miércoles, 27 de septiembre de 2017

Niña

Sigo asomándome a revisar que B está bien mientras duerme (que respira sin obstrucción, que no está enfriándose, que no está por caer ni en riesgo de torcerse). Cuando mi tía me cuenta lo bien que les fue en la tienda, le pregunto cuántos metros dejó que se alejara. Es mi bebé. Pero nos despedimos de los pañales hace como un mes, se encarga de poner su ropa sucia en el lugar indicado, sabe cómo hacer un pastel.

Hoy, después de gritarle que me dejara trabajar, le he dicho -de nuevo- que lo lamento, que está mal gritar, que si le grito me diga "respétame, mamá". Ha estrenado la frase unas horas después, nomás porque sí, sin venir a cuento -según yo-. He dicho "sí, B". Y he sentido que pasamos a otro nivel. No sé de qué, supongo que de nuestra relación.

Tenía como un año diez meses cuando un día como otros se puso a tirar la comida; le di la espalda para hacer notar mi enojo. Me dijo "mamá: por favor, date la vuelta". No recuerdo si nunca había dicho una frase de seis palabras, pero con seguridad no era común; menos una frase perfectamente construida que no estaba repitiendo. Usó toda su inteligencia para hacerme entrar en razón.

Mañana cumplo años, así que estuvo diciendo que mañana cumple años. Todavía somos una para muchas cosas. Cuando se hace pipí quiere que la abrace. Ha estado queriendo a cada rato que la duerma -especialmente cuando estoy ocupada-: que la cargue y le cante "a dormir, a dormir". Ahora que lo escribo me da miedo. Confío en que Dios se hace cargo de ella, pero quisiera que me dijera -Dios-: "va a vivir sana y feliz tantos años que será la más vieja de su ciudad".

Silvia Parque

lunes, 25 de septiembre de 2017

Chocolate funcional

Estoy exhausta. Me duele la cabeza de sueño. Voy a cambiar el acostarme tarde de hoy por un levantarme temprano mañana. Eso pensé hace rato, pero había que poner ropa en la lavadora y ya que la he puesto, mejor espero a que salga para tender al menos el mandil de la niña. Mientas tanto como algo de chocolate y veo videos de trucos para usar cosas que no tengo.

Ya está.

Un poco más de chocolate y puedo trabajar. Cuando termine los pendientes en los que me ocupo, debo dejar de drogarme con café y chocolate; unos diez días de detox.

Silvia Parque


domingo, 24 de septiembre de 2017

Responsables del desastre

Una entrada más sobre "después del terremoto".

Hay momentos de la búsqueda de sobrevivientes bajo escombros en los que se pide "silencio total". La gente calla, pero he oído a reporteros narrar que se pidió silencio y bla, bla, bla, sin cerrar su bocota. Como si lo que tienen que decir pudiera competir en importancia con la posibilidad de rescatar a alguien.

Este foco de la atención (salvar vidas y asegurar la integridad de las personas) no debe quitar de la conciencia que hay responsables de la situación de desastre: que habrá que pedir cuentas por los permisos falsos, la negligencia criminal, las construcciones mal hechas, las condiciones laborales de riesgo, etc.

Trabajé en dos jardines de niños. En el segundo viví mi peor experiencia laboral: odiaba el ambiente. Una vez se llevó a los niños de visita a algún lugar en una camioneta: se les metió en prácticamente todos los espacios donde cupieron. Yo deseaba que nos parara un tránsito, pero no dije nada. Si algo hubiera pasado, habría llevado mi omisión en la conciencia.

¿Cómo van a vivir esas personas que no pueden decirse a sí mismas que no sabían lo que podía pasar? ¿Cómo van a seguir viviendo quienes saben que de un modo u otro fueron advertidos?

"Damnificados de la corrupción", por Raúl Rodríguez.
"Sismo y corrupción", por Diego Petersen.

Silvia Parque

sábado, 23 de septiembre de 2017

Motivación emotiva

Esta es otra entrada en relación con el "después del sismo".

Maravilla el trabajo colectivo salvando y resguardando vidas: hay gente que tiene todos estos días ocupada en ayudar. A mí, como han dicho otros, me da igual si quien coopera se toma una selfie para mostrar lo que hace. A veces -supongo que muchas veces- será vanidad, pero también hay una necesidad humana de decir: "mira esto bueno" en medio de la destrucción y el dolor. Otra cosa es el quererse aprovechar de la tragedia, típico de los políticos: no se espera algo mejor de ellos.

Sin embargo, la ayuda seguirá siendo necesaria durante meses y comúnmente, en casos así -lo dicen quienes recuerdan el sismo del '85-, la ayuda disminuye al mismo tiempo que se tranquilizan los ánimos. La emoción va y viene: no se puede sostener; es un poco como enamorarse: un estado alterado de conciencia que se apacigua necesariamente. La determinación y el compromiso sí duran. Las imágenes y las historias de solidaridad y generosidad dan para creer que podemos tener de eso: ojala sí.

