sábado, 31 de diciembre de 2016

Mi carácter de mierda

Guardé este "Elogio del temperamento", de Roy Galán, hasta un momento en que me sintiera particularmente tranquila para compartirlo. Lo leí en Facebook porque Telma lo comentó o le dio "me gusta" y apareció en mi muro (ahí está el enlace para leerlo completo). Había comentarios aduciendo algo así como que: si vamos a permitirnos explotar cuando nos nace, a ver cómo vamos a relacionarnos; tipo "si no te gusta que te griten, tampoco grites" y efectivamente, gritar no conviene para entendernos.

Pero según yo, el texto no es una apología de la desconsideración sino una defensa de la necesidad de existir al modo humano, con lo espinoso que eso resulta. Apunta a que en las relaciones más importantes, las íntimas, no se trata siempre de entender una cuestión objetiva sino de comprender y aceptar a la persona. Sobre todo, apunta al permiso que puede concederse a sí misma la mujer, de hacer lo que está mal visto y de la posibilidad de ser acompañada por alguien que ama lo que una es: todo lo que una es.

Cito la parte del escrito en que empecé a sentir que me estaba hablando:

    Y gritas, claro que gritas.
    ¿Cómo no vas a gritar si te están jodiendo viva?
    Contrólate, te dicen.
    Tu padre putero, dices tú.
    ¿Por qué me tengo que controlar?
    Si el temperamento puede ser igual de válido que la mansedumbre.

Y es que a las mujeres suele ocurrirnos que nuestro "control de emociones" está al servicio de mantener un estado de cosas que nos jode -así, con esa palabra-. Calladita te ves más bonita.

Sobre el grito, últimamente me resulta evidente que si estás en determinada posición -como la de ser la mujer en una relación-, la palabra no se escucha hasta que lleva tono agresivo y/o volumen alto. ¿Y cuál es el caso de seguir hablando si una no es escuchada? Pues que una se aferra a sobrevivir. Que cuando el otro usa recursos (de cualquier tipo: tiempo, energía, dinero... ) que son de una, la intuición de despojo prepara el grito para cuando haya oportunidad. En términos anecdóticos: me cuenta una amiga que luego de armar la de diosescristo en su casa, su marido se porta con decencia. Así, el grito sirve para aguantar un rato más. Pero hay otro grito, uno gutural en el que se parte una a la mitad, que puede mover la identidad y hacer que las cosas cambien a favor... a favor de la que grita, obviamente: un grito como el de las artes marciales, un grito como un parto... que a muchos no les va a gustar.

    Que no te hagan sentir culpable por tu carácter.
    No es un carácter de mierda.
    Es perfecto porque sigues con vida.
    Los muertos no pueden enfurecerse ya.
    Y tú todavía eres libre.
    Para ser iracunda.
    Y para llorar como una niña.
    Para la vorágine.
    Y para derrumbarte en la ternura.
    Eres tan bonita.
    Tanto.
   
Esta otra parte la sentí en el estómago porque una de las frases que más escuché a partir de que se descompuso mi relación de pareja fue: "tu carácter de mierda". Es importante escuchar algo así de la persona a quien  has puesto en posición de definir tu realidad. Yo intenté no tener un carácter de mierda, pero como mis intentos fracasaron, me moví en otra dirección; algo tipo: tengo un carácter de mierda, pero también tengo esto y esto otro que es genial. No se cerró el trato. Gracias a Dios pude estar lista para ver que ese carácter de mierda era yo (al menos, yo estaba ahí). Que en mi peor momento, fue gritar, manotear, arrojar cosas y de hecho volverme loca, lo que me mantuvo viva y me trajo aquí, a donde estoy a gusto. No digo que estuviera bien; pero es lo que pudo hacer el único carácter a mi servicio. Así que dejé de esforzarme por agradar o cumplir expectativas. Me dejé ser y me gustó.

Qué cutre si tienes que portarte bien para que te quieran.

Qué maravilla cuando te quieren hasta el amor. Cuando la otra persona piensa "Eres tan bonita" mientras estallas, mientras te derrumbas. Y se queda a estar ahí.

Silvia Parque

miércoles, 28 de diciembre de 2016

B y el chocolate

Hoy he comido mucho más chocolate del que debería. Fueron regalos de Navidad. B, aprovechando un descuido, tomó cuatro pequeños y se los zampó en unos 40 segundos. Ha tenido suficiente de aquí a su cumpleaños, en abril. Si sigue por ese camino, terminará como yo.

Por la tarde, estábamos en la cama con un libro; yo salí de la habitación para ir por un pedacito de chocolate y regresé masticando lo último que quedaba en mi boca. En cuanto entré en la recámara, dijo: "chocolate".

Silvia Parque

martes, 27 de diciembre de 2016

Mi bebé de brazos

He tenido que aceptar que B es una niñita. Conversa, ha iniciado el juego de roles y cada vez quiere menos teta. Hay ropa con la que se ve realmente como una niña. 

Sus fotos de hace un año parecen de hace tantísimo.

No quiero detener el tiempo, pero ¿por qué tiene que pasar tan rápido?

Silvia Parque

lunes, 26 de diciembre de 2016

Limpia de fin de año

Esta semana haré "limpia"; no limpieza, sino "limpia". Regalaré o tiraré las cosas que no he usado y que han estado por ahí por si se ocupaban alguna vez en un universo paralelo que se abriera ante nosotras. Amo despejar en lo material porque siento que me despeja la vida. También es un ejercicio que me pone en acción respecto a materiales que tengo ahí para algo que quiero hacer, pero no he hecho; los pongo en un lugar visible y les doy una última oportunidad.

Silvia Parque

domingo, 25 de diciembre de 2016

¡FELIZ NAVIDAD!

Feliz Navidad a todas las personas que pasan por aquí; en especial a los lectores habituales que comentan, por aquí o por Facebook: ustedes son parte de lo muy bueno de mi vida -pero MUY bueno, de verdad-: les aprecio y les quiero, están en mis oraciones, no con una mención genérica como cuando alguien quiere la paz mundial, sino bendiciéndoles específicamente, imaginándoles a ustedes y a sus familias. El cariño que me dan y que han extendido hacia mi niña, me ha cubierto, me ha nutrido y es parte de lo que arma estas fiestas en el corazón. Que hoy estén muy bien.

Silvia Parque

sábado, 24 de diciembre de 2016

Día feliz de la Nochebuena

Me he levantado temprano para ordenar, limpiar, acomodar. Trabajaré un rato y luego estaremos de fiesta todo el día. Según los planes, B irá con su papá a comer con las primas de él; entretanto, yo envolveré regalos. ¡Estoy tan emocionada con los regalos! Han venido desde el rancho grande, del corazón de las tías abuelas de mi niña; ellas, mi mamá y mi abuela nos han invitado la cena. Somos increíblemente afortunadas. Empezaremos con helado, probablemente mientras el papá de B cocina. Cenaremos lasagna y ensalada toscana. Luego, pastel de zanahoria cubierto de betún. Habrá que dejarle una rebanada a Santa.

El soundtrack del día tendrá como elemento principal al burrito sabanero y a Antón (supongo que Antón es nombre de persona). Íbamos a quebrar una piñatita que ha estado esperando el día de fiesta, pero mejor lo dejamos para mañana, para darle espacio suficiente a cada cosa. Queremos poder sentarnos a ver un libro de fotografías de Navidad y por supuesto, a las doce hay que acostar al niño.

Silvia Parque

jueves, 22 de diciembre de 2016

B y C en el parque de los parques

¿Recuerdan que B no es Emily?

Una amiga nos invitó al parque. Ella, su niña, B y yo, iríamos a un parque grande muy bonito que queda más o menos cerca de nuestra casa, pero al que solo hemos ido dos veces porque sin coche es una lata. ¡Un lujo! Sin embargo, mi amiga se puso guapa y a la hora de la hora, fuimos al parque de los parques de la ciudad: un lujazo.

Podría extenderme en cómo B disfrutó lo que disfrutó y cómo experimentamos lo que no disfrutó; pero lo que quiero asentar es la enorme diferencia entre las niñas. Mi amiga puede caminar mientras su hijita, a la que llamaré C*, camina a su lado, hacia donde ella le conduce; C acepta andar el camino simplemente yendo hacia un lugar. B se detiene, explora, quiere ir tras lo que le llama la atención; hay que llegar hacia el borde, probar esa esquina, ver lo de más allá. Mi amiga puede concebir que yo me detenga a tomarles una foto porque ella podría detenerse a tomarnos una, con C por ahí sin alejarse. La supervisión que B requiere en un espacio abierto implica mi completa atención todo el tiempo. C está conforme mientras su mamá ve atracciones para mayores. Para B, la idea de ir al parque es subir, bajar, correr, trepar y todo lo que sea moverse, tocar o cualquier manifestación contraria a estarse quieta.

Para mayor información, la hemos pasado fenomenal. Lo último que dijo B antes de quedarse dormida fue: parque, árbol, lago, pato.

* C tiene seis o siete meses más que B; se conocen desde que B acababa de nacer.

Silvia Parque

Sentir la pasión y hacer

Ayer volví  a publicar un relatito en PARA ANTES DE DORMIR. No publicaba uno desde agosto.

He pasado años dejando que ideas y palabras ronden por mi mente hasta que el posible texto desaparece, entre las cosas que hay que hacer, el entretenimiento y el cansancio. Pero últimamente, escribo; aparte del blog, quiero decir.

Me siento bien escribiendo. Es lo que nací para hacer. Volver a la práctica hizo que ayer me resultara natural levantarme por la madrugada a escribir el relatito, así que aunque estoy enfocada en textos que no son para los blogs, tal vez los blogs se vean beneficiados con mi aplicación.

Escribía mucho cuando era adolescente. Ahora he vuelto a sentir la pasión de aquella época. Eso me ha traído algo de mí misma.

Aquí: "Narices"

Silvia Parque

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Crema

Quiero declarar públicamente que tengo un problema con la crema (la crema de leche para cocinar).

