viernes, 26 de octubre de 2018

El hijo monstruo

La figura del "hijo monstruo" aparece de diferentes maneras en muchas películas. Se me ocurren "El ángel malvado", "Tenemos que hablar de Kevin" o "Está vivo".

En los primeros casos, el hijo es un monstruo metafóricamente; en el tercero, lo es literalmente por ser una criatura a la que podría considerarse de otra especie; pero en cualquier caso, se trata de que estos hijos llegan a o bordean lo no-humano por el modo en que dañan.

Creo que en el imaginario, lo no-humano también es lo no civilizado.

Bueno: pues no queremos hijos monstruos. Es una figura de lo más explotable porque hay un miedo, a veces guardado profundamente, a veces nunca explicitado, de que nuestros hijos se conviertan en monstruos.

Se me ocurrió cuando, una temporada en la que batallaba con alguna cosa que B debía dejar de hacer, me encontré viendo fotos de un año atrás, en las que aparecía ella, comiendo. Reconocí fotos de la temporada en la que batallábamos con que dejara de tirar la comida. La vi chiquitita. Era una bebé. Y yo me había desesperado y me había puesto severa y nos organizamos como quien va a la guerra porque esa niña no iba a ser un pequeño monstruo-tira-comida. Pero era una bebé: no hacía falta tanto escándalo. Seguramente hacía falta que la enseñáramos a no tirar la comida y que transmitiéramos el mensaje de que la instrucción iba en serio. Pero la verdad es que si tardaba dos meses más en aprenderlo, tampoco pasaba gran cosa.

A menudo recuerdo mi encuentro con esas fotos.

Creo que nos cruzan por la cabeza preguntas como qué pasará si nunca hace tal cosa o deja de hacer tal otra, cuando normalmente los niños terminan socializados y adaptados o incluso haciendo ajustes al mundo. No están de camino a convertirse en monstruos porque al año y medio muerdan a sus compañeritos de sala en la estancia infantil o porque a los cinco años traigan la novedad de decir groserías. Sin duda, hay que hacernos cargo, pero podríamos hacerlo con calma.

Silvia Parque

10 comentarios:

  1. Etapas de la evolución de un ser humano. Toca decir groserias y cochinadas. Aquí decimos " está en la etapa "pipicacaculo". Etapas, que no monstruos :-)

    Un abrazo

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    1. ¡Anda, qué bonito nombre! XD Eso es: etapas... solo que estando justo en el ajo, a veces nos asustamos y creo que hace falta que entre mamás nos digamos "calma, esto pasará" :)
      Un abrazo, Albada.

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  2. Que palabras tan sensatas.
    Y de paso, un poco de cine para ver.

    Un abrazo.

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  3. No conozco ninguno así como de película.
    Pero vaya que hay uno manipulador, demasiado inteligente, ha estudiado mucho y los padres son de poco estudio, los mira como ignorantes, son situaciones complejas cuando el hijo gana 10 veces más que el padre porque ha logrado ser profesional. Casi siempre están orgullosos de lo que sus padres les han dado con esfuerzo, pero hay algunos que se avergüenzan de su barrio y de los que lo educaron. Una pena.

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    1. Sí que es una pena. Pocas cosas me parecen más nefastas que no reconocer y honrar "eso" de lo que se compone tu "éxito". Lo he dicho mucho últimamente: el mito del hombre que se hace a sí mismo nos ha hecho mucho daño.

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  4. Es lo mismo que el nerviosismo que entraba antes a los padres porque el niño aprendiera a leer a los cuatro años. Un poco más tarde y con calma puede hacerlo con un esfuerzo muy inferior.

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    1. Me da gusto que hables de ese nerviosismo como algo del pasado. Acá es algo del presente, pero que allá se haya "superado" me da esperanzas :)

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  5. No vi la segunda ni la tercera película que mencionás, así fui a los enlaces que dejaste. La tercera parece tener influencias de una historia de Bradbury y de Stephen King. La segunda me parece un tanto invererosimil y exagerada, como un bebé no va a reaccionar al afecto de su madre. La primera parece inquietantemente verosímil, podría pasar lo de un personaje tan psicopata.

    Tiene sentido una versión mesurada, como la que terminaste teniendo, se tratá de un bebé.
    Oí decir que el ser humano hace con una necesaria crueldad, pero eso va cambiando con la educación que recibe.

    Besos.

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    1. ¡La segunda es la más verosímil! La primera está amañada; como película entretiene, pero es mucho Hollywood. Quién sabe cómo haya estado el libro. En cambio, la segunda presenta una dinámica familiar como son las dinámicas familiares (solo que con el elemento de un hijo trastornado). Es muy raro, pero hay bebés que no reaccionan al afecto de su madre. Además, también podemos pensar que esa madre no se pudo vincular con el bebé.
      A menudo hay que recordarnos a nosotros mismos lo evidente: los bebés son solo bebés, los niños son solo niños.
      Besos, Demiurgo.

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