener lo necesario para que mañana sea especial. Claro que lo importante está en el significado de la noche; pero qué maravilla que la mesa se ponga guapa. Estoy muy agradecida porque eso va a ser posible. 

Silvia Parque

Sobre-ocupación en relación con las sensaciones del cuerpo

Si quedamos en vernos, por ejemplo, en la alameda, para mí es más o menos como decir que nos vemos en algún sitio en el mundo. Ahora exagero un poquito, pero lo viví así durante años: ¿En la entrada? ¿En cuál de las dos? ¿Afuera? ¿Adentro? He mejorado mucho en este asunto. Me dejo llevar y confío: las cosas suceden, la gente se encuentra... Pero así fue... y lo que queda de eso me hace preguntarme si es normal cada sensación nueva de mi cuerpo. Con 19 semanas de embarazo, ya conozco la respuesta -no me ha pasado nada peligroso-; pero me lo pregunto de todas formas, cada vez.

Pasé de la atención pública a la atención privada, entre otras cosas, porque necesitaba mayor información. Mi doctora es una bendición, y como suelen ofrecer los médicos en atención privada, puedo llamarle o escribirle si tengo una duda. No lo hago porque mis dudas son siempre la misma: "¿Está bien que sienta X?", siendo "X" cualquier sensación en el área abdominal. Me respondo a mí misma porque observándome desde fuera, entiendo que no hay de qué preocuparse. Pero lo que entiendo no me tranquiliza de inmediato; tarda un ratito. 

Y es que yo comprendo que las personas normales se encuentran bien con la información brindada en modo persona normal a persona normal; pero para mí, cada afirmación que no es muy específica, contiene la mar de posibilidades: los calambres o similares son normales, si no duelen mucho; es normal que la panza se ponga un poco dura, si no es muy dura o por mucho tiempo. Y ¿cómo sé yo cuando algo es "muy" o "mucho"? La intensidad la descarto porque conozco mis delicadezas. Ahora puedo lidiar con la duración, porque se me ocurrió tomar el tiempo.

No vaya a dejar la impresión de que la paso mal. Voy surfeando por las novedades y estoy segura de que acabaré por adaptarme a todo, cuando la bebé haya nacido y sea tiempo de otras adaptaciones.

Silvia Parque

Estar amando y amar

Entre las cosas sorprendentes que pasaron en mi tiempo de análisis estuvo esta pregunta-declaración de mi analista, que he comentado alguna otra vez:

"¿Y por qué piensa que eso no es amor? El amor es de muchas maneras".

Yo estaba hablando de que alguien no me amaba, puesto que se había portado de un modo que no corresponde con "el amor".

La verdad es que las personas nos portamos nada más que como personas. Cuando alguien engaña, ofende, deja de lado al otro, etc., no le está amando con esos actos, puede que no le esté amando en absoluto; pero que no esté haciéndolo, no significa necesariamente que no lo haga.

Silvia Parque

lunes, 22 de diciembre de 2014

No somos iguales, y por eso a unos les toca portarse mejor que a otros

Jugamos diferentes posiciones en la vida, y nos corresponden diferentes recursos, permisos, deberes, etc., según nuestra posición. Me parece -por decir lo menos- de cortas miras, alegar que un adulto, un padre, un profesor, hace algo ofensivo porque el menor, el hijo o el alumno, ha hecho tal otra cosa. Bueno sería para estas generaciones de niños y adolescentes, que muchos adultos se sacudieran el miedo a imponer disciplina, pero no estoy hablando de eso, sino de hacerle la guerra al que de alguna manera está sujeto, subordinado, y ni siquiera ha terminado de crecer. Con las redes sociales en internet, se dan casos de adultos en posición de autoridad, que publican fotos, videos o descripciones humillantes de lo que pasa en el ámbito privado con los menores, a veces a modo de castigo, sin pensar en la dimensión de la divulgación de los datos, a veces en un simple "tú por tú" revanchista, donde se han perdido los papeles.

Todos nos merecemos respeto por parte de todos, porque somos personas; valemos lo mismo, por supuesto. Pero no somos iguales: no somos lo mismo cuando ocupamos una posición diferente a la del otro. Así que no: no se trata igual al compañero de juerga que a la mamá. Pero el trato de consideración y hasta de miramiento, que merece por ejemplo, la mamá, habría de merecerlo; que su posición se lo otorgue, digamos, por default, provoca mayor deber moral de ella respecto a lo que honra la identidad que está encarnando. Más sencillamente: quien se encuentra en un lugar de autoridad, de cualquier tipo, pero sobre todo de autoridad moral, debe ser la primera persona en respetar, la persona que pone el ejemplo. Saberlo y asumirlo no va a impedir que un ser humano se equivoque, explote, se descuide y deje crecer algo del moho de la vileza; pero sí va a hacer que el error se reconozca, que se exploren mejores maneras.

Silvia Parque

Mi incursión en el asco

El embarazo me ha llevado al increíble mundo del asco. Es increíble para mí, porque soy -o era- la persona menos asqueable que conozco. Olores, imágenes, y otras sensaciones que a otros volteaban al revés, a mí apenas me hacían algún efecto.

Con el embarazo, pasar frente a la carnicería, junto a la olla de las carnitas, cuando están recalentando el aceite, se puso desagradable. Luego vino lidiar con la carne cruda. Aunque me producían asco algunas comidas -pocas-, nada fue como la carne cruda: ver o imaginar el chorrito rojo que suele escurrir.

Hoy, que ya casi he vuelto a la normalidad, he tenido un episodio con una pequeña cosa oscura en un plátano; algo comestible que era parte del plátano, y que tuve la mala idea de voltear a ver, después de la basca por haberlo sentido.

Lo más terrible fue hace poco, en el baño de un camión, en carretera. Me pasaba al principio, en el baño de mi casa, que me daba asco ver el agua junta: el agua limpia del tanque o de la taza del inodoro. Afortunadamente, eso duró poco. En el camión fue solo un momento, pero fue terrible. Era un bañito incómodo, pero limpio y funcional. Fui unas mil veces durante el viaje, y en una de esas vueltas, por alguna extraña razón, volteé a ver el inodoro, después de orinar. Mi propia orina produjo una especie de espíritu del amonio ascendiendo hasta mi nariz, y casi vomito. Lo que tardé en salir de ahí, me pareció eterno.

Silvia Parque



La sinceridad del "feliz navidad"

Hay personas que suponen que las felicitaciones de estas fechas son hipocresía o en el mejor de los casos, convencionalismo. Habrá para quienes sea así; pero hay muchas personas para quienes no; no para mí.

