Pensé que los domingos son diferentes cuando tienes hijos. También la participación en el culto es diferente (tardé varios domingos en habituarme a poner atención a la prédica, y alabar, con B ahí). Y es que todo es diferente. La forma de comer, trabajar, andar por el mundo. Ahora, por ejemplo, percibo a las personas en función del modo en que hayan reaccionado a la existencia o la presencia de B, y sé que no soy la única a quien le pasa algo así.
Silvia Parque
¿Si la niña se echa a llorar miras la cara de los asistentes que hay a tu alrededor a ver si sonríen comprensivos o, por el contrario, ponen cara de pocos amigos porque el llanto les impide escuchar bien al sacerdote?
ResponderEliminarEl culto se hace en un auditorio; las dos últimas hileras de sillas están separadas del resto, para que las usemos los papás con bebés o niños pequeños, y podamos levantarnos si, por ejemplo, un bebé llora; además, hay un "salón de maternal" con bocinas para que oigamos la prédica, donde podemos hacer ruido :) Usualmente, B no llora, pero sí demanda mi atención y tardé en conseguir atención suficiente para ella y el servicio.
EliminarSí. Cambia todo. Hasta uno mismo.
ResponderEliminarBesos!
Será que primero y sobre todo, la cambia a una :)
Eliminar¡Besos, Telma!