domingo, 30 de octubre de 2016

Horario de invierno, Halloween, almuerzo

Con la misma intensidad con la que desprecio el perder una hora cuando inicia el horario de verano, aprecio ganar una hora cuando inicia el de invierno. ¡Qué maravilla! Sigo sin comprender la ganancia de adelantar y atrasar el reloj; lo he leído varias veces y me queda claro que no se trata de economías domésticas sino globales; hasta podría decir que entiendo, pero no comprendo: no. Sin embargo, el día que toca ganar en lugar de perder, me encanta.

Inicio el día en la computadora y me encuentro el Doodle alusivo a Halloween. ¡Qué divertido! Me parece genial. Sobre Halloween, estoy del lado de los "no-tradicionales", supongo. A los que denostan la fiesta por pagana, me gustaría recordarles lo pagano del árbol de navidad. En cuanto a las alusiones demoníacas, yo tengo claro que el mal, "el enemigo" o cualquier cosa verdaderamente infernal, se parece más a los anuncios de revistas cotizados que a los disfraces bizarros para espantar. Sin embargo, el estar en contra de la fiesta por cuestión religiosa me parece con mayor sentido que por una especie de nacionalismo. Yo siempre digo que de donde vengo, nos era mucho más propio el Halloween que el día de muertos: nos quedaba más cerca geográficamente, para empezar. Pero no estoy interesada en nada particular sobre la noche de mañana; B no tiene un disfraz; solo comento porque me vino a la mente el tema, a partir de los fantasmitas que maté en el jueguito de Google.

¡Bueno! Pues que el día pinta muy bien. Voy a prepararme unas tortillas de harina y a freír frijoles con manteca: aspiro a enmascarar su sabor "de bolsa". Años comprándolos de lata o de bolsa y sigo sin resignarme; de hecho, los caseros de las tiendas me gustan más, pero mi alma sigue anhelando los de mi abuela. Ya podría ir dejando atrás ese pasado de almuerzos y cenas gloriosos, porque mi abuela desde que se modernizó, también compra los frijoles. Hasta compra las tortillas precocidas. ¡Por eso está el mundo como está! Ese es el problema de estas generaciones perdidas: no los disfraces, sino las abuelas que empiezan a cuidarse a sí mismas. Gracias a Dios, aprovechado que hay tiempo, puedo contribuir en algo a enderezar la moral de los almuerzos.

Silvia Parque

viernes, 28 de octubre de 2016

Realizada en la cocina

Me siento realizada porque el día de hoy preparé gorditas de harina para la comida, y horneé panecitos de plátano por la tarde. Ya sabe el mundo que amo ver recetas por Youtube, así que habré visto más de una vez, más de cinco maneras de hacer pan de plátano y más de una manera de hacer gorditas. Así aprendo, tomo ideas; al final, siempre hago a mi manera. ¡Y han quedado! No tengo batidora, pero la licuadora sirvió. No tengo moldes "normales", pero había ido guardando -por más de un año- los moldecitos de aluminio del flan de Yoplait, que compro de cuando en cuando.

l.as gorditas fueron un éxito total con B. Los panecitos, no tanto; mordisqueó dos y los dejó por ahí cuando se cansó de jugar con los moldecitos y morderlos.

Silvia Parque

viernes, 21 de octubre de 2016

Nota

Últimamente paso por aquí menos veces de las que quisiera porque estoy de lo más ocupada y termino muy cansada por la noche. Evidentemente, el mundo sigue girando sin alteración, pero yo cada día que no publico, lo extraño.

Lo extraño y además, las ideas que quisiera escribir me incomodan presentándose en un momento u otro. Tampoco son nada que se requiera para que el planeta siga moviéndose, pero a mí me hace falta comunicarlas.

Ya será...

Silvia Parque

miércoles, 19 de octubre de 2016

Ni una menos

Hoy hubo MARCHAS en varios países para exigir que pare la violencia que mata mujeres por el hecho de ser mujeres, por ser mujeres en esta sociedad patriarcal.

Las mujeres hemos sido objeto de violencia en función de nuestra posición subordinada, desde que el mundo se organizó como lo conocemos; pero no siempre se les ha matado como ocurre ahora, como si fueran desechables, con la saña de actos deshumanizados. [Ha sido difícil decidir usar primera o tercera persona.]

Ya lo he dicho, pero es buen momento para repetir que vi cómo el lugar de donde vengo fue llenándose de carteles de "se busca" y los periódicos fueron llenándose de notas sobre cuerpos de mujeres encontrados por ahí. Por ese tiempo, lo que más me impresionó fue oír a mi abuela decir que no pasaba nada, cuando alguien mencionó algo sobre la violencia. Acababan de matar a una muchachita de la colonia. Su casa no estaría sino a unos quince minutos de la nuestra. Pero todos eran casos aislados, o la víctima se lo había buscado, o no habían ocurrido aunque los deudos supieran que sí: que les faltaba una hija o una mamá o una hermana.

