Fuimos con la pediatra el sábado y estaba perfectamente. También estuvo bien el domingo, pero esa noche despertó muchas veces, renegando, y comió y comió y comió, más que siempre. Por la mañana era evidente que algo le pasaba; estaba caliente. Le tomamos la temperatura y nos equivocamos. Pensamos que era normal lo que ya es febrícula; igual juzgamos antes, unas tres veces, las semanas pasadas. Afortunadamente, esa normalidad con ella desanimada e irritable, no podía parecerme normal.
A medio párrafo anterior, fui a darle teta. Ahora duerme de nuevo. Yo espero que termine de cocerse un arroz.
Antier soñé que la olvidábamos en una tienda, y unas cuatro cuadras adelante, cuando quería ir por ella, no podía avanzar; trataba de gritar y tampoco salía mi voz.
Silvia Parque
Uno se desespera porque no sabe nada y el niño no sabe hablar, un desespero.
ResponderEliminarEs muy penoso ver mal a un bebito, cuando menos los niños que hablan pueden "quejarse mejor"... digo yo.
EliminarQué sueños más agobiantes. Eres como una madre, pero sin el "como".
ResponderEliminarBesos.
:D eres como un bálsamo, Macondo. ¡Besos!
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