jueves, 28 de junio de 2018

Gracias por tolerar que una niña se porte como niña

Hoy, B y yo hemos ido a una estética para que le cortaran el cabello.

Debíamos esperar a que llegara la estilista a abrirnos. Cuando llegó, B se coló entre la mujer y la puerta para entrar primero. Yo le dije "espera", pero en la segunda sílaba, ella ya había entrado. Exploró el espacio, recorriéndolo no solo con la mirada; se dispuso a entrar en otra habitación, pero la detuve y le dije que esa no era un área para clientes. Habló y habló y habló, a mí y a la estilista, incluyendo preguntas repetidas. Se movió, intentó quedarse quieta, se movió, logró quedarse quieta y se movió, mientras la mujer hacía lo suyo. En algún momento, sus pies estaban en el cuerpo de la estilista; los retiré y le advertí que cuidara dónde los ponía. En otro momento gritó, emocionada por algo; le dije que ahí no se gritaba y su siguiente frase la dijo muy bajito. De pronto, metió la mano a donde se movían las tijeras. Solté un "no" enfático y luego de que expliqué por qué no debía hacer eso, la estilista me hizo segunda, contándole que ella misma se había cortado y mostrándole el papelito con el que se limpió la sangre. Creo que fue luego de eso que le ofreció un dulce, al que siguieron otros cuatro. Al final, B tomó la brocha para sacudir cabellos de la mano de la mujer; le dije que eso no se hacía, pero la verdad es que no se la quité porque de algún modo ambas adultas estábamos satisfechas con que la misión terminara por fin.

La mujer no dejó de ser amable ni cuando B la tocó en el estómago y preguntó "¿esta es tu panza?" y realmente trató de entender algo que B debió repetir unas tres veces para que yo tradujera. Le agradecí por su paciencia y le agradezco aquí de nuevo.

Los niños deben aprender que a veces toca pasar después de otras personas, que no pueden atravesarse como si no hubiera alguien más en el camino, que hay límites en los lugares, que el cuerpo de las otras personas es un límite de lo más importante, que se debe modular el volumen, que hay que estar quietos en muchas situaciones, que hay un montón de reglas para relacionarnos con los demás y con los objetos de los demás. Pero si se respetan sus procesos, no lo van a aprender "a la primera"; les lleva tiempo. Las buenas personas pueden lidiar media hora con eso. Habrá quien disfrute oír a una pequeña conversadora de tres años y quienes no; pero las buenas personas pueden valorar y respetar que la criatura está conociendo la vida y el mundo.

No se trata de gustar de los niños; se trata de entender que ocupan un lugar en el mundo y que tienen derecho a los espacios públicos, así como son: inquietos, ruidosos, sin filtro.

Ayer fuimos a una librería por segunda vez. La primera vez, hará más de un año, fuimos por un asunto mío y la tuve en brazos casi todo el tiempo. Ahora íbamos con ella como protagonista, para que eligiera un libro. Fue una experiencia muy agradable; pero la forma en que se desarrolló no la habría imaginado antes de embarazarme... Bajé al piso todos los libros que le llamaron la atención y ahí los fuimos viendo. Imposible que ella los viera o tocara en el mueble alto donde estaban. (No los maltratamos y por supuesto, puse en su lugar los que no llevamos).

Aprecio mucho que el personal y las demás personas, la dejaran disfrutar y no me hicieran sentir incómoda. Porque no solo es que yo bajara los libros al piso. Ella entró corriendo, atraída por la extensión del pasillo -¡una pista!-. Pronto descubrió que lo mejor de una librería es que tenga una rampa junto a una escalera; hay que conocerla bien primero, pero luego se puede subir y bajar, subir y bajar, rápido o lento. Más tarde, encontraría lo segundo mejor, que es un tapete de plástico en la puerta -afuera- donde se puede bailar y dar vueltas; un tapete que, como todos los del tipo, ha de ser palpado... Pero decía que entró corriendo... Claro que le dije que ahí no se corre y la cargué para evitar contratiempos. Pero se escabulló varias veces para subir y bajar la maravillosa rampa. Y aunque no volvió a gritar cuando le dije que ahí no se grita, nuestro volumen enteró a todo el mundo del proceso de selección del libro elegido. Es el modo en que puede portarse una niña inquieta de tres años. Además: es el modo en que puede aprender cómo portarse. Poco a poco.