Ojalá también nos acordemos de quienes ya vivían como damnificados por un desastre: entre escombros, sin recursos, sin techo. Creo que entre los que vivimos con "seguridad alimentaria" hay una especie de compasión por la pérdida porque podemos identificarnos con quien ha tenido algo y lo ha perdido; sentimos empatía con su situación porque: "¿si yo me quedara sin casa?", "¿si de pronto no tuviera más que lo puesto?" Pero no nos identificamos con quien nunca ha tenido, ni con quien -según concluimos- se ha buscado la condición que vive.

Quiero decir... Es un país con más de dos mil mujeres y niñas desaparecidas, en el que se asesina más o menos a siete mujeres cada día. Pero esto no provoca una acción colectiva para buscarlas o para exigir justicia: no una del tamaño y el impacto de lo que estamos viendo. De hecho, un feminicidio o una desaparición puede hacer mucho ruido: se protesta, se exige; pero al día siguiente otra mujer es asesinada o desaparece sin que parezca importarle a nadie más allá de su familia. ¿Es el mismo pueblo capaz de remover piedra por piedra un edificio derruido, buscando un sobreviviente?

De verdad que no hago menos esta maravilla de unión y de entrega. Tampoco critico a quien ayuda a unos y no a otros: ¡Qué bueno que ayuda! Solamente comparto lo que pienso sobre la motivación emotiva -que a lo mejor es la única que puede haber-.

Silvia Parque

viernes, 22 de septiembre de 2017

La maternidad y la sombra

Estoy leyendo "La maternidad y el encuentro con la propia sombra", de Laura Gutman. Le huí unas semanas hasta que estuve lista para el riesgo de lo que pudiera remover. Sin embargo, el libro me muestra un horizonte que ya había contemplado: me resulta iluminador más que esclarecedor; quiero decir que echa luz sobre revelaciones que ya había tenido (luz apreciable).

Los libros que he leído esta temporada han sido material de trabajo; los he abordado buscando un conocimiento específico para lo que he estado escribiendo. Que conste que los he disfrutado. De hecho un par de ellos que me removieron mucho (sobre todo, "La separación de los amantes", de Igor Caruso). Pero no es lo mismo: Quería leer algo de Gutman hace tiempo y tiene lo suyo leer por puro gusto, algo que una había estado buscando.

Aquí una cita:
[...] no hay alternativa para el encuentro con uno mismo. O nos sinceramos para indagar nuestros aspectos más ocultos, sufrientes o dolorosos, o bien estos aspectos buscarán colarse en los momentos menos oportunos de nuestra existencia.
Silvia Parque

jueves, 21 de septiembre de 2017

Sismo III #RescatePrimero

La sociedad civil organizada hace cosas impresionantes: sistematiza información, emite alarmas, remueve escombros, lleva de todo a donde hace falta, presta servicios gratuitos para colaborar. Que la energía dure para que haya resistencia si la negligencia, la incompetencia y eso cercano a la maldad que ahora mismo no sé nombrar, pretende hacer más daño del que ya ha hecho.

A pesar de que el vergonzoso presidente que tenemos declare que continúan las labores de rescate, hay personas denunciando que maquinaria pesada pretende operar donde se sospecha que hay personas bajo los escombros. También hay desinformación.- Máquinas muy grandes pueden ser usadas para remover escombros de edificios colapsados, como parte de lo que hay que hacer para llegar a quienes se sospecha están atrapados (eso leí: suena con lógica). Pero los responsables de estas operaciones por lo visto se comunican muy mal y los responsables de "más arriba" han probado que no se puede confiar en ellos.

Que además de saber que "no aplaudimos" y que "no hay chile que nos embone", sepan también que hasta quien más aguanta tiene un límite. "El valiente vive hasta que el cobarde quiere".


Silvia Parque

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Sismo II

Es impresionante la actitud de solidaridad que desde ayer ha movido a muchísimas personas a poner su esfuerzo físico, su tiempo, su energía, su conocimiento y su dinero al servicio de los demás. Como cabía esperar, el gobierno queda años luz atrás de la sociedad civil organizada. ¿Qué pasaría si así nos organizáramos cuando no hay catástrofe?

Analizo cómo me mueven los sentimientos y confirmo lo cerquita que estoy de la sensiblería, del morbo; me cuido de eso. Dirigimos la mirada hacia donde están los reflectores. Ojalá quienes tienen reflectores iluminen un área más amplia. Ojalá seamos dueños de nuestras miradas y llevemos al menos eso a donde hace falta lo que no está en nuestras manos llevar.

Es normal que nos afecten más los daños de quienes consideramos cercanos o de algún modo "nuestros"; pero podríamos extender ese conjunto. La atención y la ayuda se concentra en la Ciudad de México, dejando de lado a otras comunidades. Y esta cobertura y este interés son mucho mayores que los despertados hace unos días por Chiapas y Oaxaca.

