Es mentira que hagan lo que hacen, siempre, por el bien de sus hijos.
A veces, sí creen que lo que hacen será bueno para sus hijos; pero no es eso lo que las motiva a hacer o dejar de hacer.
A veces, la motivación de la conducta de mamá está en la búsqueda de la propia comodidad, en una batalla por proteger su ego, en el hambre emocional que provocan vacíos con los que ha cargado toda la vida. Muchas veces, las mamás hacen lo que hacen para cumplir expectativas propias o ajenas que no tienen relación con las necesidades reales de los hijos reales (porque hay otros hijos, imaginarios, que a veces se convierten en los preferidos).
¿Y cómo van a estar siempre procurando "el bien" de unos hijos, a los que muchas veces no miran ni escuchan? En nuestra cultura no se estila mirar realmente o escuchar realmente; mucho menos a las niñas, los niños y bebés. He visto varias escenas de bebés y niños pequeños cuya expresión es totalmente ignorada por personas que se supone están gustosamente con ellos.
Sean niños o hayan crecido, los hijos frecuentemente son tratados como objetos que se acomodan a lo que conviene a mamá: objetos sobre los que se deposita lo que mamá necesita depositar (frecuentemente, frustración). Pienso en la maternidad y las mamás; por eso hablo de ellas. No digo que no pase con los papás.
Esto puede ser una verdad de perogrullo. Los adultos sabemos que, evidentemente, nadie actúa en todo momento, siempre-siempre, como se supone que corresponde a su papel. Sin embargo, creo que es útil para desmadejar algunos embrollos psicodinámicos, hacer conciencia de cómo nos fue en la feria de las mentirillas sobre las madres.
Silvia Parque
Desde el principio he pensado en esos padres que vuelcan sus frustraciones en sus hijos y se empeñan en que lleguen a ser, les guste o no les guste, lo que a ellos les hubiera gustado. Particularmente me he acordado de los padres que estropean lo que de interesane tiene que sus hijos practiquen un deporte y se diviertan, tratando de ver en ellos un Leo Messi en potencia.
ResponderEliminarA las hijas creo que se les enfoca más por el camino del arte, particularmente el de la canción.
Besos.
Dan pena esos casos. A veces no es por la vía de una ocupación, sino por la apariencia física; por ejemplo, pienso en mamás obsesionadas con que sus hijas no sean gordas o con que sus hijos vistan de determinada manera.
Eliminar¡Besos, Macondo!
En un primer momento he pensado que yo sí hago casi todo por el bien de mis hijos. Pero luego he pensado y me encuentro que hay cosas que hago porque es como se hacen en nuestra sociedad, o porque me siento obligada a hacerlas. He seguido pensando y ninguna es directamente mala para ellos, simplemente no se hacen pensando directamente en su bien (por ejemplo que ambos padres trabajemos).
ResponderEliminarAparte de los temas que son culturales, o sociales, en las decisiones que tomo de una forma más autónoma y racional, sí pienso en que sean por su bien. Como la mayoría de las madres sanas (que no todas tampoco).
Un beso Silvia, me has hecho pensar!
Creo que las madres sanas justamente se caracterizan por poder hacer este ejercicio: pensarlo, dar cabida a la posibilidad.
EliminarCreo también que quienes fundamentalmente amamos, aspiramos a que pase justo como en tu caso: que lo que hagamos no "directamente" por su bien, sean cosas que no les hagan mal.
¡Un beso, Matt!