Silvia Parque 


A unos días del primero de julio

Terminaron las campañas electorales.

Estas son dos de mis conclusiones:

- Urge una educación para el desarrollo del juicio crítico; una que funcione, que forme a las personas para comprender la realidad social y en concreto: las plataformas políticas y las propuestas de los candidatos.

- Urge una educación para el reconocimiento del otro, para el respeto y la inclusión; para saber conversar, debatir y discutir.

Silvia Parque

lunes, 25 de junio de 2018

¿Dónde están mis lentes?


No sé dónde están mis lentes. Deberé levantarme a buscarlos -a volver a buscarlos- porque un rato más de computadora sin lentes y me van a doler los ojos.

De verdad no se entiende que siga pasando esto; que pase casi cada día y varias veces al día... Creo que es mi autoboicot más evidente. Si fuera a análisis, trabajaría con el tema.

Hace poco, mi niña los encontró, casi en cuanto la uní a la búsqueda. Si las personas me oyeran decirle que es una gran encontradora, pensarían que solo le echo flores para subir su autoestima o algo así; pero no, varias veces los ha encontrado; también otras cosas, pero encontrar mis lentes es básico para la dinámica familiar.

Silvia Parque

sábado, 23 de junio de 2018

Reporte de calor

A las 7:00 de la mañana estoy escurriendo sudor. Es medianoche y estoy escurriendo sudor. Esto no es normal. Si bien las temperaturas han sido muy altas, recuerdo que otros años lo fueran y no se sentía así. Claro que yo me desacostumbré por vivir en Querétaro; pero otras personas también lo dicen: algo hay diferente en este calor.

B se pone irritable a las horas más calurosas; por la noche, despierta quejándose hasta que su papá le hace aire. El remedio para el día ha sido meter la tinita que ya estaba en el patio, esperando que nos deshiciéramos de ella; un poco de colorante vegetal azul en el agua y un par de conchas la convirtieron en recipiente del mar. Quizá mañana mismo le inflemos su alberquita; no encuentro su traje de baño, pero igual era probable que ya no le quedara...

Así las cosas.

Con lo que me gusta la luz del sol,  mantengo las cortinas cubriendo las ventanas porque si no, se pone muy caliente. Hay una puerta que puedo abrir sin que entre tanto el sol, pero solo muy temprano porque de inmediato las moscas aprovechan...

¡Y pensar que el verano acaba de empezar!

Silvia Parque

jueves, 21 de junio de 2018

Francés y catalán

Decía AQUÍ y ACÁ que estoy en Duolingo, una plataforma de aprendizaje de idiomas. Mi intención original era practicar el inglés, pero ya que tienen un amplió menú, me apunté en francés y catalán.

Con el inglés no tuve problema porque se trataba de practicar; sin embargo, mi encuentro con el francés fue más difícil de lo que había imaginado y al catalán lo dejé para después. Si bien "oír" es lo que más trabajo me ha costado en inglés, llevo toda mi vida oyendo inglés por aquí o por allá, en canciones y en películas, así que me resulta familiar; nada que ver con el francés. Con el francés tardaba aaaaaños en terminar las primeras lecciones y podía poner un audio una y otra y otra y otra vez sin entender nada. En algún punto, lo abandoné para concentrarme en el inglés y luego, abandoné también el inglés, no sé si por semanas o por meses. Pero tengo al menos un bimestre de vuelta y siento que voy más rápido; tal vez porque regresé altamente motivada, tras notar que estaba entendiendo cada vez menos inglés.

Ya que retomaba las lecciones, también volví al francés. ¡Y fui notando que aprendo! Estoy hablando de "je suis une femme" y "la pomme rouge", no mucho más -por el momento-; pero me da un gusto bien grande porque pocas cosas he emprendido tan "desde cero".