El fin de semana compraba el mandado para los siguientes días y dejé el botecito de crema que ya tenía en las manos, porque uso la crema con demasiada frecuencia. Amo la pasta con crema, el pollo con crema, los chilaquiles en crema y ponerle crema a los frijoles o a lo que se deje. Es demasiado. Traje un paquete de espagueti, planeando prepararlo en salsa de tomate. Pero ayer fui por la crema. 

Silvia Parque

Día de no aniversario

Un día como hoy, hace mil años, me puse un vestido de novia y me casé. No lo tenía en mente, pero estaba viendo los recuerdos en Facebook y vi un estado del 2012 en el que compartía con el mundo el aniversario.

Lo que me resulta desagradable de no estar casada ahora es la incomodidad cuando la gente asume que seguimos siendo pareja. El fin de semana, la señora de mis tacos favoritos hacía la cuenta de lo que comimos y mencionaba cuántos tacos fueron de la niña, cuántos míos y cuántos de "mi esposo". Me siento ridícula con mis ganas de decir "no es mi esposo". Si saliera con un amigo y dijeran algo así, no les corregiría. ¿Qué más da? Pero me importa: me molesta. Contesto sobre lo que estamos hablando y digo "el señor" en donde la señora esperaría que dijera "mi esposo"; pero me doy cuenta de que he quedado como si estuviera marcando distancia entre nosotras en lugar de haber señalado que el hombre no es mi esposo.

Nunca celebramos un aniversario como me hubiera gustado. No le doy demasiada importancia a una fecha; creo que cualquier momento es bueno para celebrar la vida, el amor o lo que sea, pero el primer año en que ya no hubo algo que celebrar, me di cuenta de que nunca hubo una celebración como me hubiera gustado.

Silvia Parque

martes, 20 de diciembre de 2016

B no es Emily

Hoy, B tiró dos veces el árbol de Navidad. Afortunadamente para ambas, yo había leído por la mañana:  "¿Por qué sigue haciéndolo si le he dicho que no?". Las recomendaciones de la autora, funcionan. El árbol permaneció en paz el resto del día.

Justo ayer le comentaba al papá de B que estuve recordando un experimento de mi documental favorito sobre desarrollo emocional [AQUÍ]. Vi la serie completa ("Universo del bebé" / "The baby human") varias veces cuando estaba embarazada.

Conocemos a Jack y a Emily, ambos de nueve meses, con unos tres experimentos previos. Queda claro que Jack tiene un temperamento, digamos, "intenso", y Emily uno "sosegado". Luego, viene "La planta prohibida": la criatura está con su mamá, tienen un librito y una revista, respectivamente; luego se introduce una planta que la mamá no debe dejar que el bebé toque.

A Jack "le resulta imposible controlarse", dice el narrador. Podemos ver al niño una y otra vez tratar de alcanzar la planta, mientras su mamá lo quita, le habla, le muestra el libro, y acaba por cargarle para alejarlo.

En cambio, cuando entra la planta, Emily alarga el bracito; su mamá le detiene el brazo con suavidad, diciendo "no" y eso es todo. ¡Eso es todo! La niña no vuelve a intentarlo; se dedica al librito.

Obviamente, B no es como Emily.

Silvia Parque

lunes, 19 de diciembre de 2016

¡Tacos, tacos, tacos!

La otra tarde, B salio del baño todavía más contenta de lo que entró. En la cama, huyó mientras trataba de vestirle, en un ritual que consiste en que yo la llame repetidas veces y haga como que voy tras ella, mientras decimos cosas que nos divierten. Como siempre, ella reía y gritaba de gusto, con los ojos iluminados. Cada vez es más grande, así que ahora se mueve más y los gritos tienen mayor volumen. Esa tarde empezó a subir y bajar en una especie de mezcla "saltitos-sentadillas". Y surgió el nuevo grito de júbilo: "¡tacos, tacos!" Cada vez más rápido e intenso: "¡tacos, tacos, tacos, tacos!" Aquello duró tanto rato que empecé a preocuparme un poquito. Se movía tanto, que el buen rato terminó con un arco hacia atrás y un golpe, que aunque fue en el colchón, me asustó porque fue en la cabeza. Ella se asustó con mi susto y quiso teta; pero apenas vio que se me iba pasando, comenzó, bajito: "tacos, tacos". Ahora lo dice varias veces al día. Le agrega, alternativamente: "mangos", "pizza", "tamal"; pero los tacos no faltan.

Silvia Parque

viernes, 16 de diciembre de 2016

Estoy cansada. Tanto que...

Estoy cansada. Tanto, que he tomado la imagen con la que Matt ilustra su ÚLTIMA ENTRADA.


Fui al blog del crédito en la imagen (AQUÍ) y lo disfruté. La diseñadora y yo nacimos en el mismo año; creo que estoy en su sintonía.

Silvia Parque

jueves, 15 de diciembre de 2016

Fallando

Ayer, mientras B dormía una siesta que empezó tarde -no es bueno que las siestas empiecen tarde-, me quité el top y me puse mi bata de consolación, para beber almíbar caliente en el que cocí guayabas. Empecé a escribir esta entrada que termino hoy, también mientras B duerme la siesta -que habría estado mejor más temprano-.

Ayer fue un día de buenas noticias y pequeñas complicaciones, con un crítico momento de desesperación por la tarde, en el que volví a gritar: "¡Yaaaaa! ¡Por favor, déjame trabajar! ¡Espeeeraaa!" (multiplicado por cuatro, más o menos).

B había esperado mientras yo opcionaba por la mañana, mientras me bañaba, mientras hacía la comida, mientras tenia una entrevista inesperada, mientras daba clase, y ahora debía esperar mientras yo hacía que mi teléfono emergente leyera mi chip y lograba opcionar de nuevo. Se quejó, se retorció y gritó.

En cuanto me desocupé, la cargué, le di teta y se quedó dormida. Sé que tenía sueño desde rato antes, pero también sé que estaba descargándose del estrés por el mal rato y eso me da mucha pena. Es horrible gritar a tu hija de un año siete meses, sobre todo cuando su demanda es "hazme caso, quiero estar contigo".

Me queda claro que en realidad, por ejemplo, apenas me buscó mientras hacía la comida; su papá estaba ahí, acababan de regresar del parque y disfrutaban la novedad del chicozapote: B se llenó cara, ropa y manos y le dio gusto verse en el espejo convertida en hija postiza de Cepillín. La ida al parque fue mientras yo hablaba con mi afortunada visita inesperada, así que ella tampoco sufría en el momento de mi entrevista. No es una niña metida en un corralito durante horas, ni colocada frente a un televisor para estarse quieta; no se le deja de lado. Pero su demanda se cruza con mi deseo y me produce un poco de frustración y un dejo de culpa; si pudiera, trabajaría solo en las horas en que a ella le viniera bien.

Eso, respecto a no darle mi atención en todo momento.- Es lo que hay, no pasa algo grave.

Otra cosa es gritarle. Nada justifica que le grite, así que me disculpo con ella y se lo explico: que no se lo merece, que me porté mal y lo lamento; que le pediré a Dios que me ayude para no volverlo a hacer... Cuando vuelve su papá, le digo delante de ella que tenemos que contarle que hoy mamá se desesperó y gritó y eso está muy mal. Me doy cuenta de que evito decir que "le grité"... como si hubiera gritado al aire. Espero que Dios sane su corazón, porque a mi me queda claro que aunque se levante pensando en otra cosa y se muestre la mar de contenta, ahí está ya la impresión que causé... otra vez.

Mi caso es ilustrativo de cómo gritamos -o pegan, los que pegan- porque podemos y por incapaces. Aunque estés a punto de explotar en un trabajo, no le gritas a tu jefe; en todo caso, le gritas a tu subordinado con el que -se supone- no te pones en riesgo. Aunque conozcas la teoría sobre gestión de emociones, hace falta estar en paz para reaccionar de modo correcto. Porque se vale enojarse, se vale desesperar, pero hay un modo correcto de interactuar cuando una se enoja o se desespera; también hay un modo correcto con los hijos. Es de humanos fallar, claro.

Silvia Parque

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Otra primera Navidad

B se entusiasma con la Navidad. Es hermoso ver su cara contenta y oírle saludar al árbol. Es la primera Navidad de la que tiene conciencia. El año pasado se interesó en las luces y por supuesto, disfrutó abrir y recibir regalos; pero en este momento -un año, siete meses- está mucho más "hacia afuera", explorando el mundo, y eso hace que toda la estimulación de la temporada sea una fiesta increíble.

Silvia Parque

lunes, 12 de diciembre de 2016

Vacaciones obligadas

Me he tenido que tomar unas vacaciones obligadas desde el viernes, porque la pantalla de mi teléfono falleció y así no puedo trabajar. Ya mañana todo vuelve a la normalidad -con otro teléfono-, gracias a Dios.

Nunca pensé dedicarme a lo que estoy haciendo y menos, que pudiera gustarme. "Opciono" propiedades para una inmobiliaria. Busco anuncios en Internet, llamo al número de contacto y propongo que nosotros promovamos la venta o renta del inmueble. Supuse que podía encontrarle el gusto, pero me sorprendió que realmente me gustó mucho.

B me dice, a su modo: "casas"; yo respondo: "sí, busco casas para la inmobiliaria", y ella completa "en venta o en renta".

Silvia Parque

jueves, 8 de diciembre de 2016

Confianza para pelear con la pareja

Uno de los signos poco apreciados, pero según yo muy apreciable, de salud en una relación de pareja, es la confianza para pelear.

Ya se sabe que es diferente discutir, tener diferencias y pelear. A las peleas hay que evitarlas porque son desagradables, riesgosas e ineficientes. Afortunadamente hay muchas maneras de abordar problemas, que permiten dejar la pelea para ocasiones especiales.

