martes, 29 de septiembre de 2015

Me sitúo

Tomo posición. Me doy cuenta de que alguna vez quise estar de un lado y de otro, porque compartía algo con un lado y con otro; de que muchas veces quise no estar ni de un lado ni de otro, porque me resistía a asociarme con aspectos de un lado y del otro; me resistía, de hecho, a situarme en "un lado", habiendo tantísimos más que dos, es decir: mucho más que "esto o aquello". Pero me ha sido necesario situarme.

Ser la persona que soy implica filiaciones y desasociaciones. Hay cosas que no me gustan, incluso personas que no me gustan -creo que llegué a los treinta sin que hubiera una persona de la que pudiera decir así: "no me gusta"-. Tengo una visión de la vida, creencias y supuestos, que no concuerdan e incluso se oponen a los de algunas otras personas. Antes, quise armonizar, ajustarme, en atención a lo válido de la visión, las creencias y supuestos de los otros; pero ya no; sé que hay algo válido en esa diversidad de visiones, creencias y supuestos, pero me con-formo de un modo en que ya no me muevo. Antes, incluso, acepté paradigmas más ampliamente aceptados que el mío, ideas más justificadas que las mías, y dejé que trastocaran mi identidad; ya no: tampoco. No me muevo.

Me relaciono con personas muy diferentes a mí, no se piense lo contrario. Me puedo llevar muy bien con ellas y apreciarlas sinceramente, como personas. Conversar, aprender, disfrutar; si todos fuéramos iguales sería muy aburrido. Además, mi juicio es un proceso crítico, reflexivo y abierto, así que no digo "no me muevo" como si trazara cuatro líneas de un color sobre el piso, y dijera: "voy a dedicarme a repasar esto para que jamás se desgaste". Es nada más, que me gusta ser más yo, y me doy cuenta de que no me conviene otra cosa.

Silvia Parque

lunes, 28 de septiembre de 2015

Feliz año nuevo para mí

He tenido el mejor cumpleaños de mi vida.

Sé que éste será mi mejor año.

Veo el pasado de diferente manera: de una que me hace sentir muy bien.

Veo el futuro de diferente manera: de una que mezcla emoción con sosiego.

Me siento, más que nunca, bien plantada en mi presente.

Todo está bien.

Silvia Parque

domingo, 27 de septiembre de 2015

Cumpleaños con B

El sábado inicié los festejos oficiales por mi cumpleaños, vistiendo a B con un vestidito gris; continuaron hoy domingo, entre otras cosas, yendo por unos polvos mágicos contra el reflujo -tienen que ser mágicos, con lo que cuestan-, que le harán sentirse mejor. Mañana, en mi día, el mayor de los festejos será estar trabajando no porque sea profesional, porque quiera realizarme en ese sentido, porque haya estudiado o porque los adultos tienen que trabajar -según dicen-, sino porque soy su madre. Sé que me dará una sonrisa especial como regalo de cumpleaños. Siento cosas bonitas en la panza cada vez que veo una de sus sonrisas nuevas: porque tiene sonrisas diferentes, y las voy conociendo.

Me doy cuenta de que no solo los cumpleaños que sigan serán así, sino toda la vida, y me alegra. Fue mi mejor año, sin duda, y que ella esté aquí hace que me importe hacer que ahora el mejor año sea el año que viene.

Silvia Parque

sábado, 26 de septiembre de 2015

Ayuda doméstica

Quiero ayuda doméstica con más ganas que cualquier otra cosa.

Quiero mucho pastel de zanahoria con betún, en este momento y realmente me hace falta un coche; pero nada sería mejor que el bendito servicio de una empleada doméstica (o empleado, por supuesto).

Recuerdo la emoción de llegar del trabajo y ver mi casa transformada, esos dos días que ya hace unos dos años, recibí el maravilloso servicio de una mujer que limpia. Incluso limpió el techo de mi recámara; era un techo terriblemente lleno de grasa (había sido cocina): nunca hubiera supuesto que iba a ponerse a limpiarlo.