Me voy a dormir pensando en las personas que no han podido reunirse con sus seres queridos. Que mañana sea un mejor día para ellos.

Silvia Parque

martes, 19 de septiembre de 2017

Sismo

Mientras escribo, siguen buscando niños en el colegio colapsado donde ya se cuentan 22 muertos.

"Es una pesadilla"

He orado a cada rato. Yo creo en eso.

Silvia Parque

lunes, 18 de septiembre de 2017

"Eso que piden para ellas..."

Leí esta publicación de Alfonso Dosamantes ["esta" que está AQUÍ] y al pretender comentarla, me extendí tanto que mejor traje el comentario para acá:

Le di una leída y edité para hacer énfasis con otro color; pero hay que tomar en cuenta que es una respuesta a un texto, ¿va?

Te cito: "[...] que se cuide, se respete, se honre, se le procure bienestar, se le trate con decoro a la fragilidad femenina muy a pesar de la tan mentada igualdad de género y de lo que muchos (¿o debo decir muchas?) pelean para no recibir ese trato preferencial a riesgo de que termine por “rayar” en el acoso del cual están huyendo". 

Esto suena a que pelear por no ser tratada como "frágil", lo cual es considerado por ti como recibir un trato preferencial, pone a la mujer en riesgo de ser acosada. Tal vez entiendo mal: a eso me suena. Y no es la pelea por no ser tratada como "frágil" lo que pone en riesgo de acoso a la mujer: es el no entender que si no acepto un trato de "frágil", eso no autoriza a nadie a no tratarme como "respetable"

El tema de la supuesta "fragilidad" es muy interesante. Algunas cosas que pienso:

1. El cuerpo de la mujer la coloca en dos situaciones vulnerables: el embarazo y el puerperio. Yo no diría que es "frágil", de hecho es muy resistente; pero su cuerpo en esos momentos le dificulta defenderse o valerse por completo por sí misma. Hay mujeres que se defienden y se las arreglan para sobrevivir prácticamente solas en esas etapas, pero en general, el cuerpo te pone límites cuando estás gestando o acabas de parir.  

2. Hay muchos mitos acerca de que la mujer es más pequeña y menos fuerte que el hombre. No cuestionamos cuántas mujeres son más grandes y fuertes que muchos hombres y, sin embargo no saben pelear. Tampoco cuestionamos cómo los hombres suelen apropiarse del espacio, aunque estén chaparros y flacos. Esto de que la mujer sea físicamente más vulnerable es una cuestión de educación porque no nos educan para conocer y aprovechar nuestra fuerza ni para desarrollar habilidades físicas -fuera de las "graciosas"-. El hecho de que estemos en un siglo con tanta tecnología lo hace más evidente: hacer frente físicamente a alguien no tiene tanto que ver con quién es más fuerte, sino con quién sabe pelear y defenderse, con quién es capaz de emplear un arma -y me refiero a pensar en un objeto como un arma y usarlo, no a andar armados con navaja o pistola-. 

3. Por lo que sea: algo de biología y mucho de educación: las mujeres tendemos a ser más "sentimentales" que los hombres. Eso podría aprovecharse como un valioso recurso. Si nos coloca en una posición de vulnerabilidad, como frágiles, es porque en este sistema social no se valora al sentimiento como a la razón y porque los mitos del amor romántico nos joden -es la palabra que me parece más atinada-.

Reproducir el estereotipo de que la mujer es frágil y animar a cuidarla por eso, la pone en riesgo de otra cosa que mencionas: 

"ES NECESARIO TOMAR TODAS LAS ACCIONES PREVENTIVAS (muchas ya señaladas en el vídeo) para reducir los riesgos. Les guste o no, lo acepten o no. No sé trata de privarlas de la libertad sino de preservar sus vidas y asegurar el entorno que les rodea…"

La mujer crece y se hace mayor de edad. En ese momento, la mujer toma sus decisiones. Y ahí empieza a contar y mucho, si le gusta o no, si acepta algo o no. ¿Así que si no lo acepta, ni modo? ¿Que se ajuste porque es por su bien? Por más que haya buena voluntad en querer preservar la vida de las mujeres, hay machismo en suponer que se le puede decir "te guste o no, aceptes o no, esto se hace". Yo se lo digo a mi hija a menudo porque tiene dos años. No se lo dices a una mujer adulta. ¡Ni de chiste a "las mujeres"! Esta claro que hablas de ellas, ya que dices "no se trata de privar-las de su libertad". Lo que sí debe ser "les guste o no, lo acepten o no" es que los hombres respeten a cualquiera: a las que van caminando solas de noche, a las que se han puesto borrachas, etc.

Silvia Parque

domingo, 17 de septiembre de 2017

No les pondré una cadenita

Un día, dejaré de olvidar dónde dejé mis lentes. Entonces todo cambiará para bien.

En serio.