Viéndome encaminada, hace un par de semanas retomé el catalán. Como al principio con el francés, voy a paso de tortuga; sin embargo, ahora me resulta más fácil que la primera vez que lo intenté porque lo encuentro parecido al francés o al español. (Ya decía Macondo que sabiendo francés y español, se entiende bastante bien). El único detalle es que la configuración de hablante de español que aprende catalán cree que hablo español de España -¿castellano?-, así que se supone que use el "vosotros". Supongo que hay modo de hacer que me trate como hablante de español mexicano, pero en primera instancia me pareció simpático y lo dejé así

Silvia Parque

miércoles, 20 de junio de 2018

¿Cambio yo para que cambie el país?

Me chocan esos discursos del tipo "el cambio está en uno mismo" que toman una ruta más o menos así: "sé honesto tú, barre el frente de tu casa y no compres piratería: así tendremos un mejor país". Esta visión psicologiza problemas sociales y reponsabiliza al "ciudadano de a pie" de la violencia estructural de sistemas aplastantes donde sí hay tomadores de decisiones y coludidos responsables en gran medida de la miseria y la impunidad criminal.

No: "ser honesta yo" y ya no va a cambiar las condiciones, por ejemplo, de los centros de salud. Como illustración: cuando vivía en Querétaro, en el centro de salud que me correspondía se daban diariamente tres citas para el dentista: tres; había que formarse alrededor de las seis de la mañana para ser uno de los tres que las "ganaban". Fui varias semanas a pláticas para embarazadas en un salón con el mobiliario en tales condiciones, que una vez se cayó una mujer de una silla inútil. No: "poner el ejemplo" devolviendo el cambio en la tienda, no va a hacer que se detengan los desfalcos criminales a nuestras instituciones. Y no es que me moleste que alguien crea que ese es "el camino"; me molesta la superioridad moral clasista. Porque si sabes cómo es la vida de alguien que hace trabajo físico para ganar el salario mínimo, no le vas a pedir que deje de comprar el CD pirata de la música que le da la gana escuchar.

En serio no es que me choque la visión progre del buen ciudadano; me chocan la arrogancia y la hipocresía. Y eso que con la hipocresía normalmente no tengo problema; pero en estas cuestiones clasistas sí. Porque al parecer, varios de esos buenos ciudadanos que promueven que "el cambio" empiece en una misma, tienen quién les barra el frente de su casa: empleadas no inscritas en el Seguro Social. ¿Qué tal si empezamos por ahí?

No es personal. Veo y leo mensajes de este tipo, de parte de contactos que son amistades y familiares: buenas personas a las que aprecio: personas con buenas intenciones. Pero, pues... Digamos que prestar un poquito más atención de la indispensable, a eso de barrer el frente de la casa, en un país con un montón de muertos en fosas clandestinas, está cuando menos fuera de lugar. Otras cosas hay que barrer.

Pero bueno... Personalmente trato de ser honesta y hacer lo correcto: es lo que quiero enseñar a mi hija; solo no confundamos la gimnasia con la magnesia.

También creo que cada cual, desde donde está, abona a lo bueno o a lo malo. Claro que si todos tiramos basura en la vía pública, tendremos la ciudad echa un asco y probablemente se inunden las calles cuando llueva. Sí importa lo que decimos y lo que hacemos. Por cierto: entre esas cosas que decimos y hacemos figura señalar, criticar y protestar. Porque ese discurso de "el cambio está en uno mismo" suele tener una parte explícita o implícita de: "en lugar de estar quejándote...", "en lugar de estar pidiendo a los gobernantes que..." ¡Hay que reivindicar la queja! Hay que educar para la queja formal y para convertir la queja en exigencia. Y no: no es obligatorio proponer soluciones. Yo no tengo por qué saber cómo resolver el problema de tráfico de una ciudad, para exigir a quien sea el responsable que lo resuelva.

Me regreso. Decía yo, que sí considero importante que cada cual actúe correctamente, en donde está, con lo que le toca...

AQUÍ la nota sobre un chef que al ser felicitado por Peña Nieto, le responde: "Los niños! Eso si que es importante".

AQUÍ la nota sobre la negativa a obedecer de un empleado de uno de los albergues a los que llevan a niños migrantes separados de sus padres.