Una pareja bien avenida pelea poco; sin embargo, las personas comunes peleamos y también peleamos con la pareja. En esas peleas se nota la salud de la relación, cuando:

- Nunca está en juego la permanencia de la pareja como tal. Ninguno considera la posibilidad de "terminar". De hecho, la relación está en el fondo de un hoyo cuando cualquier cosa es motivo para pensar en "terminar"; hay parejas en las que la idea de "no seguir" ronda durante años: pasé por eso y es desgastante.

- No se toca ni de lejos el punto donde la otra persona será verdaderamente lastimada. Es una especie de traición usar el conocimiento que tenemos de la vulnerabilidad del otro, para hacerle daño.

Así que si estás bien con tu pareja, no te da miedo pelear. No quieres hacerlo, pero no te da miedo: estás en confianza hasta para eso.

Silvia Parque

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Mi hija se hace un lugar

Cuando el niño aprende a decir "no", se hace un lugar.

Mi hija toma su espacio de existencia y se instala en el mundo, sin duda.

Entró en la etapa del "no" del modo más encantador que pueda imaginarse, diciendo "no"con una sonrisa, en un tono dulce, a veces casi como pregunta, a veces casi como con tiento. Creí que seguiría así y me veía gestionando sus desbordes emocionales con ternura infinita.

Luego, entró en una fase dramática. ¡Había que oí sus "AY, AY, AY"! Un niño al que estuve dando clase, creyó que su papá estaba pegándole. Nosotros que ni el gesto de levantar la mano hacemos, bien podríamos pasar por torturadores si alguien la escucha en ciertos momentos.

Ahora, el "sufro muchísimo" ha tomado toda la energía de la oposición humana creada generación tras generación. No sabía el umbral que estábamos cruzando la tarde de su primer berrinche. Pero aquí seguiremos, en el camino del amor.

Silvia Parque

martes, 6 de diciembre de 2016

Dejando el pasado atrás

Hace más de un año.
B pasaba mucho tiempo en los brazos y en la teta cuando era una bebita. Era frecuente que yo, sentada con ella, divagara recordando y jugando a volver al pasado para hacer algo de diferente manera.

Hoy he caído en la cuenta de que ya casi no lo hago y de que me siento mejor así, sin atender tanto al pasado y a lo que pudo ser.

Silvia Parque

lunes, 5 de diciembre de 2016

Envidia

Creo que la envidia es el peor sentimiento; peor que el odio, incluso; miserable, mezquina, ruin; de lo mas detestable.

Afortunadamente, fui por la vida sin haber sentido envidia hasta que fui mayor. Ocurrió hace unos cinco años, en un momento de desesperación. Recuerdo el momento justo, caminando por la calle, en que llegó la sensación podrida de "ustedes no deberían tener eso que sí debería tener yo y que debería ser destruido estruendosamente porque está con ustedes que son feos por tener lo que yo no tengo". Fui consciente de que dejé instalarse esa sensación. No me dio la gana detenerla, pero tampoco la dejé crecer. Luego trabajé con eso y no recuerdo haber vuelto a sentirlo.

Hasta ayer. Ayer fui consciente de que estaba sintiendo envidia del papá de B; específicamente de su imperturbable capacidad de no fastidiarse ni un poquito cuando la niña se pone extra-remolona. Y no hay "envidia de la buena". Admirar e incluso querer lo que tiene el otro, no es envidia si no tiene el ingrediente del deseo nefasto de quitar al otro lo suyo o eventualmente, destruir eso que una no tiene. En este caso fue fácil elaborar el sentimiento porque hay amor en medio de lo que podríamos llamar "objeto de la envida"; pero qué cosa más fea.

Silvia Parque


viernes, 2 de diciembre de 2016

Los lentes

Tengo miopía y astigmatismo. No uso los lentes "por ratos" o "para leer", sino casi todo el día; me los quito para hacer arrumacos con B en la cama para que no se vayan a caer y para no tener que estar defendiéndolos de ella. 

Hace días, consiguió quitármelos y en unos segundos, les rompió una pata. Esa tarde, su papá pegó la pata y los siguientes días, la volvió a pegar y la volvió a pegar, porque la pobre pata ya no fue la misma.  

Con estos antecedentes, ayer dejé los lentes en el respaldo de la cama de B; me levanté, creo que a limpiarme la nariz, y de pronto vi a la criatura con los lentes en la mano: los lentes sin una pata. Así los llevo desde entonces, porque la patita sigue desaparecida. 

Silvia Parque

jueves, 1 de diciembre de 2016

Los calcetines

Hablando con Macondo sobre los inconvenientes de la lluvia, le contaba que ODIO que se mojen los calcetines. Podría pensarse que lo que odio es que se mojen los pies, pero es que tengo un asunto con los calcetines. Tal vez es que en mi caso, pies y calcetines van juntos. Ya sé que hasta mi niña sabe que los calcetines son para los pies; pero en mi caso, pies y calcetines deben, NECESITAN ir juntos.

Uso calcetines siempre, no importa el calor que haga: nunca me da calor en los pies. Un tiempo, traté de usar sandalias; me gustan y me parece que con mucha ropa, se ven mejor las sandalias que otros tipos de zapatos. Pero me incomoda no traer calcetines. Cierto que una vez que he llevado sandalias cómodas un rato, pongo mi atención en otra cosa y mis pies tan contentos. ¡Pero qué bien se siente volver a enfundarlos!

En la sección de "datos sin importancia de los que usted no debería enterarse", podría quedar registrado que más o menos el 85% de las veces que he tenido sexo en la vida, ha sido con calcetines. Para un orgasmo, conmigo es suficiente; pero terminar sin calcetines, eso sí que es señal de que hubo éxtasis a otro nivel, nivel desquiciante, tal vez. Empezar sin calcetines, ni se diga; está reservado para ocasiones con circunstancias extra irresistibles.

Ya no hablando de sexo, sino de amor, la otra noche tuve una confirmación del significado profundo de la entrega de mis pies. Estaba en la cama con B, en el rato a gusto de apapacho y juego nocturno, cuando tuve que quitarme un calcetín por alguna razón. ¡Le dio un gusto ver mi pie! Nos bañamos juntas hace meses, así que no es que no me conozca toda; pero supongo que el contexto se lo presentó como algo distinto. Lo tocaba, lo levantaba, se alegraba con el movimiento de mis dedos. No quiso que volviera a enfundarlo. Y no lo enfundé.

Esta manía mía viene de la costumbre de mi abuela, de ponerme las calcetas de mi abuelo. Un cable se me cruzó con otro, en la experiencia de ser arropada y consentida, en el acto de vestirme los pies. Y es que podría parecer que simplemente prefiero llevar calcetines a no llevarlos; después de todo, como he contado, he sido capaz de usar sandalias varias veces. Pero de verdad me pongo mal cuando me faltan. He usado los mismos calcetines sucios por días -muchos días-, cuando la opción era dejar desenfundados los pies. De hecho, encontrándome estresada, cansada, alterada o en cualquier modo alejada del bienestar, mi necesidad adquiere matices delirantes.

Silvia Parque

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Después de un día pesado

Ayer tuve el día normal más pesado de todos los tiempos. No hubo accidente ni enfermedad, gracias a Dios; pero fue muy cansado. Trabajé toda la tarde. Eso B lo toma a veces bien, a veces mal. Ayer lo tomó bastante mal. Podría decirse que hizo lo que pudo por su cuenta: jugó buen rato, se contentó merendando sola; pero quería mamá, necesitaba salir, al rato tenía sueño y yo me iba poniendo tensa porque el trabajo se complicaba. Con todo eso en el cuerpecito de un año y medio -un año, siete meses, en realidad-, fuimos por fin al parque cuando ya había oscurecido; regresamos, cenó, le di teta y casi de inmediato se quedó dormida. Eran las 8:30. Normalmente se queda dormida alrededor de las diez, así que la noche podía ir muy bien o...

Despertó como a la una de la mañana. Era necesario cambiarle el pañal y ya no se durmió. Empezamos bien, platicando. Luego quiso ir a jugar y no le gustó que ya no fuera posible. Al rato empezó a pedir teta para chupetear, pero la pobre estaba tan cansada que no podía acercarse y engancharse sola; yo debía sentarme, cargarla y colocarla al pecho; ella duraba en mis brazos unos segundos y pretendía retirarse a jugar y volver segundos más tarde. Así que terminé gritando un "¡Yaaaa! ¡Por favor! ¡Tengo sueño!" que se repitió dos o tres veces, haciéndome sentir mal cada vez. Su cansancio era evidente y me apenó pensar que tal vez se sentía tan mal como yo (me ardían los ojos, me dolía la cabeza). Afortunadamente estaba su papá, que entró a la recámara a contener los ánimos y a tratar de dormirla. Con lo primero fue suficiente.

Con unos minutos de calma, conseguimos volver a la buena teta. Me disculpé por haber gritado. Como después de cenar, se quedó dormida rápidamente.

Silvia Parque

martes, 29 de noviembre de 2016

El luto es por los nuestros

Me entero del avión que se estrelló con 81 personas a bordo, 76 de las cuales se reporta que están muertas; 22 futbolistas de un equipo brasileño y al parecer, los demás, personas en relación con el equipo.

Solo he leído ESTA nota. Por unos segundos, paso la vista por los tweets sobre el tema y vengo acá...

Habría que ser muy duro para no conmoverse con la tragedia. Decenas de vidas perdidas, y todo lo que se suma a la consideración de que es terrible: que fueran jóvenes, que estuvieran viviendo el sueño de ejercer una carrera, que uno de ellos se acabara de enterar de que sería papá. Una pena.

Leo "el futbol mundial está de luto" y pienso en que nos enlutamos cuando se mueren "los nuestros". Lo demás nos da mucha pena, pero llevamos luto por "los nuestros". Ninguna novedad, pero lo pensé y quise escribirlo.

