sábado, 2 de septiembre de 2017

Soberbios mirando berrinche

No sabes qué le pasa a ese niño que está portándose fatal. No sabes cómo son las cosas en su casa, qué está pasando con sus papás, cuánta estructura hay en su vida o cómo rayos han sido las cosas ese día, esa semana. No sabes qué pasa con ese adulto ahí: no sabes cuánto y desde cuándo ha intentado enseñar a la criatura qué está bien y qué no. Qué estúpida tu conclusión de que no hace nada porque "nada" es lo que alcanzas a ver desde tu ángulo, en esos cinco minutos en los que según tú has reunido material suficiente para juzgar "el caso". ¿Como qué autoridad tienes, desde qué ámbito, para hacer de juez? ¿Cuál fue tu entrenamiento o capacitación, certificado por quiénes, para saber qué hacer con la vida de los demás y específicamente, con el niño berrinchudo? Porque la gente acepta que de física nuclear no sabe nada, que de hecho ni las matemáticas de secundaria le quedaron claras, pero para hacer de psicólogos, psicoanalistas, pedagogos, filósofos, educadores y demás, muchos parecen tener posdoctorados con títulos emitidos por Dios Padre. Y a veces: no tienes ni puta idea. No sabes cómo andan las hormonas de ese niño, no sabes cómo funciona su cerebro, no sabes con qué le medican ni cuánto estrés ha pasado o está pasando. Y por supuesto, no sabes que es una grosería quedarte mirando a los demás, ni que es una falta de respeto aleccionar a otro adulto, aunque no le sueltes la lección a la cara.

"Por eso están como están", "si yo hubiera hecho una escena de esas...", "antes, nunca se veía algo así". "Con una mirada entendían". ¡¿Pero si estamos hablando del mismo planeta?! ¿Del mismo país? Porque esas generaciones "bien educadas" dejan mucho, muchísimo qué desear en cuánto a cómo se portan como personas adultas, cómo manejan sus relaciones y cómo hacen funcionar al mundo; de hecho, bastantes personas se portan como la mierda, ensuciando todo. Si estás tan bien con todas las nalgadas a tiempo que te dieron y con todos los gritos y castigos que eran justos y necesarios, ¿cómo es que no hay compasión ni empatía en tu mirada de un cuadro en el que evidentemente hay un adulto pasándola mal y un niño pasándola terrible? Si estás tan bien, ¿cómo es que descalificas desde la tentativa de un modo respetuoso y amoroso de tratar a alguien? ¡Alguien que además es un niño! Creo que aparte de todo lo que no sabes de los demás, no sabes ni cómo estás, porque alguien que está "muy bien" tiene interés en relacionarse de la mejor manera con las personas, incluyendo a las personas que son niños y niñas no apacibles ni dóciles. Y por cierto, no pone en primer lugar que la criatura represente bien el papel de gente civilizada, ni que el jaleo desaparezca para no sentir molestia: lo que pone en primer lugar es el malestar por el que está pasando. ¡Claro que a todos nos fastidian los gritos y los llantos! Pero, ¿cómo para que no puedas controlarte? A ver quién necesita mejor educación...

Esto no va para las personas que, en general, critican a los papás que hacen o dejan de hacer, mucho menos a los que se quejan porque son afectados por cachorros humanos sueltos en lugares públicos -faltaría más-. Tampoco va para quienes están convencidos de que gritar o castigar son "males necesarios", incluidos manazos y otras cosas. La cosa es contra la soberbia: ese veneno que no te deja ver que tus supuestos son nada más eso y que lo más seguro es que haya cosas que no sabes. Ni siquiera es contra el postureo de quien quiere arreglar el mundo, a veces hasta ingenuo. Es contra la vileza (a veces la soberbia da ese fruto).

Silvia Parque

8 comentarios:

  1. Muy bueno Silvia.
    Una cosa es una opinión, una queja discreta y otra esa soberbia que se ve a veces en algunas miradas.

    Qué mala es la memoria, porque es imposible que todos los niños de hace 40 años fuera tan estupendos, obedientes y civilizados.

    Un beso

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    1. Gracias, Matt. No me he detenido a desarrollar que claro que se vale opinar, que es humano ver algo y sacar conclusiones desde la perspectiva de una, que claro que se vale también una queja, como tú dices, discreta; me satisface, a pesar de no haber desarrollado ese punto, que quede claro que lo chocante y muchas veces molesto es esa soberbia de miradas escrutadoras, miradas fulminantes.
      Qué bien dices lo de la mala memoria.
      Un beso.

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    2. Es que he sabido rápidamente de lo que hablas porque he sentido esa mirada de mi propio padre. En general mis hijos son buenos y educados, pero a los dos años tienen berrinches como todos!.
      A mi padre se le debieron de olvidar los nuestros a esa edad.
      La última vez de sus miradas y aspabientos ya tuve unas palabras con él. Si no fuera poco calmar o mediar con una pequeña como para encima en adulto echando leña.

      Otra cosa es que en la intimidad y no en el momento de conflicto, cada uno pueda tener su opinión o su visión de cómo otros crían.

      Un beso

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    3. Mmm, espero que esas palabras hayan bastado. Es justo el punto: como si fuera poco el berrinche en sí mismo y que a veces no es el primero del día ni la mamá está fresca como lechuga, y luego los otros resaltando muchas veces lo evidente: "¡pero qué berrinche!": pues sí, todos nos estamos enterando !!! Pero, bueno.
      Un beso empático ;)

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  2. Lo has expresado miy bien. Te felicito. Ciando oiga llorar al hijo dd mis vecinos no diré nada. Penssaré en tus palabras.


    Jn abrazo

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    1. Gracias. Me "asusta" un poco escribir en ese "tono", pero hay incidentes en los que la desconsideración es bárbara y he querido transmitir lo injustas que pueden ser las miradas escrutadoras, lo viles que pueden llegar a ser algunas actitudes en las que se echa leña al fuego o se hace leña del árbol caído. Ojalá todos fuéramos poquito más empáticos.
      Un abrazo, Malque.

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  3. No te asustes, por haberlo dicho tan bien y tan claro. Ni por haberte quedado tan descansada después de soltarlo.

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    1. Gracias, Macondo. Mira que sí quedé descansada. Y eso que no me pasó algo a mí. Vi un video en el que se cuenta que una pareja hace comentarios groseros sobre una mujer que está en un supermercado con cinco niños: que de cuántos papás serían, que ahí estaban sus impuestos trabajando y cosas por el estilo. Tal vez "me llegó" especialmente porque mi mamá tiene cuatro hijas, cada cual de un papá diferente. Quién sabe. Pero me recordó tres o cuatro "incidentes" de gente haciendo comentarios, de otro tipo, pero al fin comentarios entre desconsiderados y groseros. En el único del que fui "testigo presencial" era evidente para cualquiera con poquita formación en psicología o carreras afines, que el niño cursaba con "algo", posiblemente un trastorno del espectro autista. La persona a mi lado se le quedaba viendo, a él y a la familia, criticándoles. Aunque lo primero que se pueda pensar es que ella no sabe distinguir que la criatura tiene "algo", pues hay que pensar que de no tener "nada", igual habría que ser, mínimamente, discretos.

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