Fue un año de ver arrasada mi forma de estar en el mundo, de asimilar cómo terminó lo último que quedara en mí de inocencia.
Está claro que hace mucho soy una mujer adulta: me hice cargo de un matrimonio -como pude-, de una carrera profesional -como quise-, de un divorcio que dolió más que las contracciones al parir... Me hago cargo de mi hija -lo único que me da orgullo-. Pero un día, di un paso más que me llevó a otra etapa. No sé bien cómo explicar: no es la edad, aunque difícilmente podría pasar a los veinte años. Es estar en el "cuando sea mayor" de cuando eras niña, en la otra página de la historia de amor y en la estación siguiente en el camino al logro.
Y qué bonito es haber terminado con el "deber ser" que ya ni te crees, dejar de tener compromisos con las expectativas de otros y cambiar las expectativas propias por otra cosa, más relajada y más bien tipo el gusto de afirmarse una misma. Al principio pensaba que era una pena no estar en esto con el glorioso cuerpo de mis veinte años; pero el 2018 me adentró en la posibilidad de encontrar lo glorioso en mi cuerpo de 38 añotes, con sus tetas caídas y sus diez kilos de más.
Me gusta cómo se ven las cosas desde aquí...
Empiezo un año de construcción en todos los sentidos: personal, profesional, familiar. No hago propósitos de la manera convencional, como metas por alcanzar, pero sí tengo claro qué es lo que quiero y qué necesito hacer para moverme hacia ello, así que mi propósito es hacerlo. Son como propósitos al revés: no me fijo en la meta, sino en los pasos.
Mi propósito es dar pasos. Me hice un horario-base, pero a diferencia de otros años, tengo un plan para los momentos en que no pueda seguirlo. Conozco bien mis puntos flacos, lo que me ha detenido otras veces; no pretendo "luchar", "ser más fuerte que", "dominar mis defectos", "superar la adversidad": simplemente estoy lista para navegar a través de lo que venga. No sé si estoy lista realmente para ser quien soy aunque me estén viendo, pero vamos a ver... Quiero estar lista para tomar lo que quiero.
Silvia Parque
Qué madura para tu edad.
ResponderEliminarEs bueno "estar" en la vida, vivir, vivir, lalalala, como dice una canción.
Te deseo lo mejor, realmente vas por buen camino, como dice Pablo "olvidando lo que queda atrás"
Te mando un link de nuestro Nicanor Parra un muy interesante poema:
https://www.poemas.de/ultimo-brindis/
:D Ya quisiera, Ojo humano ;) pero al menos sí trato de que los años no sean solamente un montón de anécdotas: que sirvan para "saber" algo, para "poder ser" quien soy o quien me corresponde ser...
Eliminar¡Gracias por tus buenos deseos! :) :)
Iré al link. ¡Un abrazo!
Es bueno madurar. Los golpes de la vida nos hacen crecer, por eso, a pesar de las lágrimas, vale la pena hacerse mayor
ResponderEliminarPor un 2019 de renovación total. Un abrazo grande
Sí que vale la pena. ¡Y sí! :)
Eliminar¡Un abrazo grande!
Las ideas pareces tenerlas claras, lo que ya es mucho.
ResponderEliminarSuerte en tu caminar.
¡Gracias, Macondo!
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarPues te veo con las ideas bien claras, lo demás vendrá poco a poco.
Muy feliz 2019.
De ideas claras no has escasez :D ¡Gracias, Marigem! ¡Muy feliz 2019 para ti también!
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