Pasó por tercera vez cuando se dio a conocer que las asesinas de Lucio Dupoy habían sido golpeadas.
Me dio gusto.
Trabajé intensamente con eso de inmediato: no dejé que el brotecito-germinado se desarrollara; pero ya había-sido, es decir, fue, germinó: era el mal. Y hace poco, por otra situación, sentí que estaba a punto de sentir ese "gusto". No dejé que ocurriera, pero me quedó claro que lo que nació aquella vez, ante la agresión sufrida por las asesinas, llegó para quedarse.
Ahora, desde hace días, estoy en guardia con mis reacciones ante las noticias de la guerra. Me tengo bien observada, lo tengo hablado con Dios; pero sé que "eso" está ahí.
Silvia Parque
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