martes, 31 de enero de 2017

Migración

Hoy recordé que tres hombres de la familia han cruzado la frontera y han trabajado en Estados Unidos sin permiso para hacerlo. Todos lo hicieron por necesidad; dos de ellos para tratar de cumplir su función de proveedores. Los tres se dedicaron a generar riqueza para otros. Al menos a uno le robaron y su situación "indocumentada" le impidió hacer algo al respecto.

Hace días vi ESTE programa de México social. Según los datos que presentan, en el año 2005 emigraron 700,000 mexicanos; ahora -aunque no son datos definitivos- "se están yendo entre 120,000 y 140,000 por año, en los últimos tres años", y regresan más personas de las que se van.

Silvia Parque

lunes, 30 de enero de 2017

Confiar en mí, al extremo

Si volviera a empezar con B, llevaría eso de confiar en mí al extremo. Aunque he seguido mi criterio y he ocupado por entero el puesto de mamá, si mi niña volviera a nacer no dejaría que en ningún momento, por ningún motivo, se hiciera con ella lo que otra persona opina que conviene, si no es lo que yo estoy segura de que quiero (hablo en singular, pero obviamente, su papá no está en el grupo de "otras personas".)  En nuestro caso fueron contadas ocasiones, y en pequeñas cosas que tal vez sean "de poca monta"... excepto cuando llegó al mundo... Yo estaba muy drogada y evidentemente no me puse bien de acuerdo con su papá; lo que más me molesta es que luego de un increíble agarre a la teta, en esos dos días haya tenido que pasar por un montón de biberones, leche devuelta y lavados de estómago.

Así se piensan esas cosas, pero si una volviera a estar con la vulnerabilidad del puerperio y estrenando responsabilidad, seguramente la experiencia se repetiría, aunque una voz del futuro susurrara: "haz que se haga lo que tú quieres".


Silvia Parque

jueves, 26 de enero de 2017

Oírla

Me encanta oír a mi hija cuando juega por su cuenta, sobre todo cuando "escribe" que es cuando habla más fuerte, marcando las vocales de la palabra.

Las cosas que dice me cuentan lo que se queda en su corazón.

Es una niña feliz que se sabe querida.

Silvia Parque

miércoles, 25 de enero de 2017

La falta de conciencia del privilegio

Me molesta la falta de autoconciencia del privilegio. Cada cual su vida, sus asuntos y posibilidades; pero a mí me molesta. Otros dicen "no soporto la hipocresía". Yo sí soporto la falta de conciencia del privilegio, pero me molesta atestiguarla y convivir con ella.

Es posible reconocer los privilegios de los que una goza, a partir de diversos acercamientos: la formación politíca, la moral, la ética. Entiendo que unos tienen esto más difícil que otros; pero creo que con un mínimo interés en los demás es suficiente para darnos cuenta de qué tanto estamos en una posición de ventaja.

Silvia Parque

martes, 24 de enero de 2017

Cuerpo pesado

Necesito moverme. Siempre he sido sedentaria, pero creo que ahora más; mi trabajo me coloca frente a la laptop, teléfono en mano, así que paso mucho tiempo sentada. Y perseguir a mi hija no funciona como ejercicio. Para empezar, ahora que domina la marcha, en realidad lo de "perseguirla" es más bien un decir; ya no necesita que yo esté literalmente detrás de ella todo el tiempo.

La sensación de pesadez me está molestando. Ayer hice ejercicios simples de estiramiento y me di cuenta de la magnitud del problema.

Beber agua, ayuda. Hoy empecé a beber agua con gotas de limón al despertar y parece que también ayuda. También he estado haciendo conciencia de lo que como y de lo que me pide el cuerpo. Le doy más pan y más lácteos de los que puede digerir con facilidad. Las dietas restrictivas no son para mí, pero hacerme caso, sí. Por ejemplo, tengo unos cuatro días con antojo de jícama con limón y chile en polvo. No he comprado la jícama porque no he encontrado el chile que quiero en las tiendas de alrededor; pero bastaría ir unas cuadras más allá para encontrarlo. Ya será hoy por la tarde.

