Silvia Parque
sábado, 20 de julio de 2013
De cómo la ciencia puede terminar con la impresión romántica de aspirar profundamente después de la lluvia
Empezaron los anuncios sonoros de la lluvia. La lluvia empezó a caer. Mi vecino biólogo músico intentaba calentar flautas en el horno eléctrico. Yo calentaba leche en el microondas. Entonces me hizo saber, que el delicioso aroma a lluvia es el "residuo metabólico" de los actinomicetos: una bacteria fundamental para nuestra forma de vida, según entiendo de lo que dice Wikipedia.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario