Hay una entrevista en la que Guillermo del Toro dice algo que se me quedó grabado: dice con otras palabras que pasamos los primeros cuarenta años de nuestra vida tratando de recrear lo que hubo en nuestra niñez, tratando de arreglárnoslas con lo que nos rompieron, perdimos y nos faltó, componiéndonos en los dos sentidos básicos de la palabra -arreglar lo descompuesto y formar-. En realidad creo que no dice eso, pero dice algo que yo tomé y convertí en esta idea; no sé qué es suyo y qué es mío. El caso es que dice que pasamos los primeros cuarenta años en eso; luego estamos en condiciones de hacer algo con la persona en que nos convertimos. Yo tengo 37. Creo que estoy madurando, en el sentido vegetal; pasé un tiempo viendo cómo no era más una flor y de pronto me doy cuenta de que estoy por ser el fruto de mí misma.
En el último servicio religioso al que asistí, el predicador habló acerca de dar fruto. No puedes ser un cristiano durante años y no haber cambiado en la dirección del "ser cristiano". Justo antes había buscado al Pastor de la congregación a la que acudía en Querétaro y me habló sobre echar raíces en donde eligiera estar. Decidí estar en mí.
Silvia Parque
El fruto es uno mismo, como has descubierto en Querétaro,lugar de momias
ResponderEliminarUn abrazo
Sí... aunque creo que lo vine descubriendo hasta ahora que estoy en Chihuahua, y en Querétaro no hay momias que yo sepa :D (Guanajuato es famoso por sus momias) :) :)
Eliminar¡Un abrazo, Albada!