Yo tengo una memoria normal para unas cosas, mala para otras. Tengo problemas regulares para recordar a las personas y problemas serios para recordar los nombres de las personas -con mis estudiantes, es penoso-. Además, vivo esos despistes de llegar a la cocina y no saber a qué iba o no saber dónde dejé algo. Sobrevivo, con metidas de pata importantes, del tipo de olvidar una cita médica de la niña. Afortunadamente, en cuanto a la esencia de mi trabajo, todo funciona bien.
Aparte de eso, tengo una memoria privilegiada para recordar "de dónde vengo".
Hay una canción cristiana llegadora de Nancy Amancio, que fue muy importante para mí. Dice: "Nunca olvides a qué Dios te llamó / de dónde te sacó / y qué te prometió". Y yo puedo olvidar qué me prometió; llegó a olvidar a qué me llamó; pero tengo clarito y fresco, siempre, de dónde me sacó. Y creo que sobre todo por eso, todo lo vivo como la gran cosa: muy agradecida.
Silvia Parque
Eres muy agradecida, y eso es meritorio cuando la vida nos pega fuerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Es que he sido increíblemente bendecida :)
EliminarCreí haberte comentado. Ser agradecida es lo mejor que uno puede elegir ser, no tengo dudas.
ResponderEliminarUn abrazo
Se había ido a Spam, no sé por qué :) Sin duda, de lo mejor que una puede elegir. ¡Un abrazo, Albada!
EliminarNo comento recien te conozco me encanta tu blog abrazos desde Miami
ResponderEliminarYo paso por tener buena memoria, pero en realidad es que tengo memoria de viejo. La gente se impresiona de que recuerde nítidamente cosas de mi infancia, pero de lo que no se dan cuenta es de que lo que no recuerdo es lo que ocurrió ayer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, ya recordarás lo de ayer cuando pasen años y se convierta en recuerdo de "muy antes" :D
EliminarUn abrazo, Macondo.