Yo, despreocupada con la comida como solo otras dos madres que conozco, llevo desde que iniciamos con la alimentación complementaria, dejando que B tome decisiones sobre qué y cuánto comer. Obviamente, las decisiones sobre "qué comer" caen dentro del menú muy pensado que le ofrezco. Hasta ahora, todo iba bien, pero antier, la báscula y la cinta métrica opinaron que sería conveniente hacer cambios. Básicamente: que tiene que comer más. La doctora recetó un complemento que abre el apetito, un multivitamínico famoso, y dio un par de indicaciones: insistir para que no se quede sin comer nada en una comida, quitarle el biberón de medianoche (para favorecer el hambre en el almuerzo), no dejar de darle la fórmula que ya conocemos, y ofrecerle colación entre comidas.
También hacemos lo siguiente, y está funcionando. Apenas van dos días, pero el cambio es notorio:
- Hablamos del tema delante de ella, y con ella.- No sé cómo funciona. No sé si es el alma, el inconsciente, el vínculo; pero aunque no me haga caso cuando le digo que no entre a la cocina, cuando hablamos de ella frente a ella, o cuando hablamos con ella de cosas importantes, percibe o absorbe -no sé- el mensaje, y actúa en consecuencia. .
- Redistribuimos la variedad de alimentos.- El problema está en la mañana. Muchos días no quiere almorzar, pero come y cena bien -a veces "muy bien"-. Así que el almuerzo tendrá eso a lo que nunca se niega. Será la hora del pan, de las tortilla y de la fruta favorita; será el momento para el "azúcar" del día.
- La acompañamos.- Come mejor cuando me siento a comer con ella, y de hecho come mucho mejor cuando le toca que estamos a la mesa "papá-mamá-hija". A menos que sea algo que le guste mucho, si la dejo comiendo "sola", mientras yo hago otra cosa, aunque esté a medio metro de ella, se distrae y come menos.
- Le damos comida de señora.- Resulta que mi hija gusta de los platillos típicos que cocinan las señoras: ella quiere consomé de pollo con verduras, arroz y frijoles, y yo la mayor parte de los días no cocino: solo "preparo" comida. Es raro que "guise", casi nunca tenemos una comida con tres tiempos. ¡Pero habrá que hacerlo!
- Nos ordenamos (1).- Nunca vamos a ser una familia de estructuras rígidas; pero la verdad es que a B le benefician las rutinas: rutinas flexibles, que le permiten a su cuerpo "esperar algo" y "estar listo para eso". Por ejemplo, varios días se quedó dormida y se perdió la cena; no pasa nada porque ocurra una vez o dos, pero los incidentes son varios. Y de alguna forma, todo está conectado: si duerme bien, si ha hecho ejercicio, si está de buen humor: come mejor.
- Nos ordenamos (2).- Hemos jugado mucho a la hora de comer -y con la comida-, tanto, que se desvirtuó el momento. Necesitamos que se concentre en que va a comer, que eso sea agradable en sí mismo, y que el juego sea antes y después. [Aquí recuerdo a Susana, diciendo por qué no le gusta que los niños jueguen con la comida.]
Silvia Parque
Yo creo que convertir en avión la cuchara de puré para que abra la boca, es un truco que se termina pagando caro.
ResponderEliminarBesos.
No me gusta eso, no haría que abriera la boca por estar embobada para meterle comida. Yo lo que he hecho es dejarle desmenuzar, mover, revolver, mirar hacia otro lado, pero parece que me he pasado de la raya y la pasa muy bien, pero se distrae y come poco.
Eliminar¡Besos, Macondo!
Yo no le quitaría el biberón porque es algo seguro. Un beso.
ResponderEliminarSí, el biberón nunca falla; pero tiene la teta. Es que era: teta+bibe para dormir, a medianoche y al despertar; sigue teniendo teta+bibe para dormir y a despertar, y la teta de medianoche. La doctora cree que de este modo puede tener hambre por la mañana, porque es de buen apetito, según yo, pero en las mañanas, no.
Eliminar¡Un beso, Susana!
Mis hijos comen bien, las dos niñas delgadas porque comen lo suficiente sin pasarse y el niño rellenito porque desde que nació es glotón.
ResponderEliminarPrimero me aseguro de que hayan tomado la ración para estar alimentados y luego ya que jueguen y exploren. A la peque primero le doy su puré, sus frutas, etc. y luego ya le dejo probar de lo nuestro, que lo toque, desmenuce .... Creo que es un buen método. Nunca a estado baja de peso y creo que es por eso. Es como aplicar la teoría de primero la obligación y luego la devoción, pero a la hora de comer!. Si empiezan con el juego desde el principio no comen lo necesario.
Un beso Silvia
Me acuerdo a cada rato del "jamón aquí" de tu niño :D :D
EliminarEstoy justamente tomando esa ruta que todo el mundo pensará que es la del sentido común: primero que coma, y luego ya que juegue. Es que en mi mente, pues yo supongo que si no ha comido lo necesario porque prefirió solo jugar, sentirá hambre y comerá luego... pero parece que no... o que no compensa si come más luego. Esto llega en un momento en el que también hay que poner otros límites y hacer otros cambios, por su seguridad y para su educación, y me está costando trabajito. Los niños nos reflejan y yo soy medio salvaje...
Pero bueno, volviendo a la comida: Ahora trabajo sobre la ración, porque siempre he asumido que ella sabe cuál es la ración que necesita, pero dado este peso que trae, le ofrezco "un poquito más" cuando termina.... a veces sí quiere, a veces no, pero algo se gana con ofrecerle. Si ha comido poquito, ofrezco con cierta insistencia, y tengo que cambiarme el chip porque me parece que es una pesadez, porque yo pensaría: "caramba, si ha quedado bien claro que no quiero más". Pero parece que a veces, al ponerme en su lugar me alejo del mío... Trabajo en eso :S
Muchas gracias, Matt. ¡Un beso!
Lo de que ellos mismos regulan sus cantidades es cierto hasta un límite. A base de comer poco se hacen inapetentes. No necesariamente compensan en la siguiente comida, porque a veces nos pasa también a los mayores: vas comiendo menos y cada vez tienes menos hambre porque se te cierra el estómago.
EliminarSuerte con tu niña, seguro que encuentras la manera que mejor le va para comer más.
Un beso
¡Gracias, Matt! A lo que más le apostamos es al orden, que creo que es lo que más le falta. Hoy me asusté porque aunque según yo ha estado comiendo bien, siguió adelgazándose, y hoy se le notan las costillas. Pero está en manos de Dios y nos voltearemos de cabeza si es necesario.
Eliminar¡Un beso!