Silvia Parque

lunes, 28 de noviembre de 2016

Kamilen

Un día, envié al papá de B a traer pomada para tratar una rozadura de la niña. Usábamos Capent o Pasta de Lassar, que es óxido de zinc. Hace mucho usamos Pasta de Lassar, nada más. El caso es que una señorita o unas señoritas le convencieron de comprar pomada de manzanilla, que según ellas serviría para las rozaduras mejor que cualquier otra cosa. Llegó a la casa con su cajita de Kamilen y un babero que le regalaron. Yo me molesté, como suelo hacer cuando las cosas no son como quiero, pero no mucho porque siempre me enternece su asombrosa capacidad de creer en la publicidad.

Aunque tenía lógica pensar que la pomada sirviera para las rozaduras porque es un "auxiliar en algunas irritaciones de la piel", no sirvió para eso. Aquella vez hubo que ir a comprar Pasta de Lassar. Pero luego, para algo, no recuerdo para qué, la usamos. Es maravillosa. B a menudo se irrita la piel de la parte de atrás del cuello, porque se peina el cabello y de pasada el cuello, luego se rasca y queda peor. La pomadita lo resuelve. También es buena con raspones, piquetes de insectos, cortaditas, resequedad. Me encantan su efecto y su aroma.

Silvia Parque

viernes, 25 de noviembre de 2016

Emociones varias

Compartir la vida con B es de un emocionante muy disfrutable. Espero que poco a poco, las emociones se traten más del asombro por lo que va descubriendo y menos del miedo por el riesgo en el que se pone.

Hoy la encontré parada en una silla, inclinada hacia la mesa donde está la laptop. Sus manos llenas de frijoles ensuciaban el tablero donde brillaba un charquito de agua de jamaica.

Hoy, también, dijo "salud" cuando me oyó estornudar, dijo "mande" cuando le habló su papá, usó unas tres frases de dos palabras, me besó la pierna cuando me quejé por tener un calambre.

Silvia Parque

jueves, 24 de noviembre de 2016

Para conversar con Dios

Unas tres personas me han compartido que les gustaría tener conversaciones con Dios, pero no saben cómo o simplemente no les pasa que Él responda.

Para quien le sirva:

Se puede hablar a Dios con confianza. Se le puede decir lo que una piensa, tal cual, incluido lo políticamente incorrecto. Se le pueden hacer reclamos. Se le puede hablar desde el enojo. Tal vez deberíamos vivir en reverencia y alabanza, pero Dios conoce nuestros límites. No se necesita purificar el alma para empezar a hablarle. Debe ser bueno armar un momento espiritual con las emociones en orden; pero Dios también escucha cuando estamos en un momento de mierda.

La conversación no necesita intermediario ni preparación, aunque la preparación ayuda con la disposición, que sí es necesaria.

Respecto a escucharle, pasa como en las conversaciones con los seres humanos: en el momento en que al otro le toca hablar, lo que solemos hacer es seguir pensando en lo que hemos dicho o adivinar lo que nos van a responder o ir armando una respuesta. Hay que callarnos un poquito. En esto conviene hacer la cuestión explícita; yo le digo algo como: "Quiero oírte a ti y no estarme oyendo a mí misma. Ayúdame a ponerte atención".

Silvia Parque

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Escritorio simplificado de Blogger

Blogger me muestra su escritorio simplificado. Lo veo. Y no se va.

No se va.

Es lo que habrá, parece.

No me gustan los cambios.

Ya tengo que pasar por todos los cambios de la vida en el mundo donde están la hija, la estufa, el sol. ¿Además pasar por cambios en Blogger?

Al menos no pinta horrible como cuando me cambiaron el buen Hotmail por Outlook.

Silvia Parque

viernes, 18 de noviembre de 2016

El brillo y el éxito

En general, no me emocionan las modalidades de éxito disponibles en el "mercado social". De hecho, me genera repelús la idea progre de "más-mejor-hacia arriba". Pero me encanta ver a las personas cumpliendo sus sueños. Igual me parece muy triste ver sueños apachurrados o dejados de lado.

Hoy vi a un hombre famoso con los ojos brillando porque consiguió algo que latió en su corazón por más de dos décadas antes de materializarse. Me recordó el atractivo de dos mujeres que me tocó tener como maestras:eran personas como cualquier otra y en clase, creando conocimiento en directo, podían brillar.

Tengo una prima que es atleta de alto rendimiento. Tiene la suerte de ser bella, pero la belleza con la que nació no es nada comparada con la belleza de su expresión en medio del esfuerzo de una carrera o con la belleza de su apropiación del paisaje cuando entrena en un cerro cubierto de nieve.

Los sueños nos hacen brillar. 

Es común definir el éxito cómo un buen resultado luego de cierto tramo de vida, es decir, con haber conseguido algo: ser feliz, tener una familia amorosa, influir en las personas... Aunque estos conceptos tienen sentido, para mí el éxito sería precisamente conseguir estar ahí donde se ha soñado: donde brillas.

Silvia Parque

jueves, 17 de noviembre de 2016

El frío y B

Tuve bastante frío los últimos días. Hoy ya subió la temperatura y casi dejé de estar resfriada, así que terminó mi percepción de riesgo de hipotermia.

B, por su parte, con todo y restos de resfrío, se resiste a usar suéter y a dormir tapada. Le molesta cubrir lo que sea que traiga puesto; es decir, el suéter tapa el búho o la niña con moño o la coneja o las franjas o el color blanco de la blusa o camiseta que se ha puesto -que muy probablemente eligió ella misma-, y eso es algo malísimo. De noche, solo tolera una cobija muy suave y ligera que le regalaron; de las demás, casi siempre se deshace moviéndose entre sueños. Son días de repetir una y otra vez: "No puedes bajar de la cama sin calcetines. ¿Qué crees que estamos en verano? Estamos en otoño". Salió a su padre en eso.

Silvia Parque

miércoles, 16 de noviembre de 2016

La bruja y el hombre de las cavernas, con sus parejas muy decentes

"-El hombre es el síntoma de la mujer.
- ¿Y la mujer?
- La mujer es la verdad del hombre".
Helí Morales en conferencia.

Alguna vez me cruzó por la mente la idea de que un hombre era muy diferente a su pareja, mujer, porque él no tenía los defectos que yo veía en ella; a él yo le veía cualidades que contrastaban con el modo de ser, a mi parecer burdo, de ella. Luego pensé lo mismo, al revés, de otra pareja, en la que el defectuoso según yo era él. Un pensamiento del tipo "Fulano(a) es muy bueno(a) para Perengana(o)". Una tontería. Una no conoce en verdad más que a poca gente y esas ecuaciones tienen mucho de soberbia. Pero dejando de lado lo cuestionable que es juzgar a las personas de ese modo -como calificándoles-, hay algo central en esto que no estaba viendo: esa persona, con lo bueno que tenga, eligió a esa otra persona, con lo malo que tenga. Se gustan. Probablemente, eso que yo veo "malo", sea parte de lo que al no-defectuoso(a) le gusta.

Cuando caí en la cuenta de lo que describo en el párrafo anterior, pasé revista rápidamente a un montón de parejas en las que, si se pone atención, los defectos manifiestos por parte de uno de los miembros, expresan algo reprimido en el otro miembro. Tengo un ejemplo ilustrativo: ella es una mujer discreta y políticamente correcta, emparejada con un hombre exhibicionista y hasta majadero. En público, se le pueden ver gestos de desaprobación a la alharaca de su marido, pero apenas por cumplir con lo que le toca hacer; enseguida su lenguaje corporal hace ver cuánto le gusta su macho, no a pesar de la majadería exhibicionista, sino por causa ella. Tiempo después, algún comentario me ha hecho concluir que se realiza en el comportamiento de él, que no se permite a sí misma.

En cualquier caso, no tiene mucho sentido pobretear al Fulanito que "carga" con la bruja Perengana, ni a la Fulanita que "lleva a cuestas" al Perengano sacado de las cavernas. Tanto la bruja como el hombre de las cavernas, y cualquier otro ejemplar de ser humano, fueron elegidos. En otros tiempos sería diferente, pero ahora, al menos entre las parejas que conozco, seguro fueron libremente elegidos. Claro que a veces la elección se hizo medio a ciegas... también hay veces en que las personas sacan el cobre poco a poco...

Silvia Parque

martes, 15 de noviembre de 2016

Más sobre los grupos de ventas de Facebook

Ya había hablado de los grupos de venta de Facebook; de los grupos de los que soy parte, que son los que conozco. Me encantan como catálogo. Puedo pasar buen rato mirando lo que la gente vende: desde cosas que no me interesan en absoluto hasta oportunidades que lamento dejar escapar porque por ahora mis gastos están controladamente apegados a la lista de prioridades.También hay gente ofreciendo sus servicios y me gusta saber de su existencia.

Lo primero que llama la atención es lo mal que escribe buena parte de la gente. Ni redacción, ni ortografía, ni vocabulario. Pero en verdad para llamar la atención y asustar. No es que ignoren la diferencia entre "hay", "ahí" y "ay": eso no es nada: eso no asusta; la escritura llega a ser garrafal en serio, al grado de impedir la comunicación. Había hablado de eso en otra entrada; lo menciono ahora porque creo que evidencia un modo primitivo de comportamiento en relación con lo siguiente:

¡Sobra agresividad!

En los grupos -como en todas las redes, supongo- prevalece una característica u otra, dependiendo de los contactos con los que se interactúa. Hay un par de grupos de venta muy grandes, para toda la ciudad, en los que nunca he visto lo que voy a comentar sobre los grupos en los que está la gente de "mi alrededor geográfico".

Parece que "por acá" -en ese alrededor geográfico que alimenta los grupos de los que hablo- abunda lo que se llama "mecha corta".- Reacciones inmediatas, burdas, a la defensiva. He vendido alguna cosa y me ha tocado lidiar con alguna persona indignada porque cerré trato con otra persona en lo que hablaba con ella. No me llama la atención la indignación, sino el grado de inflamación de la misma. Suelo encontrar nuevos ejemplos.