Se entiende no saber dónde quedaron lentes de descanso o lentes para el sol; pero los míos, de verdad los necesito para ver. Me los quito porque me incomodan; pero podría dejarlos siempre en el mismo lugar. Y no: casi cada día ocupo un buen rato buscándolos. 

Pierdo también otras cosas. Soy la clase de persona  a la que se le desaparece lo que está usando o acaba de usar (ahora, además, debo contemplar la posibilidad de que B haya tomado el objeto). Pero lo de los lentes es el colmo.

Silvia Parque

sábado, 16 de septiembre de 2017

Vivir en pareja

Hace rato hubo una pelea de box de la que todavía están comentando en Facebook y Twitter.

Cuando tenía marido, veía las peleas con él, o bueno: estaba por ahí mientras él veía la pelea. Me gustaba ser "público acompañante"; me gustaba, sobre todo, oír las semblanzas de los boxeadores, referencias al lugar del que vinieran, al lugar en que pelearan, etc. Extraño eso y en general, la vida en pareja.

Yo nací para estar en pareja. No me voy a quedar en pausa mientras estoy soltera, pero no dejo de saber, ni un día, ni cuando estoy más contenta: que nací para vivir en pareja.

Silvia Parque

Que sobreviva México

Hoy a esta hora, hay gente celebrando el aniversario del inicio de la Guerra de Independencia. Yo vestí a B de verde, blanco y rojo para el festejo en su escuelita. Eso me representa el día: el gusto de ver "disfrazados" a los críos de mi familia. Ya he contado que no se me da el sentimiento nacionalista. Y la verdad, soy de las personas que piensan que no estamos para celebraciones patrióticas.

Aquí matan gente como si nada. Matan mujeres básicamente por ser mujeres y figuras de la talla del rector de una universidad son capaces de decir que es porque nos pasamos de libres. Ya se sabe que hay que ser libres nada más hasta donde no vaya a una a provocar que un hombre tenga ganas de violar o matar, porque el pobre hombre se verá obligado a hacer lo correspondiente.

Leí un escrito que me gustó, de una persona con buena actitud: decía que sí había cosas que celebrar, porque tras la independencia mejoraron las condiciones de vida para las personas no españolas ni criollas. Pues sí. Eso pasó. Y sin duda hay que recordar eventos históricos que fueron importantes para procesos a su vez importantes. Pero me sonó a estar agradecida porque mi marido nunca me ha quebrado un brazo ni me ha dejado un ojo morado. Aquí sigue habiendo esclavitud, tal cual, condiciones de vida precarias para muchos y una patética naturalización de la explotación.

Que los fiesteros se reúnan y festejen porque es bueno pasarla bien. Si hay comida típica o las personas se pintan los colores de la bandera en las mejillas: qué bueno. Mis respetos para quienes se sienten arraigados a esta tierra y verdaderamente quieren al país. Creo que su grito de "¡Viva México!" es una valiosa expresión del esfuerzo de su trabajo y de la esperanza de que la situación mejore. A mí la frase se me antoja plegaria: que sobreviva México a los criminales y a los corruptos, que se levante de la miseria moral. Que haya con qué pasar de la sobrevivencia a una vida plena.

Silvia Parque

jueves, 14 de septiembre de 2017

Estancia infantil

B empezó a ir a una Estancia infantil por ahí del final de julio. Al principio dos horas; luego, casi tres. Es necesario para que yo pueda trabajar. Semanas antes, ella había estado diciendo que quería ir a la escuela. La casa de mi abuela está frente a una escuela y parece que le resultaba atractiva. Yo sabía que no tenía idea de lo que estaba "queriendo", pero pensé que lo tomaría mejor de lo que lo tomó.

El primer día no quería quedarse, pero no fue malo. Los siguientes días fueron de mal en peor: llanto, gritos y una carita que me partía el corazón. Como mis ingresos económicos son irregulares, me sentía fatal cuando no conseguía la meta de trabajo para la jornada o no me depositaban o lo que fuera. ¿Entonces qué caso tenía dejarla? Pero necesitaba -necesito- la oportunidad que me dan esas horas. Sigo trabajando en la noche, cuando se ha dormido, pero ya no me desvelo tantísimo. A veces también trabajo un rato por la tarde, pero dejo para esos ratos lo que puedo hacer con un ojo a la laptop y otro a la criatura; era demasiado estresante pretender pensar en cosas que requieren cierta concentración, cuando estoy al mismo tiempo diciendo "cuidado con la cabeza" o "bájate de ahí".

Volviendo a la dificultad de dejarla, la verdad es que fueron varias cosas juntas para mi niña. Nos cambiamos de casa, lo que para ella significó adaptarse a otro lugar, otra vez. Tenía dos semanas de haber dejado la teta. Y los primeros días fui bastante ineficaz al despedirme. Yo había planeado hacerlo inmediatamente antes de que ella entrara al área donde yo ya no paso; pero la dinámica para entregar a los niños no me lo permitió. Debíamos despedirnos en casa y luego afuera de la escuela. Afortunadamente, incluso en los peores días, nunca salió triste o enojada; alguna vez indiferente, pero casi siempre contenta o muy contenta; por eso me animé a seguirla llevando.

