Sí cambié. Cómo no, si cambió mi vida. Estrené miedos. Perdí dos rayitas en mi nivel de tolerancia. Pero conservo mis opiniones en temas espinosos.
- En cuanto a las drogas hoy ilegales: sigo en contra de las políticas prohibicionistas y sigo creyendo que sería bueno legalizar y regular la siembra, el tráfico y -si tiene sentido la expresión:- el consumo de drogas como la marihuana. De hecho, creo que de esa manera se podría proteger mejor a la niñez, lo cual me importa hoy más que nunca.
- En cuanto al tema del aborto, sigo creyendo que al abortar se mata a un "ente" que es humano y que hacerlo es un derecho de la mujer que debe ser garantizado por el Estado. También creo que Dios está por encima del derecho de los humanos y que si una creyente le pregunta a Dios qué hacer con su embarazo, habría de hacer lo que Dios le diga (cosa entre ella y Dios).
- Respecto a los encuentros sexuales entre adolescentes, alcancé a cambiar de opinión antes de B. Yo hice lo que quise y vaya si me di gusto, así que no me asusto de nada. Pero el sexo cuando estás creciendo trae una complejidad a la vida que no es lo mejor que puede pasarte cuando podrías ocupar tu energía en otras cosas. Creo que conviene que los muchachos se conozcan más a sí mismos y conozcan más sobre las relaciones humanas, antes incluso de los escarceos. Así que, aunque tampoco en esto me inclino por "prohibir" -lo que además ha probado su inutilidad-, sí creo que conviene favorecer la abstinencia hasta la edad adulta.
Por si andaban con el pendiente.
Silvia Parque
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