Para empezar, la gente se toma muy en serio. Casi en todos los grupos, una de las reglas es poner el precio en el anuncio. Hay quien no lo hace. ¡Y hay que ver cómo les molesta! Eso, que el vendedor no responda rápido cuando le preguntan, que las personas pregunten algo que ya está escrito en el anuncio, que pidan rebajas. No me extraña que moleste, ¡pero hay que ver cómo!

Está quien se pone aleccionador, quien desacredita, quien insulta. Todo un fenómeno.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Sexo y muertos


He estado teniendo unos sueños "para adultos" casi perturbadores de tan reales y ricas las sensaciones, y de tan inapropiadas las situaciones. Mi atención se había enfocado en la parte específica del sexo; pero ayer me di cuenta de que en cada sueño ha aparecido una u otra persona que quise mucho y que falleció. Aparecen de modo más o menos secundario, de lo más normal, e interactuamos como lo hacíamos cuando estaban vivos. Me pregunto por qué están viniendo a visitar.

Silvia Parque

jueves, 10 de noviembre de 2016

Mi hija humana

B se mueve mucho: no para.

Cuando voy a cambiarle el pañal suele huir: la atrapo, la jalo hacia mí, escapa y huye de nuevo. Casi siempre es divertido. A veces, la cosa se pone incómoda y ya no es juego sino lucha y drama. Pero casi siempre es divertido.

Suelo preguntarle: "¿Qué eres: remolino o humana?" Ella responde "moino" y yo hago una serie de aspavientos exclamando "¡Con razón! Eso lo explica todo" o "¡Nooo! ¡Una hija remolino! ¿Ahora qué hago?" Entonces ella dice, salvando el día: "¡mana!" y yo me llevo una mano al pecho y volteo hacia arriba, diciendo como si recuperara una herencia perdida: "¡Ah! Menos mal, una hija humana".

Esto cada día, en su montón de variantes, me da un gusto bien grande; me hace feliz.

Silvia Parque

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Yo me bajo aunque no lo paren

Estoy con un resfriado de los grandes: de los que pretenden ser vía para que los bichos microscópicos se apoderen del mundo. B también está malita y su papá no está mejor, así que tenemos una situación complicada. Ayer por la noche prácticamente no dormí y hoy tengo un montón de trabajo por delante.

Pero la noticia del día no es mi estado de salud ni las maromas que hacemos para organizarnos cuidando a la criatura: la noticia es que Trump ganó la elección presidencial en Estados Unidos. Una amiga ha comentado en Facebook la multicitada frase que Quino puso en boca de Mafalda: "Paren el mundo, que me quiero bajar".

Yo me bajo aunque no lo paren.

Durante años tuve una tolerancia del tipo de las que comprenden todo, como abrazando con la comprensión, por decirlo así. Ya no. Entiendo, pero me deslindo. Bye! No estoy para sus ridiculeces. Ya había hablado antes de mi idea de construir un mundito aparte donde mi familia se resguarde. Leo a personas de "mi alrededor virtual", instando a seguir sembrando en nuestros hijos el amor y el interés por el bien común y no podría estar en desacuerdo, pero la verdad es que me estoy decantando por el "sálvese quien pueda". No un "sálvese quien pueda" de voy derecho y no me quito en el que aplastas a los demás y no tienes la mano, pero si uno en el que la esperanza no se ponga en los humanos.

Silvia Parque

lunes, 7 de noviembre de 2016

Guardar silencio cuando conviene

Creo que muchas veces es bueno guardar silencio. A medida que pasan los años, me convenzo de que es realmente bueno y que realmente muchas veces es preferible.

No es lo que se siente mejor. Cuando algo va del alma a la boca es porque quiere salir, así que puede ser desagradable cerrar la puerta y guardar lo que se ha pensado. Peor es la sensación de "todo lo que hubiera podido decir", cuando no se ha respondido suficiente o suficientemente fuerte ante una provocación, ofensa o cosa por el estilo. Sin embargo, muchas veces lo que se siente mejor no es lo que más conviene.

Sin duda, hace daño tragar lo que necesitamos echar con palabras. Pero no necesitamos decir todo lo que queremos decir en un momento determinado, no necesariamente en ese momento justo en el que acaba pensarse.

Silvia Parque

sábado, 5 de noviembre de 2016

La tarde libre

El papá de B la cuida una tarde a la semana para que yo "salga". B está muy bien con eso, aunque mientras estoy de parranda suele no comer bien y pasar un ratito preguntando por mí.

Ayer tuve esa "tarde libre" semanal. Por segunda vez me fui sin dejarles la llave de la casa, así que no pudieron ir al parque ni a comprar leche para la cena. Además, llegué poquito más tarde que siempre, así que ya estaba dormida. Me dio algo de cruda moral. Dice su papá que ya estaba en la puerta con su canasta para el pan cuando él se dio cuenta de que no podrían salir: imagino perfecto su carita al enterarse que siempre no iba a haber "calle".

Afortunadamente para mí, quiso teta pasada la medianoche, y luego otra vez y otra vez.

Silvia Parque

jueves, 3 de noviembre de 2016

Diferencias entre papá y mamá

El papá de B y yo somos diferentes y la tratamos de diferente manera. Podría pensarse que es una verdad de perogrullo porque todos somos diferentes, pero es que hay cuestiones en las que somos casi opuestos; me entretiene ir notándolo cuando se presenta la oportunidad.

Por ejemplo, yo soy muy de dejarla a su aire, que haga prácticamente lo que quiera mientras no sea peligroso; le encuentro una justificación positiva prácticamente a todos su actos. Él, no. Algo ilustrativo en esta diferencia podría ser que para él, B "tiró el agua" y para mí "volteó el vaso y el agua cayó". Los dos ponemos atención en los proceso mentales y los aprendizajes en juego, él no es corto en ningún sentido; pero de cualquier modo, termina siendo un "tiró el agua" vs "volteó el vaso y el agua cayó".

Ambos la consentimos y la mimamos. Pero creo que a él le provoca cierto repelús verla esforzándose y en ese sentido la sobreprotege, mientras yo la aliento a "ejercer su poder". Le apena verla, por ejemplo, limpiando. Volviendo al asunto del agua derramada, para mí es de lo más normal darle un trapo y pedirle que limpie el agua del piso. Su papá está completamente de acuerdo, pero su actitud haría pensar que está viendo a Cenicienta y siempre "la rescata". ¡Aunque a ella le encanta limpiar!

Le hablamos de diferente manera. Jugamos de diferente manera. Creo que se beneficia de esa diferencia.

Silvia Parque

miércoles, 2 de noviembre de 2016

El fin del mundo para el papá de Iztacalco y para los que nos quedamos

En México, una especie de apropiación/adaptación del Halloween hace que niños salgan por la noche a la calle, disfrazados, a "pedir calaverita" (en lugar de exigir "truco o trato"); en mi rancho queda claro que se hace el 31 de octubre por la noche, pero acá hay quien lo hace el primero de noviembre, el día dos o los tres días para no desperdiciar. En eso estaban ayer un papá y su hijo que hoy están muerto y herido respectivamente, porque hombres con máscara de payaso les dispararon. Pasó en Iztacalco, Ciudad de México [NOTA].

Siempre han pasado cosas malas. Recuerdo que cuando oía a los Testigos de Jehová hablar de la inminente llegada del "fin del mundo" cuando era niña, no necesitaba mucha formación o información para saber que así como ellos veían al presente lleno de señales e indicios de cosas terribles, se le había visto antes. En cada época ha habido personas pensando: "las cosas están peor que nunca" y gente mayor sentenciando "está generación está perdida". De hecho, cerca de cada fin de siglo, la gente suele tener la sensación de que está en "el acabose".

Bueno, pues ahora me parece que la alarma ya no está tan errada... Tal vez haya sido peor vivir en medio de la peste negra europea [AQUÍ lo que dice Wikipedia]. Pero esta clase de descomposición social, terrible, que se expresa en brotes como los de la nota a la que me refiero en el primer párrafo, no creo que se haya dado antes y creo que es señal de "un acabose".

Como apunta Germán Castro, ha habido muchos fines del mundo ["Nota sobre el fin del mundo"]. Quiero ver qué pasa con este desde lejos.

Silvia Parque

martes, 1 de noviembre de 2016

Jóvenes trabajando

Ayer hice un trato con un jovencito. Sé que es un jovencito por su voz al teléfono y su fotografía en la red social. Por lo que puedo saber, está encargado al menos de la parte de los negocios de su papá, en la que hace tratos con personas como yo. Recordé a otros jovencitos trabajando: uno de ellos ahora es un hombre de familia.

Aunque estos muchachos son varones, lo que me hacen pensar aplica igual para mujeres:

Qué grato es ver la conjunción de dos cosas buenas e importantes: alguien joven abriéndose paso, "buscándose la vida" y el camino allanado por quien antecedió.

Silvia Parque

domingo, 30 de octubre de 2016

Horario de invierno, Halloween, almuerzo

Con la misma intensidad con la que desprecio el perder una hora cuando inicia el horario de verano, aprecio ganar una hora cuando inicia el de invierno. ¡Qué maravilla! Sigo sin comprender la ganancia de adelantar y atrasar el reloj; lo he leído varias veces y me queda claro que no se trata de economías domésticas sino globales; hasta podría decir que entiendo, pero no comprendo: no. Sin embargo, el día que toca ganar en lugar de perder, me encanta.

Inicio el día en la computadora y me encuentro el Doodle alusivo a Halloween. ¡Qué divertido! Me parece genial. Sobre Halloween, estoy del lado de los "no-tradicionales", supongo. A los que denostan la fiesta por pagana, me gustaría recordarles lo pagano del árbol de navidad. En cuanto a las alusiones demoníacas, yo tengo claro que el mal, "el enemigo" o cualquier cosa verdaderamente infernal, se parece más a los anuncios de revistas cotizados que a los disfraces bizarros para espantar. Sin embargo, el estar en contra de la fiesta por cuestión religiosa me parece con mayor sentido que por una especie de nacionalismo. Yo siempre digo que de donde vengo, nos era mucho más propio el Halloween que el día de muertos: nos quedaba más cerca geográficamente, para empezar. Pero no estoy interesada en nada particular sobre la noche de mañana; B no tiene un disfraz; solo comento porque me vino a la mente el tema, a partir de los fantasmitas que maté en el jueguito de Google.