Sigue sin querer ir. Cada mañana dice que quiere quedarse en casa conmigo, pero ya no hay drama. Como decía, la encuentro siempre bien cuando voy por ella... incluso cuando me reportan que hizo esto o aquello indebido.

Nunca sentí miedo de que pudieran descuidarla o hacerle daño. Me importaba mucho no llevarla a ninguna estancia hasta que pudiera hablar, para que más o menos pudiera contarme lo que pasa; nunca se sabe a ciencia cierta, pero confío. Antes de elegir el lugar, puse atención en los conceptos que manejan, en cómo se describen, en los mensajes de sus letreros, en cómo se ven las empleadas al salir -vivo muy cerca-; hasta detuve a una mamá que iba a recoger a su niña, para preguntarle cómo se sentía. La entrevista con la directora me convenció: nada de disciplina punitiva.

Mi problema, aparte de esos primeros días en que me sabía muy mal dejarla llorando, fue aceptar soltarla al mundo que no es nuestro mundo.

Piden una lista de cosas cada mes. Y que veo que piden cereal y galletas. Yo nunca le daba cereal comercial* y las galletas en casa son algo festivo de domingo. Pero bueno: a la hora en que asiste, no toca que le den ninguna de las dos cosas, así que solo llevo galletas de las que considero más apropiadas, por si un día se ofrece. La peinan con liguitas de plástico que maltratan el cabello. Hacen peinados que son casi obras de arte; entiendo que es parte de lo que disfrutan y la niña se ve relinda, así que lo acepto. Pero un día le pusieron gel. A su hermoso y virgen cabello lacio de niña de dos años. Sé que soy una sangrona, pero eso sí pedí que no lo hicieran**. Para acabarla, uno de esos primeros días oí a una de las señoritas decir "no creo que haiga". Ni modo.

La verdad es que, aparte de permitirme trabajar, esas dos horas con cincuenta minutos en que nos separamos me dan un espacio para recargar mi capacidad de disfrutarla. No es el ideal, pero ya que va, pues qué bien por lo bueno. Por ejemplo, me ha ayudado mucho a ordenar el día, de manera que sus rutinas le van mejor: hay noches en las que ella misma dice "hay que descansar".

Normalmente se levanta entre 8:15 y 9:30, así que no tengo que despertarla: duerme lo que quiere. Estamos como a tres minutos a pie, de modo que no hay estrés por la ida o el regreso. Un día que me llamaron porque tenía calentura, hice el caminito en un minuto. También sigue haciendo las comidas conmigo, lo que me parece muy importante. De hecho, su oposición a ir se redujo muchísimo cuando le aclaré que no tenía que comer ahí y le di frases para rehusarse.

Esa es la historia. Estoy agradecida con el personal y aprecio mucho poder llevarla.

* Desde la semana pasada, puede cenar cereal en viernes. El miércoles vio el paquete de trigo inflado en la alacena y empezó la campaña "quiero cereal en miércoles" que hoy se transformó en "quiero cereal en jueves".
** De visita en casa de mi hermana, se puso en el cabello todo el gel que le hubieran puesto estos dos meses en la Estancia; a lo mejor más. 

Silvia Parque

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Musical del caos

¡No quiero! ¡No me guuusta! ¡Nooo, mamáááá! Un millón doscientas mil novecientas veces, cada día.

Para contrarrestar y conservar la cordura: canto.

B es público de mis musicales desde que nació; pero hasta ahora hago musicales del caos. Ahora canto: "Tengo una hija que grita muuuucho y no me deja cocinar en paaaz, pero soy una madre maravillooooosa que no se va a impacientaaaar porque sooooy un amoooor de maaadreee" y tralalá tralalá. Además, tengo una nueva versión de "no me quiero bañar"que es un gran éxito. Ya tenía la de "no me quiero secar" y "no me quiero cambiar", pero ahora el hit es "no me quiero estar quieta". Le gustan, la ponen de buenas :)

Silvia Parque

martes, 12 de septiembre de 2017

Que no se pongan moños al buscar trabajo

Una persona en un grupo de Facebook recomienda que la gente no se ponga moños al buscar empleo. ¿Cómo que Fulano pregunta dónde hay un trabajo en el que se descanse los domingos?

¿Será que quiere descansar los domingos?

