miércoles, 26 de junio de 2019

Fluir entre el silencio y las palabras


En la primera cita con la terapeuta de B, le dije que mi prioridad era que la niña se sintiera bien; eso era lo que ocupaba mi mente porque me parecía terrible su malestar. Gracias a Dios su mejoría fue muy rápida. No olvido de dónde salió: de estar días sin jugar hasta llegar un día en el que prácticamente no hizo nada. Estoy agradecida por eso, pero ahora me está urgiendo que hable.

A mi pregunta de si es normal que en una cosa haya evolucionado tan bien y en otra tan lento -según yo-, la respuesta ha sido "Todo a su tiempo". Y lo entiendo. Pero vienen a mi mente frases que decía, ocurrencias que tenía... y me frustra la enorme diferencia con lo que pasa ahora.

Cada noche, me encuentro un tanto o un mucho "insuficiente" y me propongo hacerlo "mejor". Como eso no ha funcionado, ya no me voy a proponer "mejorar". Igual que con el resto de mis ocupaciones, voy a procurar hacer lo que corresponde y a fluir con gracia

Silvia Parque 

miércoles, 19 de junio de 2019

Atribuir a Dios los males

Yo soy cristiana; pero como he mencionado anteriormente, no creo en muchas cosas que creen las personas cristianas que conozco; mi "ser cristiana" es singular: un asunto mío, entre Dios y yo.

Hecha la introducción, toca aclarar que no pienso que Dios sea un señor decidiendo cosas y queriendo X o Y como nosotros. Entiendo que antropomorfizamos a Dios en nuestra experiencia posible. Anotado esto...

No deja de sorprenderme que personas creyentes atribuyan a Dios toda clase de males, con el dicho de que "pone pruebas" o de que "sus designios son inexcrutables". No me extraña de los no-creyentes; es una de sus razones para no creer: "Si Dios puede todo, ¿por qué permite el mal? Si permite el mal porque quiere: qué malo". ¿Pero los creyentes?

¿Cómo se puede creer que un Padre pruebe el carácter de sus hijos o les forme, haciéndoles mal? ¿Y un Padre que se las sabe de todas, todas? ¡Claro que no! Dios no hace que una mujer sea violada para que se fortalezca y tenga empatía con las mujeres que han sido agredidas. Ni hay un terrible misterio divino en los crímenes humanos. Dios no planea ni ordena el asesinato de una niña, como para que digan: "vino por ella", dando a entender -implícitamente- que lo ocurrido fue su orquestación.

Silvia Parque

lunes, 17 de junio de 2019

¿Solo con tu pareja?

Muchas personas se alteran con las relaciones que tiene su pareja con otras personas. Yo me voy casi al extremo opuesto; pero, entendiendo que en nuestra cultura lo predominante es que las parejas acuerden tener sexo y romance solo entre ellos, de cualquier manera creo que el "solo con tu pareja" se extralimita de modo inconveniente. Hay una especie de negación y a veces represión del hecho de que ambos siguen estando en relación con el resto del mundo y que eventualmente podrían sentirse atraídos hacia otras personas. 

  • Hay quienes tratan de impedir cualquier oportunidad para que su pareja entre en relación con cualquier persona del género hacia el que se siente atraído. 
  • Hay quienes se sienten agraviados ante cualquier evidencia de no ser lo único en el mundo para el otro, especialmente, de no ser la única persona que les atrae. 

Ambas posturas provocan diferentes combinaciones de ansiedad, angustia, afán de control, ocultamiento y engaño.

Si tienes pareja, se supone que quieras pasar el tiempo con ella; pero, ¿absolutamente todo el tiempo? Y, ¿tu cuerpo deja de reaccionar a la química de otra persona que te atrae? Yo pienso que ni quieres estar absolutamente todo el tiempo solo con tu pareja, ni dejas de sentirte, eventualmente, atraído por otras personas. De hecho, otros también lo piensan, por lo cual tratan de reprimir esta "tendencia". Y ya sabemos lo que pasa con lo que se reprime a lo bruto.

A mí se me hace normal que si un hombre ama la música clásica y a su esposa no le gusta, él vaya a conciertos de música clásica con una amiga que también ama este tipo de música. Se me hace normal que una mujer con pareja tenga un súper amigo con el que toma café o cerveza y platica, igual que hacían antes de que ella tuviera pareja.

Y si de pronto miramos a una persona que nos atrae, qué feo tener que fiingir que no miramos nada, con la persona a la que se supone tenemos más confianza. No esperas más, no quieres más, solo te parece guapa o guapo y cuando coinciden, te quedas unos segundos de más comentando algo que te haga parecer interesante y sumes la panza: es todo.