Silvia Parque

lunes, 23 de enero de 2017

Creyente no es igual que ignorante oprimida

Tengo contactos, conocidos y amigos de todo tipo, además de las personas y entidades a las que de algún modo "sigo". Calculo que la gran mayoría de ellos no son cristianos y sé que muchos no creen en Dios. No tengo problema con eso. Tampoco tengo problema con lo siguiente que voy a comentar, pero me dan ganas de aclarar cuál es mi caso.

Leo de vez en cuando a gente pobreteando a los creyentes: por ignorantes/ciegos y/o por oprimidos/sometidos; más cuando se trata de mujeres. Como si todos los que elegimos creer hubiéramos sido secuestrados. Claro que eso de "elegir" en "libertad" es filosóficamente cuestionable, pero así es con todas las elecciones.

Por comentar sobre mi vida, comparto:

- A mí, ni Dios ni una Iglesia me fiscalizan los actos: ni lo que como, ni lo que visto, ni lo que hablo, ni cómo se vive en mi casa y por supuesto, tampoco mi vida sexual.
- A mí, ni Dios ni una Iglesia me tienen con miedo ni me hacen hacer a cambio de favores.
- A mí no me pesan mandamientos ni me atormentan culpas porque ni Dios ni una Iglesia me ponen trabas para existir. Al contrario.

Silvia Parque

sábado, 21 de enero de 2017

Otra de "esas nochecitas" y todo sereno

Esta fue otra de "esas nochecitas".

B se quedó dormida demasiado temprano. Su hora de dormir ha estado retrocediendo, gracias a Dios; pero lo de ayer fue demasiado, asi que ya me lo esperaba. Las últimas veces que "ya me lo espero", me preparo; entonces no se convierte en un drama terrible como llegó a serlo en varias ocasiones: no le grito, no soy ruda, no me desbordo emocionalmente y eso lo cambia todo.

Despertó antes de medianoche, tomó teta y las horas siguientes durmió a ratitos. Dos veces pasé por la emoción de despertarla al contacto con la cobija, al intentar taparla. Una vez pasé por la emoción de abrir los ojos y no verla: había salido de la recámara. Pero todo estuvo bien. Ya cuando tenía más sueño, lloriqueó un poco, pero la mayor parte del tiempo, platicaba y pedía teta o leche. Es bonito oírla; yo le contestaba susurrando, repitiendo sus palabras, completando sus oraciones, sorprendiéndome de sus recuerdos. Cuando no quise darle más teta, se lo dije tal cual: "ya no quiero darte porque estoy cansada y quiero dormir"; luego de que se le cayó leche sobre mi cama, ya no hubo más leche de vaca, tampoco. Y ni entonces hubo drama. 

Como dije, los lloriqueos vinieron cuando ella tenía sueño; a nadie nos gusta no poder dormir, pero si tienes un año con nueve meses, estás totalmente indefensa ante "eso" tomando tu cuerpo. Tomé su manita y empecé a cantarle. Entonce ella dijo "¿dormir conmigo?" -con su pronunciación, claro-. Aunque ahora dice muchas frases, comúnmente de tres palabras, sigue maravillándome cuando le oigo algo nuevo -a cada rato-, y esto no lo había dicho. Pero no es solo que hable, sino lo que está pidiendo. Me conmuevo y por supuesto, la acuesto junto a mí, la abrazo, la acaricio, sigo cantando. Yo estoy medio dormida; ella tiene los ojos abiertos, pero está tranquila. Amo abrazarla, apretar un poquito; no se puede hacer eso con un bebé... ya es una niñita. Al rato se mueve. Le digo que no vaya a la parte mojada del colchón y me la juego cerrando los ojos; cuando los abro, veo que me ha hecho caso. Ha ido a su cama. Esta vez espero buen rato antes de taparla. 