La situación económica hace que mucha gente tenga gran necesidad y acepte condiciones de trabajo a veces injustas, a veces simplemente condiciones que no son las que quería; pero una persona no solo está en su derecho a buscar el trabajo que mejor le acomode sino que además, buscarlo así, como lo quiere, evidencia autoestima. Ya se verá si los posibles empleadores ofrecen o no lo que la persona quiere o necesita. Porque para empezar, la gente no sabe si lo que alguien quiere es algo que realmente necesita. A una señora casi se la comían en un grupo de Facebook porque buscaba un trabajo de lunes, miércoles y viernes; simplemente: era una señora que limpiaba casas y ya tenía ocupados los martes y los jueves. Pero si se trata de una condición que no es sino el gusto de alguien, pues muy su gusto.

Es cierto que hay actitudes en las que no se ven las ganas de trabajar y también es cierto que algunas personas llegan con ínfulas a las entrevistas. Sin embargo, daríamos medio paso hacia condiciones de justicia social, dejando de pensar en el trabajador como alguien a quien se le hace el favor de emplearle y respetando el derecho de la gente a establecer sus propias condiciones.

Silvia Parque

domingo, 10 de septiembre de 2017

Lo que aprendí en el año 37

1. No tengo idea.- No sé lo que va a pasar. Las personas sorprenden, para bien y para mal.

2. Tengo clara idea.- Sé lo que está pasando, no necesito hacer una encuesta para confirmarlo y sin importar cuántas vueltas le dé: está pasando.

3. No hay que "dejar pasar".- No está la vida como para dejar que alguien le coloque a una en una posición que no corresponde, incluso cuando no haya mala intención de su parte. En otro orden de ideas: tomar y aprovechar lo mío es bueno y conviene.

4. Hay que "dejar pasar".- Pocas cosas importan; estar en pie de lucha no es lo mío. Muchas veces vale más una relación o cuidar a la otra persona, que poner puntos sobre las íes. En otro aspecto de "dejar pasar", de verdad que no hay que forzar nada: estar de terca queriendo un X que se niega, la deja a una sin el Y que estaría mejor.

5. Voy a morir.- Es diferente saberlo como una nota informativa, como una sabe que hay agua en la luna, a saberlo con el cuerpo, con el alma. Tengo un tiempo limitado para hacer lo que quiero, tan limitado que el "quisiera" es una pendejada -busqué sin éxito una palabra más justa-. En estrecha relación con esto: atender el cuerpo es primordial porque ni trabajo, ni crianza ni nada funciona, si el cuerpo no funciona.

6. No estoy muriendo.- Lo que se echó a perder, ahí queda; lo que no fue: no fue. "Esto" es la vida que hay y está padre porque la alternativa es no estar viva: no son alternativas reales todas las situaciones vitales que puedo imaginar; las opciones reales son: a) tomar los recursos que tengo y hacer algo con ellos, b) no hacerlo, c) morir.

7. La familia es primero.- Se necesitan aliados en este mundo. La familia es eso a tope; es eso y un camino espejo de la identidad. Y eso está por encima de muchas cosas.

8. La familia no siempre es primero.- Encuentro y creo la forma de mi familia en lo que voy andando, sin ajustarme a lo que apriete. Si hay que tomar distancia, simbólica o literal, de cualquier persona en cualquier momento, la tomo, por el tiempo que sea necesario. Lo primero es cuidarme a mí misma.

Silvia Parque

sábado, 9 de septiembre de 2017

Dramáticamente cerca de los cuarenta

Empecé a celebrar mi cumpleaños el primero de septiembre. Por sugerencia de un amigo, lo extenderé hasta el último de octubre. Serán 37 años.

Lo que más me ubica en "mi edad" es ver a personas más jóvenes trabajando; la generación que sigue a la mía ya no está "recién empezando", ya no "acaba de salir de la escuela".

Yo me siento vieja en función de cuánto siento desperdiciada la vida o el tiempo y sentí mucho desperdicio cuando hubo que pagar la apuesta vital que perdí; pero recordé que me gusta jugar, que el juego en sí mismo valió y vale la pena.

Silvia Parque

El derecho es para cuando no te gusta

Ayer vi un tweet sobre un locutor que increpó a las madres a vestir "decentemente" cuando fueran a recoger a sus hijos a la escuela. Había un enlace al audio y soporté unos minutos, suficientes para entender el mensaje.

Resulta que en una escuela pusieron un cartel prohibiendo a las madres ir por sus hijos en ropa "provocativa"; que les evitaran la pena de regresarlas a vestirse bien, decían. Estoy usando mis palabras, no recuerdo las que exactamente usaron ellos, pero sí que fueron burdos. Entre los comentaristas mencionaron cosas como que los hijos de estas madres se sentirían avergonzados y que los niños mayores podrían ser "provocados". Detuve el audio cuando empezó a decir que las feministas se creían con derecho a matar.

¿Cómo es que a las mujeres se les botó la canica y piensan que pueden ir vestidas como les dé la gana a cualquier parte? 

¿Será porque tienen derecho a ir vestidas como les dé la gana a cualquier parte?