AQUÍ el manifiesto de #eldíadespués.

Cambiemos el país -y el mundo- desde un cambio en cada cual; pero con visión y conciencia social.

Silvia Parque

martes, 19 de junio de 2018

Irnos

Antes de embarazarme, ya tenía claro que prefería que mis hijos crecieran en otro país; más si tenía niñas. Ante cada crimen atroz e impune, me recuerdo que un día, en unos años, nos iremos.

Ahora mismo vivimos en una colonia donde se percibe una cultura de la pobreza, con problemas de drogas, con violencia normalizada, etc. Desde que llegamos, el plan fue irnos al cabo más o menos de un año.

Sé que nuestra familia estará bien; pero trazo rutas rumbo a mejores espacios. El problema es cuando de donde quisiera sacarnos, es del mundo.

Silvia Parque 

lunes, 18 de junio de 2018

Los tres papás que tengo más cerca

Ayer fue Día del padre en México. Creo que es buen momento para sacar a relucir las "deshonras" de la paternidad "a la mexicana", tal como creo que el Día de la madre resulta oportuno desmontar el romanticisimo alrededor de la maternidad y visibilizar el maltrato infantil. ¿Por qué? Porque las personas están sensibles respecto al tema. Al fin los "buenos padres" homenajeados no pierden nada con que se mencione lo que no tiene relación con ellos. Ahora que hay modos y espacios: yo mandé felicitar a mis cuñados en el grupo de WA donde estoy con mis hermanas y ahí no iba a escribir: "felicidades a ellos, pero no a todos esos padres irresponsables que bla, bla, bla..." Los felicité y ya.

De hecho, de eso es de lo que quiero hablar -o de ellos, pues-; pero quise comentar lo anterior.

De las cuatro hermanas que somos, tres somos mamás. La hermana que sigue de mí tiene dos niñas y la hermana que sigue de ella tiene un niño. Este año pensé, todavía más que los anteriores: qué bueno y qué gusto que las tres hayamos "procreado" con hombres que asumen su paternidad y aman a sus hijas -mayoría de niñas-. No es que haya que aplaudirles por eso; sin embargo, porque el mundo es injusto o por lo que sea, habría podido ser distinto y no lo fue: desde lo que se alcanza a ver, mis cuñados son más que buenos papás: proveedores, cuidadores, completamente implicados en la crianza; amantes de su familia. Doy gracias a Dios por ellos. Y por supuesto, por el papá de B. Como trato de no hablar de él, lo resumiré en que lo volvería a elegir como padre de mi hija y que amo cómo la gente suele decirme que se ve que la niña es su adoración.

Me gusta pensar que es un cambio generacional, que México irá dejando de estar despadrado; pero eso es aparte. Lo que quiero compartir es que me rodeo -aunque no sea físicamente- de papás que son una bendición.

Silvia Parque

sábado, 16 de junio de 2018

Maltrato animal

Hoy vi a un perro al que herraron. Ya lo había visto antes, pero creía que tenía marcas por alguna enfermedad de la piel. Alguien me dijo que eran marcas de mordida y me pareció creíble. Yo qué voy a saber. Nunca habría imaginado que podían ser marcas de un hierro candente. Me pregunté qué mierda tiene la gente en la cabeza para hacer esas cosas; pero luego vi a una familia como a veinte metros de donde yo estaba; su niño pequeño, como de cuatro años, iba atrás con una rama larga de un árbol. La señora que me contó que el perro había sido marcado, señaló al muchachito y dijo: "mire, va a pegarles". Y efectivamente, el niño fue a pegarles con la rama a un par de perros que andaban por ahí. No lo consiguió porque los animales se fueron. Los papás ni en cuenta.

Silvia Parque

viernes, 15 de junio de 2018

El mero-mero amor

He pensado que el amor por los hijos no está en lo importante. En realidad, hay tantas formas de amar como personas y tantos amores como relaciones, así que no pretendo decir que algo sí es amor y otra cosa no, solo comparto lo que he pensado sobre mi experiencia.