La gente se extraña de que alguien desee "feliz algo" al familiar a quien no ha tenido mucho en cuenta el resto del año; menos creen que haya sinceridad en el "feliz algo" para el empleado de la tienda o el desconocido. Supongo que ellos no pueden desearlo más que a las personas que aman. Para mí es natural desear felicidad porque estoy habituada a pensar en lo bueno y a imaginar, así que usualmente deseo, por ejemplo, que prospere el negocio donde compro. ¡Pero no es difícil contagiarse de buenos sentimientos! Lo difícil es conservar el sentimiento en febrero.

Ser envuelta por lo bueno es fácil y natural, si una no se ha endurecido; es agradable y una suele envolverse verdaderamente en lo que trae satisfacción. Algunas personas piensan que esta volatilidad de los buenos deseos es lo que impide que sean reales. Pero hay cosas que son así: lo que son en un momento; puede que no valgan lo mismo que lo perdurable, pero eso no les quita lo real, ni lo que tengan de bueno.

Silvia Parque

domingo, 21 de diciembre de 2014

Dirección

A veces, en el culto, el Pastor, la Pastora o la persona que ministra, pide a las personas, o a personas con alguna particularidad- que pasen al frente, casi siempre para orar por ellas; a veces, por todas a la vez, a veces, por cada cual. La primera vez o una de las primeras veces que pasé al frente, el Pastor preguntó qué quería, y respondí que quería saber qué quería Él que hiciera -Dios, se entiende-.

Hay un par de cosas que he querido durante lo que para mí es mucho tiempo; son cosas buenas, y es legítimo que las quiera; en ocasiones, cuando siento mucho su falta, me desanimo. Hoy estaba en eso: sintiendo la falta de lo que no tengo; pero al llevar a Dios mi querencia, como una necesidad, lo que quise pedir fue dirección. Entendí que hay muchos "niveles" en los que se puede "querer" algo: el deseo casi carnal, el anhelo profundo, la pretensión que se convierte en objetivo, y el querer por necesidad. Puedo querer muchas cosas, y puedo querer mucho algunas; pero nada me es necesario como Su presencia. De sentir eso a conseguir ser obediente, hay un trecho; pero así pasa.

Silvia Parque

sábado, 20 de diciembre de 2014

En busca de lavandería

Hace mucho, mucho tiempo, en otra casa en un lejano lugar, murió mi lavadora. Desde entonces, lavo a mano lo más manejable, y llevo a la lavandería lo más difícil de lavar.

Ahora vivo en lugar lleno de lavanderías. Caminando en un radio de cinco minutos a la redonda, hay siete, sin contar las que están un poco menos cerca. Pero todas son un caso. O no respetan sus horarios, o no aceptan sino varias prendas de ropa del mismo color, o lavan mal, en sus variantes: no dejar la ropa limpia, manchar con cloro o encoger la ropa.

Me ilusionó la séptima lavandería que apareció: buena imagen, y ofertas por inauguración. Pero también me ha decepcionado. Tendré que ir a explorar, fuera de la colonia, porque tengo sábanas nuevas y no se van a ir a bañar hasta que encuentre un lugar seguro para ellas.

Me pregunto: con tanta competencia, ¿no le iría muy bien a la que destacara por competente?

Silvia Parque

Cuando no te alegra su alegría

Podría pensarse que cuando quieres a alguien, te alegra su alegría. Y así es, pero no tan sencillamente.

En principio, la alegría es un estado de ánimo, pasajero como todos los estados de ánimo, que puede tener origen en múltiples causas, y algunas, pueden no ser como para dar alegría a otros. Si alguien que quieres se alegra, por ejemplo, por haber conseguido un objetivo tramposamente, puede que no te alegre. A veces, incluso, el motivo de la alegría del otro, terminará afectándote negativamente. Sabes que esa invitación que ha recibido, que esa puerta que se le ha abierto, que ese dinero extra, te traerá problemas. Si te va a traer problemas, pero también será algo realmente bueno para el otro, tal vez te esfuerces por anteponer el interés de quien quieres. Pero lo que alegra no necesariamente es algo realmente bueno siempre. Porque estar alegre es genial, pero no es igual que "estar bien".

Silvia Parque

Los brazos

Como se sabe, una no aprecia en todo lo que vale, al dedo meñique del pie, hasta que algo le pasa. Así, con dolor en un brazo, en el otro, o en los dos, puedo apreciar lo presentes que han estado toda la vida. No solamente son para llevar las manos a manipular los objetos del mundo, sino que son parte del equilibrio para cualquier movimiento. Se hace muy difícil entrar o salir de la cama. Simplemente, al caminar, cada paso retumba en los brazos, aunque una suponga que no los está moviendo. 

Silvia Parque

viernes, 19 de diciembre de 2014

Ver el árbol de navidad


Me siento en el sillón a lo que sea, y me complazco en el árbol de navidad. Combina bien: verde, blanco, rojo y azul. Sencillo, justo; con un poco de brillo nada más. Antes de hacerlo, había pensado que tuviera una estrella, pero es mejor así, sin estrella esta vez.

Un día tendremos el árbol que la niña quiera. Yo amaba que nuestro árbol -cuando era niña- tuviera adornos de todo tipo, esferas de todos tamaños y colores. Se veía muy bonito, pero nada que ver con las cosas elegantes que se usan ahora, de un estilo determinado, con un solo color o tonos en juego. Hacía honor a la frase "como árbol de navidad".

Silvia Parque

Querer que sea

Es común que las personas pregunten, frente a la panza del embarazo: "¿Ya sabes qué va a ser?", en relación con el sexo del bebé. Si no sabes, suelen preguntar, "¿y qué quieres que sea?"

Para cuando se sabe si es niño o niña, no hay más de esa pregunta, aunque en el transcurso del embarazo, hay cada vez más una especie de querer que sea algo, consciente o inconscientemente. Por supuesto, una quisiera hijos completos y sanos, con diez deditos en las manos, diez deditos en los pies, y todo lo que lleven por dentro, funcionando como se espera. Es lo importante. Sin embargo, en la imaginación caben muchas cosas, y una imagina...

Yo creo que no quiero que sea muy inteligente, muy simpática, o notable en ningún sentido. No es que quiera que no-sea esas cosas; simplemente, no las estoy deseando. Doy por hecho que será inteligente, y que una se las arregla bien con lo que le toque de otras cosas. En todo caso, quisiera que fuera bonita. Suena fatal, pero es la verdad. Tampoco lo estoy deseando; primero porque también lo doy por hecho -con menos seguridad que lo de la inteligencia-, y luego porque si no fuera bonita, seguro sería guapa. Sé que aludir a la belleza física es terriblemente superficial, pero no hay mucho de qué preocuparse: no dejo que ninguna de mis imaginaciones cristalice como algo que la bebé tenga que ser o hacer para darme gusto. Y en realidad, seriamente, solo quiero que sea feliz.

