Hay un limón convirtiéndose en piedra frente a mí. Se quedó de unos siete buenos limones que lo fueron abandonando. Ahora tiene un color ocre y me pregunto si lo verde que le veo se lo interpreto o sigue ahí. Así pasa a veces, no solamente con los limones.
Un día, la cosa es otra cosa, eventualmente hay que tirarla o cambiarla de lugar; pero los ojos encuentran el color que le era propio... porque ahí está.
Silvia Parque
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