Así que: he decidido encabezar la lista de cosas por tener, con "ayuda doméstica" en letras rojas. Mucho de lo bueno en mi vida, inició como un ítem en una lista.

Al principio, necesitaré a alguien que acepte trabajar solo unas horas, una vez a la quincena; no es tan sencillo porque a la gente suele convenirle trabajar media jornada o una jornada completa, todos los días o al menos un par de días a la semana; pero alguien habrá. Creo que las personas que tenemos que encontrarnos, nos encontramos.

Silvia Parque

B no habla

Cuando ya había entendido las señales de B, que eran básicamente para decir "tengo hambre" y "tengo aire en la panza", creció y cambió. Ahora es más compleja, tiene más señales y más cosas por decir. Cuando no le entiendo, le digo que lo lamento, que "no viene con subtítulos".

No tengo prisa por que crezca, al contrario, me parece que crece demasiado rápido; pero sé que será genial cuando pueda hablar, y nos comuniquemos. Entonces, por supuesto, aparecerá el desacuerdo.

Silvia Parque

viernes, 25 de septiembre de 2015

Yo confieso. Soy mala madre en esto y aquello

Primero, lo que no es realmente malo.- Cuando amamanto, ayudo a B con la misma técnica que se usa para extraer leche manualmente; pero a veces, cuando terminó el video que estoy viendo o está por terminarse la batería de la computadora, dejo mi tarea alimentadora y me ocupo de asegurar el entretenimiento, con la niña prendida a mi teta. Eso le reduce en gran medida el suministro de leche, y casi siempre resulta en que se desprende; son solo unos segundos y puede volver a prenderse, pero me da pena... y a veces ya no se prende a gusto como estaba. Por cierto, casi siempre que amamanto estoy viendo algo, solo soy toda suya una o dos veces al día, y por la noche.

Luego, la prueba superada.- El mes 2 y el mes 3, muchos días no me dio tiempo de bañarla; una vez pasaron tres días sin que la bañara... solo una vez. La necesidad me hizo más aplicada en esto: empezó a echar más leche después de comer, lo que le ensucia el cuello y el cabello aunque la limpie en ese momento.

Ya entrando a la parte vergonzosa.- No esterilizo biberones; eso me parece normal, no es la confesión, sino la introducción. Lo que confieso es que muchas veces no lavo el último bibe que usé: lo enjuago con agua purificada y preparo ahí la siguiente fórmula... más de una vez no lo he enjuagado siquiera; de hecho, he pasado todo un día con el mismo biberón, sin lavarlo. Y se me acumulan los pañales sucios en la recámara. Esto sí ya es el colmo y cada día me propongo tirarlos en cuanto cambio el pañal, pero no lo he conseguido. En esta misma línea: nunca he limpiado sus juguetes. Ahora que ya consigue meterse todo a la boca, está urgiendo; eso sí lo haré hoy, seguro... o mañana.

Y lo que me parece realmente dañino, por la mecánica de mi intención, pero lo que más rápido me perdoné (antes de este ejercicio).- A veces, cuando tiene una tarde difícil y está lloriqueando, le doy unas gotitas de vitaminas; deben saber a manzana porque huelen a sidra. Le gustan mucho y se le pasa el disgusto. Así que cuando me recomiendan un té o esto o aquello para los cólicos, yo digo que lactancia exclusiva hasta los seis meses, pero le doy las gotas (no tienen alcohol, ¿eh?, lo de "huelen a sidra" no va por ahí). Creo que en esencia es como esas madres que le dan Tempra a los niños para que se duerman, pero extrañamente me resulto fácil decirme: "pues sí, le pagarás terapia si hace falta". 