Pienso que el amor es un hacer el bien comprometido y humanamente incondicional. Creo que mi generación creció despreciando las relaciones por compromiso, pero yo las valoro. Había un buen amor en esas parejas de antes con un montón de años de casados, juntos ya sin sentir amor, pero haciéndose el bien. No hablo de continuar juntos después del enamoramiento, sino de continuar juntos después del sentimiento de amor.

Creo que con los hijos también pueden distinguirse el sentimiento de amor y este otro amor más relacionado con el compromiso que con la querencia; incluso son tres: también está la sensación amorosa, que puede ilustrarse con el vínculo de la madre y el recién nacido: una marea de hormonas y neurotransmisores al servicio del cuidado de la cría (al servicio de la vida), llenando a la mamá de amor animal. Yo viví mucho eso al amamantar.

Por su parte, el sentimiento de amor sería el del gusto por contemplar a nuestros hijos, el de la atracción por sus manitas o sus pies o el del ánimo por pintar las paredes de su habitación. Y del lado del compromiso, la situación más extrema sería la de la mujer que no quiere ser mamá, pero asume con responsabilidad que tiene un hijo: le cuida, le trata con decencia y se dispone a comportarse como si le quisiera porque la criatura necesita que le quieran. Eso, que puede ser frío o cruel, tal vez es el amor más grande de entre los amores que menciono.

Bueno: pues yo amo a mi hija y  lo que más asocio con el amor que le tengo es trabajar para darle lo que necesita. Que me salga bien, mal o regular es aparte. El caso es que tengo una foto suya, ampliada, en el estudio, para verla cuando estoy cansada y hay que seguir trabajando. Sin embargo, no hay gracia en eso. Es lo que corresponde. Los papás debemos hacer todo lo que podamos para proveer. Si yo no quisiera a B, de todos modos lo haría. Si tengo junto a mí a un niño hambriento, hago lo posible por alimentarle; con mayor razón si la hambrienta es mi hija, a quien sé que debo alimentar. Así que si pasé literalmente años sin dormir una noche entera porque había que atender a la bebé, estaba haciendo lo que debía. Que amara hacerlo es una suerte. Yo con mis prácticas y otras mamás con las suyas, pero todas las que maternamos estamos cumpliendo.

Seguro hay amor en cumplir, pero creo que encontré el mero-mero amor en lo que no es necesario, en donde no hay deber ser. Una vez leí en Facebook un texto sentimentaloide que decía, que al convertirnos en mamás descubrimos que nuestra mamá sí quería esa última rebanada de pastel. Y está ese comercial de donitas Bimbo en el que se ve a un niño crecer, convertirse en adolescente y llegar a adulto sin compartir sus donitas ni con la novia... hasta que tiene un hijo. En casa, si por alguna razón no podemos tener todos la misma comida, la de B será la mejor; si no "me naciera" que fuera así, de todas maneras sería así porque es lo que creo correcto. Normalmente, sin embargo, de lo que se trata es de que ha descubierto mi chocolate y quiere un pedacito. Y aunque ella tuvo su postre y yo haya esperado días por ese chocolate, le doy. Ahí está el mero-mero amor.

Silvia Parque

miércoles, 13 de junio de 2018

Sobre los blogs


He leído en un tweet que, según alguien, "ya nadie lee blogs". Pues yo seré nadie y quienes me leen y quienes leen a quienes leo serán más nadies. Me choca esa expresión de "nadie" cuando hay "alguien". Aquí realmente no tiene importancia; pero en reuniones sí me parece una grosería que se diga "nadie vino" o "no hay nadie" cuando una está ahí...

Volviendo al tema de los blogs:

Yo no sé si han pasando de moda porque no me queda claro cuándo y cómo estuvieron de moda. Como he leído el comentario en otras ocasiones, supongo que sí. A mí no me afecta porque no tengo un blog con cientos de seguidores que haya visto ir a menos; al contrario, tengo blogs con pocos seguidores a los que paulatinamente se unen más personas.

