martes, 10 de enero de 2017

El bebé más hermoso del mundo


No todas las mamás aman a sus hijos; creo que la mayoría, sí; pero es importante observar que no es un fenómeno universal.

Sobre ese amor, las mamás solemos coincidir en que nos transforma, en que nos atraviesa el cuerpo... Coincidimos más o menos según nuestras cosmovisiones y nuestras filias; pero es un amor que se vive y se expresa de muchas maneras; no todas las mamás son dulces, por ejemplo. Además, aunque un bebé suele sacar lo más tierno de las personas y más de la mamá: como con otros amores, no estamos todo el tiempo en el idilio del enamoramiento. Para empezar, porque el mundo estorba: la mayoría tenemos, por decir lo menos, necesidad de trabajar y de lavar platos; además, ahí están los problemas, las incomodidades, etc. Tal vez, que no sean realmente de todo el tiempo es parte de lo que hace maravillosos a esos momentos en que nos conmueve con especial emoción ver la carita de nuestros niños, tocar sus manitas, sentir su respiración.

Pensé esto a partir de que hoy vi al bebé más hermoso del mundo. Ya se sabe que casi cada mamá recibe a uno.

Estábamos en el camión, B y yo, regresando a la casa, luego de una consulta de rutina con la pediatra. En una parada, se subió una mujer joven con un bebé: un bebé pequeñito que la tenía en las nubes. Lo veía, le hablaba, trataba de ponerlo cómodo, en una especie de burbuja de amor en medio del hacinamiento y la suciedad. La canción de cuna de Brahms no es más dulce que lo que tenían esos dos. Detuve a B cuando intentó tocarlo; veíamos solo su cabecita con algo de cabello, cubierta con un gorro con orejas de oso. Y eso dijo mi niña: "orejas", "oso", "ojos", "bebé". No podíamos verle la cara, pero cuando B se topa con una persona, declara con cierta emoción que ahí hay unos "ojos". "Seguro tiene unos ojos lindos", le dije. Y estuve segura porque al rato, una niña mayor de pie junto a la mama y el bebé, soltó un "qué bonito" que le salió del alma. La mamá agradeció con la modestia educada de quien sabe que lleva en brazos al bebé más hermoso del mundo. Unas cuadras después se levantaron y vi la carita. Vi lo que llaman malformación por labio leporino; una muy pronunciada.

¿Cuándo dejamos de ver la belleza real?

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. No hay nada mås hermoso que tu hijo. Un beso.

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    1. Nada.
      A veces me pregunto cómo funciona cuando tienes más de un hijo :) Sé que el amor es así de mágico.
      Un beso, Susana.

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  2. Qué preciosa entrada, me has emocionado. Un beso

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  3. Un primo mío nació con labio leporino. Como los niños pueden llegar a ser muy crueles, le ponían motes en el colegio. Su madre se preocupó porque no incorporara a su timidez un complejo de mal estudiante y le puso profesores para que en verano fuera adelantando conocimientos para el siguiente curso. Como el chaval además era inteligente, se convirtió en un estudiante brillante y terminó estudiando una ingeniería.
    Besos.

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    1. Creo que esa crueldad de los niños que en principio puede ser "honestidad sin filtros" crece y toma forma en grupos; aprecio que ahora se esté poniendo atención a ese fenómeno. Nadie debería ser tratado con crueldad y menos un niño. Menos mal que en el caso de tu primo había una mamá señalando: "por acá está lo importante" :)
      ¡Besos, Macondo!

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