martes, 15 de septiembre de 2015

Fin de la espera

He estado esperando el desenlace de una situación para estar en paz. He temido que no sea el que quisiera. He pensado que bueno o malo, lo mejor es que termine de pasar lo que vaya a pasar, y luego el miedo me ha hecho desear suspender el tiempo. Demasiados días, el tema ocupó todo el espacio mental que encontró.

Pero este sábado decidí poner fin a esta manera de vivir la situación; eso está en mis manos -lo que vaya a pasar, no-. Quiero dejar estar a la vida. Aunque sinceramente pongo todo en manos de Dios, esta necesidad de que "algo" ocurra para entonces estar en paz, me revela falta de confianza en esas manos; así que espabilo.  

Recuerdo los años en que la tesis inconclusa era una especie de tapón que me impedía emprender. No es que fuera a pasar algo específico cuando la terminara, pero debía terminarla para poder pensar en otra cosa; luego llegó el trámite para el título, así que pase de un "hasta que la termine" a un "hasta que me titule". No han faltado otros "hasta que": hasta dejar el trabajo, por ejemplo. Es un modo tonto de desperdiciar vitalidad, de no estar "aquí y ahora".

Silvia Parque

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