De verdad que impacta la naturalización del machismo. ¿Hay ropa más o menos apropiada para un lugar u otro? Seguramente sí, según el juicio de una mayoría que se pone de acuerdo o de una minoría con poder. Pero, ¿cómo por qué me vas a decir tú, que debo ajustarme a ese criterio de lo que es apropiado? En la escuela de la "prohibición" estaban previniendo faltas de respeto. La mismita lógica que culpa a las mujeres por ser violadas.

* *

Hace poco, entre las declaraciones homófobas que he escuchado en mi familia, una en particular hizo que tomara a mi niña y la llevara varios metros más allá. Un clásico: "No tengo nada en contra de los homosexuales, me llevo bien con ellos, pero es que se han descarado". El fundamento del discurso es que cada cual sea lo que quiera, mientras no ofenda a los demás y los homosexuales ofenden expresando lo que son, es decir, con su propia existencia.

Porque, ¿cuál es la necesidad de que se tomen la mano en donde sea? ¿De que se besen? ¡Y donde hay niños!

¿Será la misma que tienen los heterosexuales que toman de la mano y besan a sus parejas? ¿Será que el mundo es tan de unos como de otros? 

La preocupación por lo que verán, pensarán y aprenderán "los niños" siempre me hace pensar en B. El miedo que me da que vaya a creer algún discurso homófobo. No creo que pase; ahí estoy yo, haciendo lo que me toca; pero si de algo la protegería sería de eso. 

La cuestión es que respetar el derecho de los demás es sencillo cuando no incomoda o cuando representa una pequeña molestia, pero ese derecho hay que respetarlo precisamente cuando incomoda. De hecho, el otro invoca el derecho cuando no se está respetando y quien no lo respeta suele resistirse a reconocerse como transgresor.

* *

Antier estaba en Monterrey y debía imprimir los pases de abordar para el vuelo que B y yo tomamos ayer. Creí que era importantísimo. De haber sabido que me iba a costar $50 que los imprimieran en el aeropuerto, me ahorro el episodio.

El caso es que los $#&"¡? de Hotmail decidieron cuidar la seguridad de la cuenta de correo en la que tenía acceso a los pases; llamémosla cuenta1. Me mandaron un código de seguridad a otra cuenta, de la que olvidé la contraseña; llamémosla cuenta2. Para recuperar esa contraseña, me mandaron un código de seguridad a la cuenta1, infranqueable. Pedí que enviaran otro código a una tercer cuenta, esta vez de Gmail. Los $#&"¡? de Gmail también decidieron cuidar la seguridad de la cuenta y me enviaron un código al teléfono. No llevaba mi teléfono. Todo eso, con B queriendo meter mano en el teclado y quejándose por no recuerdo qué: supongo que por estar ahí sin que la dejara meter mano en el teclado. Fuimos por el teléfono a casa de mi hermana y regresamos a la papelería donde pretendía imprimir. Yo estaba a punto de llorar, frente a un cuestionario con preguntas sobre mi maestro favorito y mi primera mascota. Finalmente me anunciaron que verían si me dejaban entrar a mis cuentas 24 horas después. En medio de eso, la niña protestaba ruidosamente, metió la mano bajo mi blusa y me pegó o me pellizcó, no lo recuerdo. La tenía sentada detrás de mí, ambas en la misma silla, para que no tocara nada ni se fuera. Cuando me pegó o me pellizcó, tomé sus manos con coraje, apretándolas, le dije que eso no se hacía y prácticamente me senté sobre sus manitas. No estaba oprimiéndolas realmente: no le hice un daño físico. Al final, me rendí con lo de los pases y nos fuimos. En el camino, se cayó y no la consolé. La cargué y se movía tanto que tiré mi teléfono. Había charcos y el teléfono fue a caer en uno. Le solté un: "mira lo que hiciste que pasara, ¿por qué no te puedes estar quieta?"

En casa de mi hermana, la niña se ocupó de otra cosa de inmediato. Mi hermana me dijo lo que suele decirse: que no me preocupara, que a los niños se les pasa. Y sí: B tan contenta como si nada. Pero eso no significa que lo que pasó no fuera maltrato ni que se haya borrado la experiencia. Detener sus manos de ese modo es un acto de violencia: porque las apreté, porque lo hice desde la víscera para librarme de algo que no estaba soportando. Y no son responsables los de Hotmail, ni los de Gmail, ni mucho menos ella. Yo soy responsable. Lo acepto, lo lamento, me disculpo y tomo medidas. El derecho a ser tratada con respeto en todo momento es precisamente para esos momentos. 

Silvia Parque

lunes, 4 de septiembre de 2017

La estafa maestra y la miseria

Lo primero que me vino a la mente cuando leí La estafa maestra fue un grupo de Facebook al que sigo. Se llama "Cadena de favores". Motivó ESTA entrada. Es un grupo que ayuda a hacer llegar recursos a personas con mucha necesidad, algunas en extrema necesidad: algunas que son demasiadas. Parte el corazón leer las historias.

