Corroborando que los viajes ilustran, me di cuenta de haberme dado cuenta antes, de que los perros de los pueblos son más bonitos que los de las ciudades. Pero no se supone que eso sea lo que se diga de Vizarrón. Hay que mencionar, más bien, que sus gorditas de maíz verdadero están muy buenas.
Su precioso templo, del que lamentablemente AQUÍ no pueden verse los hermosos vitrales, es el templo en modalidad humana, más bonito que he visto. Hay construcciones impresionantes en todo el Bajío, pero son templos con ánimo casi -a veces sin el "casi"- de aplastar lo humano; éste, será por tanta piedra que tiene, es como... terrenal. Muy bonito. Creo que provoca ganas de sentarse a platicar con Dios, muy en confianza. En cambio, hay una capilla aparte, con un confesionario que entre su forma de cilindro, sus recubrimientos de mármol, y el techo abovedado, es una cosa fabulosa, pero apabullante: mis pecados ya de por sí hacen mella sin eco.
Quise conocer Vizarrón desde que llegué a Querétaro, por efecto de una elocuente descripción que me metió en la cabeza las calles empedradas de mármol. Y sí. Es una cosa que hay que ver.
Silvia Parque
Gracias por la recomendación. Espero ir algún día. Un beso.
ResponderEliminarEs un gusto. Es algo que se conoce en unas horas y ya está, pero son horas que valen la pena.
EliminarUn beso, Susana.
Bonita iglesia. Me ha encantado eso de platicar con Dios en confianza :D
ResponderEliminarBesazo
La combinación entre ladrillo, mármol y los vitrales, da un efecto que creo no se alcanza a apreciar en la foto; pero es realmente bonito; sencillo, hasta un poquito infantil en su cantidad de mármol.
Eliminar¡Beso, Dolega! Que mejor que en confianza, ¿verdad?