martes, 1 de septiembre de 2015

Resbalé al agua

Cuando era niña era muy nerviosa, muy miedosa, nada activa físicamente. Varios veranos, me tocó ir a clases de natación; primero me enviaron de mi casa y luego fueron parte de la educación física de la escuela. Una de esas veces, había que entrar -o caer- a la alberca desde un resbaladero. Me daba poco menos que pánico, pero pensé que podría, dado que otros estaban pudiendo. Los pasos que di hasta el resbaladero, el tiempo que esperé a que los de adelante en la fila subieran la escalera y resbalaran, fue crucial: todos los años siguientes he recordado la imagen, mi resolución de no pensar mientras me acercaba a lo que me daba miedo, y cómo se sentía eso. Ha sido muy útil.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Me ha recordado a cuando en la mili (servicio militar) nos hicieron tirar por un trampolín. Veías la piscina tan pequeña desde arriba que te parecía que ibas a caer fuera. Yo tengo un poco de vértigo y no me gustó demasiado la experiencia, pero hubo dos o tres personas que lo tenían acusado y lo pasaron realmente mal.
    Besos.

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    1. :S ¡Pobres! Espero que al menos después del salto amargo, se hayan sentido capaces.
      ¡Besos, Macondo!

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  2. Hay veces es que es mejor actuar sin pensar. Un beso.

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    1. Eso creo. Me cuesta porque yo soy de pensar mucho, pero a veces es mejor.
      Un beso, Susana.

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  3. Hola. esfectivamente hay ocasiones que cuando el miedo se apordera de nosotros en mejor no pensarlo y 'lanzarse'. Seguimos en contacto

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