Desde que nació B, divido a las personas entre las que me preguntan por ella, y las que no; las que le mandan un saludo y las que no; las que le expresan cariño y las que no. No es que me detenga a pensarlo, ni mucho menos; sucede, en automático. Y me ganan. Le hicimos un tamiz auditivo con una doctora que la juzgó con mal carácter, y no pasa nada, pero no está en mi lista de médicos a recomendar. En cambio, en el último mes, los de la lavandería han encogido dos prendas y han entregado con manchas otras dos, y no les digo nada porque las mujeres que atienden reciben a mi niña con fiesta cada vez que vamos -un día, B lloraba, y el niño de la lavandería le ofreció su biberón-. Si a los hombres se les llega por el estómago, a las mujeres con hijos, puede que se les llegue por los hijos.
Silvia Parque
Conste que los besos que te mando son también para tu niña.
ResponderEliminarBesos.
:) Sí que sí ;)
EliminarBesos, Macondo.
La manera en que se trata a los niños dice mucho de las personas. Un beso.
ResponderEliminarSí. Aunque, bueno, hay que pensar que el interés por un niño también tiene que ver con la edad y la etapa en la que está la persona.
EliminarUn beso, Susana.
Jajajaja tienes toda la razón, a algunas se nos gana por los hijos. No me había parado a pensarlo pero es así.
ResponderEliminarUn beso
¡Sí! :D
EliminarUn beso, Matt :)
En la vida hay un antes y un después de ser madre y yo siempre digo que de esto nunca te jubilas. Un besazo para las dos.
ResponderEliminarNi te tomas vacaciones :)
Eliminar¡Beso!
Yo me fijé que las madres que conozco siempre me preguntan por mi hijo. Yo no suelo hacerlo. Y no sé por qué será, pero no caigo.
ResponderEliminarCuestión de personalidad, también, supongo... la verdad es que yo tampoco preguntaba por los niños de los otros, hasta ahora empiezo a hacerlo.
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