Silvia Parque

Hijo / hija adolescente anuncia embarazo

Ayer buscaba en Youtube algo sobre el embarazo y encontré el video de una adolescente que hace a su mamá la broma de decirle "estoy embarazada". Vi ése y no sé cuántos más, con las variantes: hija le dice al papá, hijo le dice a la mamá, hijo le dice al papá; hasta vi a unas hermanas y a una chica con una tía.

Quedé impresionada con las reacciones de la mayoría de los papás y las mamás. Lo primero que salta a mi vista es un afán de "deshacerse del problema". Luego, el machismo en toda su expresión. Después: la agresión.

Papás y mamás de diferentes países coinciden en empezar con: "¿Pero tú estás loco(a)? ¿Qué tienes en la cabeza?" De ahí en adelante, viene una serie de groserías.

Se trata de chicos o chicas de trece a dieciséis años, más o menos, así que no es para que los papás suspiren y sonrían. Pero no sé si me explico: el lenguaje florido no estaba expresando consternación; a mí me pareció una agresión ofensiva.

Creo que la reacción más madura que vi fue de un papá que tiene la gracia de decirle al chico algo así como "ahora vas a ver: le voy a decir a tu mamá".

No es que me parezca abominable que los papás consideren la opción del aborto o que tengan en cuenta que el futuro nieto podría no ser hijo del hijo, es que la actitud que sostenía las expresiones sí era terrible. Una mamá casi lo primero que le dice a la hija es: "¡No lo vas a tener!" Así: porque ella dice... Y cuando es un chico, papá y mamá razonan alrededor de la premisa "el embarazado no es él".

No vi apoyo. El modo de dar mensajes en el sentido "ahora tendrás que hacerte cargo" parecía más bien una prisa de los padres por desembarazarse ellos del asunto, frente al miedo de que si no lo logran, terminarán ellos haciéndose cargo.

Vi modos de relación, por decir lo menos, bien poco respetuosos. A los chicos debe parecerles normal, puesto que al final se ríen y han subido el video como algo gracioso. Pero qué triste debe sentirse una quinceañera embarazada con esa reacción de su mamá. Qué sola o qué solos.

Silvia Parque

jueves, 18 de diciembre de 2014

Por mientras

El "por mientras" es muy peligroso. En las cosas de todos los días, no pasa nada: una está esperando que las papas terminen de cocerse, y "por mientras", hace tal cosa. Pero en la vida, puede hacer de engañabobos. Quieres un empleo de tal tipo, que no consigues a la primera, y "por mientras", aceptas lo que hay. Necesitas dinero, y "por mientras", te dedicas a cosas incompatibles con el estilo de vida que sueñas. Y el "mientras" se extiende gelatinosamente hasta abarcar toda una etapa de tu vida. Un hijo crece en el "mientras" de un adulto.

Silvia Parque

Algo he hecho y no sé qué

Yo bebo poco. Me pongo ebria muy rápido, así que con poco, tengo suficiente. Nunca he estado muy bebida fuera de mi casa, y nunca he estado tan bebida como para no recordar qué hice. Pero hace tiempo me pregunto por qué me llegan correos electrónicos de "Taringa". De alguna manera sé que yo hice algo "con" o en" ese sitio, pero no tengo idea ni de qué se trate. Lo he buscado en Google y me resulta por completo desconocido y ajeno a mi interés; pero sigo sabiendo/sintiendo que yo hice que me llegaran esos correos...

Silvia Parque

Vivir con dolor

Eventualmente, el estrés puede causarme un dolor intenso en brazos, hombros y cuello. El problema es que no se trata de "estrés" como suele concebirse: no es preocupación por algún problema, ni saturación de trabajo; este estrés, me explicó el médico, viene por tener varias cosas en mente o por ambientes con muchos estímulos.

Ayer volví a sentir el dolor éste, del que hablo: empezó en el brazo y se extendió. Para la noche no podía moverme sin ayuda. Pero Dios es grande: estoy mucho mejor y sé que terminará.

Es así: se pasa y termina. Hará más de un año que ocurrió la última vez. La solución es mantenerme relajada; pero se requiere una relajación que es de ligas mayores. En cambio, otra gente vive con el dolor. Algunos pacientes de cáncer, por ejemplo. Nada les alivia o su única alternativa son drogas que los duermen. Pienso también en los niños en rehabilitación, que se esfuerzan del tamaño del dolor que he sentido para alzar un brazo, pero todos los días durante meses e incluso años.

A veces le pedimos mucho a las personas. Hay ancianos francamente amargados, con los que cuesta convivir; pero pocas veces nos detenemos a pensar en qué les duele, y a veces les duele todo. Imagino la desesperación de quienes llegan a dispararse en un lugar del cuerpo diferente al que siempre les duele, con tal de aminorar el dolor original. Los juzgamos locos, pero es que no es para menos.

Silvia Parque

miércoles, 17 de diciembre de 2014

No critiques sin permiso

Habría que divulgar que cuando alguien pregunta "¿te puedo decir algo?", la respuesta puede ser "no". Y es que la preguntita suele hacerse cuando lo que vas a decir es una crítica. Y no todas las personas quieren críticas, aunque sean constructivas (o no las quieren todo el tiempo o no sobre todas las cosas o no de todas las personas).

Silvia Parque

¿Participas en redes de uso indebido de imágenes?

A menudo aparecen entre las publicaciones de mis contactos en redes sociales, imágenes que hacen "broma" en base a la discriminación social y racial, y con mayor frecuencia, imágenes en las que se hace escarnio de un tipo o condición física. Me refiero, por ejemplo, a esas fotos con letreros, en las que una mujer gorda, una niña indígena, un hombre con alguna malformación, etc., etc., es usado como objeto para la diversión, sin consideración por su calidad de persona. Para empezar, es evidente que en la mayoría de los casos, los retratados no dieron su consentimiento para que su imagen fuera usada de la manera en que se usa. Demos respeto.

Silvia Parque

El primer hijo a los 34

Un poco después de los treinta años, me encontré queriendo un hijo, y teniendo en mente que hay una "fecha límite natural" para eso. Hubo que pensar en el tema y tomar decisiones.

Primero, me dejé claro que estaba satisfecha con no haber buscado un hijo cuando todavía no era mi deseo. Estuvo bien para mí, vivir en pareja sin hijos, cursar un posgrado sin hijos, y trabajar sin hijos. Pero sobre todo, está bien para mí escucharme a mí misma.

Luego vino establecer prioridades. Quería un hijo, pero en o con "tales" condiciones. Como no había "tales condiciones", me pregunté si podían hacerse a un lado. Fue complicado y no fue rápido; pero decidí qué quería para mi vida y para mi familia, y asumí la decisión como un hecho.

