Ahora no se acuesta para mamar durante el día: se sienta con las piernas abiertas (de frente a mí, obviamente). Tampoco quiere a cada rato; más bien va quedándose con las tomas de cada hora de comer, así que hacemos un cuadro simpático en la mesa cuando pide teta: ella en su sillita y yo de pie junto a ella con la blusa levantada. Van unas tres veces que les ofrece comida... las creerá con vida propia; después de todo, dice mucho más "teta" que "mamá" (es raro que diga "mamá").
Silvia Parque
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