Que esto se detenga.

Silvia Parque

martes, 18 de octubre de 2016

Conociendo a mi hija: año y medio

La relación de B con todo ha cambiado.

Tiene que ver con algo en su conciencia que se expresa en el uso de pronombres (primera y segunda persona) y en el reconocimiento de su nombre. Hace mucho sabe que nos referimos a ella cuando decimos "B" y había repetido la palabra alguna vez; pero ahora la dice con frecuencia, claramente identificándose y señalando pertenencia. Incluso, reconoce la palabra escrita: cómo dice y que es su nombre.

No fomentamos especialmente su alfabetización, pero ella elige, muchas veces, largos ratos, estar con sus libretas, revistas y libros. Ha llegado al crucial primer paso de la escritura (hacer trazos que "quieren decir" algo) y con ello siento que se revela más de quién es... por supuesto, la palabra fue "B".

Que elija le hace un lugar y nosotros contemplamos cómo lo ocupa. Con la ropa, varias veces la visto "sin consultarle", para volver a vestirla unos minutos después porque ha ido por lo que quiere ponerse. Entre todo lo que dice, brillan las palabras que abren camino a su voluntad, como "quiero".

Silvia Parque

viernes, 14 de octubre de 2016

Rosa de Lima

A veces me entra una canción a la mente y se queda ahí por meses. O más bien "brota" de mi mente, de algún rincón, y suena por meses. Nunca una canción completa; siempre un par de versos, si mucho una estrofa.

A veces ni me gusta la canción, pero ahí está. Ahora tengo está sonando a cada rato:

          Rosa de Lima, prima lejana
          Lengua de gato, bicarbonato de porcelana
          Dolor de muelas, pan de centeno
          Hasta las suelas de mis zapatos te echan de menos

Lo bueno es que sí me gusta; mucho.

Silvia Parque

miércoles, 12 de octubre de 2016

Eres niña y eres fuerte

B cargaba una silla hoy por la mañana. Le dije que era muy fuerte.

"¿Eres una bam-bama*?", pregunté. "Eres una Soraya"*, me corregí. "Vamos a empezar a hacerte carteles con mujeres que puedan ser un ejemplo de algo".

"Con hombres y mujeres", dijo su papá.

"Con mujeres. Porque ejemplos de hombres los va a tener por todos lados, todo el tiempo".

Eso pasó antes de enterarme de que estábamos en el "día internacional de la niña". Una ridiculez para quienes piensan que estamos a punto de tener un "día internacional del día internacional"; pero tristemente necesario, todavía.

* Por "Bam bam", el de Los Picapiedra.
* Soraya Jiménez fue una levantadora de pesas mexicana, que tal vez no tuvo una carrera realmente afortunada, pero definitivamente era fuerte.

Silvia Parque

martes, 11 de octubre de 2016

El interesante mundo de "hacer caso"

Como la persona sana que es, B trata de hacer su voluntad. Le digo que salga de la cocina y me entiende, pero no se sale; tampoco resiste cuando la saco. Hemos tenido mayor éxito con el baño: varias veces hace caso cuando le digo que no entre y varias veces hace caso cuando le digo que salga.

Estoy convencida de que el problema, si lo hubiera -cuando no hace caso-, sería instruccional. Ella atiende y responde, tanto al contenido como a la forma de los mensajes.

Un día me dio el susto de la vida. Oí un breve quejido y la busqué por interminables diez o quince segundos, imaginando qué cosa terrible podría haberla aplastado como para hacerla pasar de un quejido ahogado al silencio... Estaba en el patio. La puerta no estaba bien cerrada y aprovechó. Le dije que no podía salir al patio "nunca", de tal modo que repitió "nunca" toda la tarde. Y ha estado junto a la puerta del patio, sin dar el paso hacia afuera. Es el efecto del tono de voz. Si estoy, por ejemplo, lavándome los dientes, le digo "sal del baño, B", con ese tonito de mamá que repite mil veces las cosas. Pero si estoy sentada en el inodoro en los asuntos que no interesan al amable lector, entonces mi vulnerabilidad provoca un "no entres" decidido, desde que se acerca a la puerta, y se mantiene afuera.