[Asumir decisiones "como un hecho" es un poco como ser empleado de una compañía con políticas funcionales y bien establecidas: el empleado no tiene que pensar si hará una concesión a ese cliente en particular: hay una política de la que se desprende cómo actuar en cada caso.]

Disfrutando mi embarazo ahora, encuentro ventajas de vivirlo con 34 años cumplidos. No creo que sean generalizables; son simplemente, ventajas para mí.

- Soy "delicadita". No soporto que la ropa me incomode, por ejemplo. Cosas que otras mujeres apenas notan o que no les molestan, a mí me hacen mella, así que necesitaba "madurez" para atravesar por las náuseas, el cansancio y los pequeños dolores que han acompañado el embarazo (y no la tenía hasta hace poco).

- No comparto mucha de la cultura en relación con la maternidad y sus asociados, de por este lado del mundo. Así que también necesitaba "madurez" para autorizar mis juicios y elecciones, de modo que pudiera desprenderme de culpas por no ser o hacer como otras mujeres frente a sus embarazos, y su ser madres.

- Habiendo seguido siempre -o casi siempre- mis sueños, el embarazo no interfiere con nada que quiera ser o hacer ahora, ni termina con nada que quisiera seguir siendo o haciendo; al contrario; me cuido de no "usar" a la bebé, pero es la mejor y más fuerte motivación que haya tenido, para concretar mis proyectos.

- No tengo miedos de los que oigo hablar a mujeres más jóvenes... como de tipo "existencial". No me preocupa "ser buena madre", o cómo criar hijos "estando el mundo como está". Creo que la generalidad de las personas, vivimos los veintitantos como una edad progre: hacemos un proyecto de vida y hay quien mete ahí algo así como un "proyecto de hijo"; pero muchos acabamos sorprendidos por lo que fue pasando en el camino de la edad adulta, y algunos, entre adaptarnos y aceptar, quitamos expectativas respecto a los otros, hasta salir por completo de esta visión de "logro", en la que hay algo que alcanzar.

Silvia Parque

martes, 16 de diciembre de 2014

El nuevo árbol de navidad

He puesto el árbol de navidad más chulo de todos mis años poniendo árboles de navidad. Lo he dibujado en papel y lo colgamos de un hilo, en un clavo en la pared. Cuando se abre la puerta, entra el aire y lo hace moverse, con lo que gana efectos.

Combina con el nacimiento de cartón plastificado.

Abajo -del árbol, se entiende- está llenito de regalos que ha enviado la familia para la bebé. Brilla más la navidad, con niños.

Silvia Parque

"Las preguntas básicas de cualquier matrimonio"

Vi "Perdida" este fin de semana. AQUÍ la crítica de Cinéfilo Club.

A mí me pareció demasiado extensa; tan-demasiado como para ser lo primero a mencionar; pero buena, también; consiguió interesarme desde el principio (creo que el libro debe ser muy bueno).

Al inicio, el personaje principal menciona "las preguntas básicas de cualquier matrimonio":
¿Qué estás pensando? ¿Cómo te sientes? ¿Qué nos hemos hecho el uno al otro?
Al final de la peli, se repiten las preguntas, agregando: "¿Qué nos vamos a hacer?"

Me pareció una ilustración terrible -tal vez por real- de algunos caminos matrimoniales, de un punto de no retorno al que se llega a veces.

Silvia Parque

lunes, 15 de diciembre de 2014

Hay de cosas a cosas, en esta panza

La ginecóloga me señaló de dónde a dónde, lo que haya sentido podría ser la bebé, y de dónde a dónde, sería más bien el intestino.

Ya me he disculpado por confundirla con semejantes cosas.

Silvia Parque

domingo, 14 de diciembre de 2014

Comida de domingo

Amo la carne. Amo comer carne. (Así es de donde yo vengo.)

Esta vez puse una cama de cebollas de rabo que cociné con aceite de oliva y salsa de soya. Luego la carne. Deliciosa con limón, pimienta y sal. Sencillo y más que mucho muy rico.

Buena carne con buenas tortillas de maíz.

Silvia Parque

sábado, 13 de diciembre de 2014

Cuándo tener sexo con una mujer, es violarla

Para los hombres que no saben cuándo tener sexo con una mujer es violarla, creo que habría que hacer una "clave" fácil de recordar. Se me ocurre: 

< Es violación si no quiere tener sexo contigo. >

Nada en el contexto o las circunstancias anula la regla: cuando no quiere tener sexo contigo, no tengas sexo con ella. Podemos pensar que hay hombres que honestamente no saben cuándo una mujer no quiere tener sexo. Para ellos, otra "clave" sencilla: 

< Si dice que no quiere, asume que no quiere. >

No importa qué deseos inconscientes "ardan" en el interior de esa mujer: si ha dicho que no, para ti es "no". Y tampoco hay nada en el contexto o las circunstancias que anule la regla: cuando ha dicho que no quiere tener sexo contigo, quédate con el mensaje de que no quiere tener sexo contigo.

¿Tienen una relación y parte de su jugueteo es que ella diga que "no" antes del sexo? Ya se habrán asegurado de cuál es el código de lenguaje a emplear. No vale extrapolar estos juegos sexuales en pareja para anular el "no" de las mujeres. No hay pretexto para "confundirse" con "claves" tan sencillas como las enunciadas. Así que es violación, si haces que tengan sexo, por ejemplo cuando:

- Lleva ropa entallada o falda muy corta o escote pronunciado (incluso: lleva la ropa entallada, teniendo "talla perfecta"; lleva la falda muy corta, teniendo piernas largas; lleva un escote pronunciado, teniendo senos grandes) y no quiere tener sexo contigo.

- Se ha contoneado al caminar o pegó su cuerpo al tuyo mientras bailaban o se agachó de modo en que sus senos quedaran junto a ti; se suman las señales y no hay duda de que te ha estado coqueteando, pero no quiere tener sexo contigo

- O lo que puede ser peor para ti: han quedado en ir a un lugar donde estarán solos, en un tono que quiere decir que tendrán sexo; te ha hecho insinuaciones sobre "lo que va a pasar"; incluso, ha dicho claramente que quiere tener sexo y que lo quiere contigo; pero finalmente, a la hora de la verdad, al menos en ese momento: no quiere tener sexo contigo.

Y por supuesto, si está ebria o drogada, sin posibilidad de querer o no querer como "querría" o "no querría" estando en sus cinco sentidos: no quiere tener sexo contigo.

Silvia Parque

Mejor vamos a otro lado

Quiero conocer lugares que mucha gente quiere conocer; tengo un gusto más o menos vulgar en eso. Quisiera atravesar el Puente de San Francisco o acercarme a la Muralla China. Pero algunos lugares turísticos que mucha gente elige, a mí no me atraen. Lo pensé porque vi en Twitter una galería de los "Top Honeymoon Destinations", y había una foto de París, con la Torre Eiffel en el foco. Yo pasaría mis días en París, en el Louvre: dicen que hace falta días para recorrerlo todo. Ni torre Eiffel, ni calles de tiendas caras. 