Lo que es un hecho es que tanto los blogs como las "comunidades de lectores" cumplen ciclos y se renuevan o desaparecen. Por ejemplo, Ana González Duque dejó el Blog de la doctora Jomeini cuando publicó sus libros y se dedicó al coaching. Momo hizo una pausa en las entradas de su blog Un quiosco de malaquita cuando su hija se hizo mayor y lo retomó con entradas sobre sus hijos menores, aunque no publica desde mayo del año pasado. Yo eliminé un blog en el que hacía catarsis durante la peor temporada de mi vida. Luego, cuando mi matrimonio terminó, transformé el blog que estaba dedicado sobre todo a los textos de quien fue mi esposo, para dedicarlo a mis propias palabras y las de otras personas.

En cuanto a los lectores, creo que van o vienen, dependiendo de sus afectos e intereses. Hay ausencias que se sienten mucho porque la dinámica que se genera "en la blogósfera" permite crear relaciones personales, así que cuando alguien deja de "venir", a veces lo que se pierde no es un comentario frecuente, sino una amistad. Esto puede ser difícil de entender para quienes no están familiarizados con las relaciones virtuales. Yo es que encuentro a poquísimas personas a mi alrededor con las cuales quiera o pueda relacionarme de modo cercano; en cambio:

- El Internet aumenta maravillosamente la probabilidad de encontrar personas con las que soy compatible y con las que quiero compartir ideas, experiencias, etc.
- En la plataforma de los blogs, la interacción posible me va muy bien. El formato para comentar entradas permite crear verdaderas conversaciones; la interacción se puede llevar a otro ámbito a través del correo electrónico u otros medios y hay blogueros que incluso se reúnen físicamente. Realmente se abre un espacio que se habita; por eso es frecuente la referencia a un blog como a una casa. ¡Vaya!: Que cuando Ester hace una fiesta [AQUÍ], una de verdad va a una fiesta.

Yo amo mis blogs. Más este. Me gusta ver la parte en la que están las etiquetas frecuentes porque de alguna forma expresan dónde está mi corazón. Y aprecio muchísimo que personas vengan, lean, comenten y regresen.

Silvia Parque

lunes, 11 de junio de 2018

Sobrevivir

Hoy ha muerto una joven mujer de mi familia.Yo dejé de verla hace muchos años; de hecho, nunca la vi con frecuencia, más bien veía a su hermano mayor cuando éramos niños: íbamos a la misma escuela; él murió antes de los quince años. Ahora ella deja a una niña pequeñita. Qué sino el de esa familia.

Somos sobrevivientes y a veces no lo apreciamos.

Silvia Parque

domingo, 10 de junio de 2018

Un muchacho

Al inicio de la calle, unos muchachos hablaron cualquier cosa y decidieron que uno de ellos fuera por algo a la tienda. El encomendado corrió con todo la energía del mundo los 50 o 60 metros que lo separaban de su meta; braceó y levantó las rodillas en cada paso, porque puede, porque tiene entre quince y diecisiete años.

Apenas lo vi. No le vi la cara; no me fijé en su ropa; no tenía nada especial. Era un muchacho común, bello como no tiene idea porque su cuerpo es nuevo, porque todo él es nuevo e irradia vida. (Esa belleza tiene que ver con ser un tanto inocente todavía, un poco ingenuo, casi siempre algo soberbio y fundamentalmente bueno).

Todos podemos vivir plenamente, honrar la vida; pero es antes de los veinte cuando el cuerpo tiene la vida bullendo y eso es una maravilla. Ahí está la imagen de la vitalidad generativa.

Hoy, a esa edad en la que se busca guerra, ya descansa en paz un joven de diecinueve que conocí. Lleno de vida y murió. No más nada, para él.

Silvia Parque

viernes, 8 de junio de 2018

La reina Isabel y Luis Miguel

Antier terminé de ver The Crown, la serie sobre el reinado de la reina Isabel. Entre un capítulo y otro, me receté Cobra Kai, que presenta la vida adulta de los protagonistas de Karate Kid. Ahora solo espero con paciencia ver cada domingo un episodio más de la serie biográfica de Luis Miguel. No empezaré ninguna otra hasta que haya terminado un proyecto en el que me estoy tardando demasiado.

Aunque de las tres series, la que más me gustó por mucho fue la de Cobra Kai, hablaré de algo que me hacen pensar las otras dos.

