Pospongo las cosas que no tengo ganas de hacer; cuando las hago -como me explicaron desde niña-, resulta que eran buenas cosas por hacer, y que hubiera sido mejor deshacerme del "pendiente", haciéndolas. Al menos, ya no me estresan los "pendientes", sólo agregan horas al desvelo, por posponer y posponer, lo que de todas formas voy a hacer.
Silvia Parque
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