Estoy muy cansada, pero feliz. 

Se habla mucho de "cómo hacer que los niños... esto o lo otro". Sin embargo, seria bueno hablar más de que a los papás nos toca "portarnos bien" y de la necesidad de hacernos cargo de nuestra frustración y de nuestras emociones. Creo que lo demás se va dando. 

Silvia Parque

jueves, 19 de enero de 2017

Las frecuentes curas de humildad en mi casa

B y yo tuvimos un día de lo más armónico: ella de un humor estupendo y yo especialmente atinada con mi intervención en materia de "gestión de emociones". Nos acompañamos, nos divertimos, hicimos lo que debíamos. Uno de esos días en los que me siento orgullosa de mi increíble trabajo como mamá. Hasta la tarde. La verdad es que sí tengo idea de qué par de cosas le movieron el tapete. El caso es que "se descompuso". Hubo un par de horas de lo que su papá llama todo-lo-que-quiero-es-todo-lo-que-quiero con lloriqueos aturdidores. Acabamos cenando con un video de fondo. Normalmente no ponemos ni música mientras comemos, para ponerle atención a la comida y sobre todo, para ponernos atención entre nosotras. Pero yo necesitaba un descanso mental, y para eso casi nada mejor que una receta de cocina.

Con estas cosas siempre recuerdo un comentario de Macondo:
"Cuando tu madre crea que tiene controlada alguna faceta de tu educación, lo mejor es darle una buena cura de humildad" ha escrito B en su blog. 
Lo recuerdo siempre porque pasa siempre. Sieeeempreeee. Con tooodoooo. Podemos tener un almuerzo y una comida como para que me entrevisten por tener una hija que da gracias a Dios, come de todo de buena gana, usa la cuchara, devuelve al plato el pedacito que se salió y limpia lo poquito que se derramó. Para luego tener una cena que se trata de jugar con el plato, llenarse el cabello de comida, asegurar que nada de esa comida entre a su boca, subir los pies a la mesa y ver qué tanto desorden puede causar. Así es la cosa.

Silvia Parque

miércoles, 18 de enero de 2017

Llorar

A mediodía, cuando me enteré de la tragedia, hice oración con mi hija en brazos; debía esperar a quedarme sola para llorar. Solo tuve un momentito; pero cómo necesitaba llorar, por quienes estaban ahí, por los papás, por el horror.


Silvia Parque

martes, 17 de enero de 2017

Hambre

Hace unos días me convertí en Silvia Devoradora. Tengo un hambre increíble. Me he encontrado recién comida, con el estómago lleno hasta la plenitud y queriendo dar una gran mordida a algo que engorde... porque no tengo hambre de ensaladas: no.

Según yo estoy muy a gusto, pero evidentemente traigo una ansiedad que decidió instalarse en la parte de mi mente que pide comida. Hoy he comprado un té verde con otras hierbas, que se supone ayudará a calmar al monstruo: a ver si funciona.

Silvia Parque

lunes, 16 de enero de 2017

Los niños queridos

Fui al cine. Fiesta total. Salgo poco y al cine ya tenía más o menos un año sin ir. Debía ver esta película y no duraría mucho más en cartelera, así que fui. Lo disfruté muchísimo a pesar de que un papá y su hija hablaron durante toda la función. Eso me hizo pensar lo siguiente:

Primero.- ¡En el cine hay que estar callados! Esa niña tendría unos diez años, tal vez más; si no era capaz de permanecer en silencio, al menos podrían haber susurrado. ¡Pero no! Hablaban como en la sala de su casa. Estuve a punto de pedirles que dejaran de hacerlo, pero me contuve.

Segundo.- No les dije nada, en principio, por no mortificarme: para no exponerme a que me contestaran de modo majadero. Pero luego, les dejé en paz porque los vi queriéndose y no quise moverle nada a eso. ¡Él se notaba tan satisfecho de estar a su lado! Ella se veía consentidota, descalza y con los pies sobre el asiento. Pensé en mi B con su papá.