Silvia Parque

jueves, 24 de septiembre de 2015

Séptimo cielo

Hace años vi varios capítulos de una serie: "Séptimo cielo"; creí que era canadiense, pero leí en Wikipedia (AQUÍ) que es estadounidense. Trata de la familia de un Pastor: siete hijos, más otros dos que llegan en alguna temporada. Me gustaría verla otra vez.

Silvia Parque 

Sentir la llana tristeza

Estoy haciendo un cobro a una persona de lo más amable, que por alguna extraña razón no ha contestado mis mensajes. No lo digo con ironía: es una persona confiable y realmente me extraña que no se reporte; estoy segura de que va a pagarme, pero este desfase temporal me pone en un aprieto y hoy me entristeció. Racionalmente, no hay un problema existencial: hay una complicación que se atraviesa y tarde o temprano se deja atrás. Pero pensé: "todo me sale mal", "no puedo hacer nada de lo que quiero". Y me detuve. Le di a cada frase la respuesta apropiada, tomé perspectiva y pasé a otra cosa; seguí triste, pero no me metí en un hueco profundo y oscuro; hace años, me metía en huecos así: portales a dimensiones macabras. Me doy cuenta de que ese ponerme mal era una evasión de la llana tristeza. Como drogarme para no sentir lo real, aunque supiera que siempre había un mal viaje.

Silvia Parque

miércoles, 23 de septiembre de 2015

B y su mamá

B tiene un... "ritmo" diferente al mío... una forma de procesar los estímulos diferente a la mía. Me doy cuenta de que le hablo rápido, fuerte, con agudos que pueden ser estridentes, y que ella prefiere lo lento, bajo... dulce. Más de una vez he llegado de pronto con una frase amorosa en voz muy alta, y la he asustado, un segundo, más de sobresalto que de temor, pero susto al fin. Entiendo que le gusto como sea, cómo no va a ser así, si tengo la teta y la leche, pero trataré de hacerme un poco a su modo, es más lindo.

Silvia Parque

Ahora bebo Pepsi

Lo he comprobado: la Coca Cola no sabe igual. Leí que gente de Estados Unidos buscaba cocacolas mexicanas porque la fórmula allá había cambiado (nota AQUÍ); no sé si será el mismo cambio, pero la que se bebe en Querétaro ha cambiado también. 

Superé que Nestea me dejara sin uno de los sabores más importantes de mi vida, pero esto es demasiado. No soy una gran bebedora de cocacolas, el problema es lo disturbante de perder algo emblemático. Y ya fue.

Silvia Parque

martes, 22 de septiembre de 2015

Las ocupaciones de B

El jueves pasado, la consultora de lactancia dio de alta a B, en cuanto a su peso; con 5.200 k, mi niña de 60 cm. llegó al puntito de la curva en el que debía estar. Doy gracias a Dios por eso y por supuesto: a la doctora de lactancia y a su pediatra. Hoy comió y comió y creo que estuvo ocupándose de crecer. A eso se dedica, fundamentalmente, aunque también pasa tiempo en el gimnasio, hace sonar la mariposa de su portabebé, baila con su papá y nos escucha contarle cómo es el mundo -algunas cosas edulcoradas, cuando las cuento yo-.

Silvia Parque

Olvidar al bebé en el coche: yo voto por la misericordia

Hoy he visto en una de las páginas que sigo en Facebook (Amo ser mamá y mi vida caóticamente hermosa), una imagen de un bebé en un asiento para bebé en un coche, con el siguiente mensaje: "Si necesita que se te recuerde que el está en el coche, tú no deberías ser un padre!" El error de redacción, el acento y el signo que faltan, es cosa suya. En cuanto al contenido del mensaje, yo voto por la misericordia. Cierto que olvidar a un bebé no es cosa menor: olvidarle en el coche es terrible; a la gran mayoría de los papás no les va a pasar, porque de inmediato echarían en falta lo olvidado, ¡si no es un paquete de carne! Pero pasa. Le pasa a personas que no son monstruos.

