jueves, 29 de enero de 2015

Sobre admirar criminales

Las personas son personas antes de ser carpinteros, artistas o lo que sean; no dejan de serlo si son miserables, tontas, etc. Así que miro al criminal como al hijo de alguien, como a un sujeto cuya forma de vida expresa la cultura en la que vive; como a Fulano de Tal, en quien confluyen multitud de condiciones y circunstancias. Habrá matones que amen a sus hijos y sean tiernos con ellos: la vida real no genera villanos de caricatura. Pero apartar la visión maniqueísta y ser capaz de ver lo bueno que tenga cualquiera, no debería soslayar la condena del crimen. No me refiero a condenar a las personas, sino a los actos criminales. Y a mi parecer, el repudio debería ser de tal naturaleza, que no permitiera apreciar como "bueno" nada de lo que envuelva: si Fulano de Tal muestra su sagacidad y creatividad en la planeación y ejecución de un crimen, puedo reconocer que hubo sagacidad y creatividad; pero no admirarlas, no de modo que se coloque a Fulano como ejemplo de sagacidad y creatividad, por muy sagaz y creativo que sea.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Entiendo lo que quieres decir. Una cosa es comprenderlo y otra justificarlo. Un beso.

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    1. Creo que lo peor es dejar de ver lo malo que hay en lo criminal.
      Un beso, Susana.

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  2. Yo siempre pienso en las madres y en la pena que deben sentir. También pienso en las madres en casos de triunfadores.

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    1. Ay, sí, siempre pienso en ellas, aunque no con los triunfadores, fíjate... La verdad es que he pensado, cuando veo que alguien hace algo terrible a otro o a otros, que yo me sentiría peor de ser la madre de quien lo ha hecho, que de ser la madre de la víctima.

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