Se supone que los estados del norte son ricos y lo peor es que es verdad, que hay peores condiciones de vida en el sur. Pero la miseria que voy viendo es abrumadora. Una tía fue al relleno sanitario y me contó cómo la pasan quienes viven de pepenar; es terrible. Robar el dinero de la administración pública no es robar a una "entidad" impersonal, es robar a los que no tienen nada, a los que nada más tienen hambre.

AQUÍ  un recuento de los recientes gobernadores corruptos.

Silvia Parque

sábado, 2 de septiembre de 2017

Soberbios mirando berrinche

No sabes qué le pasa a ese niño que está portándose fatal. No sabes cómo son las cosas en su casa, qué está pasando con sus papás, cuánta estructura hay en su vida o cómo rayos han sido las cosas ese día, esa semana. No sabes qué pasa con ese adulto ahí: no sabes cuánto y desde cuándo ha intentado enseñar a la criatura qué está bien y qué no. Qué estúpida tu conclusión de que no hace nada porque "nada" es lo que alcanzas a ver desde tu ángulo, en esos cinco minutos en los que según tú has reunido material suficiente para juzgar "el caso". ¿Como qué autoridad tienes, desde qué ámbito, para hacer de juez? ¿Cuál fue tu entrenamiento o capacitación, certificado por quiénes, para saber qué hacer con la vida de los demás y específicamente, con el niño berrinchudo? Porque la gente acepta que de física nuclear no sabe nada, que de hecho ni las matemáticas de secundaria le quedaron claras, pero para hacer de psicólogos, psicoanalistas, pedagogos, filósofos, educadores y demás, muchos parecen tener posdoctorados con títulos emitidos por Dios Padre. Y a veces: no tienes ni puta idea. No sabes cómo andan las hormonas de ese niño, no sabes cómo funciona su cerebro, no sabes con qué le medican ni cuánto estrés ha pasado o está pasando. Y por supuesto, no sabes que es una grosería quedarte mirando a los demás, ni que es una falta de respeto aleccionar a otro adulto, aunque no le sueltes la lección a la cara.

"Por eso están como están", "si yo hubiera hecho una escena de esas...", "antes, nunca se veía algo así". "Con una mirada entendían". ¡¿Pero si estamos hablando del mismo planeta?! ¿Del mismo país? Porque esas generaciones "bien educadas" dejan mucho, muchísimo qué desear en cuánto a cómo se portan como personas adultas, cómo manejan sus relaciones y cómo hacen funcionar al mundo; de hecho, bastantes personas se portan como la mierda, ensuciando todo. Si estás tan bien con todas las nalgadas a tiempo que te dieron y con todos los gritos y castigos que eran justos y necesarios, ¿cómo es que no hay compasión ni empatía en tu mirada de un cuadro en el que evidentemente hay un adulto pasándola mal y un niño pasándola terrible? Si estás tan bien, ¿cómo es que descalificas desde la tentativa de un modo respetuoso y amoroso de tratar a alguien? ¡Alguien que además es un niño! Creo que aparte de todo lo que no sabes de los demás, no sabes ni cómo estás, porque alguien que está "muy bien" tiene interés en relacionarse de la mejor manera con las personas, incluyendo a las personas que son niños y niñas no apacibles ni dóciles. Y por cierto, no pone en primer lugar que la criatura represente bien el papel de gente civilizada, ni que el jaleo desaparezca para no sentir molestia: lo que pone en primer lugar es el malestar por el que está pasando. ¡Claro que a todos nos fastidian los gritos y los llantos! Pero, ¿cómo para que no puedas controlarte? A ver quién necesita mejor educación...

Esto no va para las personas que, en general, critican a los papás que hacen o dejan de hacer, mucho menos a los que se quejan porque son afectados por cachorros humanos sueltos en lugares públicos -faltaría más-. Tampoco va para quienes están convencidos de que gritar o castigar son "males necesarios", incluidos manazos y otras cosas. La cosa es contra la soberbia: ese veneno que no te deja ver que tus supuestos son nada más eso y que lo más seguro es que haya cosas que no sabes. Ni siquiera es contra el postureo de quien quiere arreglar el mundo, a veces hasta ingenuo. Es contra la vileza (a veces la soberbia da ese fruto).

Silvia Parque

viernes, 1 de septiembre de 2017

De algo malo puede salir algo bueno

B tiene una pequeña bebé de plástico que recibió cuando cumplió un año.

La foto es mala, pero puede verse que la bebé perdió los ojos. Pasó hace tiempo.

Ayer la metió a bañar y le quitó la cabeza; la estaba usando de vaso. Debo haber dicho cien millones de veces que no se bebe el agua de la tina.

 Hoy por la mañana, encontré un ojo: fue una suerte que no se fuera al desaguar. Seguramente estaba dentro de la cabeza. ¿Quién iba a pensar que la decapitación le devolvería la vista? Porque con un ojo ya se puede ver. Solo hay que ponérselo.


Silvia Parque