El amor unge a los niños. Les deja protegidos porque les coloca en una posición de valor. No "te metes" con el hijo amado de alguien.

Silvia Parque

domingo, 15 de enero de 2017

Sueño raro

Tuve un sueño del que no recordé la parte de en medio hasta entrada la mañana. Una parte algo extraña:

Para contextualizar mencionaré que conozco a una niña bonita a la que tengo especial cariño pero que no es parte de mi cotidianidad; la conozco porque nuestras familias han sido amigas durante décadas. En mi sueño, ella estaba demacrada y famélica, en un cuarto de una vivienda de quién sabe quién, a la que yo llegué quién sabe por qué; tomé en brazos su cuerpo encogido de tan maltrecho; le pregunté por su abuela, por sus tías, por su tía abuela, y de algún modo yo entendía que habían resuelto abandonarla ahí. Entonces aparecía su mamá, guapa y normal. No me queda claro si yo pensaba en llevármela: el sueño pasó a otra cosa.

Antes, yo había estado colgada de un hombre al que me había rendido. Después, cargué a mi hija que parecía un poco mayor de lo que es. Algo me estoy queriendo hacer saber: algo sobre estar en brazos.

Silvia Parque

sábado, 14 de enero de 2017

Esta niña me llena

Se apresuró a llegar a la puerta. Le vi el gusto de verme. ¿Qué puede ser mejor que regresar a la casa y encontrarla, abrazarnos, darle teta como darme-a-mí y regodearnos en nosotras?

Por la tarde me di un pequeño golpe y ella se acercó:

- ¿Beso? 
- Sí, aquí, gracias.
- ¿Beso - dolor?
- Sí, tu beso me quitó el dolor, muchas gracias.

Soy condenadamente feliz. Justo hoy platicaba sobre las dificultades de la temporada, sobre los pendientes que podrían pesar; pero como sea, todo está bien cuando mi niña sonríe.

Silvia Parque

viernes, 13 de enero de 2017

Publicidad inmobiliaria

Desde hace unos meses, "opciono" propiedades (sobre todo casas o departamentos) para una inmobiliaria: busco anuncios en Internet y si consigo un trato, envío la opción de venta o renta a la inmobiliaria para que la empresa haga lo suyo. Así que veo/leo numerosos anuncios. No me extraña encontrar "hermosa casa", "inmejorable ubicación" o "excelente oportunidad", pero he encontrado ofertas de hacer sueños realidad y encontrar la felicidad. A lo grande, van.

Silvia Parque

jueves, 12 de enero de 2017

El destete

B tiene un año con ocho meses y sigue mamando, gracias a Dios. Hace tiempo dejó de ser lactancia a libre demanda. Si pide cuando está comiendo, hago que espere hasta que termine de comer. También espera si yo estoy ocupada, lo cual ocurre con frecuencia. Y no le doy donde me resulta incómodo quedar con las tetas al aire, ahora que se interrumpe y juega mucho más que antes.

La teta se ha ido desplazando hacia la cama: la toma para quedarse dormida, la toma o las tomas de la noche y la del despertar... esa última es la que más me gusta, pero a veces ya no la pide. Se giró una tuerca el día que abrió los ojos y dijo "mamá" en vez de "teta". Cambia nuestra relación y bueno... cuando el tema salió en la consulta con la pediatra, hace un par de días, me oí decir que estábamos en el proceso del destete, que no sé si llevará meses o años porque lo haremos a su ritmo, pero que estábamos en eso.

Hace unos tres meses se hizo evidente que muchas veces -durante el día- pide para asegurarse de que la teta y yo estamos disponibles. Si contesto algo como "aquí estoy para ti", no es raro que ella me mire, me sonría y se vaya a jugar... o que apenas me mire y se vaya, como si no hubiera pedido nada. Si se acerca a que la tome en brazos, más bien aprovecha para explorar lo que hay a esa altura o para hacer arrumacos. A veces lleva la boca a la teta pero no dura más que un segundo y pasa a otra cosa. No obstante, si le digo que me espere, puede empezar un "teetaaa-teeetaaaa-teeeetaaaa" multiplicado por un millón, en volumen bastante alto y tono imperioso; es el proceso de aprender a relacionarse con el mundo.

