Yo he pensado mucho en eso, porque el papá de mi hija tiene una postura extrema sobre el tema: "no decir ni mostrar, hasta que ella tenga edad para decidir si quiere que se diga o se muestre". Él respeta mi necesidad de escribir sobre la niña y confía en mi criterio; pero su postura me hace cuestionarme qué de lo que yo "diga" puede dejarla de algún modo expuesta y por ello vulnerable.
Un blog que sigo, que se enfocaba en lo que hacía y decía una niñita, tuvo una temporada de receso cuando esa niñita creció -ahora el blog se enfoca en los hermanos menores-. La autora-mamá consideró que debía respetar la intimidad de su hija. ¿Cuándo es ese momento? El papá de mi hija diría que desde el principio: que por qué el mundo tendría que enterarse si el Pequeño Fulanito tiene diarrea, por ejemplo.
Silvia Parque
Si tuviera que adoptar una postura radical, optaría por la del papá de B. Pero creo que en esto no hay sólo blancos y negros, sino también grises.
ResponderEliminarYo me siento cómoda contando anécdotas de ellos desde el anonimato. Si metiendo mi nombre en Google o el de mis hijos, llegas a mis batallitas blogueras, ya no me haría gracia.
Por mi parte sin nombres, ni fotos ni ubicación, me siento cómoda. Pero está claro que la línea es sutil.
También hablamos de nuestra intimidad en un bus lleno de gente, en el mercado, en la puerta del colegio... En fin, tema complejo al que es difícil dar solución única y general.
Un beso
La cosa conmigo es que yo sí soy ubicable... eso me hace pensar mucho en lo que puedo o no expresar; creo que puedo equilibrar entre mi necesidad de contar y su derecho a la intimidad, pero me lo planteo constantemente... Como dices, es un tema complejo; efectivamente, la mayoría nos exponemos en otras partes, de otras formas...
EliminarUn beso, Matt
Creo que tú eres muy prudente.
ResponderEliminarBesos.
Gracias, Macondo. Ojalá sí.
EliminarBesos :)