Creo que es fácil estar de acuerdo con lo anterior. El problema está en que no somos robots que hacen lo que corresponde a una conclusión racional; nos implicamos con las personas de maneras complejas y oscuras y es difícil dejar las relaciones que forjamos con quienes nos hemos vinculado. Los vínculos se forman en el ser: en lo que uno es. Pero tengo una idea al menos para una de las cuestiones que dificultan esta liberación:
En algunos casos, quien no se puede ir se atrapa con el amor; "es que lo(a) quiero mucho", dice la persona, como si debiera no querer. La buena noticia es que puede seguir queriendo. Puedes amar a alguien con quien decides no estar. Puedes agradecer por su vida, por lo bueno que hubo, orar por la persona, hacer lo que puedas a su favor desde la distancia y sobre todo: puedes sentir con confianza lo que sea que sientas. Y ponerte a salvo.
Vale para amigos, parejas, mamás, papás, quien sea.
Silvia Parque
Eso de no romper con lo que te perjudica porque te has acostumbrado a ello, no tiene sentido. Como decía mi abuela, más vale un rato colorado que cien descolorido.
ResponderEliminarA veces parece que sería deseable ser todo racionalidad, ¿verdad? Pero justo que no lo seamos es de lo que más nos hace seres humanos :)
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