En cuanto al contenido de los mensajes, podrá pensarse que al año y medio basta con decir "haz esto", pero he visto que de verdad funciona darle una razón. Sea que entienda cabalmente o no, darle una razón la convierte en partícipe (le muestra respeto, favorece el desarrollo del lenguaje y otras cosas de las que  no trata esta entrada). Por ejemplo, con el baño, si le digo "el suelo está mojado", ella dice "agua - agua", con un tono un poco de alarma; así nos conectamos en la necesidad de que esté afuera. Y está la magia de las instrucciones concretas y específicas. A mí me encanta: "pon tu pie afuera del baño - ahora el otro pie". Eso le da dirección y centra su atención en algo que quiere hacer, en lugar de en la renuncia.

Silvia Parque

lunes, 10 de octubre de 2016

Sustos

Yo sabía que cuidar un bebé sería cansado; no me sorprendió. Pero sí me sorprendió la cantidad de sustos que le caben a cada día con B. 

Ella es inquieta y eso no combina bien con que yo no soy especialmente cuidadosa... No puede importarme más mantenerla a salvo; pero la verdad es que ese no es mi fuerte. 

Hoy se cayó de su silla para comer. Es una sillita para bebé que se sujeta a una silla común. No dejé suficientemente apretada la sujeción de una silla con otra, así que un movimiento normal de la niña, movió la sillita y fueron al piso, la silla, la sillita y mi niña. Terrible. No le pasó nada grave, pero tiene un pequeño moretón en la nariz y otro arriba de una ceja... del lado en el que según yo, no se pegó. (Su papá tiene la hipótesis de que al caer, volteó la cara y entonces se pegó del lado contrario al que se esperaría.)

Silvia Parque

sábado, 8 de octubre de 2016

La película de la noche

Termino el día muy cansada. Ya empiezo el día cansada, así que no es de extrañar. Pero me hace falta despejarme, así que muchas veces, aunque ya es tarde, veo una película. Me decía que no era bueno, que debía ir a dormir para descansar más; sentía que me portaba mal; pero dejé de decirme eso y entendí que al contrario: que es verdaderamente importante para mi bienestar.

Silvia Parque

jueves, 6 de octubre de 2016

Plastilina

Me cuesta trabajo dejar la plastilina. Me encanta bolearla, amasarla, aplastarla. Parece que voy a tener que hacerlo a escondidas porque no puedo darle a B si no la estoy mirando: se la lleva a la boca. (Y si la ve, la quiere; si quiere algo, lo demanda.- si no lo tiene, puede iniciar una campaña).

Una vez preparé masa de maíz para jugar con ella, pero apenas le llamó la atención. Ya será luego...

Silvia Parque 

miércoles, 5 de octubre de 2016

Ensalada

Amo las ensaladas, pero nunca me han gustado las caseras; no las que tengo como representación de "ensaladas caseras", es decir, las que hace mi abuela o las que yo hago. Excepto las ensaladas de atún o las de pollo: amo mis ensaladas de atún y amo más las ensaladas de atún y de pollo que hace mi abuela. Sin embargo, en mi mente, cuando quiero una ensalada, no es una ensalada de atún ni de pollo; cuando quiero una ensalada de atún o de pollo, lo que quiero es atún o pollo en ensalada: es diferente.

Recuerdo vívidamente las que preparaban en uno de los negocios de comida, en la cafetería de una universidad en la que di clases. ¡Cómo amaba sus aderezos! Pero las que venden embolsadas en el supermercado me parecen la gran cosa. Me gusta preparar comida; me puede ilusionar preparar un plato complicado, sin embargo, preparar una ensalada me da flojera: lavar, desinfectar, pelar. Además no soy muy buena escogiendo verdura o conservándola. ¿Y quién quiere una lechuga medio lacia?

Creo que las de ESTA marca son mis favoritas; no estoy segura, podría confundirme... Conocí el queso de cabra apenas hace unos dos años, en una de esas maravillosas bolsas de delicia.

Silvia Parque

martes, 4 de octubre de 2016

A propósito de la carta de una mamá a sus amigos que hacen eventos "sin niños"

Leí ESTA carta abierta a los amigos que invitan a una mamá a eventos "sin niños", en un artículo de Karla Lara, en la página de Mamá Natural. La autora de la carta describe cómo a pesar de que le importan sus amigos y que de verdad quisiera estar con ellos en los momentos que le quieren compartir, las edades de sus hijos hacen que el "sin niños" la excluya. Está de acuerdo y hace saber a sus amigos que no es desinterés. "Esa es la clase de amiga que soy ahora", dice.

Me llaman la atención dos cosas: una en la que me siento identificada, aunque por razones diferentes a las de la autora, y otra en la que me sitúo completamente en el polo opuesto.

