Cuando voy a cambiarle el pañal suele huir: la atrapo, la jalo hacia mí, escapa y huye de nuevo. Casi siempre es divertido. A veces, la cosa se pone incómoda y ya no es juego sino lucha y drama. Pero casi siempre es divertido.
Suelo preguntarle: "¿Qué eres: remolino o humana?" Ella responde "moino" y yo hago una serie de aspavientos exclamando "¡Con razón! Eso lo explica todo" o "¡Nooo! ¡Una hija remolino! ¿Ahora qué hago?" Entonces ella dice, salvando el día: "¡mana!" y yo me llevo una mano al pecho y volteo hacia arriba, diciendo como si recuperara una herencia perdida: "¡Ah! Menos mal, una hija humana".
Esto cada día, en su montón de variantes, me da un gusto bien grande; me hace feliz.
Silvia Parque
En mi familia todavía seguimos recordando —y a veces utilizando— palabras de mis sobrinos cuando tenían la edad de tu hija. Ellos nos miran como si estuviéramos un poco locos, pero es que son muy divertidas y entrañables.
ResponderEliminarBesos.
¡Ay! Sí que son divertidas y entrañables. Ahora que B dice prácticamente cualquier palabra, las que recién incorpora las dice "a su modo", pero va diciendo "correctamente" las primeras que dijo, y me entra una ternura tintada de nostalgia cuando caigo en la cuenta, por ejemplo, de que "guayaba" ya nunca es "guabaya". Hace unas semanas dijo algo que sonaba casi "manzana" varias veces. Como le hicimos fiestas por eso, la repitió; pero enseguida volvió a "manné" y la repitió como si la pronunciación fuera la misma, sin darse cuenta de la diferencia y esperando el mismo festejo (festejo que tuvo, por supuesto) :)
EliminarBesos, Macondo.
Preciosa anécdota que nos reconcilia con todo.
ResponderEliminarUn saludo.
Qué gusto poder compartir con alguien esa impresión, que es justo la que me causa :)
EliminarUn saludo.