Silvia Parque

viernes, 14 de junio de 2019

La versión de mí en correspondencia con el hombre de mis conclusiones

Ojo humano me ha preguntado por el "lado B" de las entradas anteriores: algo así como la yo de mis sueños.

Estuve pensándolo desde antier, pero no me queda claro cómo planteármelo.
¿La mujer ideal que yo sería si fuera perfecta a mi gusto?
¿La que quiero ser? 
Porque me parecería ideal ser súper efectiva, por ejemplo; pero no quiero llegar a serlo: si se me concede el deseo: genial, eso y otras características fantásticas; pero me gusta ser yo sin ellas y no pretendo tenerlas.

Creo que me pensaré como la versión de mí que haría una pareja perfecta con el hombre de mis conclusiones, pasando de largo por las características que ya tengo. En esta versión de mí*, yo:

1. Estoy completamente a gusto con lo que tenga de papada, con mis dientes y la asimetría de mi cara.

2. La ansiedad apenas da para una anécdota de vez en cuando: no hay crisis; la sensación de opresión en el pecho es historia antigua. No tengo miedo.

3. No tengo reticencia a que las personas cercanas o los conocidos "de antes" noten todo mi contento, todo lo que me hace ser quien soy (finalmente, extensión del punto dos).

4. Soy limpia. Mantengo mi entorno limpio, conservo las uñas limpias, siempre uso ropa limpia.

5. Organizo mi día de modo que cabe todo lo que quiero, lo cual ayuda mucho al punto número tres. No pierdo el tiempo, no procrastino.

6. Tengo una postura corporal correcta. No me encorvo, me siento bien (de sentarme, no de sentirme).

7. Tengo buena memoria; quiero y puedo conversar sobre lo que leí, vi, escuché.

8. No me entretengo energéticamente evadiendo duelos, rellenando el espacio en el que toca silencio o soledad.

9. Siempre, siempre, siempre tengo fresco quién soy, cuál es mi valor, de qué tamaño es mi capacidad para lo que me importa.

*No sé si es del todo claro que esta versión de mí no existe en la realidad. Por si no quedaba claro, aquí queda dicho, es algo así como mi yo ideal ;D

Silvia Parque

jueves, 6 de junio de 2019

Ajustes al hombre de mis conclusiones

El comentario de Matt sobre las complicaciones de que el hombre de mis sueños venga con ex y crías, me dejó pensando y decidí hacer ajustes.

Luego, Macondo me hizo notar que este no es el hombre de mis sueños, sino de mis conclusiones -y he cambiado el título de la entrada-.

Esta es la característica en cuestión:
5) Divorciado y con hijos. Que ame a mi hija, haga el paternaje necesario con ella y respete la figura de su papá en nuestras vidas -del papá de ella, obviamente-. Con un concepto de familia que permita que todos los que estamos en relación convivamos armónicamente.
Lo que me importa es la experiencia, es decir, que tenga experiencia en problemas de pareja y en el duelo por la pérdida de la pareja. No importa si estuvo casado-casado, mientras haya tenido una relación importante y hayan cohabitado. Si nunca ha tenido una pareja importante, lo más probable es que nuestros intereses sean muy diferentes.

Estaba pensando en esto y en que un siempre soltero tendría dificultad para adecuarse a compartir el espacio cotidiano en plan pareja, cuando me di cuenta de que en realidad, no necesariamente quiero vivir con él. Estaría bien. Pero también estaría muy bien si vive en su casa y yo en la mía... Quizá hasta mejor... Tendría lo que estoy disfrutando ahora, ocupando mi casa como única adulta, más lo disfrutable de tener pareja.

También noto que tener hijos no es parte de lo que lo hace ideal. Amaría que los tuviera y tener oportunidad de amarlos, pero lo que realmente quiero es un hombre empático con mi condición de mamá y encantado de hacer paternaje con B. Eso sí: queda descartado si la mera idea de ser papá le disgusta.

Otro ajuste estaría en el punto número 2. Más que mayor que yo, quiero un hombre que se posicione como mayor que yo; podría tener mi edad, tal vez un año menos.

