lunes, 9 de enero de 2017

Dejar que los escolares crezcan

Me llama la atención el momento en que los chicos dejan de ser niños... o dejan de ser niños pequeños.

Le he dicho al jovencito a quien doy clase dos veces por semana, que necesito su voluntad: que sin ella no puedo trabajar. Tuvimos una conversación y acordamos dejar el asunto entre nosotros, es decir, que no le enviaría un mensaje a su mamá. Sé que vendrá dispuesto el miércoles, que volveremos a vernos; también sé que lo hará para no meterse en problemas, para "portarse bien". Es un niño. Sus papás, movidos por lo que importa a corto plazo, buscan que apruebe sus exámenes de la escuela y el que viene dentro de unos meses para ingresar a secundaria -no digo que solo les importe eso; han de hacer un gran trabajo, porque es un niño amable, considerado y creativo-. Yo haré lo que me toca en el esfuerzo por mejorar su desempeño, pero me importa sobre todo hacerle notar que lo que aprenda y lo que consiga son asuntos suyos

Como he dicho antes, la moda educativa pone las cosas de cabeza: llena a los preescolares de "escuela", metiéndoles en una carrera absurda por "saber", quitándoles el tiempo que habrían de emplear en correr, gritar, jugar, manipular, cantar: en cosas de niños. Por supuesto, esos preescolares y muchos de los niños de primero o segundo de primaria, requieren a sus papás ahí enseguida, guiando y muchas veces haciendo junto con ellos, tareas y trabajos. Se les somete a evaluaciones no como valoraciones para apreciar cómo se desarrollan, sino para iniciarlos en el mundillo de las boletas de calificaciones y los premios al desempeño -que en el fondo son premios al "ajústate a lo que nos gusta"-. Al rato nos encontramos a un montón de muchachitos que no gestionan sus propios recursos, que no se hacen cargo de su aprendizaje, que necesitan a una mamá pendiente de si les han encargado tarea, de cuándo tienen examen y de cómo se contesta la guía de estudio -ni modo que no haya una guía de estudio o algo por el estilo-. Sé de un muchacho de preparatoria que todos los días va a hacer la tarea con su maestra de apoyo, no porque tenga problemas cognitivos, sino porque es un niño. Hay que dejarles crecer.

Silvia Parque

8 comentarios:

  1. Me has hecho pensar que los jóvenes de antes estábamos más tiempo en la escuela, se nos exigía más conocimientos y sin embargo teníamos más tiempo para correr, gritar, jugar... Supongo que es porque se han incorporado actividades que antes no existían, unas positivas (informática) y otras no tanto (juegos individuales sedentarios).
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso me resulta muy interesante. Encuentro que la escuela es tan ineficaz que se ha llegado al grado de crear posgrados remediales. En los tiempos de mis abuelos, estudiar un nivel técnico era suficiente para acreditar a alguien objetivamente, es decir, lo que "sabía" un bachiller era realmente valioso; no es que ahora se necesite que los jóvenes "sepan" mucho más y por eso sea tan importante que hagan estudios superiores; sin dejar de mirar la evidente relación de cursar estudios superiores con el etatus y con la movilidad social (con lo que tiene de ilusión), se necesita que sigan estudiando porque "saben" muy poco. Respecto al tiempo para que los niños hagan cosas de niños, una de las variables a considerar es la que mencionas: ¿qué hay ahora ocupando su tiempo cuando están fuera de la escuela? Eso nos lleva a: ¿qué es posible y qué es valioso? Si B tuviera unos nueve años, la consideraría en edad de salir con un par de vecinos al parque frente a la casa; pero definitivamente eso no se podría en donde está nuestra casa, ni en ese parque. Tal vez otros papás en esa situación opten por dejar a los niños engancharse a máquinas; puede preocuparles que pasen demasiado tiempo con videojuegos o en las redes, pero en realidad les atraen a ellos también, consideran valioso el dominio que los niños muestran sobre esos objetos y les satisface ser capaces de proveer lo que está de moda.
      ¡Besos, Macondo!

      Eliminar
  2. Por estos lados la educación es eso que cuentas y mucho más con el Internet, los juegos en línea, la TV y un gran etc. Los niños son gente agrandada con obligaciones, nuestra sociedad es casi "negrera" con los niños.
    Por cierto, que tengas un GRAN año 2017.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso creo; he visto a niños de preescolar preparándose para exámenes, he visto a niños de primeria cargando mochilas enormes y en general, veo papás preocupados porque los niños se preparen en un montón de cosas que no solo no necesitan en ese momento, sino que les quitan tiempo y energía para lo que les corresponde. Luego, pasa lo que pasa. Porque extrañamente, también he visto a insituciones y a papás, tratar a los adolescentes y a los jóvenes como niños, cuidar que no vayan a tener dos exámenes el mismo día, hacerles las clases divertidas como si la labor del profesor fuera entretener; de cabeza, según mi opinión.
      ¡Muy feliz año, ojo humano! Un gusto que pases por aquí.
      ¡Un abrazo!

