martes, 29 de julio de 2014

Abrir una llave de agua

No tengo agua corriente en la casa; quiero decir: si abro alguna de las llaves, no sale agua. La cortaron. Vinieron dos hombres con buenas maneras, y me anunciaron que la cortaban porque se deben/debían once meses del pago del servicio. No di guerra; les dejé hacer. Busqué a mi vecina de abajo, que es la encargada de hacer los pagos de servicios, y cuando la encontré, al día siguiente, me dijo que no me preocupara, que todo estaba pagado y ella lo arreglaría. Nos acabamos el agua del tinaco -que duró tres días-, y ahora llevo dos días y medio sin bañarme. No soy tan limpia, pero dos días y medio es bastante, hasta para mí.

Al principio, al ver que teníamos agua, gracias al tinaco, no me preocupé. Cuando no hubo más, sí dejé pasara la preocupación; se coló entre el desánimo y la molestia; me puse quejumbrosa y eso fue la gota que derramó el vaso: no me gusta quejarme. Así que di gracias porque no ha faltado agua para beber, y nos las hemos arreglado con el baño. Aprecié lo genial que es, que las tortugas sean animalitos de acuario que pueden estar buen rato "en seco". Y sobre todo, valoré la lección de que eso cotidiano que a veces desperdicio, sostiene mi modo de vida. No vuelvo a dejar de maravillarme cuando abra una llave, y salga agua.

Silvia Parque

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