La teta sigue siendo analgésico, consuelo y apoyo; ya no "la usamos" para todo, pero para grandes males si es el gran remedio. Me preguntaba cómo haríamos cuando ya no la tuviéramos. Su desarrollo me va dando las respuestas.

Silvia Parque

martes, 10 de enero de 2017

El bebé más hermoso del mundo


No todas las mamás aman a sus hijos; creo que la mayoría, sí; pero es importante observar que no es un fenómeno universal.

Sobre ese amor, las mamás solemos coincidir en que nos transforma, en que nos atraviesa el cuerpo... Coincidimos más o menos según nuestras cosmovisiones y nuestras filias; pero es un amor que se vive y se expresa de muchas maneras; no todas las mamás son dulces, por ejemplo. Además, aunque un bebé suele sacar lo más tierno de las personas y más de la mamá: como con otros amores, no estamos todo el tiempo en el idilio del enamoramiento. Para empezar, porque el mundo estorba: la mayoría tenemos, por decir lo menos, necesidad de trabajar y de lavar platos; además, ahí están los problemas, las incomodidades, etc. Tal vez, que no sean realmente de todo el tiempo es parte de lo que hace maravillosos a esos momentos en que nos conmueve con especial emoción ver la carita de nuestros niños, tocar sus manitas, sentir su respiración.

Pensé esto a partir de que hoy vi al bebé más hermoso del mundo. Ya se sabe que casi cada mamá recibe a uno.

Estábamos en el camión, B y yo, regresando a la casa, luego de una consulta de rutina con la pediatra. En una parada, se subió una mujer joven con un bebé: un bebé pequeñito que la tenía en las nubes. Lo veía, le hablaba, trataba de ponerlo cómodo, en una especie de burbuja de amor en medio del hacinamiento y la suciedad. La canción de cuna de Brahms no es más dulce que lo que tenían esos dos. Detuve a B cuando intentó tocarlo; veíamos solo su cabecita con algo de cabello, cubierta con un gorro con orejas de oso. Y eso dijo mi niña: "orejas", "oso", "ojos", "bebé". No podíamos verle la cara, pero cuando B se topa con una persona, declara con cierta emoción que ahí hay unos "ojos". "Seguro tiene unos ojos lindos", le dije. Y estuve segura porque al rato, una niña mayor de pie junto a la mama y el bebé, soltó un "qué bonito" que le salió del alma. La mamá agradeció con la modestia educada de quien sabe que lleva en brazos al bebé más hermoso del mundo. Unas cuadras después se levantaron y vi la carita. Vi lo que llaman malformación por labio leporino; una muy pronunciada.

¿Cuándo dejamos de ver la belleza real?

Silvia Parque

lunes, 9 de enero de 2017

Dejar que los escolares crezcan

Me llama la atención el momento en que los chicos dejan de ser niños... o dejan de ser niños pequeños.

Le he dicho al jovencito a quien doy clase dos veces por semana, que necesito su voluntad: que sin ella no puedo trabajar. Tuvimos una conversación y acordamos dejar el asunto entre nosotros, es decir, que no le enviaría un mensaje a su mamá. Sé que vendrá dispuesto el miércoles, que volveremos a vernos; también sé que lo hará para no meterse en problemas, para "portarse bien". Es un niño. Sus papás, movidos por lo que importa a corto plazo, buscan que apruebe sus exámenes de la escuela y el que viene dentro de unos meses para ingresar a secundaria -no digo que solo les importe eso; han de hacer un gran trabajo, porque es un niño amable, considerado y creativo-. Yo haré lo que me toca en el esfuerzo por mejorar su desempeño, pero me importa sobre todo hacerle notar que lo que aprenda y lo que consiga son asuntos suyos

