lunes, 19 de diciembre de 2016

¡Tacos, tacos, tacos!

La otra tarde, B salio del baño todavía más contenta de lo que entró. En la cama, huyó mientras trataba de vestirle, en un ritual que consiste en que yo la llame repetidas veces y haga como que voy tras ella, mientras decimos cosas que nos divierten. Como siempre, ella reía y gritaba de gusto, con los ojos iluminados. Cada vez es más grande, así que ahora se mueve más y los gritos tienen mayor volumen. Esa tarde empezó a subir y bajar en una especie de mezcla "saltitos-sentadillas". Y surgió el nuevo grito de júbilo: "¡tacos, tacos!" Cada vez más rápido e intenso: "¡tacos, tacos, tacos, tacos!" Aquello duró tanto rato que empecé a preocuparme un poquito. Se movía tanto, que el buen rato terminó con un arco hacia atrás y un golpe, que aunque fue en el colchón, me asustó porque fue en la cabeza. Ella se asustó con mi susto y quiso teta; pero apenas vio que se me iba pasando, comenzó, bajito: "tacos, tacos". Ahora lo dice varias veces al día. Le agrega, alternativamente: "mangos", "pizza", "tamal"; pero los tacos no faltan.

Silvia Parque

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