Esta es una captura de pantalla de la página de "PLM", una editorial médica (https://www.medicamentosplm.com/Home/AboutUs), en la entrada que dedica a la sertralina.
Cuando estaba en la universidad y empecé a estudiar sobre la violencia, evidentemente me topé con la violencia de género; así conocí una idea que entonces me revolucionó el entramado sobre el tema: el consumo de alcohol no causa la conducta violenta de hombres contra sus parejas mujeres, como era común creer. Una vez que entiendes cómo funciona, parece de lo más evidente; pero si tienes mi edad o más años, habrás crecido escuchando que Fulano le pegó a su novia o a su esposa porque estaba borracho. Me recuerdo como de 19 años, leyendo que una persona tan borracha como para realmente no saber de sí, no tiene capacidad motriz para pegar -y atinar-; el borracho está desinhibido, pero ningún borracho come lumbre y, en todo caso, el hombre que sabe qué efecto tiene el consumo de alcohol en él y lo consume, está decidiendo ponerse en la situación de vivir ese efecto -si no puede evitar consumir, sí podría evitar consumirlo estando con su pareja-.
Siempre pienso en eso en relación con mi necesidad de sertralina.
Una tarde, hace como dos años, llamé al número de emergencias porque no podía más. Mi hija lloraba y yo estaba a punto de estallar. Me dieron una excelente atención de primeros auxilios psicológicos y casi al colgar comencé a buscar un psiquiatra o un neurólogo para hacer una cita. Ya había ido con un neurólogo años atrás; me diagnosticó Trastorno de Ansiedad Generalizada, me recetó medicina carísima y yo salí de un hoyo de aquel momento. Esta vez, la receta fue mucho más accesible: neupax y sertralina; pero el neupax me duerme y eso no es compatible con cuidar una niña y trabajar, así que solo tomo la sertralina. Luego, B tuvo su propia receta y estuvimos bien... Tan bien, que a veces olvido cuánto necesitamos, las dos, tener lo que nos han recetado.
A veces, me quedo sin sertralina un par de días y no pasa nada; pero esta vez me quedé sin sertralina como una semana y coincidentemente, B se quedó sin lo suyo. Malo. Muy malo. Ella de lo más irritable y yo de lo menos paciente al mismo tiempo. Le grité en más de una ocasión cada uno de estos tres días. Cada vez me disculpé con la consciencia de que la disculpa, cuando no hay cambio de conducta, es manipulación: cada vez sentí que "me ganaba" la desesperación. Le pedí a gritos que por favor dejara de quejarse y de llorar. ¿Y saben cuánto le hace daño la sobrecarga sensorial a una niña autista? Bastante. ¿Y saben qué tanto sobrecarga sensorialmente una mamá gritando? Mucho. Gritar es maltratar por más que lo hayamos normalizado. Si yo necesitaba gritar, podía salir unos segundos y gritar al aire, pero todavía no consigo construir ese muro infranqueable que me impida el grito, como sí hay un muro infranqueable que me impide pegar -ni se me ocurre, vaya: no tengo que proponerme no hacerlo porque no está en mi universo de posibilidades-.
Habrá ese muro, como que me llamo Silvia. Y no vuelve a faltar sertralina en esta casa, haya que hacer lo que haya que hacer.
Silvia Parque
Son modeladores de ánimo, y lo importante es que te funcione. Con la niña más que nada
ResponderEliminarUn abrazo y ánimos
Sí. ¡Abrazo, Albada! :)
EliminarEres una de las personas más autocríticas y severas consigo mismas que conozco.
ResponderEliminarYa sabes que pienso —y si se te ha olvidado te lo recuerdo— que eres la mejor madre que podía tener tu hija.
Un abrazo.
Amo que digas eso. Gracias.
EliminarAbrazo, Macondo.
Dios te dé fuerzas y ánimo para vivir con la alegría de tener una niña, es una bendición. Nosotros quisimos procrear una niña y no fue posible, disfrútala aun en los momentos difíciles. El medicamento también ayuda.
ResponderEliminarLa bendición más grande que podría tener. ¡Y esta niña, precisamente! Justo mi niña :) ¡Gracias, Ojo humano! Te abrazo.
Eliminar