- Ha llegado de nuevo la temporada de moscas. Y no queremos moscas donde hay bebés. Ni moscas, ni arañitas, ni todos los otros especímenes que compartían nuestra casa; las políticas han cambiado.
- Tía Rosa consigue el sabor a chabacano, mezclando el sabor de otras frutas; no recuerdo cuáles y tiré el empaque de mis galletitas, así que tal vez no vuelva a saberlo hasta que alguien en un video de Youtube haga "sabor chabacano".
- El Centro de Salud que me corresponde no tenía la vacuna de refuerzo contra la hepatitis B cuando mi B fue llevada a pincharse. Todo un tema el del "movimiento antivacunas"; por aquí todavía no es moda y espero no llegue a serlo. Pero sí leí y pensé, antes de llevar a la niña a vacunar; no fue algo que diera por sentado.
- Si yo tuviera una empleada doméstica, la bendeciría a ella, a su casa y a diez generaciones de su familia. Va subiendo en la jerarquía de prioridades, en la lista de "cuando se pueda".
Pretendía volver a la normalidad bloguera a partir de ayer, pero irá siendo en la semana.
Silvia Parque
No conocía la acepción frutal que le dais allí a la palabra "chabacano" (por aquí "albaricoque"), por lo que le aplicaba la de "grosero o de mal gusto". No me acostaré sin saber una cosa más. Gracias.
ResponderEliminarNo te agobies con normalizar tus entradas. Es normal que sea la bebé quien marque la pauta, al menos al principio. Además, no nos tienes abandonados.
Besos.
Aquí el "chabacano" que no es fruta, es "de talante fresco, despreocupado", lo que entiendo que queda cerca de "grosero" :)
EliminarEl blog no es una obligación, pero le tengo un cariño que me hace querer que no vaya a empolvarse. Sin embargo, es como dices, B ira marcando la pauta por unos meses.
¡Besos, Macondo!
Yo no les puse las vacunas no obligatorias. Me parecen demasiadas. Un beso.
ResponderEliminarYo no tengo confianza en las nuevas.
EliminarUn beso.