Si te vuelves loca evitas la crudeza de la realidad. Si de verdad te sientes morir, no estás sintiendo lo que está pasando: estás ocupada en "sentirte morir". Cuando dejas que los demonios hagan su fiesta puedes hacer que el drama le cierre el camino al anuncio de la hora de la muerte -la muerte del amor, de la ilusión, de lo que sea- (hay fiestas extendidas hasta el suicidio).
La falta de drama puede dejar un espacio de suspenso muy cabrón.
Silvia Parque
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