Tampoco me llama la atención visitar la Estatua de la Libertad. Me encantaría andar por esos rumbos, pero no me detendría -o no mucho tiempo- en la famosa estatua. A ésta me acuerdo haber querido conocerla -vea "En ferry a la Estatua de la Libertad"-; pero ya no.

Lo que menos se me antoja, y sé que a mucha gente sí, es ir a Disney. No tengo una guerra ideológica contra el emporio, pero "su mundo" no me va, y sus parques no me atraen. En general, no soy de parques de diversiones porque soy cobardona y no me subo a casi ningún juego. Pero tampoco me llama la atención conocer a Mickey Mouse. Sí que puedo apreciar que son bonitas sus representaciones de palacios y cosas por el estilo, pero no me siento atraída para ir a conocerlos. 

Silvia Parque

Brutalidad en la cocina

Lo brutal se refiere a lo animal, es decir, a la carencia de un cuidado o miramiento al que accedemos por obra del entendimiento y la cultura.

Yo a veces soy bruta en la casa. Hoy estaba lavando un vaso-olla para calentar agua, y en vez de usar la fibra verde con la que tallo, usé mi dedo-uña. (Ya Susana me había recordado que existen los guantes para esas cosas...) Me enterré un pedacito de la cosa pegada en el vaso-olla. Salió un puntito de sangre. Nada de importancia, ¿pero qué necesidad de un dolor completamente evitable?

Silvia Parque

viernes, 12 de diciembre de 2014

Aquí conociendo la calma...

Alguien que me lea podría pensar que hablo de tomar las cosas con calma porque soy una persona con calma. Pero no. He sido una persona aprehensiva, y tuve una época rabiosa. Así que busqué "estar bien", y por eso tengo en mente cosas como "la calma". Me recuerda el interés que tenía por "el sexo" cuando era adolescente, y no había tenido sexo "realmente". No es que no conozca la calma, pero apenas me voy estrenando en ella.

Silvia Parque

Dejar las cosas en paz

Estoy probando las bondades de dejar de golpear paredes con la cabeza. Creo que las personas aprehensivas sentimos una especie de compromiso personal con insistir en hacer lo que creemos que deberíamos hacer, incluso cuando es evidente que lo que hacemos no solo no sirve, sino que nos desgasta y llega a empeorar las situaciones.

Como creyente, vivo un punto de prueba al "poner en las manos de Dios", cuando llega el momento de sacar mis manos de la masa. Pero es que hay verdad en la famosa "Oración de la serenidad": hay cosas que no está en nuestras manos cambiar. Habría que agregar que además de sabiduría para reconocer cuando es así, hace falta humildad para aceptar que así es.

Silvia Parque

#YaMeCansé3

Si bien, se puede concluir que los hashtags YaMeCanse y YaMeCanse2, desaparecieron de forma poco natural de los TT en Twitter, también es posible pensar que la gente realmente se cansará del asunto de los estudiantes de Ayotzinapa, que ha traído atención sobre el resto de las atrocidades en México. Los fenómenos de este tipo crecen o decaen; no se quedan "como están" por mucho tiempo. ¿Y la gente va a seguir saliendo a marchar cuando el frío aumente? Fuera de los familiares de las víctimas, ¿la gente cambiará las fiestas de navidad y año nuevo, por la protesta? Me parece poco probable. A pesar de que el ejercicio fallido -y en algunos casos cínico- de la autoridad, alimenta la indignación popular, no pierdo de vista que "la gente" no son mis contactos en Twitter. O que hoy, #YaMeCanse3 es TT junto a la muerte del perro de Justin Bieber.

Para que se muevan los cimientos de la violencia y la corrupción en este país, se necesita más interés que el de los que siempre -o usualmente- se involucran en "causas sociales". Hace falta interesar a las señoras que ven telenovelas y a los señores que no conocen la definición de "Estado". Creo que hubo un asomo de eso, pero al nivel de la emoción, con empatía por el dolor, y si los sentimientos no duran, las emociones menos. Difícilmente habrá algo más, cuando se ve a menudo, que los "comprometidos" señalan a "los otros" con vituperio. Ahí tenemos la relación de México con Chespirito, evidenciada en la reacción ante la muerte del comediante; para mí que expone nuestras peores pobrezas; pero creo que es diferente analizar por qué y cómo ocurre eso, que tildar de estúpida a la gente que lo hizo famoso. (Yo no podría, para empezar, porque mi familia forma parte de esas personas.)

Este país seguro que cambia, cuando los que recibieron su despensa o su bono por votar por Peña Nieto, se unan a la demanda y la creación de un cambio; ¿pero cómo van a unirse, si quienes proponen el cambio les insultan?

Ojalá esté equivocada, y la gente no se canse, y las buenas ideas se vean concretadas en acciones efectivas a favor de todos.

Silvia Parque

jueves, 11 de diciembre de 2014

Como un pequeño nabo

Los de babycenter me envían información sobre el embarazo cada semana, y así he visto comparado el tamaño del fruto que gesto, con el de otras frutas. No son los únicos; así se estila. A las diecisiete semanas: como un "nabo pequeño". Supongo que las mujeres saben el tamaño regular de un nabo, y el de un "nabo pequeño". A mí me dejan en blanco. No sé, siquiera, si pensarán en los nabos que yo he visto en el super; habrá de otros tipos en otros lados... Según yo he tenido semanas en las que la fruta en cuestión es menor que la anterior; fruta o legumbre, como la "vaina de chícharos", que yo habría considerado mayor que el "limón amarillo".

Silvia Parque

Ensayando: cambio de pañal y siesta

Fui de vacaciones y cambié tres pañales. No pude sola, y la primera vez me ensucié con desecho tóxico.

Según yo, alguna vez, hace muchos años, cambié un pañal... recordaba que habían sido dos, pero ahora creo que fue uno... tal vez lo soñé porque es más difícil que en mi recuerdo.

No me preocupa no hacerlo bien; nadie nace sabiendo y los primogénitos sobreviven. Me impresiona el tamaño de la tarea. Esta niña puede estar agotada, y no duerme si no la duermen. ¿No es impactante el grado increíble de dependencia? No es algo que no supiera; es nada más que pensar en una persona con cero auto-regulación a mi cargo, no puede menos que impactarme cada vez que lo pienso. Y eso que mi sobrina no es un ejemplo amenazador, porque es un sol de fácil y de agradable: en cinco días no la oí llorar ni una vez. Esto en realidad también es mérito de sus adultos, que no la dejan llegar a necesitar el llanto: se queja, se busca qué le pasa (pañal-comida-sueño), y se satisface su necesidad. Le pido a Dios ser capaz de hacerlo así. Porque mi idea para mi cría es: colecho, crianza en brazos y lactancia prolongada: consentimiento total. Pero mi abuela se hizo loca dejándome sola con mi sobrina un ratito a la hora de la siesta, y qué ansiedad no calmar rápido sus quejiditos.