Ante las noticias de padres que dejaron a sus bebés en el auto, deberíamos distinguir entre la negligencia criminal y el simple descuido, por la intención, el contexto y la circunstancia, y no por la gravedad del efecto. Recuerdo que hace años, se supo de una pareja que dejó a su bebé en el coche, en el estacionamiento de un cine, para ver la película. El año pasado circuló la nota de una pareja en España, que también dejó a su bebé en el coche, pero en el estacionamiento de un casino, supuestamente para ir al baño, pero en realidad para ir a jugar. Aunque no se puede juzgar con la información de unas cuantas notas de un par de sitios de noticias, yo dudo seriamente que haya que dejar a esos papás, llevarse a los niños rescatados, sin siquiera mediar intervención educativa. En cambio, hay historias mucho más increíbles que poniendo atención son totalmente verosímiles, y que pueden llevar a que un niño pequeño se quede encerrado en un coche, por horas, sin que los papás tuvieran en mente algo como "que se aguante y espere: un poco de deshidratación no le hace mal a nadie".

Hace unos meses, cuando machuqué el dedo de B, recibí comentarios empáticos y solidarios, y otras mujeres me compartieron sus experiencias del tipo: "se cayó de la cama", "se volteó la carreola", "lo arañé jugando". Esas cosas pasan, y sin embargo, parece que hay una "magnitud del evento" en la que ya no se dispensa el descuido, pero en esencia es lo mismo: un error. Ahora: en el caso del mensaje de la página, parece que alude a un tip que ha circulado, para no olvidar que llevas al niño en el coche, es decir: para no cometer el error. Esos que a su criterio no deberían ser padres, están tratando de no cometer el error. Yo voto por la misericordia.

Silvia Parque

lunes, 21 de septiembre de 2015

La necesidad del gran hermano

Acabo de ver "#BigBrother" en la lista de TT, en Twitter. Lo sospeché pero no quise acabar de creerlo hasta revisar. Y sí: ha vuelto. Yo no tengo televisión; cuando digo que "veo tele", me refiero a programas o películas que veo en la computadora, en línea; como además trato con poca gente, no creo que el gran hermano vaya a entrar a mi vida, pero su regreso es para pensar.

No digo que sea terrible, pero si me parece sintomático de la descompostura en la que vivimos. Debo decir que en su primera edición, me entusiasmó mucho la idea; aunque nunca me defino como psicóloga, por algo estudié psicología: tener a más de diez desconocidos reunidos para ver qué pasa, me llama. Pero la televisión mexicana puede echar a perder cualquier idea. El caso es que tenerlo de nuevo, más de diez años después, me hizo preguntarme, ¿de verdad necesitamos esto? Y me contesté: "sí". En un país donde la autoridad está claramente implicada en la desaparición de decenas de estudiantes, se requieren esta clase de entretenimientos.

Silvia Parque

Apetito

B come pollo, come pulpo, come oso, come flor, come mariposa, come cojín, come espejo, come mano propia y ajena, y come pie. No tendré problema con la comida.

Silvia Parque

domingo, 20 de septiembre de 2015

Mujer con hijos

Hace mucho leí u oí, no recuerdo, que a las mujeres bonitas les gusta que les digan que son inteligentes, y a las mujeres inteligentes les gusta que les digan que son bonitas; una tontería de entre tantas sobregeneralizaciones... pero mal que bien, es cierto. Ahora sé que a las mujeres que son mamás les gusta que les digan de sus hijos.

Desde que nació B, divido a las personas entre las que me preguntan por ella, y las que no; las que le mandan un saludo y las que no; las que le expresan cariño y las que no. No es que me detenga a pensarlo, ni mucho menos; sucede, en automático. Y me ganan. Le hicimos un tamiz auditivo con una doctora que la juzgó con mal carácter, y no pasa nada, pero no está en mi lista de médicos a recomendar. En cambio, en el último mes, los de la lavandería han encogido dos prendas y han entregado con manchas otras dos, y no les digo nada porque las mujeres que atienden reciben a mi niña con fiesta cada vez que vamos -un día, B lloraba, y el niño de la lavandería le ofreció su biberón-. Si a los hombres se les llega por el estómago, a las mujeres con hijos, puede que se les llegue por los hijos.