      Eliminar
  3. Ayer comenté desde el ordenador de casa pero no me dejo publicar. Desde el móvil no soy capaz de tan larga parrafada. A ver si esta tarde-noche consigo desde el ordenador.
    En resumen: la exigencia académica muchas veces no esta acorde a la edad e intereses de los niños. Los padres de niños que no se adaptan al sistema queremos que entren aunque sea con calzador porque no vemos alternativa. El sistema no se va a adaptar a ellos, sus ritmos e intereses. Ojalá fuera así. La vida será mejor si acaban sus estudios, supongo. Pero es triste cuando no hay un problema cognitivo sino de madurez. Mi hijo me dice muchas veces tras una discusión para que se ponga a estudiar: que sepas que lo hago por ti.
    Es triste.
    Un beso Silvia

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias por volver a intentar, Matt! Estaba pendiente de que lo consiguieras; lo aprecio mucho.
      Estoy completamente de acuerdo contigo: no solo se trata del grado de exigencia, sino de los contenidos, de los modos; los niños que no se ajustan quedan casi siempre en la posición de "estar mal"; si los padres tienen "suerte", por decirlo así, son niños que se "portan bien" y entonces hacen las cosas por miedo al castigo o como en el caso de tu niño, por amor. Sé que los papás están entre la espada y la pared: otra cosa sería aceptar que el chico no quiere hacer una carrera universitaria, pero está claro que dejarle sin estudios medios o sin estudios básicos sería dejarle desnudo. Y el sistema no va a cambiar a causa o a favor de casos particulares. Las alternativas, como estudiar en casa, pueden ser muy complicadas. Pero, sí creo que sostenernos señalando lo que es inadecuado, frente a profesores, instituciones y sobre todo frente a los niños, puede hacer cambios a largo plazo y sobre todo, saca a los niños del "estar mal" para permitirles generar recursos con los cuales hacerse cargo de su situación. Ahora, dejar que se hagan cargo de su situación es tomar un riesgo, no es fácil y sé que lo digo sin tener a mi niña en esa situación; pero de verdad creo que es lo que necesitan. Creo que si no se toma ese riesgo, acaban apachurrados y con mayores dificultades. En el caso que cuento, mi pequeño riesgo es acordar con mi alumno sin involucrar a la mamá; habría que buscar más pequeños detalles para irles llevando a que sea su necesidad la de hacer lo que tengan que hacer para aprobar, acreditar y permanecer en la escuela. En algunos casos, habría que atreverse con más que "detalles"... Puede llevarles a repetir el grado, pero a veces es que ellos necesitaban repetir el grado. Eso lo he pensado mucho: a veces necesitan un año o dos años más en el nivel en el que están: diez años después realmente no tendría importancia, en cambio, si no tienen eso que necesitan, las cosas se complican luego. Eso creo; sé que tener a la criatura delante es otra cosa.
      ¡Ánimo, Matt! Que tu niño te suelte eso de que lo hace por ti, es una perla. Se ve lo triste de que esté "obligado", pero qué lindo cómo te quiere.
      Un beso con harto cariño.

      Eliminar
    2. Entiendo lo que dices, pero el riesgo de que asuman su situación a veces parece elevado. Los experimentos con hijos son complicados.
      En el caso de Santi nunca se planteó que repitiera curso, porque él acaba haciendo el esfuerzo, pero tarde y mal. A desgana, sin motivación, sin entender que es por su bien. Siempre saca sobresaliente en arte, dibujo y música. Buenas notas en naturales. Pero en lo demás mal. Aún así sus profes siempre dicen que es bueno, que las clases las sigue muy bien, pero cuando toca examen siempre ha estudiado de menos.
      En un caso así da miedo dejarle la responsabilidad a el por miedo a que descarrile, asuma su roll de mal estudiante, y lo viva como un fracaso. Cuando con nuestra vigilancia y supervisión acaba sacándolo. Pero desgasta mucho, te hace sentir inseguro sobre sí realmente haces lo que es mejor para él.
      Con lo bueno que sería que el sistema fuera un poco más flexible y personalizado. Mi hija mayor quería aprender a leer a los 3 años, el niño no tuvo ningún interés hasta los 6, pero ambos tuvieron que hacerlo a los 5 años que es cuando el colegio considera que tienen que leer. Y así todo...
      Un beso Silvia

      Eliminar
    3. ¡Sí! Tal vez correr riesgos con los hijos es de lo más difícil que puede haber. Pero mira, en el caso de tu Niño, si nunca han llegado a plantearse que repita el curso, si pone atención en clase y se trata solo de que evita estudiar hasta que no le queda más remedio, ¡no te preocupes! Se trata de que es listo y a su manera está seguro de sí mismo frente a ese sistema que no funciona bien. En la medida en que te toque o les toque hacer de supervisores-vigilantes, habrá desgaste, ¡pero no te abrumes! Le irá bien :)
      Oye, mientras me bañaba a mediodía, recordé la frase que comentabas: "que sepas que lo hago por ti". Yo en los últimos dos años, he hecho un par de cosas que no quería hacer, por mi mamá. Antes no habría podido. Como todos, hice alguna cosa que no quería hacer, buscando aprobación o temiendo su desaprobación; pero hacer algo "por ella", para darle el gusto, para evitarle una incomodidad, lo he hecho a mis 36 años apenas, o a los 35, el año pasado. Viéndolo así, Santi es más maduro, ahora, de lo que yo era a mis treinta.
      Un beso, Matt.

      Eliminar