Me he propuesto ensayar el resto del embarazo, pero en técnicas de relajación. Nada como una mamá feliz, y para eso hay que poder tomar quejidos y pañales, con calma.

Silvia Parque

viernes, 5 de diciembre de 2014

Cambio en la mesera X

Algo ha pasado con la mesera X. Está de buen humor -es la segunda vez que la veo así-.

Aunque no parece que lo "amable" le salga con naturalidad, o que le guste su trabajo, el hecho de que esté de buen humor, mejora su trato. Y me da gusto. Tendrá alrededor de veinte años, así que está en edad de pasarla bien... no es que haya que dejar de pasarla bien después, pero a los veinte, creo que una puede pasarla bien con un tanto de despreocupación... aunque hay cada historia de vida, que no se sabe... Ojalá tenga un buen proyecto en puerta, una familia cariñosa, un novio que le dé regalos porque sí...

Silvia Parque

Cada cual sus gustos, y el suyo en el mío

Bebo agua mineral. Sería cualquier cosa, excepto porque no me gusta el agua mineral, o no me gustaba, no sé. Está visto que el hijo(a) de mis entrañas no tiene mis gustos. Creo que le encanta la limonada; a mí "me gustaba" más como no disgustar que gustar-gustar; pero a él/ella le gusta mucho; parece que el buen limón, le viene muy bien. En cambio, no le gustan el frappe moka ni los Doritos Nachos. Le gusta el brócoli. Y no le gusta excederse ¡! Yo que comiendo tacos no tengo fin, y la cría, como dietista, diciendo que ya está bien con cuatro. A ver cómo negociamos para las cenas de navidad, porque no comer mucho es pecado...

Silvia Parque

Mi visión de mi belleza

Leí ESTE texto en "Afroféminas". El título "No soy bella como tú... ¡soy bella como yo!", sonaba bien, pero entrañaba el riesgo de ser un compendio de frases hechas. No fue el caso. La autora habla de "vernos", y dice -entre otras cosas-: "cada espacio, cada surco, cada rasgo que tenemos cumple una simetría perfecta y nos da una belleza única".

Mi camino al aprecio de mi belleza empezó muy loco. Cuando era una niña chiquita, creía que mi rostro "real" no era el que veían los demás o se veía en el espejo. No voy a resumir aquí la elaboración de años de análisis, pero cabe decir que mis problemas eran más profundos que "no me gusta mi cara": sí me gustaban mis caras -las dos-; no obstante, concluí que no me veía bien contenta: quedaba mejor triste o seria y "verme bien" valía como para mejor estar triste o seria...

Crecí oyendo que era bonita. Supongo que al no faltarme eso, me importaban otras cosas. Hasta un poco antes de la pubertad, cuando me vi verme rara. Con la pubertad, se puso peor. Llegaron los granitos. Me comparé con otras niñas y salí perdiendo. No lo puse en esos términos, pero por primera vez, no me gusté: me molestaron mi perfil, mis pómulos, mis párpados... y no le gusté al niño que me gustaba.

Afortunadamente, seguí creciendo. Me fue de lo mejor, en la adolescencia. La reina del mundo en la proa del Titanic, más o menos. Mi cuerpo era precioso; mi cabello era precioso; mi rostro, el que hubiera pedido de haber podido pedirlo. En ese tiempo, si salía un granito o salían muchos me importaba un rábano. De hecho, me cuidaba bien poco. ¡Pero cómo me gustaba a mí misma!

Esta "reinterpretación" tuvo un punto clave que iba tener efectos secundarios: había encontrado miradas que me hicieron sentir atractiva. En general, yo no era lo que los muchachos querían ver; sin embargo, con los adultos fue muy diferente: a ellos les gusté y sin estar "queriendo gustarles".

Luego, viví una mirada extraordinaria. Una mirada ajena que convertí en mi propia mirada sobre mí. Una mirada que me hacía extraordinaria, pero que no tardó en situarme "en falta" (había que hacer abdominales... me peinaba tan mal... usaba ropa de señora...) Así o asá podía gustarle-gustarme y eventualmente, entonces, yo me gustaba o no.

Cuando perdí esa mirada con la que había estado viéndome a mí misma, ya no era nada más "muy esto" o "muy poco aquello"; ahora era no mirada y peor: inmirable.

Recuperar una visión propia sobre mí ha sido lento y agradable. Vivir en pareja y sostener esa mirada mía sobre mí misma no me ha resultado natural; lo he sentido como una transgresión; pero empieza a dar frutos. Me estoy gustando. Bastante.

Silvia Parque

jueves, 4 de diciembre de 2014

Mi hermana pequeña

Tengo tres hermanas; una es la hermana pequeña. Si te fijas, es una mujer, pero es mi hermana pequeña.

A veces pienso que sé demasiado poco de su vida, por más que pongo atención en sus fotos de Facebook. Pero siento que sabe que la quiero y que puede contar conmigo. Eventualmente, con eso basta.

Silvia Parque

Las tortugas no tendrán frío

Hoy me siento un poco como esas mamás que le ponen suéter al niño, porque ellas tienen frío.

Las tortugas nadan en agua tibia porque se me complica regular la temperatura del acuario. El aparatito para eso no es preciso, y entre que el agua se enfríe o se entibie, prefiero que se entibie porque sé que no les gusta el frío (debería ser agua templada, un poco menos caliente de lo que está). Hasta ahí, me parece aceptable. Pero otras veces, insisto en el intento de regular la temperatura; incluso agrego agua si es necesario... y hoy no. Hoy tengo frío y me parece tan agradable su ambiente cálido...

Silvia Parque

Cosas que no sabía sobre el embarazo

Estas no son cosas que no se sepan, sino cosas que yo no sabía. Es simpático que ignorara tanto sobre una "situación humana" tan "presente", y hasta es un poquito preocupante ser tan ignorante cuando se supone que me han importado los temas "sobre las mujeres". Pero así es la cosa...

No sabía que todo el cuerpo está embarazado. Es normal que las defensas bajen, por lo que se hace más probable que lo que hubiera afectado sin embarazo, afecte. El médico se fija en los tobillos, por si se han hinchado. Recomiendan cuidados dentales. Leí que las uñas crecen más rápido o se ponen quebradizas: a mí me crecen mucho más rápido que siempre.

