martes, 31 de marzo de 2015

Ejercicios de preparación para el parto II

Ayer llegó la noche sin que hubiera hecho ejercicio. Estaba muy cansada, casi soñolienta, pero puse los videos: empecé, continué y terminé. Me aplaudí al final. Nada más por cumplida: por el esfuerzo; si fuera por el modo en que me muevo, apenas me ganaría una mirada de misericordia. Esta vez tuve quién supervisara la acción, para saber si estaba haciendo los mismos movimientos que la grácil joven embarazada en la pantalla. Y pues... ella es una grácil joven embarazada, y yo soy como un pata gorda.

La verdad es que mejoro. Sé que con solo un poquito más de flexibilidad y un poquito más de fuerza, habré ganado mucho. Además, hoy por la mañana me di cuenta de que empecé en el momento en que se estaba haciendo imprescindible: cada día me cuesta más trabajo cargar mi peso, me duelen los pies, y la barriga me oprime de un modo que hace que sienta que me falta aire -lo que se alía con una constipación nasal instalada hace semanas-. Si no sigo haciendo ejercicio, acabará siendo difícil caminar.

Para motivarme, pienso que a la niña le gusta y le hace bien; que así será más fácil volver a hacer ejercicio después de la cuarentena -¡cómo si hubiera estado haciendo ejercicio, antes de embarazarme!-; que los ejercicios de Kegel -incluidos en la rutina- tienen más de un beneficio. Y escribo esta entrada.

Silvia Parque


4 comentarios:

  1. No he traído a nadie al mundo, como es natural por mi condición de hombre, pero supongo que todos los esfuerzos se verán recompensados el primer día que la veas en tus brazos.
    Ánimo.

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  2. Está muy bien que te esfuerces. Un beso.

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    Respuestas
    1. :D "Un poco más", me digo. "Ya casi", me digo.
      Un beso, Susana.

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