Como he dicho antes, la moda educativa pone las cosas de cabeza: llena a los preescolares de "escuela", metiéndoles en una carrera absurda por "saber", quitándoles el tiempo que habrían de emplear en correr, gritar, jugar, manipular, cantar: en cosas de niños. Por supuesto, esos preescolares y muchos de los niños de primero o segundo de primaria, requieren a sus papás ahí enseguida, guiando y muchas veces haciendo junto con ellos, tareas y trabajos. Se les somete a evaluaciones no como valoraciones para apreciar cómo se desarrollan, sino para iniciarlos en el mundillo de las boletas de calificaciones y los premios al desempeño -que en el fondo son premios al "ajústate a lo que nos gusta"-. Al rato nos encontramos a un montón de muchachitos que no gestionan sus propios recursos, que no se hacen cargo de su aprendizaje, que necesitan a una mamá pendiente de si les han encargado tarea, de cuándo tienen examen y de cómo se contesta la guía de estudio -ni modo que no haya una guía de estudio o algo por el estilo-. Sé de un muchacho de preparatoria que todos los días va a hacer la tarea con su maestra de apoyo, no porque tenga problemas cognitivos, sino porque es un niño. Hay que dejarles crecer.

Silvia Parque

domingo, 8 de enero de 2017

Un lugar

Un asunto clave de la identidad es el lugar que asumes como hogar, el espacio al que perteneces.

Yo no recuerdo si pertenecí al lugar en que nací y crecí; tan ajena me siento ahora, que no podría recordarlo.

No podría pertenecer a este otro lugar, en donde vivo hace años -aquí nació mi hija, así que es un lugar donde nacen buenas personas-.

Al país, no puedo ni concebirlo como un lugar: difieren tanto el norte, el centro, el sur...

Pertenecía a mi casa, al lugar donde había paredes llenas de cuadros, muchos libros y una recámara para el sexo. Eso cambió: tengo esta mi casa que es un hogar, pero tampoco pertenezco aquí.

La madrugada del sábado tuve un terrible dolor en la rodilla izquierda: espantoso, de sentir que iba a vomitar y a desmayarme. Me hizo pensar que tal vez mi cuerpo es el lugar al que pertenezco.

Silvia Parque

viernes, 6 de enero de 2017

Peña

El último mensaje del presidente [AQUÍ] ha terminado de convencerme: estamos es un comic siniestro.

Habría que opinar sobre la creación de miedo por parte del Estado y sobre la ineptitud y cinismo de quienes gobiernan; pero solamente quiero comentar sobre la figura de Peña:

Está cada vez más flaco y demacrado.

Con ese lenguaje corporal y esos gestos, no se le puede creer. De hecho, estaría tentada a no creerle si me dice que se llama Enrique.

A veces tengo la impresión de que realmente le sorprende por qué no le aplauden, como el macho que no entiende que apropiarse de todo el espacio disponible es un abuso, como las señoras que no conciben la posibilidad de educar a un niño sin pegarle. También he pensado que está solo, de tan mal aconsejado y tan mal asesorado que parece; pero en realidad hay un montón de gente encantada con su copete: entre ellos han de hablar de lo que si les importa -nada que ver con nosotros-.

Silvia Parque

jueves, 5 de enero de 2017

Rápido

Hablo rápido. Cuando era jovencita debían repetirme que hablara despacio. En la medida en que fui más o menos consciente de mí misma y fue interesándome controlar esa velocidad, fui hablando menos rápido. También fui tratando de caminar menos rápido, de comer menos rápido; pero mi forma de ser tiende a lo impetuoso-torpe: así cocino, por ejemplo; preparo cosas deliciosas, pero lo mío no son las delicadeces a fuego lento que tardan un día en estar listas. Eso está bien. Hay otras cosas en las que pongo una velocidad de la que luego sí me arrepiento: las cuestiones en las relaciones con las personas.