No sabía que se siente cómo crece el útero. Tenía en cuenta lo de las pataditas cuando la panza ya está crecida, o que el peso de la panza se siente en la espalda. Pero antes de que se note el embarazo, cuando lo crecido del vientre puede ser hinchazón por la cena de una noche antes, empieza a haber calambritos, como pequeños piquetes; nada para sufrir, pero sí duele.

No sabía del superpoder olfativo. Creo que disminuye con los meses. Debe ser así para poder cambiar pañales después. Al principio, era extraordinario. Cuando llegué a Querétaro me pareció que muchas partes -sobre todo esquinas- del centro de la ciudad, olían a orina; pero con el tiempo dejé de percibirlo. No me tocó pasear por el centro al principio del embarazo, sin embargo, cada vez que salía a la calle, podía jurar qué lugares de mi camino se habían usado como baño público. A la hora de cocinar, varias veces hubo que abrir no solo las ventanas, sino la puerta, para hacer corriente de aire y que saliera el aroma. Las sardinas se volvieron insoportables.

No sabía que las hormonas pudieran tener un efecto tan increíblemente inmenso en el estado de ánimo. Después de los treinta, empecé a sentir que mis hormonas -en relación con mi ciclo menstrual- influían en mi "emocionalidad"; tomar conciencia de ello fue suficiente para, digamos, "manejar" la situación. Nada que ver con esto: lloro con la mayor facilidad del mundo. Todo me estruja el corazón. Todo me conmueve. Leí que hacia el final del embarazo, una mujer tiene tanto estrógeno, como el estrógeno de tres años de una mujer no embarazada. ¿Será posible que me ponga más llorona?

Silvia Parque

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Inacabados

Interesada por el Doodle del día de hoy, me entero de que se cumplen años del natalicio de Anna Freud. Leo un par de notas sobre ella y me quedo con lo siguiente, que hay que tomar con las reservas que implica el sacarlo de un artículo para un diario:
[...] extrajo conclusiones como que en el niño, a diferencia de en el adulto, están ausentes la conciencia de enfermedad, la resolución espontánea de analizarse y la voluntad de curarse.
Fui a varias pláticas "para embarazadas" que ofrece el Sector Salud, y en una de ellas, preguntó la Trabajadora Social: "¿Ustedes qué creen que hace el recién nacido si tiene dificultades para respirar?" No sé si pensamos en respuestas, pero nadie dijo algo, y ella respondió: "no respira".

El bebé nace inacabado. El niño necesita muchos años para "completarse" como especimen adulto. Estaba aprendiendo cosas interesantes sobre la neotenia en "El mono desnudo", y perdí el libro. Pero sigo viendo a los niños alrededor, y veo cuánta falta les hacen todos los demás. Por eso vienen equipados para provocar amor.

Silvia Parque

Observación de Turquesa tomando el sol

Mi Turquesa se pone café cuando no le da el sol por varios días y pasa un rato en la tierra. Así que hoy estaba café.

Ahora toma el sol con Turtle, y pasará al tono verdoso que ya nunca va a ser el turquesa de cuando era bebé.

Da un paso por encima de la otra tortuga, que quedó mucho más pequeña hace rato. Cuando llegaron era al revés. Turquesa era mucho más chiquita, y la otra lista la apartaba del camino; se trataban como piedras en el paisaje, la una a la otra; creo que ya no (tal ve porque han intentado tener sexo: tal vez no puede ser igual después del intento).

Silvia Parque

En el baño

Esta entrada trata de procesos corporales.
Si usted es mi cliente: mejor no la lea.

Hace mucho, mucho tiempo, que en el calendario será hace dos semanas y media, tal vez tres, amanecí con diarrea. Como yo creo que el cuerpo sabe y hace lo que necesita; pensé: "bien, que salga lo que tenga que salir". Esa noche, confiada, seguí pensando: "muy bien, vaya que saldrá lo que tenga que salir". Y así por los siglos de los siglos, pero ya sin el "bien - muy bien".

La primera semana, me preocupó perder nutrientes que le hicieran falta al (la) bebé. Convencida por mi ginecóloga de que el (la) bebé no está siendo afectado(a), me dediqué a meter en mi cuerpo antibiótico, antidiarreico, lactobacilos, vitaminas, más líquido del que yo hubiera tomado sin instrucción y nada de enchiladas, barbacoa o carnitas por una semana. Pasó el tratamiento y me sentí menos cansada y menos molesta del estómago, pero con diarrea; no la misma, para ser justos, sino su hermana menor. La doctora dijo que el intestino tarda en reponerse y que había que darle una semana más de lactobacilos. En eso estoy.

Y estoy cansada. En cuanto llega la madrugada, mi panza empieza a dar avisos de "levántate" y no son avisos amables. Aprendí a mejor quedarme un largo rato en el baño porque si no, apenas entrando en calor en la camita, tengo que volver a levantarme. Tengo que agradecerle a esta situación que volví a empezar el día temprano. Pero me da una mañana muy pesada, así que tampoco es que el día empiece muy productivamente. Hoy por segunda ocasión, he llegado a la fila de la caja en el super y he tenido que dejar lo que llevaba y venir corriendo... La primera vez que pasó, intenté tres veces hacer la compra, antes de conseguirlo (aunque solo los primeros dos intentos fueron frustrados por el "córrele que te alcanzo"; del tercero, fueron dos perros que perseguían a un perrita con tantas ganas, que me dio miedo pasar cerca).

Dado que venía de superar una infección en las vías urinarias, el papel higiénico se ha colocado como el artículo más importante en esta casa. Hasta aquí el reporte por el momento.

Silvia Parque

martes, 2 de diciembre de 2014

Dejar reposar

Ayer preparé macarrones con queso, de cajita (de La Moderna, que es barata). Había echado a perder los anteriores por exceso de agua. Procurando tener mayor cuidado, esta vez, por primera vez, obedecí la última instrucción: dejar reposar. Tal vez por cosa cultural de mi generación, creo que leía "dejar reposar" como "no haga algo" y por lo tanto "no haga esto que dice aquí", y por lo tanto... no dejaba reposar. Pero dejar reposar sirve, a los macarrones, y a otras cosas.

Silvia Parque

Interestelar: mi experiencia en el agujero de gusano

Vi Interestelar. AQUÍ la crítica de Cinéfilo Club, y AQUÍ la reseña de Matt (con el extra de extenso comentario de Inma).