Silvia Parque

sábado, 19 de septiembre de 2015

Siendo papás

Le damos a los niños lo que tenemos, y lo que somos. Ahora que B todavía se alimenta solo de leche, puedo fantasear con la dieta saludable que va a tener después, pero sé que mi dieta está muy llena de carbohidratos y grasas como para que la de ella sea mucho mejor. Hay dos caminos evidentes: desterrar mis fantasías o cambiar mi forma de comer; yo creo que bastará con bajar mis expectativas por un lado, y seguir avanzando en la moderación, por el otro. De igual modo: me habría gustado que no viera televisión hasta que fuera mayor, pero a veces, la siento en mis piernas y vemos algo juntas; sin embargo, me abstengo de todo lo que tenga cosas terribles, incluso si está dormida: cuidamos sus ojos y oídos. No podemos ser sino lo que somos, pero nos hace una mejor versión de nosotros mismos.

Silvia Parque

viernes, 18 de septiembre de 2015

Roturas

"Tanto va el cántaro al agua, que al final se rompe".

No es que siga los pasos de Susana, que tiene en SU BLOG una serie de dichos con su comentario-explicación. Nada más tengo este refrán en mente porque he sentido a flor de piel la parte de "ni cuerpo que lo resista", de aquello que empieza "no hay mal que dure cien años". Ahora mismo pienso, también, que "el valiente vive hasta que el cobarde quiere".

Donde las cosas están acomodadas de manera que tú estás lastimándote, probablemente estás fuera de lugar. Puede que los intentos de acomodarte sean lo que te lastima, y en ese caso, no es el acomodo instalado lo que te lastima, no es quien acomodó las cosas quien te lastima: eres tú misma y es tu afán, la causa de la lastimadura, y si sigues, una vez y otra vez, algo se puede romper.

Silvia Parque

jueves, 17 de septiembre de 2015

B y los truenos

Llueve tupido desde hace unas horas. B se estremecía, dormida en mis brazos, con los truenos más fuertes. Qué gusto estar ahí para ser su seguridad. 

Silvia Parque

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Refugiados de todas partes

Rechazo con energía el vituperio hacia una causa noble, por razón de otra causa noble. La crítica a los que protegen animales habiendo tantos niños necesitados en el mundo, a los que trabajan en favor de los niños en otro continente habiendo otros tantos niños necesitados más cerca, y así, sin fin. Que no se trata de ayudar a la gente sin techo, sino de apoyar la educación; que no se trata de hacer algo aquí, sino allá... ¡Que cada cual siga su llamado!

Otra cosa que rechazo, pero esto sí con disgusto, es la arenga por un mejor país o un mejor mundo, a partir del esfuerzo individual del "buen ciudadano" o de la "buena persona", cuando empieza por un "no se queje", "no proteste" y se hacen aparecer los señalamientos contra malas prácticas (a veces criminales), como un "echarle la culpa de todo al gobierno (o al sistema, o a los empresarios, etc.)": eso me choca. 

Pero esta semana no pude menos que volver a notar la doble moral de una sociedad que cierra los ojos a lo que le pone el dedo en la llaga, y se da baños de pureza al mismo tiempo. Recibí una invitación para firmar una petición de que México acoja refugiados sirios. Más por decir lo que sea, que por un interés serio, la Secretaría de Relaciones Exteriores anuncia algo así como que "lo están pensando". Y yo me pregunto, ¿y todos los migrantes centroamericanos que la pasan de lo peor en nuestro país? ¿No habría que tener la misma humanidad con ellos? Tal vez no haya bombas de donde vienen, pero también están luchando por su vida.

