jueves, 16 de junio de 2016

La hora de dormir

Hoy, el papá de B y yo hemos tenido una conversación importante sobre el sueño de la niña. Por si no tienen todo el tiempo en mente mis interesantísimos ires y venires con B, les recuerdo que la "hora de dormir" ya era prueba superada, que teníamos una rutina agradable que funcionaba... y que luego ya no: se descompuso. Atravesábamos la descompostura cuando la niña enfermó, y así llegamos al día de hoy, en que mis actividades están a punto de cambiar, lo que incrementa la necesidad de que ella duerma a sus horas, para que yo disponga de mi horario de adulto.

La verdad es que el papá de B y yo nos complementamos bien como padres porque somos diferentes; él aporta a la crianza elementos y recursos valiosos que yo no podría; pero precisamente porque somos diferentes, a veces no estamos de acuerdo. Hoy me sonó "estivilliano" y por supuesto, me opuse tajantemente a cualquier paso en esa dirección. Afortunadamente, hasta ahora no hemos tardado en entendernos y en encontrar una vía que nos satisfaga a ambos; siento que siempre, eso a lo que llegamos es mejor que lo que cada cual pretendía; incluso, si nos quedamos con lo que pensaba él o lo que pensaba yo, "eso" mejora después de haberlo hablado.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Hablando se entiende la gente. Algo tan sencillo y que a veces parece tan complicado hacerlo por la mala predisposición de alguno de los interlocutores.
    Besos.

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    1. La verdad es que a nosotros no se nos da entendernos en otras cosas, pero respecto a la niña, creo que el interés superior compartido hace que siempre se pueda.
      Besos, Macondo.

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    2. Hola Silvia, qué bueno que os complementéis bien.
      En cuanto al pobre Estivill tan demonizado hoy en día... Yo sí leí su libro enterito y si bien no aplicaría el método exactamente, creo que tiene su base para algunos casos.
      Ya sabes que no soy de seguir corrientes en crianza, sino de guiarme de mi instinto en función de mis circunstancias y del niño. Diría que soy un 80% mimos y apego y un 20% conductivismo.
      Cuando mi hija mayor tenía dos años y medio, seguía llamándome cada noche a la misma hora, gritaba: mamá, manita. Y yo volaba a darle la mano y se dormía. Tuvo que dormir dos noches con mi hermana por causas de fuerza mayor y aquello fue un drama porque no valía ninguna manita que no fuera la de mamá. Ahí fue cuando leí el libro y lo apliqué 3 días. Justo 3 días tardó en entender que no necesitaba mi mano cada noche a la misma hora.
      Sinceramente, para un bebé de meses, me pide el cuerpo darle mano, teta y lo que necesite para sentirse acompañado. Pero hay casos que ya se queda en dependencia absurda y que por su edad ya pueden gestionarlo de otra forma.
      Con el niño nunca ha sido necesario ningún método y con la bebé por ahora tampoco. A sus 18 meses tiene despertares lógicos que se calman con un mimito y alguna noche la duerme sin necesidad de nada.
      En fin, que cada caso es un mundo.

      Un beso Silvia (perdón el rollo que te he metido)

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    3. Si me gustaría que te extendieras más, Matt, gracias por compartir. Yo es que cuando escribo estoy bien, no voy a decir que ando por la calle de la amargura porque traigamos un atorón con "la hora de dormir", pero entrando en el tema con franqueza, ¡se está poniendo muy difícil! Son demasiados días, demasiado tiempo; quiero decir, que, más o menos cuatro días de la semana, debo estarme tres horas en la cama antes de que se duerma. Como estoy iniciando con actividades nuevas, así no se va a poder. Yo estoy feliz de llevarla a la cama a las 8:15 para que juguemos unos 40 minutos, en plan relajarnos, y que ella se tome otra media hora en quedarse dormida a la teta; pero lo que estamos teniendo se está haciendo insostenible físicamente... interrumpo porque se acaba de despertar...

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    4. ¡Animo Silvia!. El tema del sueño es complicado. Hay que intentar llegar a un equilibrio entre que nos sientan cercanas y disponibles, pero que también podamos nosotras descansar, trabajar, rendir al día siguiente, etc.
      Hay teorías que me parecen totalmente imposibles con mi vida, yo necesito trabajar, salir temprano de casa y dejarles dormidos en su cuna, por ejemplo.
      Si no tuviera otras obligaciones aparte de su cuidado, haría las cosas de otra manera. Pero como no es así, hay que llegar a un equilibrio. Y en eso ayudan mucho las teorías conductivistas. Así que no creo que sea mala idea leer a Estivill y luego solo quedarte con lo que te parece bien o simplemente necesitas, para seguir adelante.
      Un beso

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    5. ¡Muchas gracias, Matt! De verdad. Tengo que recordarme ese equilibrio y aceptar que -como tú- tengo otras cosas que hacer aparte de cuidarla... desde que nació me resisto a eso, y pues la realidad siempre conviene aceptarla. Estas noches, he cambiado la jugada y parece resultar, pero tengo la impresión de que no se duerme contenta y eso me da mucha pena. Buscaré al villano favorito del sueño por la red; yo aprendí el fundamento del método en la escuela (sin conocer a este autor), sé que funciona, pero me ha dado repelús los modos que son capaces de proponer. Sin embargo -tal como dices-, basta con quedarme con lo que me sirva.
      ¡¡Besos, Matt!!

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