A mí me pareció la gran cosa. Me encantan las historias que pueden plasmar, digamos: "la condición humana", y en este caso se logra, con belleza de la disfrutable -hay otras-. Creo que el director eligió no hacer una obra de arte, para poder entretener a muchos, y yo lo aplaudo. Hay tanto qué decir sobre la película, que me conflictuaría desde escoger por cuál hilo empezar. Mejor nos quedamos con lo que han dicho otros: AQUÍ un artículo para CNN por Breeanna Hare, sobre el que puntualizo: a mí no me parece que los diálogos sean pomposos, que tenga nada de incomprensible, o que falte el toque humano -lo otro, podríamos discutirlo, ¿pero eso?-

Lo que quiero comentar -OJO: pequeño spoiler- es que la representación de la entrada al agujero de gusano, es para mí, la ilustración más "tal cual" del conocimiento de la maternidad. Cuando iban formándose dos rayitas en la ventana de la prueba de embarazo, así le pasó a mi cuerpo muerto de miedo, a mi ser lleno de gusto, al baño convertido en la quinta dimensión.

Silvia Parque

Cuatro meses

"Porque tú eres grande y hacedor de maravillas..." Salmos 86:10

Tenía seis semanas cuando me enteré, y ahora son cuatro meses. Me resultó un buen ejercicio pensar en algo más que esto, para escribir y publicar en el blog; pero "esto" protagoniza mi vida por el momento, así que, como es de esperar...

Tengo algunos de los miedos locos de la mayoría de las "primerizas", más los que podía tener una más loca que las otras. Siento lo que sea y me pregunto si es normal, e imagino cosas que no son -"¿No estaba la panza más grande? ¿No se está encogiendo?"-

Alguna persona me preguntó si lo estábamos buscando... No como las parejas que hacen cuentas para que ocurra, pero mi alma entera lo deseaba, y lo pedí.

Apareció en el monitor del primer ultrasonido, y nos saludó hace un par de semanas, en la última sesión de fotos. He leído en varios blogs de mamás que la espera se hace larga: a mí me parece que va rapidísimo. Prácticamente está todo formado -o toda formada-, y le resta crecer. Entretanto, aquí, conquistando el mundo muy paso a paso...

Silvia Parque

lunes, 1 de diciembre de 2014

Buen pan

Tengo buen pan en casa. Tiene semillas diversas y hierbitas; huele a comida. Es más oscuro, y menos suave que el pan común. Es genial para acompañar una buena pasta, es bueno para comerlo con jamón y queso; pero me gusta mordisquearlo solo.

Silvia Parque 

El rastro en el dedo medio

He vuelto a comer polvo para preparar agua de jamaica. No volveré a hacerlo hasta dentro de mucho tiempo, porque no debe estar bien. Pero ese no es el punto, sino que mi dedo medio tiene la punta roja. Por supuesto, el polvito mojado con mi saliva, mancha la piel. ¿Pero por qué la del dedo medio? Según todo lo que sé sobre mí, debo haber usado el dedo índice. No entiendo cómo pude haber usado el dedo medio...

Silvia Parque

¿Quiere redondear sus centavos para el Teletón?

Hoy, como otras veces, la cajera del supermercado me preguntó si quería redondear mi cuenta a favor del Teletón. Dije que sí, y la señora detrás de mí, tocó mi brazo y me advirtió: "El redondeo es un fraude, con eso deducen impuestos". La cajera le informó que el cliente puede usar su ticket para solicitar la deducción correspondiente, a lo que la señora respondió que no iba a juntar un montón de tickets para deducir unos pesos... Le dije a la señora que de todas formas, si no donaba mis centavos, no podían dármelos de cambio. No hay manera práctica de que la cajera me dé treinta centavos, o de que los dé cada vez que hace falta; en ese caso, como fue durante muchos años, mis centavos se los queda el supermercado. Hay dos opciones, usamos el redondeo como suele hacerse en la tienda de la esquina: a veces yo -cliente- le debo unos centavos al tendero, a veces el tendero me debe unos centavos a mí; o bien, usamos el redondeo para juntar centavos de todos los clientes, y donarlos a alguna institución. Partiendo de que tanto en la tienda como en el super, se resisten a "perder" centavitos cuando les toca, siempre me ha parecido bien, la segunda opción. Pero ahora, la institución es Fundación Teletón, y Fundación Teletón y Televisa están en la mira.

Se dicen cosas, y se responden cosas; por ejemplo, que Televisa y otras empresas usan el Teletón para no pagar impuestos. A mí me parece bien que quien pueda hacer uso de la opción de deducir, lo haga. Yo también he hecho donativos a instituciones que dan recibos deducibles, y he empleado mis recibos para lo que principalmente son: para deducir. Hay un límite que marca Hacienda, de modo que ni las personas ni las empresas pueden elegir donar todo lo que tocaría que pagaran de impuestos. También cabe mencionar, porque he leído que antes no se daban recibos de los donativos al Teletón, que yo iba al banco a donar en los primeros años, y me entregaban un recibo deducible (por supuesto, no se puede deducir lo que se dona en alcancías). Creo que el punto clave de este asunto, es que molesta suponer que Televisa sea beneficiada. Los partidarios del Teletón tratan de desasociarlo de esta empresa; pero por supuesto que hay un vínculo, y que Televisa se beneficia. Lo primero que salta a la vista es que a causa del Teletón se monta un gran show que sirve para vender. Pero los Centros de Rehabilitación y los Hospitales existen. Los niños atendidos y las familias beneficiadas, existen.

Creo que en este punto hay rastros de una miseria cultural de la que no soy parte: un no querer que otro se beneficie; es decir: voy a hacer algo bueno para X, pero eso le va a hacer ganar algo a Y; mejor no lo hago. (Pienso en la señora detrás de mí, hoy, que también dijo "a mí nadie me ayuda con mis impuestos".) Pero: ¿qué tal si el beneficiado Y, es un monstruo malvado, y lo estoy alimentando? Así la cosa es distinta... habría que hacer una ecuación cuidadosa, ¿qué tanto se gana o se pierde si hago, o no hago? Cuando una institución privada se hace tan grande como en este caso, ¿apoyarla es consentir que el Estado deje de tomar su responsabilidad en la tarea que está haciendo la institución? No creo, a menos que deje de exigírsele al Estado, que haga su trabajo. ¿Qué tan transparente debe ser el manejo de los recursos de una institución privada? Yo creo que los donantes harían bien en exigir cuentas... Tema aparte es el donativo que hacen los gobiernos: ¿cómo se decide que el dinero público sea usado de esa manera?, ¿es la mejor manera de usarlo? Me parece que no.

Mención aparte merece la alusión a que Televisa podría hacer un gran donativo y eventualmente, "pagar" la obra del Teletón. En lo personal, no puedo tomar en cuenta eso como una razón para no donar. Si me piden ayuda, apoyo, colaboración o lo que sea, para algo o alguien, mi respuesta no podría ser: ¿por qué no se la piden a otro? Que quien pide tenga más recursos que yo, me parece irrelevante en cuanto a mi relación con la necesidad de ese algo o alguien para quien es la ayuda-apoyo-colaboración.

Silvia Parque