domingo, 28 de mayo de 2017

Duérmete, niña

Pasa la medianoche y mi hija quiere platicar; quiere jugar; quiere seguir con el día.

Mientras escribo se reduce notoriamente el nivel de su ruido.

Se ha quedado dormida.

Hace un par de noches comprobé que si no "cae" de inmediato luego de los arrumacos, no se quedará dormida conmigo en la cama. No puede dejar de platicar. Así que la dejo a su aire, lo que a veces no le parece bien; se opone y a veces se opone con gran pena.

Nunca dejaría de atender su malestar; pero en noches como ésta, me llama y no acudo a la primera, porque a veces luego de llamarme se entretiene con algo y es una oportunidad para que se quede dormida. También le digo que "voooy en un momeeento" y voy hasta que termino lo que estoy haciendo, aunque escuche algo de queja penosa en lo que estoy ocupada. Es otra oportunidad para que "caiga" porque, como he dicho, no se va a quedar dormida conmigo ahí junto.

Y me acuerdo de Matt, diciendo que leyó el libro completo de Estivill y sí le sirvió, aplicado usando su criterio, y de cómo me propuse nunca dejar sola a B con una pena. No la dejaría si supiera que está verdaderamente sufriendo; pero de algún modo, para una pequeñita, no tener lo que quiere como lo quiere es una pena, y yo tuve la fantasía de estar junto a ella cada vez, disponible para el abrazo.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. El método Estivill es muy cruel. Pero yo estoy de acuerdo contigo en que no acudir a la primera llamada o alargarlo un poco puede ser una buena idea a veces.

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    1. Con el "a veces" muy cuidado, considerando la edad y el contexto. Yo voy de inmediato en cuanto oigo algo que anuncia llanto, algo en su voz que me pueda hacer sospechar que "algo" pasó, así sea que se le cayó un juguete -lo cual puede ser muy penoso si no puedes bajar de la cama a recogerlo tú misma-. Además voy y le pongo atención, porque ya me pasó una vez que la oía quejarse como "peleando"; yo iba y le decía cualquier cosa, le daba un besito, etc., pero la luz estaba muy tenue y evidentemente no le puse verdadera atención, porque hasta la cuarta vez que fui y le pregunté que qué pasa, vi que tenía miedo, le pregunté directamente eso: si tenía miedo y vi que había lagrimitas en sus mejillas y se puso a llorar con gran sentimiento. ¡No vi lo que estaba pasando, las tres veces que fui "a verla"! Tenía miedo de unas sombras y creo que había estado peleando con ellas. ¿Cómo no vi que estaba en un apuro? ¿Cómo no interpreté su gesto? Evidentemente, no puse suficiente atención. Trato de que nunca vuelva a pasar algo como eso.

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  2. Todo es cuestión de aplicar sentido común y mucho amor. Yo sería incapaz de dejar llorando a un peque menor de un año. A mi me sale atender al momento el llanto de un bebé indefenso.
    Pero con dos años, sabiendo que es una queja menor, que tienes que poder trabajar, que ella se duerme sola muchas veces... En fin, todo el conjunto de cosas que has contado, me parece lógico no atenderla a la primera.

    Yo leí estivill y apliqué una versión muy light sólo durante una semana a mi hija mayor cuando tenía dos años. El mediano lo necesitó y la peque es trasnochadora, pero por ahora tampoco he hecho nada para evitarlo. No tiene cuarto propio, a futuro dormirá con la hermana, pero por ahora duerme con nosotros, y se duerme cuando nos ve tumbados y a oscuras. Así que por ahora me vale, aunque muchas veces preferiría que se durmiera antes, pero es por comodidad o capricho, no porque realmente lo necesite para trabajar.

    Cada caso, cada niño, un mundo. Pero en cualquier caso veo interesante documentarse, aunque sea de un método conductivista como el comentado, porque puedes coger ideas e ilustrarte. Denostarlo directamente no me parece bien.

    Un beso Sivia y mis deseos de que tu niña se duerma a la primera :)

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    1. ¡Gracias por esos buenos deseos, Matt! :) Pienso como tú, que hay que considerar cada caso en su singularidad, tomar ideas y actuar con criterio, poner por delante el amor.
      La edad me parece crucial. Un bebé de unos meses no puede entender que su mamá está en la habitación de al lado; no lo habrá entendido, por más que se le haya condicionado a dejar de llorar por lo que necesita. Una niña de dos años sí lo entiende, y en el caso de B, puede estar confiada en una cama con muñecos, con un poco de luz, con la puerta no totalmente cerrada.
      Qué dicha fue para mí el principio-principio: los meses que pasábamos un montón de tiempo echadas y ella dormía -y comía y todo- a cualquier hora, conmigo a su disposición, al lado o llevándola en brazos. Pero ahora necesito poder trabajar en la noche, poder empezar a una hora que me permita también dormir y estar lista para trabajar en el día. Además, la pediatra indicó que durmiera temprano para favorecer "el trabajo" de la hormona del crecimiento. ¡Vaya! Que el paraíso terminó; pero con creatividad podremos encontrar la maña de esto. Ahora me abraza ella a mí, por ejemplo :) :)
      ¡Un beso, Matt! Y otro para cada uno de tus críos, también.

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