¡Bueno! Pues que el día pinta muy bien. Voy a prepararme unas tortillas de harina y a freír frijoles con manteca: aspiro a enmascarar su sabor "de bolsa". Años comprándolos de lata o de bolsa y sigo sin resignarme; de hecho, los caseros de las tiendas me gustan más, pero mi alma sigue anhelando los de mi abuela. Ya podría ir dejando atrás ese pasado de almuerzos y cenas gloriosos, porque mi abuela desde que se modernizó, también compra los frijoles. Hasta compra las tortillas precocidas. ¡Por eso está el mundo como está! Ese es el problema de estas generaciones perdidas: no los disfraces, sino las abuelas que empiezan a cuidarse a sí mismas. Gracias a Dios, aprovechado que hay tiempo, puedo contribuir en algo a enderezar la moral de los almuerzos.

Silvia Parque

viernes, 28 de octubre de 2016

Realizada en la cocina

Me siento realizada porque el día de hoy preparé gorditas de harina para la comida, y horneé panecitos de plátano por la tarde. Ya sabe el mundo que amo ver recetas por Youtube, así que habré visto más de una vez, más de cinco maneras de hacer pan de plátano y más de una manera de hacer gorditas. Así aprendo, tomo ideas; al final, siempre hago a mi manera. ¡Y han quedado! No tengo batidora, pero la licuadora sirvió. No tengo moldes "normales", pero había ido guardando -por más de un año- los moldecitos de aluminio del flan de Yoplait, que compro de cuando en cuando.

l.as gorditas fueron un éxito total con B. Los panecitos, no tanto; mordisqueó dos y los dejó por ahí cuando se cansó de jugar con los moldecitos y morderlos.

Silvia Parque

viernes, 21 de octubre de 2016

Nota

Últimamente paso por aquí menos veces de las que quisiera porque estoy de lo más ocupada y termino muy cansada por la noche. Evidentemente, el mundo sigue girando sin alteración, pero yo cada día que no publico, lo extraño.

Lo extraño y además, las ideas que quisiera escribir me incomodan presentándose en un momento u otro. Tampoco son nada que se requiera para que el planeta siga moviéndose, pero a mí me hace falta comunicarlas.

Ya será...

Silvia Parque

miércoles, 19 de octubre de 2016

Ni una menos

Hoy hubo MARCHAS en varios países para exigir que pare la violencia que mata mujeres por el hecho de ser mujeres, por ser mujeres en esta sociedad patriarcal.

Las mujeres hemos sido objeto de violencia en función de nuestra posición subordinada, desde que el mundo se organizó como lo conocemos; pero no siempre se les ha matado como ocurre ahora, como si fueran desechables, con la saña de actos deshumanizados. [Ha sido difícil decidir usar primera o tercera persona.]

Ya lo he dicho, pero es buen momento para repetir que vi cómo el lugar de donde vengo fue llenándose de carteles de "se busca" y los periódicos fueron llenándose de notas sobre cuerpos de mujeres encontrados por ahí. Por ese tiempo, lo que más me impresionó fue oír a mi abuela decir que no pasaba nada, cuando alguien mencionó algo sobre la violencia. Acababan de matar a una muchachita de la colonia. Su casa no estaría sino a unos quince minutos de la nuestra. Pero todos eran casos aislados, o la víctima se lo había buscado, o no habían ocurrido aunque los deudos supieran que sí: que les faltaba una hija o una mamá o una hermana.

Que esto se detenga.

Silvia Parque

martes, 18 de octubre de 2016

Conociendo a mi hija: año y medio

La relación de B con todo ha cambiado.

Tiene que ver con algo en su conciencia que se expresa en el uso de pronombres (primera y segunda persona) y en el reconocimiento de su nombre. Hace mucho sabe que nos referimos a ella cuando decimos "B" y había repetido la palabra alguna vez; pero ahora la dice con frecuencia, claramente identificándose y señalando pertenencia. Incluso, reconoce la palabra escrita: cómo dice y que es su nombre.

No fomentamos especialmente su alfabetización, pero ella elige, muchas veces, largos ratos, estar con sus libretas, revistas y libros. Ha llegado al crucial primer paso de la escritura (hacer trazos que "quieren decir" algo) y con ello siento que se revela más de quién es... por supuesto, la palabra fue "B".

Que elija le hace un lugar y nosotros contemplamos cómo lo ocupa. Con la ropa, varias veces la visto "sin consultarle", para volver a vestirla unos minutos después porque ha ido por lo que quiere ponerse. Entre todo lo que dice, brillan las palabras que abren camino a su voluntad, como "quiero".

Silvia Parque

viernes, 14 de octubre de 2016

Rosa de Lima

A veces me entra una canción a la mente y se queda ahí por meses. O más bien "brota" de mi mente, de algún rincón, y suena por meses. Nunca una canción completa; siempre un par de versos, si mucho una estrofa.

A veces ni me gusta la canción, pero ahí está. Ahora tengo está sonando a cada rato:

          Rosa de Lima, prima lejana
          Lengua de gato, bicarbonato de porcelana
          Dolor de muelas, pan de centeno
          Hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos

Lo bueno es que sí me gusta; mucho.

Silvia Parque

miércoles, 12 de octubre de 2016

Eres niña y eres fuerte

B cargaba una silla hoy por la mañana. Le dije que era muy fuerte.

"¿Eres una bam-bama*?", pregunté. "Eres una Soraya"*, me corregí. "Vamos a empezar a hacerte carteles con mujeres que puedan ser un ejemplo de algo".

"Con hombres y mujeres", dijo su papá.

"Con mujeres. Porque ejemplos de hombres los va a tener por todos lados, todo el tiempo".

Eso pasó antes de enterarme de que estábamos en el "día internacional de la niña". Una ridiculez para quienes piensan que estamos a punto de tener un "día internacional del día internacional"; pero tristemente necesario, todavía.

* Por "Bam bam", el de Los Picapiedra.
* Soraya Jiménez fue una levantadora de pesas mexicana, que tal vez no tuvo una carrera realmente afortunada, pero definitivamente era fuerte.

Silvia Parque

martes, 11 de octubre de 2016

El interesante mundo de "hacer caso"

Como la persona sana que es, B trata de hacer su voluntad. Le digo que salga de la cocina y me entiende, pero no se sale; tampoco resiste cuando la saco. Hemos tenido mayor éxito con el baño: varias veces hace caso cuando le digo que no entre y varias veces hace caso cuando le digo que salga.

Estoy convencida de que el problema, si lo hubiera -cuando no hace caso-, sería instruccional. Ella atiende y responde, tanto al contenido como a la forma de los mensajes.

Un día me dio el susto de la vida. Oí un breve quejido y la busqué por interminables diez o quince segundos, imaginando qué cosa terrible podría haberla aplastado como para hacerla pasar de un quejido ahogado al silencio... Estaba en el patio. La puerta no estaba bien cerrada y aprovechó. Le dije que no podía salir al patio "nunca", de tal modo que repitió "nunca" toda la tarde. Y ha estado junto a la puerta del patio, sin dar el paso hacia afuera. Es el efecto del tono de voz. Si estoy, por ejemplo, lavándome los dientes, le digo "sal del baño, B", con ese tonito de mamá que repite mil veces las cosas. Pero si estoy sentada en el inodoro en los asuntos que no interesan al amable lector, entonces mi vulnerabilidad provoca un "no entres" decidido, desde que se acerca a la puerta, y se mantiene afuera.

En cuanto al contenido de los mensajes, podrá pensarse que al año y medio basta con decir "haz esto", pero he visto que de verdad funciona darle una razón. Sea que entienda cabalmente o no, darle una razón la convierte en partícipe (le muestra respeto, favorece el desarrollo del lenguaje y otras cosas de las que  no trata esta entrada). Por ejemplo, con el baño, si le digo "el suelo está mojado", ella dice "agua - agua", con un tono un poco de alarma; así nos conectamos en la necesidad de que esté afuera. Y está la magia de las instrucciones concretas y específicas. A mí me encanta: "pon tu pie afuera del baño - ahora el otro pie". Eso le da dirección y centra su atención en algo que quiere hacer, en lugar de en la renuncia.

Silvia Parque

lunes, 10 de octubre de 2016

Sustos

Yo sabía que cuidar un bebé sería cansado; no me sorprendió. Pero sí me sorprendió la cantidad de sustos que le caben a cada día con B. 

Ella es inquieta y eso no combina bien con que yo no soy especialmente cuidadosa... No puede importarme más mantenerla a salvo; pero la verdad es que ese no es mi fuerte. 

Hoy se cayó de su silla para comer. Es una sillita para bebé que se sujeta a una silla común. No dejé suficientemente apretada la sujeción de una silla con otra, así que un movimiento normal de la niña, movió la sillita y fueron al piso, la silla, la sillita y mi niña. Terrible. No le pasó nada grave, pero tiene un pequeño moretón en la nariz y otro arriba de una ceja... del lado en el que según yo, no se pegó. (Su papá tiene la hipótesis de que al caer, volteó la cara y entonces se pegó del lado contrario al que se esperaría.)

Silvia Parque

sábado, 8 de octubre de 2016

La película de la noche

Termino el día muy cansada. Ya empiezo el día cansada, así que no es de extrañar. Pero me hace falta despejarme, así que muchas veces, aunque ya es tarde, veo una película. Me decía que no era bueno, que debía ir a dormir para descansar más; sentía que me portaba mal; pero dejé de decirme eso y entendí que al contrario: que es verdaderamente importante para mi bienestar.