Toda proporción guardada entre un cantante exitoso y la reina de un vasto imperio, en ambos casos la figura central es una persona que en cierta forma está vacía y es llenada de poder por quienes le rodean, para erigirse como sostén de un mundo en el que esas personas de alrededor quedan bien acomodadas. Su vacío es falta de amor fundamental y de conocimiento general. Está claro que hablo de los personajes, nada más; qué se yo de la vida real de Luis Miguel o de la reina Isabel.

En cuanto a la falta de conocimiento, ambos personajes carecen de instrucción y educación, aunque ambos conocen muy bien "lo suyo", en lo que se hacen expertos. En cuanto al amor, dan pena. Ella parece dejar de ser persona para ser más reina que otra cosa y renuncia a ejercer de mamá: es increíble cómo los niños no figuran en su cotidianidad. Él crece violentado por un padre nefasto y le pesa la ausencia de la madre desde la adolescencia. Ambos están rodeados de gente y solos. Nada qué envidiarles.

Silvia Parque

jueves, 7 de junio de 2018

Ana, Mantequilla, Bagheera

Hoy fui Ana, mientras mi hija era Elsa y su papá un Troll. No ha visto Frozen, pero tiene un libro con la historia y la imagen de la princesas en varios objetos.

Estos días también he sido recurrentemente Mantequilla y Bagheera. Cuando soy Bagheera, ella es Mowgli y su papá es Baloo. Las demás personalidades han durado poco tiempo, así que las olvido.

Silvia Parque

miércoles, 6 de junio de 2018

Enferma y recuperada

El domingo por la tarde me puse mala, creo que me intoxiqué. Fui de mal en peor hasta el lunes por la mañana, cuando me estacioné en "mal" y a partir de entonces fui mejorando poco a poco hasta recuperarme ayer por la noche. Hoy amanecí como nueva, pero no porque me sienta bien, que sí me siento bien, sino porque la enfermedad fue purgativa del alma

Tenía mucho tiempo despertando sin ganas de levantarme, no porque no me gustara la perspectiva del día, sino porque me gustaba mucho más la perspectiva de la cama: por sueño, pues. Pero luego de dos días sin poder atender a mi niña -y dos días de descansar, lo cual cuenta bastante-, hoy me levanté con mucho gusto de poder hacerlo. "Ya levántate para que hagas comida", me decía la criatura -no estuvo sin comer, tampoco-. Además, hoy desperté tranquila. Hay algunos eventos o incidentes que me dejan medio noqueada a gusto, no precisamente aletargada sino como reprogramada para funcionar a menos revoluciones por minuto; hoy sé que la intoxicación es uno de ellos. Se siente bien. 

La enfermedad, por otra parte, es una oportunidad para apreciar a las personas que están ahí mostrando interés, dando aliento y apoyando. Un simple, "¿te sientes mejor?" hace que lo malo no sea tan malo. Y nada como cuando alguien hace un esfuerzo para facilitarle la vida a una, como en esa canción que dice: "mi trabajo que a otros descanse". 

Y pues, decidí volver a estar contenta con el tipo de contento que sonríe. Yo soy muy de sonreír y hacer tonterías sola, sola con mi niña; desde que volví a compartir la casa con el papá de ella, perdí terreno de sonrisa; pero lo voy recuperando.

Silvia Parque

sábado, 2 de junio de 2018

La casa ideal

Paso el tiempo de la ensoñación, imaginando mi casa ideal. La he dibujado y rediseñado montones de veces, desde hace añísimos. También imagino sus muebles.

Hace unos días, pensé que debería empezar a considerar una casa-del-futuro solo para B y para mí. Ya no estoy tan segura de querer una pareja; ni siquiera de querer más hijos, aunque eso es otra cosa: siento que "me corresponden", que "les correspondo". 

Pero no. Sigo imaginando una casa como para una familia de cinco.

Silvia Parque

viernes, 1 de junio de 2018

Niña previsora

- ¿Tienes azúcar?
- Sí.
- ¿Tienes limones?
- Sí.
- ¿Tienes agua?
- Sí.
- ¿Me haces una limonada?

Silvia Parque