Silvia Parque

miércoles, 4 de enero de 2017

Separarte sin drama

Cuando cierro el correo de Hotmail -para mí, sigue siendo Hotmail-, se abre la página de MSN con su propuesta de frivolidades entretenedoras. A veces leo algún artículo. Así llegué a "10 pasos para separarte sin dolor", suponiendo que encontraría vaguedades de las que se escriben para llenar espacios. No hay forma de separarte sin dolor de una pareja, si esa pareja tuvo importancia. Pero el articulito es bueno en la medida de lo que es (lo que se leería en una sala de espera). La idea central, que Katherine Woodward desarrolla en un libro, me parece valiosa. El título debería decir: "...para separarte sin drama".

Creo en eso de que "el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional". Lo digo como persona que ha sido muy -MUY- dramática y que ha elegido experimentar diferente lo que va pasando. También creo que es bueno que haya profesionales apoyando a las personas en el espinoso proceso de terminar una relación de pareja; porque puede ser terrible dar tumbos en la mar de emociones, sentimientos, necesidades y monstruos devoradores que aparecen cuando se rompe algo que fue una relación amorosa. Y puede ser patético vivir en el limbo del "yo querría algo diferente / no quiero esto que hay" por miedo a atravesar el camino -ojalá fuera dar el salto- hacia el final.

Me gusta que se exponga la separación como algo en lo que se trabaja, algo en lo que ambas partes colaboran. Cuando hay hijos es imprescindible que las personas se porten con decencia y que en la medida de lo posible tengan consideración de esa persona que es el papá o la mamá de esos hijos. Y me encanta que sobre el caso de los famosos que se usa como ejemplo, se diga que "han logrado una transición a seguir siendo una familia llena de amor". Es lo que nosotros estamos construyendo como familia. Parece una locura cuando se le mira con los ojos de la cultura en la que estamos, pero es posible.

Silvia Parque

martes, 3 de enero de 2017

Beber suficiente agua

Aunque ya no hago listas de propósitos, sí aprovecho la motivación de que inicia el año para hacer unos cuantos pequeños cambios de provecho. Uno de ellos está siendo beber más agua. El efecto se siente de inmediato.

Cuando B nació, empezó una temporada de mucha agua porque amamantar provoca sed; pero luego, ocupada con una cosa y otra, dejé de satisfacer la necesidad en el momento y resultó que fui bebiendo cada vez menos agua. Nunca dejé de sentir sed; tengo eso a favor porque sé que otras personas no la sienten (o no la distinguen del hambre).

Así que el día primero pensé que sería bueno volver a beber suficiente agua, sobre todo porque según sé, la hidratación ayuda a tener energía, ¡y la "pila" es de lo que más me hace falta!

En cuanto empecé, la actividad se reforzó a sí misma: el agua en el cuerpo pide más agua, yo creo.

Hoy, además, volví a beber un vaso de agua caliente para empezar el día; se siente bien.

Silvia Parque

lunes, 2 de enero de 2017

Buen 2017, qué gusto recibirte

Con este año me siento como niña con juguete nuevo; con uno de esos juguetes deseados que maravillan. 

Tengo la sensación de que todo está bien. De que este es mi año: enterito. Ahora, además, tengo experiencia en seguir estando bien cuando pierdo el entusiasmo. 

Sobre el entusiasmo, agradezco a mi niña: debe haberme contagiado algo del suyo. Es un gusto verla, por ejemplo, amar sus objetos. Es un gusto verla, vivir con ella.

Es un gusto vivir.

Silvia Parque

domingo, 1 de enero de 2017

La mañana del día primero

El día empezó con recalentado, así que empezó muy bien. Pizza. 

Ayer cenamos pizza, alitas y ensalada. Había helado de fresa y de galleta; como se quedó el de galleta, almorzaré helado. 

Me vas gustando, año nuevo.

Silvia Parque