Silvia Parque

jueves, 6 de octubre de 2016

Plastilina

Me cuesta trabajo dejar la plastilina. Me encanta bolearla, amasarla, aplastarla. Parece que voy a tener que hacerlo a escondidas porque no puedo darle a B si no la estoy mirando: se la lleva a la boca. (Y si la ve, la quiere; si quiere algo, lo demanda.- si no lo tiene, puede iniciar una campaña).

Una vez preparé masa de maíz para jugar con ella, pero apenas le llamó la atención. Ya será luego...

Silvia Parque 

miércoles, 5 de octubre de 2016

Ensalada

Amo las ensaladas, pero nunca me han gustado las caseras; no las que tengo como representación de "ensaladas caseras", es decir, las que hace mi abuela o las que yo hago. Excepto las ensaladas de atún o las de pollo: amo mis ensaladas de atún y amo más las ensaladas de atún y de pollo que hace mi abuela. Sin embargo, en mi mente, cuando quiero una ensalada, no es una ensalada de atún ni de pollo; cuando quiero una ensalada de atún o de pollo, lo que quiero es atún o pollo en ensalada: es diferente.

Recuerdo vívidamente las que preparaban en uno de los negocios de comida, en la cafetería de una universidad en la que di clases. ¡Cómo amaba sus aderezos! Pero las que venden embolsadas en el supermercado me parecen la gran cosa. Me gusta preparar comida; me puede ilusionar preparar un plato complicado, sin embargo, preparar una ensalada me da flojera: lavar, desinfectar, pelar. Además no soy muy buena escogiendo verdura o conservándola. ¿Y quién quiere una lechuga medio lacia?

Creo que las de ESTA marca son mis favoritas; no estoy segura, podría confundirme... Conocí el queso de cabra apenas hace unos dos años, en una de esas maravillosas bolsas de delicia.

Silvia Parque

martes, 4 de octubre de 2016

A propósito de la carta de una mamá a sus amigos que hacen eventos "sin niños"

Leí ESTA carta abierta a los amigos que invitan a una mamá a eventos "sin niños", en un artículo de Karla Lara, en la página de Mamá Natural. La autora de la carta describe cómo a pesar de que le importan sus amigos y que de verdad quisiera estar con ellos en los momentos que le quieren compartir, las edades de sus hijos hacen que el "sin niños" la excluya. Está de acuerdo y hace saber a sus amigos que no es desinterés. "Esa es la clase de amiga que soy ahora", dice.

Me llaman la atención dos cosas: una en la que me siento identificada, aunque por razones diferentes a las de la autora, y otra en la que me sitúo completamente en el polo opuesto.

Ella escribe:
Siento de pronto tener que poner a mis hijos delante de nuestra amistad, pero eso es solo por un corto periodo de tiempo, solo unos cuantos años. 
Yo no "lo siento", ni poquitito. Mi hija está primero que cualquier amistad, en todos los sentidos. Y no es "por un corto periodo de tiempo": será toda la vida. Si te casas el día del festival de primavera de mi niña, espero que no coincidan los horarios. Lamentaré perderme tu boda, pero un "lamentar" que no es lamentar darle prioridad a la persona que tiene prioridad; de hecho, no me parecerá que haya razón para disculparme -aunque tendré la cortesía de hacerlo-. Como sea, la asistencia que de verdad lamentarías perderte es la del novio o novia que te va a dar el "sí".

Continuando con la carta...
Quise decirte cuanto lo sentía. Traté incluso de resolverlo..., traté de conseguir una niñera en la que confiara y a la que además pudiera tener cerca para poderme escapar unos momentos a amamantar a mi bebé que aún no aceptaba el biberón. Intenté checar si podíamos pagar un hotel cercano para que mi esposo se quedara con los niños en tanto yo celebraba contigo. Quise contarte todo esto para que supieras que de verdad quería estar ahí contigo. Pero de vuelta podía parecer que se iba a tratar de mis planes, cuando en realidad debía tratarse de los tuyos.
Ahí coincidimos: en no explicar. Por razones diferentes; ella por consideración con el amigo o la amiga, yo porque me viene de perlas. No explicar es de mis mejores políticas. De verdad creo que todos los adultos tenemos ese derecho. Además, usualmente, si la otra persona pudiera ser empática, no habría necesidad de explicar.

El ejemplo paradigmático lo viví hace meses con un amigo que al parecer se acaba de contentar conmigo. Íbamos a vernos, pero no encontró mi dirección. Se desesperó buscando la casa. Sugirió que saliera, cruzara un par de calles y lo encontrara en la esquina, o bueno: que tomara a la niña, abordara un taxi y lo encontrara en tal lugar. ¿Iba a entender por qué no quería sacar a mi bebé en medio de su almuerzo, con un clima que me parecía inconveniente porque le había oído toser un par de veces? ¿Iba a entender la dificultad de cargarla mientras espero que pase un taxi? ¿Podría entender que para salir con ella, no solamente la tomaba en brazos "y ya"? Si se le había ocurrido, inicialmente, que podía dejarla un momento sola en la casa, por supuesto que no iba a entender lo que pudiera explicar sobre las dificultades de salir con ella de improviso. Dijo que me necesitaba. Pero primero está el bienestar de mi niña y luego la necesidad de un amigo.

"Voy a estar para ti de todas las formas que me sean posibles", dice a su amiga hipotética, la autora de la carta. Y eso es lo que hacen los amigos, claro. Para mí, el "estar ahí" posible es cuidando que nada quite a mi hija del lugar prepoderante.

Silvia Parque

lunes, 3 de octubre de 2016

Los perros en la calle: con correa

Pienso que los perros deben andar por el mundo con correa, incluso cuando son de una raza conocida por inofensiva y están muy bien educados. Se salvan los pequeñitos que son llevados en brazos (en favor de ellos, creo que debería dejárseles caminar, pero esta entrada es en favor de los humanos) porque el punto es asegurar que el animalito no invada el espacio de los demás, como quiera que el dueño lo consiga. Y una forma de invasión es la amenaza que representa su andar libre (sin correa).

En la casa de cada cual, cada cual sabrá si su perro se sube a los sillones o tiene su sitio en la mesa; afuera, el mundo social es para los humanos. Puede ser injusto, pero así es nuestra civilización. En nuestro corazón podrá estar primero nuestro perro y luego el resto de los habitantes del planeta, pero para efectos de interacción social, primero son los seres humanos. Así que tal vez mi perro y yo queramos ir a pasear sin collares ni correas para ninguno de los dos, pero debo pensar en cómo eso puede afectar, aunque sea eventualmente, a los demás.

Nos guste o no, habrá perros en las calles, en los parques, etc. A mí me gusta, aclaro; pero si no me gustara, tendría que aguantarme, porque respeto la existencia de otras especies y los afectos de otros humanos.- tendría que aguantar oír ladridos, por ejemplo. Pero no tendría que aguantar el excremento que el dueño no recogió. Casi cualquiera está de acuerdo con eso. Pues del mismo modo, no tendría que aguantar a un animal corriendo desaforadamente en un espacio que, por más exterior y público que sea, es inapropiado para ello. Ni tendría que hacer cálculos mentales sobre la probabilidad de que el perro suelto que ahora está simplemente andando, de pronto sea un animal corriendo desaforadamente... Por más que tú sepas que tu perro se porta mejor que todos los niños que conoces, los demás no tenemos porqué saberlo.

Silvia Parque

viernes, 30 de septiembre de 2016

No se vaya a hacer millonario el que vende chicles

Encuentro de lo más miserable la preocupación* y la indignación por el ingreso económico de las personas que viven o trabajan en situación de calle. También la entiendo. Muchas personas han pasado necesidad hasta el punto en que no solo se les atrofia la posibilidad de ser desprendidos, sino que llegan a generar envidia por los pesos que acumule alguien a quien consideran fuera del camino convencional, no esforzado o inferior a ellos; sobre todo cuando se juntan las tres características.

* Me refiero a preocupación por los "elevados ingresos".

Silvia Parque

jueves, 29 de septiembre de 2016

Cumpleaños feliz

Ayer cumplí años. Ya me queda más cerca el cumpleaños 40 que el 30, lo cual me parece extraño.

Fue un cumpleaños diferente, sobre todo porque pasé el día trabajando, contenta de estar trabajando. En cada actividad laboral, en cuanto dejó de tratarse de jugar, dejó de gustarme "trabajar"; pero viví una revolución los últimos días y ahora es diferente. Eso es materia para otra entrada...

No hubo pastel de cumpleaños. Me compré helado de galleta. El mejor del mundo, que es, increíblemente, el de la marca propia de Aurrerá. Cené quesadillas fritas de enfrente de mi casa: dos, para no quedarme con ganas de más luego de compartir un poco con B.

Estábamos justo terminando la cena, cuando llamó mi hermana para que me felicitara mi sobrina. Amé hablar con ellas por videollamada y que las niñas se vieran.

Todo tranquilo. El papá de B la llevó a pasear para darme un rato de calma. Me di gusto comprando un organizador. Vi una película en la noche. Todo bien. Y me gusta eso: tranquilo, con gustos, bien.

Espero que así siga.

Silvia Parque

sábado, 24 de septiembre de 2016

Notas sobre lo increíble que me ha vuelto mi hija

- Mi comida siempre es mucho más atractiva que la suya, aunque sea otra porción del mismo alimento, tomada exactamente del mismo recipiente.

- Mi presencia es imprescindible en caso de crisis, que puede desatarse por el hecho de haber desaparecido de su vista, aunque inmediatamente antes haya estado ocupada por su cuenta, sin mí.

Silvia Parque

jueves, 22 de septiembre de 2016

B y el "hola" y "adiós"

B no tiene interés en saludar ni en despedirse. Tanto su papá como yo, la saludamos y nos despedimos de ella, y nos saludamos y despedimos entre nosotros, delante de ella. Dice "¡hola!" cantarinamente cuando jugamos, si "aparece" detrás de mí, por ejemplo; pero solo un par de veces lo ha dicho al despertar, por la mañana. No hemos insistido; nunca insisto en lo que no es indispensable: respeto su ritmo; pero con casi un año y medio, creo que vendrá bien que practiquemos este básico social.