Silvia Parque

martes, 15 de septiembre de 2015

Fin de la espera

He estado esperando el desenlace de una situación para estar en paz. He temido que no sea el que quisiera. He pensado que bueno o malo, lo mejor es que termine de pasar lo que vaya a pasar, y luego el miedo me ha hecho desear suspender el tiempo. Demasiados días, el tema ocupó todo el espacio mental que encontró.

Pero este sábado decidí poner fin a esta manera de vivir la situación; eso está en mis manos -lo que vaya a pasar, no-. Quiero dejar estar a la vida. Aunque sinceramente pongo todo en manos de Dios, esta necesidad de que "algo" ocurra para entonces estar en paz, me revela falta de confianza en esas manos; así que espabilo.  

Recuerdo los años en que la tesis inconclusa era una especie de tapón que me impedía emprender. No es que fuera a pasar algo específico cuando la terminara, pero debía terminarla para poder pensar en otra cosa; luego llegó el trámite para el título, así que pase de un "hasta que la termine" a un "hasta que me titule". No han faltado otros "hasta que": hasta dejar el trabajo, por ejemplo. Es un modo tonto de desperdiciar vitalidad, de no estar "aquí y ahora".

Silvia Parque

lunes, 14 de septiembre de 2015

Se aprende de los bebés

Se aprende mucho con los bebés. Yo he aprendido, por ejemplo, el significado de "ahora", he confirmado lo importante que es hacer planes y lo imprescindible que es saber lidiar con la imposibilidad de seguir el plan.

Se aprende también de los bebés. A vivir, básicamente. B se aferró a su teta con más perseverancia de la que jamás he tenido para ninguna cosa, cuando no sabíamos que se le dificultaba mamar, y ella seguía y seguía, despacito, con todas sus fuerzas insuficientes, durmiendo por el cansancio de tanto trabajo y despertando a seguir otra vez. La admiro por eso. También admiro cómo sonríe cuando los cólicos le dan un respiro. Cuando le duele, se le transforma la carita, grita, y la cosa puede ponerse fea; pero apenas se le pasa, sonríe; a veces apenas esboza una sonrisa y llega otro aire a molestarle, pero ella vuelve a la sonrisa en cuanto puede. Así quiero ser.

Silvia Parque

domingo, 13 de septiembre de 2015

Ecos

Esta semana empecé a leerle a B. A veces, intentando que me dejara leer algún artículo, le leía un par de párrafos, pero eso no es "leer-le" en realidad; esto otro sí: con ella al hombro asegurada por mi brazo izquierdo, leo mientras camino, sosteniendo el libro con la mano derecha, a media mañana. Sé que lo disfruta porque se queda plácidamente dormida.

La elegida fue una novelita muy significativa para mí; uno de los pocos libros que he leído más de una vez: uno de los más importantes en mi historia personal; se llama "Ecos de internado", y es de José Vizcaíno Pérez. El capítulo X inicia con el siguiente párrafo:
Los estudiosos de Estadística emplean mucho una gráfica que adopta la figura del perfil de una campana y que señala la frecuencia con que se repiten normalmente los valores de una clasificación. No es difícil interpretarla. En todo conglomerado humano, la mayor parte de sus miembros se encuentra ubicada alrededor del punto medio. Los valores extremos, grandes o chicos, son escasos y raros, aunque no dejan de presentarse. Todos los núcleos homíneos están constituidos, así, por una normalidad media abundante; pocas figuras descollantes, positivas o negativas, y casos de extravagancia y exageración, difíciles y extraños.
Pensé que con seguridad, aunque no recordara el párrafo, algo de su contenido se quedó por ahí, formando la estructura cognitiva para lo que iba a aprender. Es muy interesante como vamos aprehendiendo para aprender. Leí este librito mucho antes de tener una clase de Estadística (muchísimo antes de trabajar con estadística)... Lo que mejor se aprende es lo que anida en el bagaje que entró con naturalidad a la mente, haciéndose parte de la mentalidad con la que se piensa.