AHORA TOCARÁ MODIFICAR LA ENTRADA ANTERIOR :)

Silvia Parque 

martes, 4 de junio de 2019

El hombre de mis sueños: lista de deseos

Yo creí que no quería más estar en pareja. Pero ahora pienso que sí, estaría bien que pasara un día. Y como por imaginar no se cobra, estoy haciendo una lista de las caracerísticas del hombre que quiero:

1) Emocionalmente sano. Nada de nudos con sus papás, pretensión de llenar vacíos con lo que no va ahí o cosas por el estilo. Que sus asuntos se sitúen en el último nivel de la pirámide de Maslow. De preferencia, que ya haya ido a terapia: si fue a análisis, mejor. Si es neurodivergente: consciente y tratado.

2) Que sea se posicione como mayor que yo y le vengan bien mis daddy issues [es una lista de deseos: no se vale rascarle a la compatibilidad del punto 1 y el punto 2]. Dominante. En general, que le venga bien mi parafernalia. Específicamente, quiero no solo alguien con inclinaciones sexoafectivas compatibles con las mías, sino alguien con las inclinaciones sexoafectivas correspondientes a las mías.

3) Que tenga un muy alto nivel de ingresos, proveniente de fuentes estables y legales. Que quiera y pueda mantenerme en un nivel de vida más que cómodo. Que le encante jugar a que me compra (punto número 2). [Trabajo en mantenerme a mí misma por necesidad material, pero necesidad de logro no tengo (ni compromiso con ideología o movimiento por el cual deba ser de otra manera).]

4) Que sea sobresalientemente inteligente, con educación formal de nivel superior y eso que llamamos "cultura general" mayor que la mía. Lector, pero no fan de leer. Buen conversador.

5) Divorciado y con hijos. Que haya tenido una pareja importante con la que haya cohabitado. Que ame a mi hija, haga el paternaje necesario con ella y respete la figura de su papá en nuestras vidas -del papá de mi niña, obviamente-. Con un concepto de familia que permita que todos los que estamos en relación convivamos armónicamente.

6) Que esté ocupado siendo productivo y creativo. Que de diversas formas la pase bien sin mí, en sus propios espacios, de los cuales no estoy vetada, pero en los que comúnmente no entro (por supuesto: que encuentre natural lo mismo en mí). Que esté cómodo en redes sociales y las use convencionalmente.

7) Que sea fundamentalmente una buena persona. Que sea generoso, decente y considerado. Con conciencia social.

8) Que le guste hacer cosas conmigo, en el mundo; por ejemplo, bailar, jugar boliche, jugar billar, subir un cerro, tomar un curso de cocina. Que no postergue hacer lo que le gusta (punto número 1 y punto número 3). [Necesitará administrar bien el tiempo para que punto 6 y punto 8.]

9) Que ame la comida. Que no sea vegano ni vegetariano. Que le importe el tema de la comida, aparte de comer. Que sepa cocinar y a veces lo haga, pero me deje apropiarme de la cocina y gobernarla.

10) Que se mantenga limpio, pero sin invertir en ello demasiado tiempo ni atención; que sea cuidadoso de su apariencia, pero no tema ensuciarse ni le moleste la falta de pulcritud -sobre todo, en mí-.

Físicamente, solo necesito que sea sano, mínimo unos diez centímetros más alto que yo, fuerte y con cabello (no importa que sea poco o tenga entradas).

Silvia Parque

lunes, 3 de junio de 2019

Psicoterapia infantil

Hoy una de las psicólogas de B (trabaja en equipo) me preguntó si noto cómo la terapia es flexible y otras características. Le respondí que no me daba cuenta de qué o cómo era, que no tenía idea de qué botón aprietan.

Recordé a mi mamá, hace muchos, muchos años, diciéndome que ya no iba a llevar a mi hermana con el psicólogo porque no hacían nada, solo jugaban; ya había evolucionado para cuando, años después, llevó a otra de mis hermanas justo con quien ahora es la psicóloga de B.

Bueno: pues ese jugar aprieta botones de no sé dónde, que detonan quién sabe qué e instalan la recuperación.

Le han enviado mensajes con los que no estoy de acuerdo: cuestiones de género y sujeción. Pero tenemos la vida entera para contrarrestarlos y ahora no quiero que una intervención mía mueva nadita de esto que ha hecho que mi niña vuelva a reír, cantar, comer e intentar comunicarse. Sé que por ese camino volverá a hablar -y lo demás-.

Dios es el agente de esta recuperación (Corintios 3:6-9) y de Él es la gloria. Pero qué bendición el trabajo profesional que alivia con un globo, una canción, un recipiente con arena; qué grandes ellas, que sanan poniendo el cuerpo en el trabajo, al tomar de las manos o alzar en brazos; que trabajan, de hecho, poniéndose a sí mismas en el proceso, al mirar, hablar, sentir.

Silvia Parque