martes, 16 de mayo de 2017

Aquí matan

Me dije, cuando decidí regresar al Rancho Grande del que salí, que no escribiría sobre la situación de violencia que mata personas en este lugar. No escribir es un modo de controlar la energía que deposito en el asunto y representa un "solo paso por aquí y mientras estoy, vivo en el abrazo a mi hija más que en cualquier otro lado". Así que solo voy a decir algo que seguramente he dicho antes.

Lo voy a desglosar para que sea lo más claro posible:

1. Cuando una persona es asesinada, el asesino es culpable de asesinato.
2. Cuando una persona es asesinada, la víctima es culpable de nada.
2. De nuevo: la víctima es culpable de nada. Mientras vivía, quizá hiciera cosas de las que es culpable, cosas que casi nunca son de la incumbencia de la mayoría de quienes se enteran de su muerte; en tanto víctima de asesinato, lo que le toca de culpa es nada.
3. Una mujer es una persona.
4. Las personas (de nuevo: las mujeres son personas) tienen derecho a vivir.
5. Vivir incluye transitar libremente por las calles, desplazarse de una ciudad a otra (por carretera, sola, en el vehículo que le convenga o como sea), etc.

Ojalá un día, al menos las personas que nunca han matado -mucho menos asesinado-, esas personas que no se atreverían a hacerlo, comprendan esto tan cabalmente que dejen de culpabilizar a las víctimas, que dejen de hacer de un crimen y del sufrimiento de una familia, motivo de chisme para el morbo, y que sientan empatía con cada protesta contra la impunidad.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Que personas supuestamente normales y respetables acomoden sus conciencias a la impunidad de un asesinato, resulta increíble.
    Besos.

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    Respuestas
    1. Es terrible, pero es el pan de cada día por acá. Es una manera de protegerse psicológicamente: si la víctima tiene la culpa, no va a pasarles a ellos; si se entretienen como quien va al circo, evitan el dolor de realmente atestiguar el dolor.
      Besos, Macondo.

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