Silvia Parque

sábado, 12 de septiembre de 2015

Ni a quién echarle la culpa

Perdí mi tarjeta de débito. No sé dónde, no se cómo. Cuando llamé para cancelarla pregunté por los últimos movimientos, y ya habían sacado dinero y pagado con ella; extraña y afortunadamente, solo una parte del dinero, y solo una cuenta "pequeña". Fui al banco hoy a recoger el nuevo plástico y a retirar efectivo; a una sucursal que me queda lejos porque no todas abren en sábado; pero no me pueden dar otra tarjeta sin identificación oficial, y hace meses perdí la única que tenía. Ahora tendré que ir a una sucursal que me queda más lejos, y hasta el lunes. Frente al banco, sin tarjeta y sin más efectivo que $30, compre unos tacos de canasta y me quedé con lo suficiente para un pasaje de camión. Taco en mano, subí a una ruta "7", para descubrir casi de inmediato que no era la "7" que viene a mi casa. Caminé y caminé y caminé, hasta la casa de una amiga que junto con su mamá, es la encarnación del buen samaritano. Ellas financiaron mi viaje de regreso, y aquí estoy, cansada como si hubiera trabajado doce horas seguidas, apenas a las 13:42.

Cómo me gustaría, para variar, culpar a alguien de esto. Si bien la persona que haya aprovechado mi tarjeta hizo algo indebido: yo la perdí, yo no repuse a tiempo mi identificación, yo me arriesgué a quedarme con poco dinero en la calle, y yo me equivoqué de ruta. Qué se le va a hacer.

Silvia Parque

jueves, 10 de septiembre de 2015

Duolingo

Estoy practicando mi inglés con Duolingo. Su sistema me resulta práctico y muy divertido. Para darle más sabor al caldo, empecé el curso de francés; con el tiempo que puedo dedicarle por el momento, iré a paso de tortuga, pero aprender algo siempre es bueno, aunque sea un poquito. Y aprender idiomas es de lo más provechoso. ¡Qué genial que haya estas cosas gratis en la red!

Silvia Parque

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Algo habrá que hacer con esta panza postparto

Tener un bebé implica un montón de cosas trascendentales. Hay otra vida de la que una es responsable; ahí está también un amor nuevo e increíble, se reconfigura la familia y cambian las relaciones con las personas... Para la mujer, que es quien ha puesto el cuerpo, está también lo que le pasa al cuerpo; algo de mucha menor importancia comparado con lo demás, pero algo que está ahí todos los días y con lo que hay que lidiar. Yo, al principio, estaba tan llena de la experiencia de estrenar maternidad y luego tan cansada, que no le puse atención a eso. Ayudó que no tengo espejos grandes en casa...

Pero ahora, me fijo. Sigo sin tiempo o energía para la cuestión, pero me fijo: cómo no. Y se acerca el día en que tendré que hacer algo al respecto. Dieta, supongo; ejercicio, seguramente. No una dieta restrictiva: no: eso no es lo mío; una dieta balanceada, con mis gustos, como cuando empecé a amamantar, pero sin algunos excesos que me permití (no por otra cosa sino porque soy muy de permitirme excesos). Tal vez ese día llegue la semana que viene... Todavía no me preocupa; asumo que cambié de talla, y estoy bien con eso; sé que en cuanto me aplique, se irán los kilos que tengan que irse.También estoy bien con la caída de mis tetas; hasta me gusta, la verdad: siguen siendo bonitas de diferente manera. Con lo que auguro que puedo no estar bien, es con la panza. Y es que los kilitos repartidos y la panza, son cosas distintas; además, yo conozco la panza que se me hace cuando ha habido muchos tacos de carnitas, y ésta no es de ésas. Me consuelo de no haber seguido usando la faja que todo el mundo decía que debía usar, con el dicho de Matt de que en España, los médicos ya no recomiendan a las mujeres que se fajen. Pero algo habrá que hacer.

