El otro día, el señor al que le compro pollos asados me ilustró con un discurso sobre la educación, a partir del tema de los embarazos adolescentes. Su postura puede sintetizarse en la frase "yo sí me los chingo", que soltó con todo su orgullo de hombre bien nacido: a golpes regresa a sus hijos al buen camino. La imagen me hizo recordar a una jovencita que la noche de navidad corría por el parque, gritando, huyendo de un tío. El papá de mi hija salió a ver qué pasaba, por si había que llamar a la policía -por aquí no es sencillo decidir qué hacer-. Tal vez, también querían hacerla volver al buen camino.
No necesariamente una disciplina punitiva y un ambiente agresivo son el inicio de una cadena de horrores y, si arrastran horrores consigo, no son necesariamente depravados; sin embargo, son buen caldo de cultivo de lo que no queremos.
Silvia Parque
No te creas que he entendido bien la entrada, que quería decir con esa frase el del asador?. Debo de estar torpe hoy.
ResponderEliminarUn beso
Él quiso decir que bajo la amenaza de violencia, consigue hijas que no tendrán sexo y no se embarazarán siendo jovencitas, y quiero creer que también consigue hijos que no tendrán sexo ni embarazarán a muchachitas.
EliminarPor la noche reviso la entrada, a ver si puede quedar más clara :)
¡Un beso, Matt!