Como novedad, ahora soy enojona. Muchos que me conozcan pensarán que ya era enojona porque mi carácter neurótico de "lo que yo quiera y no me quito" podía ser interpretado como enojo: pero no. Podía ponerme seria y dar paso a una singular capacidad para ser tajante, pero eso a mí no me enojaba, es decir: no me producía una reacción visceral de enojo. Mis alumnos me dijeron más de una vez "pero no se enoje" o "se va a enojar" y yo les decía que para nada, que solo tres personas en el mundo tenían ese poder (después fueron dos, luego solamente una).
No me enojo por todo; pero por ejemplo, los actos de violencia que antes me importaban y me apenaban, ahora también me enojan (son muchos, demasiados).
Silvia Parque
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