La verdad es que mejoro. Sé que con solo un poquito más de flexibilidad y un poquito más de fuerza, habré ganado mucho. Además, hoy por la mañana me di cuenta de que empecé en el momento en que se estaba haciendo imprescindible: cada día me cuesta más trabajo cargar mi peso, me duelen los pies, y la barriga me oprime de un modo que hace que sienta que me falta aire -lo que se alía con una constipación nasal instalada hace semanas-. Si no sigo haciendo ejercicio, acabará siendo difícil caminar.
Para motivarme, pienso que a la niña le gusta y le hace bien; que así será más fácil volver a hacer ejercicio después de la cuarentena -¡cómo si hubiera estado haciendo ejercicio, antes de embarazarme!-; que los ejercicios de Kegel -incluidos en la rutina- tienen más de un beneficio. Y escribo esta entrada.
Silvia Parque
No he traído a nadie al mundo, como es natural por mi condición de hombre, pero supongo que todos los esfuerzos se verán recompensados el primer día que la veas en tus brazos.
ResponderEliminarÁnimo.
¡Sí que sí! Gracias, Macondo :D
EliminarEstá muy bien que te esfuerces. Un beso.
ResponderEliminar:D "Un poco más", me digo. "Ya casi", me digo.
EliminarUn beso, Susana.