Silvia Parque

martes, 8 de septiembre de 2015

No saber

Nos resistimos a no saber. Al menos, las personas del tipo controlador, como es mi caso. Pero muchas veces estamos en posición de "no saber", y si resistimos a ello o lo negamos, perdemos la posibilidad de llegar a saber.

Silvia Parque

lunes, 7 de septiembre de 2015

Hay consecuencias

Un día, en clase, aprendí que la perversión es querer el acto sin consecuencias...

A pesar de cuánto se usan las ideas conductistas en educación, más para adiestrar que para otra cosa, el fin de siglo vio un crecer un fenómeno social de evasión de las consecuencias. No sé, en realidad, si "evadir" es el verbo adecuado; lo que quiero expresar es algo así como "negar" o "suprimir". Trataré de explicarme:

Es natural que queramos no sufrir consecuencias indeseables, aunque entendamos que derivan de nuestros actos; puede ser más o menos malo que muchos lo consigan o se atrevan a intentar conseguirlo; lo que pasa ahora es diferente y no creo que sea natural, creo que es un engaño colectivo perverso: lo que hay ahora es una negación de la existencia de consecuencias y un proceder como si no existieran. No es lo mismo querer huir o de hecho huir de una consecuencia que no deseo, a proceder realmente como si no existiera tal consecuencia. Y bueno, si el toparnos con la consecuencia termina con un camino chueco por el que andábamos, ahí concluye la cosa; el problema es que cuando conseguimos proceder como si no existieran las consecuencias de varios actos con trascendencia, podemos convencernos de que éstas en realidad no existen. Y sí existen. Los viejos saben de eso. Diversas doctrinas lo toman en serio.

Silvia Parque

jueves, 3 de septiembre de 2015

Por aquí y por allá

Hace unos años, el mundo se puso más loco de lo que estaba, "loco" de "enfermo", de "feamente enfermo". Y a mí me gusta el mundo: no solo el sol y las montañas, sino el mundo todo, con su gente; yo soy de fijarme en los aparadores llenos de color y en los edificios impresionantes; pero es imposible no ver cómo el horror se abre paso. Mi primer encuentro directo con eso, fue al ver el cuerpo muerto del conductor junto a mi camioneta, en un semáforo, cuando mi vida era otra, allá en el rancho de donde vengo. No habría imaginado qué tanto más podía descomponerse la humanidad. Parece una novela de fantasía distópica. Tampoco creo que sea el peor momento de la Historia; pero qué triste verlo.

Silvia Parque

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Septiembre: mes del cumpleaños

Cumplo años este mes. Será porque van a ser 35, será por la maternidad: tuve una revelación hace meses. Había estado mirando hacia atrás, muy recordadora de los últimos doce años, y de pronto tuve una visión de los años siguientes. Supe que se trata de lo que sigue, que me quedan unos veinte años para ser joven: quise aprovecharlos; quiero.

Silvia Parque

martes, 1 de septiembre de 2015

Resbalé al agua

Cuando era niña era muy nerviosa, muy miedosa, nada activa físicamente. Varios veranos, me tocó ir a clases de natación; primero me enviaron de mi casa y luego fueron parte de la educación física de la escuela. Una de esas veces, había que entrar -o caer- a la alberca desde un resbaladero. Me daba poco menos que pánico, pero pensé que podría, dado que otros estaban pudiendo. Los pasos que di hasta el resbaladero, el tiempo que esperé a que los de adelante en la fila subieran la escalera y resbalaran, fue crucial: todos los años siguientes he recordado la imagen, mi resolución de no pensar mientras me acercaba a lo que me daba miedo, y cómo se sentía eso. Ha sido muy útil.

Silvia Parque