jueves, 2 de julio de 2015

Hoy la he dejado llorar

La principal razón por la que respondo inmediatamente al llanto de mi bebé, y la cargo y la consuelo, es porque hay muchísimas veces en las que no puedo hacerlo. Tengo que ir al baño, estoy lavando su ropita, lleno mi botella de agua... Muchas veces, para mi percepción; mucho rato, para su percepción. Por supuesto que le hablo, le explico, casi siempre la tengo junto a mí, la acaricio; pero la pasa mal ese momento. Me dicen algunos que no pasa nada; sin embargo, no necesito que el cortisol del estrés le provoque algo, para percibir que la pasa mal. No quiero que la pase mal. Me dicen también que se acostumbrará o que tiene que acostumbrarse. Yo entiendo que se acostumbraría si dejo que ocurra, pero intentaré que no pase porque no tiene que acostumbrarse. A los dos meses y medio, un cachorro humano necesita el cuerpo del animal que va a protegerlo. Mañana nos conseguimos un rebozo y voy a hacer lo que haya que hacer, con ella encima. Sé que sueno como si quisiera evitarle todo dolor e incomodidad; pero no es eso. Sí quisiera evitarle todo dolor e incomodidad, pero eso sería quitarle vida y no podría pretenderlo. Es que me parece suficiente el dolor y la incomodidad que de verdad tocan. Ahora disfruta su baño; pero no le gusta el momento de salir del agua; creo que siente frío aunque la envuelva lo antes posible en su toalla. Pues eso hay que pasarlo. Tampoco le gustan los pinchazos de las vacunas, y ni modo: va a recibir todos los que estén señalados. Voy a acompañarla con esas molestias, para enseñarle que el cambio está bien y el dolor pasa... pero cambios, los que correspondan, a su ritmo; dolores, los inevitables, los que sean para bien.

En realidad, la principal razón por la que respondo inmediatamente al llanto de mi bebé, tiene más que ver con las faltas en mi historia de vida, que con el amor que le tengo; lo entiendo; pero eso sí que le toca como hija...

Así que la dejo llorar solo cuando es imprescindible en mi forma de vida.Y nunca había sido como hoy. Ni tanto tiempo, ni por la razón que hubo hoy. Si llora mientras me preparo algo de comer, le digo "mamá tiene que comer para hacer buena leche, bebé". Si llora mientras me preparo un café, le digo "déjame hacerme este cafecito rápido, rápido, me apuro". Y nada. Pero que llore porque estoy trabajando sí me sienta mal. Siento culpa por no haberme organizado de manera que no hubiera necesitado trabajar en sus primeros meses. Siento frustración porque buscando sanar mis propias heridas de niña, había prefigurado hacer a un lado el trabajo frente a sus necesidades de seguridad o mimo. Sé que es peor para ella que yo tenga culpa y frustración, pero es lo que hay, y por evitarlas, mis tiempos de trabajo se redujeron a minutos esparcidos aquí y allá, y no pude terminar a tiempo mi último encargo; me dieron una prórroga y luego otra, hasta que finalmente -iba a llegar el día-, hoy tuve que dejar que llorara para ocuparme un buen rato. Me dije que tenía que hacerse, y lloró... y lloró, y lloró... hasta que de plano dejé de decir "ya voy", y ella siguió llorando. Lo peor es que relativamente, ni siquiera estaba haciendo algo que valiera la pena -no habría podido, todavía no aprendo a pensar mientras llora-: estaba alzando la casa para recibir a mi cliente; le iba a exponer las bondades de nuestro producto, y necesitábamos un espacio decente para sentarnos y hablar.

Puede que no sea el rato más largo que ha llorado; pero sí es en el que menos atención ha recibido.

Terminé, la cargué, la consolé, y se calmó. De hecho, usualmente tarda más en calmarse. Me disculpé y le expliqué, y me miró con algo que interpreto como una cara de "no es un buen día, pero va". Sentí que todo estaba bien entre nosotras. Más tarde sonrió, y supe que en verdad estaba todo bien.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Como empiece a darse cuenta de lo mal que lo pasas cuando llora, va a cogerte la medida y a hacerte chantaje emocional. Son muy listos.
    Besos.

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    1. Es listísima, ni duda cabe. Confío en que sabré dejar que ocurra lo que verdaderamente tiene que ocurrir, a pesar del llanto. Espero poder vivirlo con mayor "naturalidad", por así decirlo.
      ¡Besos, Macondo!

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  2. No te agobies. Los bebęs olvidan pronto. Un beso.

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    1. Sí, ¿verdad? Sé que está formando sus circuitos neuronales, en base a su experiencia, y que las primeras impresiones configuran rasgos en el carácter; pero confío en que pese más lo "bueno" que lo "malo".
      Un beso, Susana.

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