Ella escribe:
Siento de pronto tener que poner a mis hijos delante de nuestra amistad, pero eso es solo por un corto periodo de tiempo, solo unos cuantos años. 
Yo no "lo siento", ni poquitito. Mi hija está primero que cualquier amistad, en todos los sentidos. Y no es "por un corto periodo de tiempo": será toda la vida. Si te casas el día del festival de primavera de mi niña, espero que no coincidan los horarios. Lamentaré perderme tu boda, pero un "lamentar" que no es lamentar darle prioridad a la persona que tiene prioridad; de hecho, no me parecerá que haya razón para disculparme -aunque tendré la cortesía de hacerlo-. Como sea, la asistencia que de verdad lamentarías perderte es la del novio o novia que te va a dar el "sí".

Continuando con la carta...
Quise decirte cuanto lo sentía. Traté incluso de resolverlo..., traté de conseguir una niñera en la que confiara y a la que además pudiera tener cerca para poderme escapar unos momentos a amamantar a mi bebé que aún no aceptaba el biberón. Intenté checar si podíamos pagar un hotel cercano para que mi esposo se quedara con los niños en tanto yo celebraba contigo. Quise contarte todo esto para que supieras que de verdad quería estar ahí contigo. Pero de vuelta podía parecer que se iba a tratar de mis planes, cuando en realidad debía tratarse de los tuyos.
Ahí coincidimos: en no explicar. Por razones diferentes; ella por consideración con el amigo o la amiga, yo porque me viene de perlas. No explicar es de mis mejores políticas. De verdad creo que todos los adultos tenemos ese derecho. Además, usualmente, si la otra persona pudiera ser empática, no habría necesidad de explicar.

El ejemplo paradigmático lo viví hace meses con un amigo que al parecer se acaba de contentar conmigo. Íbamos a vernos, pero no encontró mi dirección. Se desesperó buscando la casa. Sugirió que saliera, cruzara un par de calles y lo encontrara en la esquina, o bueno: que tomara a la niña, abordara un taxi y lo encontrara en tal lugar. ¿Iba a entender por qué no quería sacar a mi bebé en medio de su almuerzo, con un clima que me parecía inconveniente porque le había oído toser un par de veces? ¿Iba a entender la dificultad de cargarla mientras espero que pase un taxi? ¿Podría entender que para salir con ella, no solamente la tomaba en brazos "y ya"? Si se le había ocurrido, inicialmente, que podía dejarla un momento sola en la casa, por supuesto que no iba a entender lo que pudiera explicar sobre las dificultades de salir con ella de improviso. Dijo que me necesitaba. Pero primero está el bienestar de mi niña y luego la necesidad de un amigo.

"Voy a estar para ti de todas las formas que me sean posibles", dice a su amiga hipotética, la autora de la carta. Y eso es lo que hacen los amigos, claro. Para mí, el "estar ahí" posible es cuidando que nada quite a mi hija del lugar prepoderante.

Silvia Parque

lunes, 3 de octubre de 2016

Los perros en la calle: con correa

Pienso que los perros deben andar por el mundo con correa, incluso cuando son de una raza conocida por inofensiva y están muy bien educados. Se salvan los pequeñitos que son llevados en brazos (en favor de ellos, creo que debería dejárseles caminar, pero esta entrada es en favor de los humanos) porque el punto es asegurar que el animalito no invada el espacio de los demás, como quiera que el dueño lo consiga. Y una forma de invasión es la amenaza que representa su andar libre (sin correa).

En la casa de cada cual, cada cual sabrá si su perro se sube a los sillones o tiene su sitio en la mesa; afuera, el mundo social es para los humanos. Puede ser injusto, pero así es nuestra civilización. En nuestro corazón podrá estar primero nuestro perro y luego el resto de los habitantes del planeta, pero para efectos de interacción social, primero son los seres humanos. Así que tal vez mi perro y yo queramos ir a pasear sin collares ni correas para ninguno de los dos, pero debo pensar en cómo eso puede afectar, aunque sea eventualmente, a los demás.

Nos guste o no, habrá perros en las calles, en los parques, etc. A mí me gusta, aclaro; pero si no me gustara, tendría que aguantarme, porque respeto la existencia de otras especies y los afectos de otros humanos.- tendría que aguantar oír ladridos, por ejemplo. Pero no tendría que aguantar el excremento que el dueño no recogió. Casi cualquiera está de acuerdo con eso. Pues del mismo modo, no tendría que aguantar a un animal corriendo desaforadamente en un espacio que, por más exterior y público que sea, es inapropiado para ello. Ni tendría que hacer cálculos mentales sobre la probabilidad de que el perro suelto que ahora está simplemente andando, de pronto sea un animal corriendo desaforadamente... Por más que tú sepas que tu perro se porta mejor que todos los niños que conoces, los demás no tenemos porqué saberlo.

Silvia Parque