Silvia Parque

martes, 20 de septiembre de 2016

Encantada, de nuevo

Tuve lindos momentos cuando era niña; pero la niñez fue tensa para mí, tal vez porque sentía mi vulnerabilidad. Empecé a sentirme bien entre los diez y los once años, con el primer grupo de amigos. Luego vino la adolescencia y aunque elegí llenarla de melodrama, me encanté conmigo misma. Florecí. Creo que entonces, toda llena de mí, conocí la felicidad.

Fui por la libre y poco a poco, entre el júbilo y el goce, las cosas se pusieron complicadas: era feliz, pero empezaron los peros.

Me gustó la edad adulta, pero...
Tuve un matrimonio increíble, pero...

Y entonces, di un fruto. Me siento encantada, de nuevo. Reconociendo qué es esto que soy, sin los compromisos identitarios de los veinte años. Dispuesta a quedar mal y equivocarme.

Silvia Parque

lunes, 19 de septiembre de 2016

Construcción de felicidad en 5 minutos

Hoy tuve un singular buen momento por la mañana, a causa de un precioso gesto amable.

Si bien hacía rato no disfrutaba una amabilidad del tipo, lo singular estuvo en su efecto: me acomodó las faltas.- Las convirtió en cosas o situaciones que no están, de un modo en el que no están en algo. ¡Y ahí estaba yo, siendo el territorio del algo

Las faltas habían estado ocupando más y más espacio, hasta ocuparme. Ahora sé que no me encontraba. No estaba buscándome, pero de pronto, me vi. Creo que había estado recordándome con nostalgia, pero ni así me daba cuenta de que no estaba. 

El caso es que eso -no el gesto amable, sino notarme- me hizo feliz. No me sentí feliz justo en ese momento: volví a la condición de felicidad. Lo noté y entonces me sentí feliz. Nada apabullante, pero ha durado todo el día; cuando se vaya el sentimiento, quedará la condición. 

Silvia Parque

sábado, 17 de septiembre de 2016

Estar, sentirse, parecer feliz

Hace más de tres años escribí "Pareces feliz". Decía que no sabía lo que hay cuando no hay felicidad.

Me estoy dando cuenta, en estos días, de que no soy feliz. Es algo nuevo. A pesar de que le he puesto harto drama a varias temporadas, casi siempre viví feliz, tal vez porque me asumí feliz. Ahora no, pero no hay problema (o no por eso); a cambio, estoy bien. De hecho, estoy llena de los contentos que trae consigo la presencia de B. Me siento feliz la mayor parte del tiempo cuando estamos juntas. Pero la felicidad es otra cosa, según lo veo; como un estado de satisfacción de un grato con vibración luminosa que es el background de todo lo demás que se experimenta... En algunos momentos se siente, en otros no: pero está. En mi caso, por el momento, no está... creo.

La canción de José Luis Rodríguez me gusta especialmente porque puedo verme en las imágenes. Pero además, es interesante escudriñar el sentimiento que provoca ver a la ex pareja viviendo como si no se le hubiera acabado el mundo, tan campante, pareciendo feliz. Hay que ser miserable -o estar muy dolido- para que no dé gusto que alguien a quien se quiere -o se quiso- parezca feliz. Pero con todo y el gusto, hay una sensación de "mira, cómo no estoy yo igual de en otra cosa, mariposa". Y eso de "nos hemos amado con todas las fuerzas [...] y todo acabó", me encanta; en el contexto de la canción pone en evidencia una especie de sorpresa ante el duelo asimétrico -llevado por uno solo de los deudos-; como que el sujeto, si no fuera maduro y educado, reclamaría que el otro no lleve luto.

Esto me hace pensar en cómo algo, por ejemplo, una relación con alguien, queda en el centro de la construcción de felicidad. Lo que debería estar en el centro de esa construcción es una misma. Ni siquiera la estima propia, sino una misma. Lo pienso después de unos días de releer y releer "Útero - 7 poemas de amor", de Alberto Vázquez (el mejor regalo que nos han hecho, a B y a mí).

Silvia Parque

viernes, 16 de septiembre de 2016

Nada más alcanza para una vida

Hoy pensé otra vez en lo poquito que dura la vida, por más que dure. No alcanza para hacer más que una vida; si te propones ser abogado y a los 40 decides que mejor serás electricista, puedes abandonar la carrera que estudiaste, aprender lo que haga falta y montar un taller; pero no puedes convertirte después en consejero matrimonial, y si lo consiguieras, no serás también repostero y marinero y astronauta e ingeniero en suelos. No alcanza para ensayar, tampoco.

Silvia Parque

jueves, 15 de septiembre de 2016

Qué malo ser Peña Nieto

Nunca sentí algo muy especial que digamos los días 15 o 16 de septiembre.  Es hasta hace pocos años que estos días, como el 20 de noviembre, inflaman mi sensación de indignación por la situación del país.

Hoy, miles se quedaron sin poder gritar al Presidente "¡Fuera!", porque no se les permitió acceder a un Zócalo "rellenado" con acarreados.


Sin embargo, incluso así... 


Los presidentes envejecen durante su sexenio, más de lo que las personas comúnmente envejecen en seis años; pero el caso de Peña es singular: no se ve más viejo, sino demacrado. Hoy además se veía tenso, inseguro. Qué malo ser él.

Silvia Parque

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Una colección de "me gusta"

Estos fueron los primeros tweets a los que les di "me gusta", allá por el lejano año 2012. Hice copy/paste, así que están tal cual fueron escritos:

monserrat del villar .- no mames!!!!!!!!!!!!!!!!!! cuando parece que mis conclusiones ya son una chulada viene chivis y me desengaña :( sad sad sad
Guillermo Luevano B .- Puedo escribir los tuits más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: La red está caída, y tiritan, azules, los leds, en el módem
Elena Poniatowska .- Gracias a tod@s los que cantaron las mañanitas hoy en el , por ustedes mi lucha
Más de 131 .- La declaración de Tlatelolco en Video, No olvidamos ni olvidaremos: RT por favor.
Andrés Tovilla .- A mi me gustaría que si AMLO gana los académicos recuperemos nuestros derechos laborales
YoSoy132Media .- Política significa poética del mundo.
Big Boss .- No los puedo dejar solos ni un minuto porque me desaparecen el Nestea… Humanos al fin!

Silvia Parque

martes, 13 de septiembre de 2016

Me hago hoyos en la cabeza

Tengo un hábito odioso. Lo he mencionado antes. Pensé que había quedado en el pasado, sustituido por la mala costumbre de mesarme el cabello. Pero volvió, se instaló y cobró fuerza los últimos días.

Me hago hoyos en la cabeza. Todo fue volver a rascar "un poquito" y ahora estoy de nuevo proponiéndome dejarlo, cada día. Arde, duele y me hace perder los cabellos del lugar donde rasco. 

Hay momentos gloriosos, como cuando ha pasado más o menos un día y medio sin que rasque: la costrita está dura y seca, atrayendo a mi uña para que la quite. ¡Se siente tan bien! Luego se siente mal; se ve mal; pero sigo y sigo porque al mismo tiempo se siente bien.

Silvia Parque

lunes, 12 de septiembre de 2016

Los dolores

Me duele la muñeca izquierda; también, un poco, un par de dedos de esa mano; si avanza irá hacia el antebrazo. Ayer me dolía la parte de abajo del cuello a la derecha y algo del brazo de ese lado. Tomé diclofenaco y no me lo quitó, pero tal vez hizo que no me doliera más. Ese dolor de ayer era muy malo; el de hoy no, porque ayer me sentía agobiada y hoy no.

También es diferente sentir dolor sola o acompañada. Sentir dolor del que se sabe la causa o del que no se sabe la causa. Sentir un dolor que va a terminar necesariamente en determinado momento o que podría durar quién sabe cuánto.

Cuando estaba por nacer B y la doctora anunció que tendría que ser cesárea, empecé a vivir el dolor de las contracciones como algo terrible y sentí que no podía más. La anestesióloga tardó en llegar. Tal vez jugando atinadamente a la psicóloga, la doctora -ginecóloga- me dijo, no recuerdo exactamente con qué palabras, que aunque fuera a operar, para la niña era bueno seguir "intentando salir". De inmediato -en verdad, de inmediato-, los dolores volvieron a tener sentido y dejaron de ser algo espantoso.

Silvia Parque

sábado, 10 de septiembre de 2016

Malo que falte el amor

Un día, cuando era niña, le pedí a mis abuelos que se besaran. Insistí y me ignoraron (o insistí porque me ignoraron). No hubo beso. No los había visto ni los vi besarse nunca.

Podían haberme dicho muchas cosas: "nos besamos en privado", "la gente se besa cuando quiere, no cuando le dicen", "ya no nos queremos de esas forma", mil cosas; pero no me dijeron nada. Creo que es muy difícil explicar la falta de amor. 

Decidí terminar formalmente con mi relación de pareja, entre otras cosas, porque no quise que mi hija creciera sin ver besos, abrazos, roces de amor entre su papá y yo (en una situación en la que se supondría que los hubiera). A veces me pregunto si preguntará por qué no estamos juntos, por qué no nos amamos como los papás de otros niños, y aunque supongo que para cuando eso pase, no será difícil responderle porque habré terminado mis duelos, ahora me parece un tema complicado. 

Pero nunca me he preguntado cómo voy a explicarle que dos personas que se gustan, se gustan, o cómo dos personas que se aman, se aman; quiero decir, nunca me lo he planteado como un problema. Se gustan y ya. Se aman y ya. Sean hombre y mujer, hombre y hombre, mujer y mujer. Lo otro podrá ser lo mismo: no se gustan y punto, no se aman y punto; la complicación está en el dejo de tristeza o frustración que puede haber en ello. ¿Cual tristeza o frustración va a haber en que dos sí se gusten y se quieran? ¿En que se besen, se abracen, se rocen? No hay problema. 

Silvia Parque