sábado, 20 de julio de 2013

Para una de mis personas muertas

Yo creo que cuando las personas mueren, se terminan. No creo haya un Cielo o un Infierno a modo película de Hollywood, ni creo que un día vayamos a volver a la vida a modo revista Atalaya; lo único que sé con certeza es que no me preocupa. Creo que somos más que nuestra identidad individual, y que al morir queda en el universo lo que nos formó y que está antes y después de nosotros: eso que hace al aire ser aire, y que hace a los gusanos convertirse en mariposas. Creo también que habitamos en otros, y eso es más claro cuando morimos, porque entonces no habitamos sino en algo: en los otros, en los objetos, en el aire que dejamos impregnado de nuestros humores. Creo pues, que nuestros cuerpos se incorporan como materia orgánica al mundo, y que lo que haya en nosotros además de cuerpo, se incorpora al "Todo". Según mis supuestos, nada originales, esta incorporación nos hace perfectos: la materia orgánica es perfecta haciendo lo que tiene que hacer; el resto sin conciencia de lo que fue "sí mismo individual", también se haría perfecto. Pero para nosotros, si somos comunes y corrientes, el muerto seguirá siendo nuestro "Juan Pérez": como es "Todo" puede ser "Juan Pérez" hasta que dejemos de necesitarle. Este largo preámbulo sirve para explicar más o menos desde que posición hablo con mis muertos. Porque a veces hablo con mis muertos. Y ahora que leo las cartas que Dolega escribe al nietx que un día va a tener, se me ocurrió escribirle a las personas que un día estuvieron en mi vida; así que escribí a mi bisabuela.

Estimada bisabuela: cómo me alegró el día que moriste. Tus actos y lo que se jugaba alrededor de ellos, me fastidiaban los días desde la madrugada. Me pregunté muchas veces porqué las personas adultas alrededor no me libraban de tu presencia, y cuando entendí que no les era posible, por más que fuera materialmente posible, me consolé con fantasías de matarte. Sabía que mis tramas asesinas estarían muy mal para los demás, así que era conflictuante. Ahora entiendo que, por más que siempre hubieras sido de trato difícil, cuando te fuiste volviendo insoportable estabas entrando en un estado demente. Ahora entiendo con más identificación que empatía, lo mal que la pasabas. Y lamento, de corazón, que la pasaras así de mal. No me das lástima, ni siento culpa por no haberme portado mejor, ni creo que a los demás les tocara portarse mejor. Todos hicimos lo que pudimos. Y me alegra, de verdad, que tu amargura se haya disuelto en el dulce abrazo de quien siempre te aceptó incondicionalmente, con amor perfecto.

Silvia Parque

10 comentarios:

  1. Me choca tu última frase viniendo de alguien que no cree en Dios. Te honra perdonar a tu bisabuela con el tiempo. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo en Dios. Absolutamente. He descrito mis creencias religiosas en otras entradas.
      A mi bisabuela no tengo nada qué perdonarle; para mí era horrible vivir con ella, pero ella no se portaba más que como podía portarse: al final, claramente había perdido la razón. ¿Qué hay que perdonarle al demente?
      ¡Un beso, Susana!

      Eliminar
  2. Como decías que cuando las personas mueren "se terminan"... Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tengo mi teoría personal sobre todo :D nada original; parecerá llena de contradicciones pero más bien es que es complicada de explicar. Pero sí, creo en Dios, de hecho uso la palabra "creo" nada más porque sería raro escribir "sé a Dios" :)
      ¡Un beso de domingo, Susana!

      Eliminar
  3. Que extraño! Siempre te he intuido como una persona que cree en Dios y no pensaba que se te pudiera ver de otra manera. Es maravilloso y mágico ver como se perciben las cosas de tantas maneras diferentes como personas hay.
    La carta a tu bisabuela me ha sorprendido, no por lo que expresas, si no porque lo expreses. Es tierno descubrir lo que mira un niño, lo que ve desde su perspectiva, aunque más adelante se recoloque en su contexto.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí: las cosas se ven de tantas formas, como miradas haya, y puede ser sorprendente :)
      La verdad es que sí me pregunté si publicarlo o no -me hago esa pregunta solamente con temas como el aborto o la violencia-; al final, lo hice.
      No estaba tan niña para cuando murió mi bisabuela, tendría unos diecisiete años, pero viéndome desde mis 32, la verdad me da esa ternura de la que hablas.
      ¡Besos, Inma!

      Eliminar
  4. Muchas de tus entradas las comentaría largo y tendido tomando un café. Esta, por ejemplo. Un comentario aquí se me queda corto. Es por eso por lo que no comento en todas las entradas, por la impotencia de no poder conversar sobre ellas :)

    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En ese caso, Telma, tengo que ir pensando en unas vacaciones por España; ya tengo apuntado Roses, en la Costa Brava, ¿a ti a donde te visito?
      ¡Abrazo!

      Eliminar
    2. Si te pasas por Roses, voy a verte allí!! No he estado, pero no estoy lejos y la costa brava es preciosa. Yo estoy en la costa dorada, en Tarragona, que tampoco está mal, pero no es tan bonito.

      Besos!

      Eliminar
    3. Vivir en la costa me parece paradisíaco, cualquier costa que me imagine; ya he googleado Tarragona y es precioso :D Viajar a otro continente es ahorita un sueño, pero ya he convertido otros sueños en proyectos, y los proyectos se me van haciendo realidad ;) así que ya nos estaremos viendo...
      ¡Besos!

      Eliminar