viernes, 22 de julio de 2016

Una que no es monedita de oro

Me he estado preguntando por qué no le caigo bien a mi vecina y por qué le caigo mal a su hermana. No lo sé. Hubo un incidente, pero no creo que sea por eso:

Vivimos en una casa partida en tres partes: yo vivo arriba, ellas viven abajo; abajo al frente hay un cuarto, y a veces alguien vive ahí. Compartimos el servicio de internet que está a mi nombre. En una ocasión, habiéndose ido la persona que vivía en el cuarto, mis vecinas de abajo creyeron que esa persona me había dado una tercera parte del monto a pagar, por lo que a ellas les tocaba dar otra tercera parte y no la mitad; pero no, esa muchacha -muy simpática por cierto-, no me pagó nada. En otra ocasión hubo una suma o resta mal hecha con el recibo del agua, pero se arregló de inmediato. Sin embargo, el esposo de la vecina le tenía en altavoz mientras él hablaba del asunto conmigo, y me tocó oírle decir algo así como "que te los pague" de un modo bastante desagradable. De ahí pa'l real ella no es santo de mi devoción, pero me cae bien.

Pudo ser que cuando se me quebró el vidrio de una ventana, los restos de vidrio duraron semanas metidos en una caja, junto a la escalera. Pudo ser...

Silvia Parque

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